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jueves, 28 de marzo de 2019

¿Por qué deberías hacer un 'testamento digital'?

Artículo publicado originalmente por VICE Reino Unido.

Todos los días, dejamos algún tipo de huella personal en Internet. Lo que esa huella personal sea exactamente depende de nosotros, o eso nos gusta creer. Pero esto no es del todo cierto. Como demostró la eliminación accidental masiva de música de MySpace de la semana pasada, realmente no tenemos el control de lo que dejamos atrás, incluso cuando nos digan que todo lo que publicamos en línea es para siempre.

Esto ya es bastante difícil de aceptar mientras estamos vivos. Pero ¿qué pasa cuando morimos? La psicóloga Elaine Kasket ha pasado la última década investigando este dilema, y en su nuevo libro, All the Ghosts in the Machine [Todos los fantasmas en la máquina ], va aún más lejos, analizando si podemos comenzar a hacer estas preguntas de manera significativa, mientras que las grandes compañías tecnológicas tiene sus garras excavadas en cada faceta de nuestras vidas.

Platiqué con Elaine para hablar sobre todos nuestros datos, la privacidad digital y la muerte.

VICE: ¿Qué motivó tu interés en el tema que aborda el libro?
Elaine Kasket: comencé a ver cada vez más y más historias en la prensa popular sobre la coyuntura entre la muerte y los datos digitales; pensé que era hora de escribir algo que abordara las cosas desde una perspectiva realmente amplia. Los libros existentes no incluían algunas de las preguntas morales, éticas, psicológicas y filosóficas realmente importantes. Quería usar la muerte como una lente para entender mejor el control de las grandes compañías de tecnología sobre nosotros; nada concentra mejor tu mente en el control que tienen que ver lo que pasa con tus datos cuando mueres.

Nos dicen que todo lo que publicamos en línea estará ahí para siempre, pero como pudimos ver con Myspace, todo se puede borrar muy fácilmente. ¿Qué significa esta tensión?
Cada sitio web al que perteneces habla de "eternidad", de un "para siempre", de la "perpetuidad". Su mensaje es que todo lo que está en línea se quedará ahí para siempre, y la gente lo acepta de manera irreflexiva. Pero el internet que tenemos aún está en pañales: solo piensa en todos los sistemas que se han quedado obsoletos en unos pocos años. Todavía tenemos los rollos de papiro del antiguo Egipto; pero ya no puedo acceder a un minidisco que tengo desde hace 12 años. Esto podría volvernos invisibles ante la historia. A nivel individual, eso podría no ser de mucha importancia. Sin embargo, a nivel colectivo y social, importa mucho.

Entonces, ¿hay alguna manera de administrar éticamente —y obviamente, la palabra "éticamente" también está sujeta a debate— los datos de los muertos mientras la tecnología sea controlada por unas cuentas compañías?
No. Observar lo que sucede con los datos de los muertos es en realidad un argumento muy poderoso para la descentralización web. No es un argumento perfecto, aún debemos descubrir cuáles deberían ser los términos y condiciones, cómo regular lo que sucederá cuando el propietario de esos datos fallezca. Pero sí devuelve el tema a un espacio de toma de decisiones más individualizado, donde tienes control sobre lo que sucede con tus datos. Porque no estoy hablando solamente de las redes sociales; se trata también de tu hardware y software, tus datos de ubicación, de la autobiografía involuntaria de tu historial de búsqueda...

Sí, no estoy segura de querer que la gente vea el tipo de búsquedas que mi ansiedad me lleva a hacer en Google a las tres de la mañana.
¡Exacto! Siempre nos enfocamos en nuestros perfiles de tipo público. Pero si alguien fallece e investigas a profundidad los datos que deja atrás, inevitablemente surgirán algunas dudas que la persona en cuestión ya no puede resolver. Nunca antes hemos tenido esa gran cantidad de datos de supervisión.

Estamos muy conscientes de lo que subimos a las redes sociales, pero hay rastros de nosotros en todas partes, de lo cual supongo que la gente está mucho menos consciente.
Sí, y esto se debe, en parte, a que las empresas no son sinceras con respecto al beneficio continuo que obtienen al retener los datos de los muertos. Facebook aparenta estar realizando algún tipo de trabajo humanitario al preservar los perfiles de los muertos, pero una vez que alguien muere, esa cuenta le pertenece por completo a Facebook, y puede usar con impunidad esos datos como lo desee, porque la persona ya no es sujeto de las leyes de protección de datos. Y, además, esto les ayuda a retener a los usuarios vivos. Para finales de siglo, podría haber 3 600 millones de perfiles de gente muerta. ¿Cuán poderoso es eso? La gente no quiere excluirse del cementerio, del jardín conmemorativo.

En el libro hablas sobre la continuidad de los lazos, sobre las conexiones que seguimos sintiendo después de la muerte. ¿Estos perfiles podrían prolongar nuestro dolor o impedirnos avanzar?

Ahora, esto es fundamentalmente diferente, ya que los muertos se integran con los vivos en los espacios sociales en línea. Pero esta idea de que se supone que debemos atravesar diferentes etapas en el duelo y "soltar" surgió hace muy poco, a partir de Freud y Elisabeth Kübler-Ross. Algunas personas tienen procesos de duelo complicados, pero no hay nada que indique que la presencia del material en línea represente un problema.

Supongo que la diferencia es que no tenemos control de esos elementos como podría suceder con una fotografía u otros recuerdos materiales.
Absolutamente. Los problemas con los datos en línea tienen que ver primordialmente con el control y el acceso. El duelo es idiosincrásico: en este momento, en Facebook, no es posible que ajustes el tipo de relación que te gustaría tener con un perfil específico. Los principales aspectos negativos tienen que ver con el control que tienes de tu propia interfaz y el duelo.

Entonces, ¿qué les dirías a las personas que quieren saber cómo administrar sus datos después de morir?
Lo primero que hay que hacer para empezar a lidiar con esto es poder enfrentar tu propia ansiedad por la muerte y comenzar a pensar en tu propia mortalidad. Muy pocas personas confrontan las realidades de la muerte más allá de hacer su propio testamento. Por lo que, hacer un testamento digital, incluso si no es legalmente ejecutable, es una buena idea. Al menos le puedes hacer saber a la gente cuáles son tus preferencias.

Lo más importante, yo diría, es recuperar tus recuerdos del control de las grandes compañías tecnológicas. Las cosas que deseas recordar y volver a ver más adelante en tu vida: si hay algo que sea valioso para ti en términos de información o memoria, verifica tu grado de confianza automática en estos sistemas, teniendo en mente lo que sea mejor para ti.

Y finalmente, siempre que estés configurando tu dispositivo para recopilar más datos en lugar de menos, medítalo cuidadosamente. No solo consideres el presente, sino también piensa a futuro.

@rey_z

Emily Reynolds https://ift.tt/eA8V8J

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