Abrimos la boca, enseñamos los dientes, los ojos se humedecen. La laringe se contrae y generamos un sonido distintivo. Pituitaria e hipotálamo en sintonía disparan endorfinas a nuestro cuerpo, la frecuencia cardíaca aumenta y en ese coctel de jadeo y neurotransmisores nos sentimos livianos, relajados, alegres, vivos y, sobre todo, sin dolor.
La risa es un síntoma, una respuesta, una herramienta, un paliativo para la realidad.
Los latinoamericanos estamos entre la gente que más se ríe en el planeta; continuamente nuestros países aparecen entre aquellos con mayor índice de felicidad y son grandes protagonistas en mediciones de experiencias positivas. Pero ¿de qué nos reímos?
En medio de espacios, relaciones y condiciones que resultan muy adversas, parece que aún, como raza, como latinos, encontramos en “pelar el diente”, en sonreír y carcajear un elemento identitario. Pura resiliencia enpaquetada en ja ja jas.
Sin embargo, la risa y el humor en América Latina tienen un doble filo porque nos tomamos demasiado en serio. No nos gusta burlarnos de nosotros mismos. La gracia se pierde constantemente en estas latitudes: al poderoso no le gusta ser ridiculizado, a los grandes bromistas no les gusta ser objeto de burla; nos reímos muchas veces solo de la otredad, cuando se pone en juego un código no compartido la risa se vuelve rápidamente fuego, linchamiento, escarnio y otros tantos adjetivos poco divertidos.
Y ahí, en esa dualidad, es donde la risa se convierte en un acto complejo. A eso se suma que acá hay chistes que no hacen reír y ya, pero hay chistes que matan, que exilian, que ratifican posturas ideológicas extremas; hay chistes que aún en su estado más cómico se hacen realidad, pues por estos lares humor y realismo mágico son primos hermanos.
En esta tercera edición temática de VICE Latinoamérica, que podrán comenzar a leer desde hoy, queremos explorar el humor y la risa en la región, las dos caras de su propio acto, el doble sentido de su expresión. Entenderlas como una acción de evangelización, de educación, de bienestar, de resiliencia, de política y economía, de música y sexo, de identidad y reconocimiento, así como de vigilancia y rebeldía.
Esperamos que el ejercicio termine siendo un buen chiste.
Staff de VICE https://ift.tt/eA8V8J
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