Presentado por Bancolombia.
El calendario muestra que ya es marzo. En un mes, el 5, 6 y 7 de abril, algunos de los músicos más importantes del mundo se presentarán en el Festival Estéreo Picnic. Y entonces, recuerdas que no tienes la boleta ni la plata para comprarla, y un sentimiento de desazón te inunda por no poder ver a Kendrick Lamar o Arctic Monkeys.
Calma: aún hay tiempo. Aunque es un reto, en un poco menos de un mes puedes conseguir la plata que te hace falta para comprar la boleta para los tres días del festival, que cuesta $670.000. La experiencia lo comprueba: Sara, estudiante universitaria de diseño de 22 años, dice que su secreto para reunir la plata que le falta será vender postres en su universidad, además de intentar gastar menos en cerveza los fines de semana (la teoría financiera tiene dos estrategias para lograr lo que se quiere: o aumentas tus ingresos o reduces tus gastos. Sara hace las dos). Andrés, un abogado de 27 años, explica que su truco en años anteriores ha sido dejar de almorzar y comer por fuera con sus compañeros de trabajo mientras ahorra, y en cambio cocinar y llevar comida de su casa. Esto le representa un ahorro de $50.000 semanales.
Cada día estamos jugando con nuestras finanzas, aunque no nos demos cuenta. Ahí está la planeación, saber las prioridades para que no nos sobre mes a final del sueldo, o mejor aún para que nos sobre plata y podamos cumplir esas metas económicas.
Tres pasos por seguir para ahorrar a corto plazo
Dependiendo de cuánto falte, la pendiente de ahorro puede ser más empinada. Pero es posible lograrlo con organización, creatividad y disciplina, pilares importantes del ahorro a corto plazo. Para Alfredo Barragán, especialista en banca de la Universidad de los Andes, “lo primero en estos casos es tener claro el objetivo, para qué. Cualquier iniciativa o sueño que se quiera cumplir necesita motivación, y el para qué le da la fuerza a la disciplina”. Visualizarte totalmente fuera de tus sentidos besando a un desconocido mientras Grupo Niche toca “Una Aventura” puede ayudarte a que ese objetivo del que habla Barragán sea claro y fuerte.
Lo segundo, continúa Barragán, es la disciplina, generar hábitos. No sirve de nada ahorrar con juicio una semana si abandonas la misión por unos días y luego intentas retomarla para luego dejarla de nuevo. Esto no significa que no puedas gastar nada durante los fines de semana, sino que seas consciente de tus gastos y posibilidades y de cómo encajan con tu plan de ahorrar para comprar la entrada del festival.
Las pequeñas metas son lo tercero que resalta Barragán. “En términos de ahorro, la gente se motiva así, no tiene que ser todo de una. Si necesita $300.000 para la boleta, primero consiga $50.000, y así va sumando y viendo cómo va logrando cumplir los pequeños objetivos”, explica. Este enfoque gradual puede hacer menos traumático el esfuerzo.
¿Cómo empezar?
Es importante que se sepa con claridad cuál es el monto que se debe lograr ahorrar, y también cuánta plata ya se tiene asegurada o disponible para esa meta. En esta dinámica no hay que descartar buscar un patrocinador que dé fuerza económica – además de moral – para ese ahorro, a través de una donación para esta noble causa. “Puede ser el papá o una prima. Puede decirle que necesita $300.000 para el Estéreo Picnic, entonces que, si usted consigue $150.000, él le pone los otros $150.000”, aconseja Barragán.
Para organizarse y saber cómo ahorrar, puede funcionar revisar en qué se está yendo la plata para que se pueda desplazar. “Por una semana, haga una lista sencilla, a mano, de dónde se le va la plata”, dice Barragán. “Así tiene consciencia de en qué está gastando. Si hay patrones que no son buenos, desplace eso y colóquelo donde le va a generar valor”.
Ese repaso de la vida financiera probablemente revele una serie de gastos hormiga, esas pequeñas cosas que se compran a diario y que al final de mes suman un valor importante en nuestro presupuesto, y van vaciando billeteras de forma más silenciosa que el más veterano carterista. Y del repaso se pasa a las preguntas: ¿Necesito este plan de datos de $100.000, o puedo comprar uno de $40.000? ¿Puedo compartir mi cuenta de Netflix con alguien cercano para pagar la mitad? ¿Sí veo tantos canales como tiene mi plan premium, o puedo cambiarlo? ¿Qué tal si cocino en mi casa y llevo mi almuerzo al trabajo o la universidad? Cada uno de estos campos puede representar un pequeño pero significativo ahorro cuando se suman a todo el proceso.
El transporte también es un campo que permite reducir costos. Por un lado, se puede compartir el taxi a la universidad o al trabajo, o ir con alguien que tenga carro, como sugieren Andrés y Catalina, estudiantes de ciencia política y biología, respectivamente. Más radical y más efectivo para el bolsillo – y el cuerpo – es irse en bicicleta, algo que Simón, ingeniero civil, empezó a implementar este año como método de ahorro. Así ahorra más de $20.000 a la semana, lo que se gastaría en pasajes. Hacer tareas para familiares y amigos, como pasear su perro o lavar su carro, también es recomendable: “pregúnteles qué están pagando a ver de eso qué puede hacer”, dice Barragán.
Compartir puede reducir costos, así como compartir también la meta de ahorro puede facilitar lograrla. Si hay alguien cerca, un amigo o un hermano, que también quiera ir al concierto y tampoco tenga la plata, esa motivación colectiva puede desembocar en buenas prácticas de ahorro en las que ambos se apoyan y se fiscalizan. Eso sí, es necesario escoger un buen compañero, no alguien que te incite a mecatearte la plata en cositas.
Prioridades claras
Si el deseo de ir a Estéreo Picnic es genuino, debe pesar lo suficiente como para tener prioridad. Así, hay que jerarquizar lo que quieres y sacrificar lo dispensable, como ese viaje a Melgar del fin de semana, o la entrada de occidental numerada para ir a ver a tu equipo jugar como nunca y perder como siempre. Para tener claras las prioridades, dice el experto, es útil escribir, para ser más consciente de qué te importa y cómo puedes recortar. Así puedes entender qué es prescindible en el camino por llegar a la cantidad necesaria para ir al festival.
Además, escribir ayuda a tener claro el para qué, importante para transmitir esa meta con pasión y de forma genuina. Esto puede contribuir a ser más enfático y claro cuando se está pidiendo apoyo a un patrocinador o vendiendo algo para financiar la boleta. “No es estar como en un guión, hay que saber vender la idea: transmitir, transpirar pasión. Que la gente lo escuche y le crea”, afirma Barragán sobre la teatralidad del ahorro.
El ahorro puede estar en una alcancía o en un cajón, al no ser un monto alto. Pero como sugiere Daniela, estudiante de ciencia política, puede ser mejor darle la plata a alguien más – quizás a los papás – para evitar la tentación de gastarla. La disciplina, en teoría, podría evitarlo, pero es mejor prevenir que un momento loco arruine un mes de ahorro.
Si planeas para el FEP, puedes planear para cualquier cosa
Lo mejor de este proyecto de planeación es que, aunque está orientado a una meta particular, su estructura funciona para planear y ahorrar para cualquier cosa. El experto indica que es bueno empezar con metas pequeñas y luego ir subiendo hasta – si no llega antes el fin de los tiempos – ahorrar para una casa, o una gran meta de ese estilo. Ya en esta ecuación entran herramientas financieras más sofisticadas, pero eso es tema para otro artículo.
Al final, lo importante es construir buenos hábitos y prácticas de planeación. En el camino se pueden descartar algunos gastos innecesarios, entender qué gastos son constantes y cuáles son ocasionales y, en general, cómo funcionan las finanzas personales. “Es como en el ejército, cuando levantan a los soldados a las 4:00 a.m. y tienen que tender su cama perfectamente, porque al ser el primer paso del día, si lo hacen bien les da fuerza para el resto del día. Los buenos hábitos son fundamentales”, dice Barragán.
Pasará el festival y quedará la nostalgia de la música escucha y bailada. La plata, quizás, también se habrán ido. Pero los buenos hábitos de ahorro asegurarán que esa experiencia se pueda repetir en 2020.
Gastos adicionales
Además de la plata de la boleta, hay que tener en cuenta los gastos adicionales que conforman la experiencia del festival. Juliana, una politóloga que ha asistido religiosamente a las últimas ediciones, los resume así:
- Comida: “Uno puede gastarse entre $20.000 y $30.000 por noche. Eso cuesta una pizza o una hamburguesa con papas. De las demás ofertas, nada baja de ese precio. Una botella de agua cuesta $10.000, súmale eso”.
- Alcohol: “El trago es caro. Generalmente solo venden productos de los patrocinadores. La cerveza sale como a $10.000 y una botella de whiskey no te baja de $80.000.
- Transporte: “Si te vas en el tren te sale como a $50.000 cada día. La mayoría de veces, me he ido en Uber o alquilando carro o van, y eso no baja de $20.000 o $30.000 al día por persona, y este año va a aumentar porque es más lejos”.
- Total: “Yo diría que uno se gasta entre $200.000 y $300.000 si va los tres días”.
Dinero e indulgencia, ahorro y disfrute. Parece ser que cuando se habla de dinero deberíamos ser restrictivos y poner el goce en segundo plano, sin embargo, ¿qué hay de bueno en esa idea? VICE y Bancolombia nos hemos juntado, sí, lo hemos hecho aunque la ecuación parezca dispar, entablamos una conversación en la que el mundo editorial, una voz y approach periodístico particular se juntaron con las ganas y la necesidad real e inspiradora de este banco por contar historias, conectar de maneras diversas con su audiencia y sobre todo dar herramientas que nos permitan entender mejor el mundo de la finanzas. Educación para el entendimiento, conocimiento para el disfrute, excusa para contar historias. De esto se trata este dialogo que hemos credo entre VICE y Bancolombia: de cómo reimaginar, entre todos, el universo del dinero. Este artículo y otros tantos que vendrán son un ejemplo de ello.
Santiago Cembrano https://ift.tt/eA8V8J
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