Artículo publicado originalmente por VICE España.
Llevo cinco años intentando no celebrar la Navidad. Desde el principio fue un ejercicio autoimpuesto para combatir a mi manera el exceso de consumo y luchar desde la interseccionalidad contra todo lo que envuelve esta tradición.
Sin embargo, después de todo este tiempo me he dado cuenta de que eliminarla por completo de mi vida es algo totalmente utópico porque obligaría a mis familiares y amigos a bloquear radicalmente una festividad con cientos de años de historia, que despierta sentimientos y emociones muy intensas, algo que por mi parte sería sumamente egoísta.
El hecho de pensar en una sociedad sin Navidad sería algo realmente extraño y difícil de concebir. Si bien es verdad que en otras culturas la Navidad no es una fiesta como tal, ¿qué pasaría si esto fuera también así en nuestro país? ¿Qué ocurriría si de repente la Navidad realmente no existiera? ¿Si nadie la celebrara?
Desde el punto de vista económico, eliminar la Navidad de nuestras vidas no sería muy buena idea. Esto se explicaría porque el aumento de demanda provocada por el consumo contribuye al aumento de la producción y por lo tanto a la generación de empleo. Según un informe de la consultora Deloitte, hay industrias que realizan el 50 por ciento de sus ventas del año durante este periodo, pensemos por ejemplo en los juguetes.
Se estima que cada año se generan casi 1.148.000 nuevos contratos para reforzar la campaña de Navidad según datos de Adecco. Si bien es verdad que la situación ideal sería que estos contratos se mantuvieran durante todo el año, nadie sabe del todo cómo gastaríamos nuestro dinero ni de qué forma en el caso de que esta celebración se eliminara por completo.
Finalmente, hay cada vez más ayuntamientos que apuestan por crear un hype alrededor de la Navidad: instalando espectaculares iluminaciones, ferias navideñas, etc. para atraer al turismo. El ayuntamiento de Málaga, por ejemplo, estimó el enero pasado que las navidades tuvieron un impacto económico de más de 221.353.000 de dólares sobre su economía debido a los visitantes que recibieron.
Otro de los beneficios que trae esta época del año tiene que ver con nuestra salud mental. Según nos cuenta la psicóloga Noelia Vargas Garrido, la Navidad nos trae un montón de beneficios psicológicos que suponen un refuerzo tanto desde el punto de vista material como emocional y social.
"Se trata de estímulos que nos aportan bienestar y que nos impulsan a continuar con este tipo de conductas fuera de la propia Navidad, ya sea el hecho de reunirnos con los amigos y la familia o el de regalarnos cosas", cuenta Noelia.
La repercusión de este gasto de dinero será más o menos positiva para nuestro cerebro dependiendo también de cada persona, de cada familia y de cómo viva cada uno la Navidad, según nos dice Noelia, porque está claro que es una época en la que también se remueven muchas sensaciones no tan buenas a nivel psicológico.
"Obviamente hay gente a quien le gusta más regalar que ser regalado, porque disfruta de esta ilusión y de la alegría de la otra persona, pero también hay gente a la que no le gusta la Navidad o los regalos. Esto es algo muy personal que cada persona vive a su manera y que hay que aprender a respetar", explica la psicóloga.
"Si no existiera la Navidad probablemente buscaríamos celebrar alguna otra cosa que la sustituyera", asegura Noelia. "Al final vivimos en una cultura capitalista y este tipo de conductas se potencian un montón, ya sea en el Black Friday, el Cyber Monday, la Navidad o San Valentín", explica.
De hecho, antes de que existiera la Navidad como celebración, antes del nacimiento de Cristo, los romanos celebraban la Saturnalia, una fiesta que se celebraba en el templo de Saturno en el que había un gran banquete, se decoraban los espacios con plantas y velas y se repartían regalos. Los griegos también celebraban su particular fiesta de año nuevo en honor a Kronos, y el intercambio de regalos y la abundancia de comida también eran una peculiaridad de esta festividad.
Incluso se sabe que los griegos ya tenían sus particulares villancicos, llamados "kalanda" y grupos de niños iban de casa en casa cantándolos. Los regalos eran dulces, pasteles o elementos hechos a mano, algo que desde el punto de vista ecológico podría ser una buena alternativa en el caso de no querer celebrar una Navidad tan basada en el consumo.
Y es que esta es una de las principales críticas de los haters de la Navidad. No la celebración en sí, sino en lo que la sociedad de consumo y en lo que las estrategias de marketing la han convertido. Si bien es verdad que depende de cada ambiente y familia, movimientos ecologistas, animalistas y ecofeministas están intentando despojar a la Navidad de su lado capitalista.
Probablemente si la Navidad no existiera no se matarían tantos cerdos, gallos o animales en general. Tampoco consumiríamos tanto plástico, envoltorios o productos innecesarios que son esclavos de la obsolescencia programada.
Regalar álbumes de fotos con recuerdos, cartas de agradecimiento o admiración, libros o recuerdos, es al fin y al cabo un ejercicio beneficioso para nuestras mentes, según nos confirma Noelia, porque se trata de muestras de amor y amistad que todo el mundo necesita para satisfacer nuestra autoestima y no tiene por qué ir en contra de nuestros ideales o de nuestra forma de entender la vida.
De hecho Yve Ramírez, autora del blog La Ecocosmopolita, propone una serie de alternativas a la Navidad y en general a otro estilo de vida más sostenible basadas en el consumo responsable y de proximidad. Según comenta, una Navidad sin regalos sería algo totalmente posible. "Es algo que me recuerda a la película de El Grinch, en la que un villano secuestra los regalos de Navidad y al final se acaba celebrando una festividad alternativa pero igual de bonita", nos dice.
En este sentido deberíamos plantearnos qué es exactamente la Navidad. ¿Son las reuniones familiares, las tradiciones, las comidas, los regalos? ¿O un conjunto de todo ello? Porque está claro que si desapareciera todo esto los seres humanos buscaríamos de una forma u otra celebrar todo lo celebrable, de comer, de reunirnos con los nuestros y de festejar que un año más estamos todos juntos y dispuestos a celebrar. Porque no hay nada de negativo en ello.
Alba Carreres https://ift.tt/eA8V8J
No hay comentarios:
Publicar un comentario