La hermana Camila forja un porro mientras comienza la entrevista. La hermana Luna conecta una bocina al computador mientras termino de preparar los ajustes de la videollamada que me conecta con ellas desde la Ciudad de México, hasta un lugar en el norte del país que, por seguridad, prefieren mantener secreto.
Con sus hábitos perfectamente planchados, las hermanas están listas para responder mi primera pregunta: ¿las monjas cannábicas son una religión?
“No tenemos una religión porque buscamos ser completamente incluyentes. Usamos los hábitos por respeto a la planta. Por las ideologías que nosotros tenemos”, me responde la hermana Camila, quien me explica que más que ser una orden religiosa, las monjas cannábicas se acercan a la idea de las comunidades de mujeres beguinas, como una sororidad cuyo fin es apoyarse entre ellas, a más mujeres, y a las personas necesitadas, solo que a través de la marihuana.
Luna y Camila son mujeres profesionistas y ambas cursan un posgrado. Luna estudió biología y está haciendo una maestría en biomedicina con investigación dirigida hacia el cáncer; por otro lado, Camila tiene una maestría en ciencias económicas y ahora cursa un doctorado en ciencias sociales en el área de estudios regionales. El año pasado entraron en contacto con Sisters of The Valley, una compañía de mujeres que cultivan, preparan y venden cannabis con fines medicinales en el norte de California. Después de pasar un tiempo con ellas, aprender su costumbres y tomar los votos, Luna y Camila volvieron al país para convertirse en las representantes de Sisters of the Valley en México.
Actualmente hay Hermanas del Valle en Estados Unidos, Canadá, Brasil, Nueva Zelanda, Inglaterra y Costa Rica.
VICE: ¿Cómo se volvieron monjas cannábicas?
Camila: Nos gusta la marihuana, obviamente, y desde hace tiempo teníamos ganas de hacer un proyecto juntas. Nos interesan mucho los beneficios medicinales que tienen los aceites de cannabis. A través de un video encontramos a Sisters of the Valley. Las contactamos el año pasado, porque al final son mujeres que empezaron en este negocio y nosotras queríamos hacer lo mismo. Les explicamos lo que queríamos hacer, y ellas nos invitaron a la granja, para ver lo que hacían y aprender.
Luna: Aunque el plan original era solamente ir a ver cómo lo hacían, la hermana Kate, la fundadora, habló con nosotras y nos invitó a ser Sisters of the Valley, para ser las primeras que hablaran español y las primeras en México. En realidad no era nuestro plan, pero ellas nos compartieron ideologías con las que estamos muy de acuerdo: ideologías ecológicas, de activismo y de negocios. Desde que llegamos nos sentimos muy a gusto. Estábamos aprendiendo demasiado, y entonces aceptamos ser Sisters of the Valley.
¿Cuáles son algunas de las ideologías que manejan en Sisters of the Valley?
Luna: Una vez que nos invitaron tuvimos que hacer votos en una ceremonia. Ahí nos comprometimos con la hermandad, nuestras obligaciones y tomamos votos. Tienen que ver con el activismo, vivir simple, la castidad, pero no en un sentido como el que todos conocen, sino mantener tus relaciones en lo privado, no vivir de manera extravagante, luchar por lo que crees.
¿Usar hábito es parte de esos votos?
Camila: No está en los votos pero está en el reglamento. Usamos el hábito para trabajar con la planta, por respeto hacia la planta. Esto es más espiritual, para tener respeto hacia la planta, hacia la tierra, hacia ti. Es una manera simple de vestir. Es bastante austera; no tienes más que tu velo que te representa. No siempre estamos vestidas así, pero cuando estamos haciendo ceremonias, trabajando con la medicina o durante las ceremonias de luna llena sí usamos el uniforme.
¿Qué actividades realizan como Sisters of the Valley?
Luna: La sede de SOTV está en California. Ahí son las operaciones, la producción. Ahí están las hermanas trabajando, haciendo la medicina. Entonces, nos juntamos para las ceremonias de luna llena y luna nueva. Cuando vamos, ayudamos dependiendo el estado en el que se encuentre la planta. Es todo un proceso, entonces puede que a veces estemos manejando la planta, o puede que a veces estemos preparando medicina.
Camila: Por el momento, en México no podemos producir legalmente. Tenemos una página de Facebook donde nos han estado contactando las personas. Por lo general son personas enfermas que buscan tratamiento. Por ahora no es legal decir que estamos distribuyendo el aceite, pero sí hacemos todo los posible por ayudar a estas personas que nos piden ayuda.
¿En qué parte del país están?
Luna: Vivimos en un en estado muy peligroso y somos mujeres. No es muy seguro que nos anden buscando, principalmente porque sabemos que atraemos a personas que les gusta el cannabis. Entonces por seguridad, solo diremos que estamos en la parte norte del país.
¿Cuál es el futuro de Sisters of the Valley México?
Luna: Uno de los objetivos es ayudar a las mujeres a buscar alternativas para curarse. En esta época casi todos conocemos a alguien enfermo, o nosotros mismos sufrimos de ansiedad, estrés, presiones... Son cosas que se pueden curar sin algo que te haga tanto daño.
Camila: El plan es que, como nosotras, se unan más mujeres que compartan nuestra ideología, hacerlas sentir como a nosotras nos hicieron sentir en la granja, completamente identificadas. El punto es creer en lo que está haciendo Sisters of the Valley y tener esa necesidad de emprender, ayudar y distribuir el conocimiento.
También queremos apoyar a la economía local. Que se legalice todo y empezar a trabajar con productores de acá. La idea es que cuando todo esto se haga más grande y legalicen en México, probablemente puedan bajar los precios y se utilice un producto de México en pacientes de Mexico, sin que tengan que importar, porque normalmente es muy caro.
José Luis Martínez Limón https://ift.tt/2CuyPrf
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