Artículo publicado por VICE Argentina
La mañana del 13 de diciembre de 1973, el periodista deportivo Claude Vorilhom se dirigió a una zona volcánica de Francia conocida como Puy de Lassolas, sin esperar más que una simple caminata. El paseo matutino se interrumpió abruptamente cuando un platillo volador descendió hasta encontrarse a tan sólo unos centímetros de su cabeza. Del interior salió un hombre de un 1, 20 Mts de estatura, tenía los ojos ligeramente alargados y cabello y barba negra, vestía un traje verde de una sola pieza. Su nombre era Yahvé y era un hombre como nosotros pero habitaba un planeta lejano, similar a la Tierra. Era uno de nuestros creadores, los Elohim, es decir “los que vienen del cielo”. Tras una charla introductoria el hombrecito se marchó, pero antes indicó a Vorilhom que regresara al día siguiente con la Biblia y un cuaderno para tomar nota. Lo que hizo Yahvé fue explicarle al joven francés cuales eran las partes de la Biblia relevantes, el resto era tan sólo charlatanería. Así Vorilhom pasó a llamarse Raël y ser su último mensajero, es decir, profeta.
El Movimiento Raëliano llegó a la Argentina hace una década y media mediante Juan José Etcheverry, desde entonces, a diferencia de otros países de la región, ha tenido dificultades para encontrar adeptos. Actualmente su principal promotor es Rolly Córdoba, un locutor que se encarga apasionadamente de continuar la ardua tarea de expandir el movimiento en el país, por el momento hay alrededor de unos 40 entusiastas en la Argentina, pero los miembros, admite, se pueden contar con los dedos de una mano. Sin embargo se estima que tiene alrededor 100 mil seguidores en más de 120 países.
Una de las estrategias de Rolly para dar a conocer el movimiento en el país es organizar conferencias gratuitas, la última tuvo lugar el viernes 15 de marzo en el Teatro El Vitral en la calle Rodríguez Peña 334. En la puerta se encontraba un integrante de la comitiva que vino desde Perú con una pancarta, invitando a todo aquel interesado y curioso a ingresar. La difusión principal, además de afiches pegados en la vía pública, fue mediante redes sociales, donde podían verse una gran cantidad de mensajes de odio que se burlaban y desestimaban las creencias del movimiento que pretende, según su gacetilla de prensa “divulgar información que explica cómo toda la vida en la Tierra es el resultado de una creación científica y extraterrestre y como nuestros antepasados, desprovistos de conocimiento científico y de tecnología, confundieron a estos creadores de carne y hueso con dioses”.
Relacionados: Hablamos con los organizadores del primer encuentro terraplanista en Argentina
Dentro del teatro, algunos de los raëlianos vestían íntegramente de blanco o de verde, seguramente similar al de los trajes de los Elohim, muchos otros iban vestidos de una manera menos singular pero prácticamente todos eran reconocidos por un amuleto que colgaba de sus cuellos, un dije de gran tamaño en el que una cruz esvástica descansa dentro de una estrella de David. La primera impresión puede ser algo chocante para alguien que no está acostumbrado al origen milenario de la esvástica, símbolo que fue apropiado por los nazis al igual que muchos otros, pero que los raëlianos intentan recuperarlo hacia su antiguo uso.
Al ingresar, un hombre tomaba los datos frente a una mesa donde se vendían los libros y se hacía entrega de una versión en manga de la historia del Raël. Delante de mí, con cierto orgullo, un hombre comentó estar al tanto del movimiento desde hace rato, por haber sido amigo íntimo de Pedro Romaniuk, la eminencia absoluta en la ufología en Argentina, autor de libros como “Desde el cosmos nos vigilan” y “Ciencia extraterrestre: ¿de dónde venimos? ¿hacia dónde vamos?”, títulos sugerentes a las ideas del movimiento Raëliano, escritos durante los años 70.
Inicialmente el Movimiento Raëliano se expandió por todos los países de habla francesa, tanto Bélgica como Canadá, donde hay una gran concentración de seguidores. Entre ellos Wolfgang, un partícipe del evento, un ingeniero nacido en Austria pero criado desde pequeño en Montreal. Wolfgang descubrió el Movimiento Raëliano hace 35 años, cuando tenía 26 años un conocido suyo le hizo llegar los textos de Raël, ahora compilados en un solo volumen pero que en ese entonces consistían en dos tomos independientes: “El libro que dice la verdad” y “Los extraterrestres me llevaron a su planeta”. “Un libro se quedaba en mi velador (sic) durante meses, cuando empecé a leer ese libro no pude dejarlo. Lo terminé esa misma noche a las 3 am. Al día siguiente fui por el otro y pasó exactamente lo mismo, no pude dejarlo hasta terminarlo, y ese no era mi hábito”.
Relacionados: Si dormimos mal podemos transformarnos en monstruos
En ese entonces Wolfgang se dedicaba a hacer simuladores de vuelo, punto de unión clave a la lógica del Movimiento Raëliano, basado en la ciencia y la tecnología. Eric es uno de los raëlianos que se presenta en la conferencia, a la que han asistido casi media centena de curiosos. Se considera “ciudadano del infinito”, nacido en un punto llamado Lima, Perú. “La ciencia es para los raëlianos nuestra religión, ya que a través de la ciencia uno puede resolver los problemas más importantes que tiene la humanidad. Hemos sido creados científicamente a través de la ingeniería genética, esto ya no deja (a la creación) al arte de la magia de un Dios etéreo que habita en las nubes. La ciencia nos permite desmitificar, ir pasos adelante. A partir del descubrimiento del ADN entramos en una revolución, Los mensajeros anteriores no podían hablar del ADN o de la genética humana ya que no sabían lo que era siquiera una célula. (…) nuestros genetistas están creando vidas que no existían aquí en la Tierra, como gatos fluorescentes, o bacterias que son capaces de transformar el plástico en petróleo. Estamos avanzando en la edición genética, con la modificación genética de organismos basada en una ciencia con amor y entendimiento es que podemos direccionar a la humanidad a crear nuevas especies, y hacerlas acá en la Tierra, o como nuestros creadores llevarlas a otros planetas”, explica Eric.
De este modo el Movimiento Raëliano tiene una fuerte carga espiritual pero se considera un grupo ateo, ya que no hay un dios superior y los pasajes de la Biblia que se pueden explicar lo hacen desde la ciencia, por ejemplo la historia de Noé no se trató de una barca con dos especímenes de cada animal, sino que fue una nave con moléculas de ADN de cada uno de ellos. Mediante la clonación es que los humanos se convertirán en la próxima generación de Elohim, y la cadena de vida continuará hasta el infinito. A diferencia de otras creencias, el Movimiento Raëliano abraza desde sus inicios la diversidad sexual y de género, considerando la propuesta binaria como una limitación del ser. Tampoco exige que todos los habitantes de la Tierra sean parte del movimiento para que los Elohim regresen por nosotros, sin embargo a Raël se le fue encargada otra tarea: crear una embajada para recibirlos. Originalmente tenía que ser construida en Jerusalén, desde 2014 se está buscando la aprobación del estatuto de extraterritorialidad en diversos países como Perú, Canadá y Argentina. Por el momento ningún país ha demostrado interés efusivo, una de las dificultades que afrontan son las dimensiones que exige la embajada, debe ser de cuatro kilómetros cuadrados, para poder incorporar su tecnología y tener el suficiente espacio aéreo neutro. David, otro de los partícipes de la conferencia anuncia: “Ese es nuestro examen final”.
Ariel Pukacz https://ift.tt/2OjI0PT
No hay comentarios:
Publicar un comentario