Tuve mi primer malviaje a los 19 años. Era joven y atrevido. Consumí un ácido entero de triple gota porque los demás “no me hacían efecto”. Nunca había alucinado ni me había salido realmente de mi cuerpo. Solamente había sentido felicidad, diversión o sensaciones parecidas a las que te dan cuando tomas éxtasis. Pero sucedió el malviaje: horas después de consumir ese ácido me vi en las peores situaciones de mi vida, hice que mis miedos tomaran de alguna forma una figuras de humanos y terminé (en mi alucinación) “muerto”, con todos mis amigos y familiares viéndome. Logré salir luego de casi 18 horas, las pasé todas sentado en el pasto del jardín de casa de uno de mis mejores amigos. Los días siguientes estaba muy sensible: cada tecla del piano que tocaba se sentía como oír un disco entero, repensé toda mi vida y me sentí realmente afortunado de estar lúcido y haber salido del “hoyo” en el que me metí.
Hace unos días vi Clímax, la nueva película de Gaspar Noé y quedé traumado. Creo que retrata la decadencia del ser humano como ninguna otra que recuerde, como una gran fotografía de cómo podemos realmente quedarnos en ese viaje. En el limbo. Pero realmente siento que para las personas que han consumido LSD esta película tiene un significado mucho más importante. Nos vimos retratados. El sentimiento entre la vida y la muerte. Sentimos las palpitaciones de los bailarines. La angustia. El desespero del niño dentro del cuarto (sin spoilers).
Busqué a personas que, como yo, hayan sufrido malviajes y visto Clímax, para platicar sobre los paralelismos de la película y sus experiencias en el hoyo.
Clímax es una película de terror, que refleja el miedo a quedarte en el viaje
Al menos dos veces en mi vida me he sentido en un viaje del que no voy a poder salir. Ahora me cuido más, pero de repente con poca sustancia puedo llegar a sentir lo mismo. Hasta Climax nunca había sentido que una película emulara esta sensación en cine. Esto, sumado al sonido y las grandes actuaciones, —creo que todos interpretan a la perfección el pánico del malviaje— hacen que la película sea aun más efectiva en mostrar un viaje que Enter The Void, la última gran obra de Noe (Love no cuenta, está asquerosa).
El LSD me ha abierto ventanas de la mente que nunca voy a poder cerrar, en el fondo de mis pensamientos siempre voy a estar consciente de haber visto algo más allá de nuestro plano existencial, pero esa misma sensación es la que te puede causar traumas, lo que tu mente te muestra puede ser demasiado fuerte para tu personalidad, por eso creo que Climax es una película de terror. Refleja el miedo de quedarte en el viaje, de perder lo que te hace persona. Conozco gente que se ha quedado arriba y no dudo que varios de los personajes tengan ese mismo destino.
Por otro lado se nota que Gaspar Noé se basó en la experiencia empírica para llevar a cabo este viaje. Sobre todo considerando que los que se quedaron bailando y los que cogieron son los que de cierta forma “sobrevivieron” la noche. Se ve que este director ha estado al del otro lado como nosotros.
—Jorge, 31 años.
Lou me recordó a cuando traté de desangrarme
Recuerdo mi malviaje: estaba en springbreak con mis amigos y nos metimos el LSD como al mediodía, no nos pegó, pensamos que nos habían estafado y nos pusimos a tomar y a nadar. Llegó la tarde y yo me fui a bañar antes que todos porque no quería que me estuvieran molestando con que ya querían pasar ellos a la ducha. Un amigo me acompaño y me dijo que nos bañáramos juntos y lo corrí. Mientras me bañaba empecé a sentir que me miraban y que había alguien detrás de la puerta y a ver sombras, le pregunté al amigo que corrí si estaba ahí pero no había nadie. También empecé a sentir que había bichos bajo mi piel, me empecé a asustar, pero no sabía cómo salir de la regadera, literal me quedé como una hora en la esquina malviajada. Ya por fin salí y fui a la cocina por un cuchillo. En mi mente, si me desangraba, los bichos se iban a salir de mi cuerpo. Justo acababa de encontrar el cuchillo cuando llegaron mis demás amigos. Y en eso mi ex vio que estaba temblando y que estaba justo poniendo el cuchillo en las muñecas y me lo quitó y me llevó a vestirme y a calmarme.
El momento en Clímax en el que Lou se comienza a cortar los brazos y golpearse en el vientre me llevó y recordó a mi malviaje. El hecho de que ella no hubiera consumido LSD y sea quien más gravemente reciba los daños me hizo pensar justo en el daño que he podido hacerle a gente a mi alrededor que decidió no consumir, sólo por mi afán de “divertirme”.
—Mariana, 26 años.
Sentí que me veía en un espejo
La escena que más me malviajó de la película fue cuando la chica embarazada está en las escaleras recibiendo odio de todos: fue un reflejo horrible de la sociedad que juzga y maltrata a las mujeres. Los malviajes que he tenido con LSD han sido bastante comunes y pasajeros, nada al nivel de Clímax. Lo que quiero compartirte es que lo más cabrón de ver la película fue sentir que te estabas mirando en un espejo, la confrontación, sentí asco de pensar que así me veo cuando estoy en drogas, en el viaje. Exploras otras partes de tu mente, de tus emociones, y ese tipo de “cambios en la rutina” hacen que te sientas viva. Que no te estás convirtiendo en zombie. El problema es cuando se te pasa la mano. Aunque siento que una gran manera de sentirte vivo es después de que se te pasa el mal viaje, cuando recuperas la “normalidad”. Como cuando estás crudo y te comes unos tacos de barbacoa que te reviven y das gracias por la vida.
—Martha, 27 años.
Nunca más quiero probar LSD
Gaspar Noé es un genio. La película es tremenda, pero me hizo entender que realmente nunca más quiero experimentar con los ácidos. He tenido dos malviajes fuertes. En los dos pensé que me quedaba ahí arriba o que me moría. El LSD nos lleva a lugares que, conscientemente, no queremos visitar. Es una droga que solamente recomendaría si se está en paz consigo mismo. En Clímax vemos cómo se toca todo esto: desde la irresponsabilidad de la madre al llevar al niño a la fiesta, hasta la locura de, a pesar de no haber consumido nada, cometer actos bastante peligrosos solo por presión social. Querer conocernos más es válido, pero, ¿hasta qué punto? ¿Qué tanto estamos dispuestos a arriesgar? ¿Nuestra salud mental? Clímax es el mejor comercial para tratar al LSD con el respeto que merece. Los Beatles nos hicieron creer que esta droga era de juguete, y pues no, no lo es. Es de las más poderosas que existen.
—Miguel, 30 años.
Clímax es lo más cercano a malviajar que existe en el cine
Nunca había visto una película que realmente transmitiera lo que significa perderte en el viaje. Despersonalizarte. Haberte ido de este plano para aterrizar en otro y no saber si jamás vuelves. Siento que el LSD es la única droga que realmente quiebra el plano que existe entre la vida y la muerte. No hay paredes ni rocas: estás ahí, solo, en una especie de purgatorio entre lo que es real y lo que estás alucinando. La degradación completa del ser humano. Siento que no hay otra forma de llamarlo. Clímax merece muchísimo reconocimiento, ojalá se lleve algún premio y pueda verla la mayor cantidad de gente posible. Aunque creo que más bien va a ser como un mensaje en una botella perdida en el mar: el que lo encuentre será afortunado. Para la gente que no ha consumido drogas o LSD, Clímax es la mejor herramienta para entender qué realmente significa el famoso malviaje.
—Rodrigo, 27 años.
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