Artículo publicado originalmente por VICE Estados Unidos.
"La gente en verdad no entiende, hasta que realmente ves cómo se acerca a ti siendo un muro de llamas", dice una mujer del Servicio de Bomberos Rurales de Nueva Gales del Sur, en un sorprendente video que muestra la lucha contra los intensos incendios forestales de Australia el mes pasado. Los eventos climáticos extremos como estos se están volviendo más frecuentes y severos: solo este año en Estados Unidos, cinco estados establecieron récords de incendios forestales. Pero no solo los desafortunados propietarios resultan afectados: las partículas finas son una preocupación creciente para los epidemiólogos, quienes han descubierto que la exposición pública puede causar enfermedades agudas y crónicas.
A menudo se habla cómo este tipo de catástrofes ambientales tiene consecuencias futuras, sin embargo, el cambio climático ya está teniendo un impacto masivo en la salud pública. La Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de publicar un reporte, basado en datos de 101 países, en el cual destaca los riesgos para la salud relacionados con el clima, y la falta de preparación del mundo.
Los impactos incluyen un mayor riesgo de enfermedad diarréica infantil causada por un suministro alimentario que es potencialmente más vulnerable a los patógenos, olas de calor que crean condiciones laborales peligrosas y un mayor riesgo de enfermedad por exposiciones crónicas a factores como la contaminación del aire.
La salud mental también puede verse afectada por el cambio climático. La depresión, la ansiedad y otros problemas de salud mental se identifican en el reporte como condiciones sensibles al clima. Por el momento, solo seis países enfatizaron que era una prioridad para ellos. Katie Hayes, investigadora del cambio climático y la salud mental, habló recientemente en un artículo sobre las consecuencias de salud —actuales y proyectadas— de la crisis climática en el International Journal of Mental Health Systems. Dijo que si bien atribuir causas directas en la esfera de la salud mental puede ser un desafío, está claro que los impactos del cambio climático se están acelerando.
"Los fenómenos meteorológicos extremos, como inundaciones, huracanes e incendios forestales, están relacionados con la depresión, la ansiedad, el trastorno de estrés postraumático (TEPT) y los pensamientos suicidas", escribió Hayes en el International Journal of Environmental Research and Public Health. Además, "las enfermedades transmitidas por vectores como el virus del Nilo Occidental y la enfermedad de Lyme pueden agravar los problemas de salud mental de las personas con enfermedades de salud mental preexistentes". Por eso, dijo, "es importante vincular [los problemas de salud mental] con el cambio climático", porque "estos eventos ya no son únicos, ya no es una inundación que ocurre una vez cada 100 años". Aunque solo se planteó como una preocupación importante en seis países, Tara Neville, autora principal del reporte de la OMS, dijo que es importante que "ahora estemos viendo países que identifican los problemas de salud mental como un riesgo para la salud provocado por el cambio climático".
Hayes señala que las injusticias sociales existentes se amplifican por el cambio climático y las personas más marginadas son especialmente vulnerables, incluidos los individuos que han tenido que huir de sus hogares debido al cambio climático, o grupos como las comunidades indígenas, que en ocasiones no cuentan con acceso a la atención médica. "Nuestra salud física, nuestra salud mental y nuestra salud comunitaria están conectadas", dijo Hayes.
Las conclusiones del reporte de la OMS se basan en una letanía de investigaciones recientes. En noviembre, Lancet Countdown, un proyecto dedicado a monitorear la salud y el cambio climático, lanzó su reporte de 2019. "Podemos decir que para un niño nacido en la actualidad, su vida se verá afectada por el cambio climático en cada momento", dijo Nick Watts, director ejecutivo del proyecto.
Casi la mitad de los países encuestados por la OMS habían realizado "una evaluación de vulnerabilidad y adaptación para la salud", pero solo 20 de los 48 países dijeron que sus hallazgos condujeron directamente a políticas de financiamiento para abordar los impactos del cambio climático en la salud pública. Aunque existe una creciente preocupación y conciencia sobre los riesgos relacionados con el clima asociados con el clima extremo, como las enfermedades transmitidas por los alimentos y el agua, o enfermedades transmitidas por insectos como los mosquitos, pocos países han implementado cambios significativos en las políticas.
"La preocupación es que los gobiernos simplemente no se están movilizando lo suficientemente rápido", dijo Watts. Es difícil exagerar los impactos de gran alcance. Cuando hablamos de enfermedades, como demuestran los virus emergentes como el Zika, "es importante decir que ningún país ni ninguna población es inmune", dijo Watts. "El mundo está muy conectado".
A medida que los profesionales de la salud se esfuerzan por lidiar con las consecuencias de un planeta que se calienta, tendrán que lidiar con un nuevo nivel de incertidumbre. Ya sea en Australia, Estados Unidos o Reino Unido, los sistemas de salud se han construido sobre la "suposición de que el clima sería estable, sin embargo, esto cambió", dijo Watts.
Sean McDermott es periodista y fotógrafo independiente.
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