Artículo publicado originalmente por Motherboard Estados Unidos.
Mientras examinaba el fondo marino frente a la costa de Big Sur, California, un equipo de científicos hizo un descubrimiento extraño y deprimente: miles de cráteres miniatura fueron formados por basura humana.
Estos cráteres de basura, formalmente conocidos como "microdepresiones", fueron vistos durante una serie de expediciones con vehículos subacuáticos (AUV, por sus siglas en inglés) dirigidos por el Instituto de Investigación del Acuario de la Bahía de Monterey (MBARI) en 2018 y 2019. Para Eve Lundsten, quien presentó los hallazgos en la reunión anual de la American Geophysical Union en San Francisco, el descubrimiento fue totalmente inesperado. El equipo no había enviado sus AUV para estudiar la basura, sino para dilucidar los orígenes de un grupo de cráteres en el fondo del mar mucho más grandes en la misma región que comprende el campo con "marcas de viruela" más grande de América del Norte.
"Nos sorprendió encontrar basura", dijo Lundsten en una entrevista después de su presentación.
Durante una inspección en 1999, los científicos de MBARI detectaron su primer campo con marcas de viruela, una región de la plataforma continental con cráteres que tienen kilómetros de ancho y aproximadamente 4 metros de profundidad. Durante más de una década, las marcas seguían siendo un misterio. Pero en los últimos años, los científicos han redoblado sus esfuerzos para comprender las características, luego de un aumento del interés comercial en colocar un parque eólico marino flotante en estas aguas. En 2017, la Administración Nacional Atmosférica Oceánica dirigió una valoración cartográfica exhaustiva del fondo marino frente a Big Sur. Combinando los resultados de NOAA con el trabajo anterior de MBARI, los científicos ahora saben que hay alrededor de 5.200 marcas dispersas en una franja de fondo marino de 1.200 kilómetros cuadrados.
En 2018, MBARI comenzó una serie de investigaciones robóticas subacuáticas para estudiar las marcas con más detalle. Durante la investigación, se encontraron con una familia de micro-depresiones mucho más pequeñas que son "completamente únicas", según Lundsten. Estos mini cráteres, que tienen aproximadamente 10 metros de ancho y 0.9 metros de profundidad en promedio, eran aproximadamente tres veces más abundantes que sus primos más grandes. Lundsten y sus colegas estiman que hay alrededor de 15.000 de microdepresiones dispersas en todo el campo.
Incluso después de todo este trabajo, los orígenes de los cráteres más grandes siguen siendo desconocidos, aunque a través del mapeo del fondo marino y la datación por radiocarbono, Lundsten y sus colegas ahora pueden decir que algunos de ellos probablemente han existido durante 400.000 años.
Por el contrario, los investigadores están bastante seguros de que las microdepresiones mucho más jóvenes están siendo excavadas por escombros, incluida la basura. Casi todos los cráteres contenían objetos, como rocas, trozos de algas y un cráneo de ballena. Una porción "significativa" de los cráteres, dijo Lundsten, también contenía algún tipo de basura, como cubetas, aparejos de pesca y cargas de desechos plásticos. Un cráter incluso contenía lo que parecía una bolsa de residuos enteros en proceso de descomposición.
"Cualquier objeto asentado en el fondo del mar probablemente alterará las corrientes locales y aumentará la erosión", dijo Lundsten, señalando que esta parte del fondo del mar está cubierta de barro muy fino y esponjoso que se altera fácilmente con una bolsa de basura.
No está claro si estos contenedores de basura del fondo marino son exclusivos de la costa de California o si se pueden encontrar en otras partes del mundo, aunque dada la ubicuidad de la contaminación plástica en los océanos, no sería impactante encontrar características similares en otros lugares. El impacto ecológico a largo plazo de las características también es desconocido. Pero Lundsten dijo que, por ahora, los peces e invertebrados parecen congregarse a su alrededor y utilizan la basura como hábitat, como suelen hacer los animales con los desechos humanos o la infraestructura.
Tampoco está claro si los cráteres de basura de California persistirán a largo plazo. Pero si algún registro de ellos termina perdurando a través de los siglos en los sedimentos del fondo marino, es posible que se conviertan en otra pizca de evidencia a favor de la idea de que ahora estamos viviendo en una época geológica impulsada por los humanos, llamada Antropoceno.
Lundsten y sus colegas todavía están en el proceso de revisar sus datos, que aún no se han publicado, y aún pueden encontrar respuestas a algunas de sus preguntas persistentes. Por ahora, de lo único que podemos estar seguros es que si se construyera un parque eólico marino en estas aguas, no sería la primera señal de que los humanos han estado aquí.
Maddie Stone https://ift.tt/eA8V8J
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