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miércoles, 11 de diciembre de 2019

Es la competencia de Google pero destina sus ganancias a plantar árboles en todo el mundo

Artículo publicado originalmente por VICE Estados Unidos.

Ecosia es una rara avis: un motor de búsqueda con conciencia. No roba datos a sus usuarios, no evade impuestos, ni saca provecho económico alguno. Por si esto no fuera suficiente, todos los ingresos que obtiene son destinados a plantar árboles por todo el mundo. El proyecto es obra de Christian Kroll, un afable emprendedor alemán de 35 años. Creó el sitio con su hermana en el almacén de un taller de mosaicos de Berlín hace ya una década. Hoy, Ecosia opera desde una nave industrial en el moderno barrio de Kreuzberg utilizando energía obtenida a partir de plantas solares instaladas para ese fin.

Ecosia se prepara para celebrar su décimo aniversario este diciembre. Su mantra de que el bien está por encima de la codicia parece haber tocado fibras sensibles: el año pasado, su índice de búsquedas a nivel mundial aumento un 82 por ciento. Le pedimos a Kroll que nos hablara de sus planes para la transformación del planeta.

VICE: No dejamos de oír a gente decir que se han pasado a Ecosia. ¿Puedes explicarnos qué es y cuál es su filosofía?

Christian Kroll: Es muy sencillo. Se trata de un motor de búsqueda que utiliza los beneficios obtenidos de la publicidad para plantar árboles por todo el mundo. Los motores de búsqueda son la tecnología del siglo XXI. Todo el mundo los usa para obtener información y tomar decisiones. Poco a poco se están convirtiendo en nuestros asistentes personales, y toman decisiones por nosotros sin que nos demos cuenta. Ya tenemos a Google, pero me parece importante que haya un motor de búsqueda independiente que realmente mantenga ciertos principios éticos y no esté creado solo para obtener beneficios.

La idea suena genial, sobre todo ahora que hay tanta polémica con la monetización de la información profesional. Pero ¿cómo funciona exactamente?

Nuestra página utiliza el algoritmo del motor Bing, de Microsoft, por lo que nuestros resultados de búsqueda son distintos a los de Google. Diría que con Ecosia encuentro el 95 por ciento de todas mis búsquedas. Pero una de las grandes ventajas de usar nuestro motor es que nosotros no registramos la información del usuario [permanentemente] ni mucho menos la vendemos. Transcurridos cuatro días, todas las búsquedas pasan a ser anónimas, lo cual significa que, básicamente, no sabemos nada de nuestros usuarios. Esto implica que ganamos un poco menos de dinero, pero decidimos hacer lo que nos parecía correcto.

No debe ser fácil competir contra una de las empresas más ricas y grandes del mundo. ¿Cómo esperan hacerlo?

Yo admiro a Google en gran medida. Es una empresa muy bien pensada y no es fácil aventajarla. Sin embargo, no me parece bien que se permita a una empresa tener tanto poder como el que tiene Google. En Estados Unidos y en muchos países de Europa, posee más o menos el 90 por ciento de la cuota del mercado, y también el 90 por ciento de la que probablemente sea la industria más importante del siglo XXI. Yo no quiero que Ecosia se convierta en lo mismo. Un motor de búsqueda nunca puede ser neutral. Google no puede ser neutral: tiene el poder de decidir qué información recibe la gente y de influir en sus decisiones. En Ecosia, nuestro objetivo es animar a los usuarios a tomar decisiones que les convengan y que también sean buenas para el planeta. Es mucha responsabilidad.

Es una responsabilidad enorme. ¿Por qué llegaste a la conclusión de que plantar árboles era la mejor forma de invertir tus beneficios?

En 2006 estaba en Suramérica. Una vez estuve horas y horas atravesando con el auto unas inmensas plantaciones de soja en las que antes había jungla. Ahora no son más que desiertos verdes llenos de agentes químicos. No se oye ni el canto de un pájaro.

Empecé a leer mucho sobre deforestación y entendí que el cambio climático se convertiría en el tema más importante de este siglo, lo cual parece ya ser cierto. Está comprobado que, si llegáramos a plantar un billón de árboles, podríamos eliminar suficiente carbono del aire como para reducir considerablemente el riesgo de que se produzca una inminente catástrofe medioambiental. Y los árboles no solo contribuyen a frenar el cambio climático, sino que reducen la pobreza, el hambre, las inundaciones, las sequías y la crisis de la biodiversidad.

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Tu página me dice que ahora llevas las suficientes búsquedas en Ecosia como para plantar casi 1000 árboles, pero ¿cómo sé que se están plantando esos árboles en el sitio adecuado?

Todos los beneficios de Ecosia se transfieren a socios de todo el mundo, como Progreso y Movimiento Cinturón Verde, que se encargan de plantar árboles por nosotros. Son expertos y saben lo que hacen. Hace poco, en Burkina Faso, plantamos acacias, que son benéficas para evitar sequías; en Perú, plantamos moringas, árboles que crecen muy rápido y son ricos en proteínas; y manglares en Madagascar.

Somos una empresa pequeña, de solo 45 trabajadores, y uno de nuestros equipos más importantes es el de los agentes de plantación. Su labor es la de garantizar que se estén plantando los árboles y que estos sobrevivan.

Parece que estás a punto de convertirte en el nuevo millonario tecnológico. ¿Hasta qué punto te importa el dinero? ¿Puedes decirnos lo que ganas?

No hacemos público nuestro sueldo, aunque creo que eso va a cambiar porque me lo preguntan muy a menudo. Pagamos sueldos medios, según las tarifas del mercado, y los empleados tienen la opción de dedicar parte de su sueldo a plantar más árboles. Yo he reducido mi sueldo, por lo que cobro un 30 por ciento menos que quien más gana en la empresa.

Dicho de otra forma, he renunciado a ser rico. No me parece que el dinero haga la felicidad, necesariamente. Vivo en un pequeño departamento rentado, tengo una bici y, mientras que los fundadores de Google tienen sus superyates, yo tengo un bote neumático que comparto con mis amigos y con el que salimos a navegar por los lagos de Berlín. Llevo una vida sencilla, muy distinta al típico estilo de vida de la gente de startups.

Me parece algo admirable, pero seguramente, cuando llegue el momento y decidas vender Ecosia, será inevitable que te hagas inmensamente rico, ¿no?

Yo no nos veo como una empresa normal, sino más bien como un movimiento. Nadie tiene derecho a convertirse en propietario de un movimiento ni a venderlo.

Al principio, me prometí a mí mismo que nunca vendería Ecosia, pero sabía que no tenía mucho sentido porque, si me atropellara un autobús, mi familia heredaría la empresa y tendría que venderla, posiblemente a Google o Microsoft, para pagar los impuestos. Cuanto más crecía Ecosia, mayor era la responsabilidad.

Pensamos en constituir una fundación para evitar que esto pasara, pero tampoco era lo correcto. Al final, hace poco nos establecimos como un modelo de empresa que no puede usarse con fines especulativos. Ahora no solo no es posible vender Ecosia, sino que nadie puede obtener beneficio de ella.

También he oído que Ecosia ha defendido abiertamente al movimiento de defensa del medioambiente Extinction Rebellion.

En Alemania tenemos el movimiento Fridays for Future y nos hemos dado cuenta de que muchas de las personas de nuestro equipo organizan y participan en estas manifestaciones. Decidimos que la mejor forma de apoyarles es hacer que el tiempo que dedican a las protestas cuente como horas laborales. Asimismo, si alguien del personal se mete en problemas por desobediencia no violenta y acaba en la cárcel unos días, eso también contaría como horas de trabajo. Además, le proporcionaríamos asistencia jurídica.

A la hora de contratar personal, obviamente ha de estar cualificado, pero buscamos a gente a la que realmente le importe lo que hacemos. Nunca contrataría a alguien que, por ejemplo, sea muy buen desarrollador pero se vaya cada fin de semana de compras a Dubái.

¿Qué les depara el futuro?

Yo creo que podemos crecer más haciendo lo que creemos que es correcto. El 50 por ciento de los usuarios de Ecosia son menores de 35 años, y muchos de ellos son personas progresistas e inteligentes preocupadas por el planeta.

Las empresas tienen la responsabilidad de actuar como modelos a seguir, pero esto, por desgracia, no ocurre en muchas áreas. Google hace algunas cosas que están mal, como adoptar prácticas anticompetitivas o evadir impuestos. Si yo fuera propietario de Google, me aseguraría de cumplir con todas mis responsabilidades sociales. Por desgracia, no soy propietario de Google. Al menos no todavía.

Ahora somos diminutos comparados con Google —creo que en Alemania tenemos algo así como el 1 por ciento o menos de la cuota de mercado—, pero todo el mundo ha oído hablar de nosotros en las calles, gracias a Extinction Rebellion. Creo que tenemos algo que, a la larga, nos dará una ventaja enorme respecto a Google: la confianza. Y eso es algo que no puedes comprar.

Lena Corner https://ift.tt/2psLJ5I

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