Artículo publicado originalmente por VICE Reino Unido.
Todos se la pasan hablando de lo difícil que es la vida para los más marginados y desfavorecidos de la sociedad. Sin embargo, puede que quieran pensar un poco en Richard Simpson*, alguien para quien un simple vuelo en clase ejecutiva puede ser una completa pesadilla.
Richard, un hombre de 45 años, con el que trabajaba y al que conozco bien, se ha autodiagnosticado cacofobia, es decir, miedo a las personas que él considera feas y, por extensión, a las cosas feas. Hace poco hablé con Richard por teléfono (no quiero que mi cara le produzca urticaria) sobre cómo es ser crítico hasta más no poder.
*Su nombre real no es Richard Simpson, entenderás por qué prefirió permanecer en el anonimato si continuas leyendo.
VICE: ¿Puedes explicarme cómo afecta la cacofobia a tu vida diaria?
Richard Simpson: Cuando me subo al tren, tengo que seguir avanzando (a veces hasta tres vagones) hasta que encuentro gente guapa. No puedo sentarme al lado de una persona fea. No puedo ni estar cerca de ellas. Prefiero ir de pie todo el viaje; me he pasado varios trayectos enteros de pie. Suelo puntuar a la gente del 1 al 10; si son menos de un 6, no puedo mirarlos. Me produce un cosquilleo incómodo, como un salpullido. Si son un 2 o un 3, me empiezo a sentir mal. Tengo que salir de ahí.
¿Qué me dices de la fila en el supermercado? ¿Haces más cola para que te te atienda la persona más atractiva en las cajas?
Calculo el tiempo que tardo en llegar a la caja para asegurarme de que me toque una persona atractiva. Hay un supermercado en específico al que no puedo ir porque hay muchos adefesios. Yo les llamo “discapacitados faciales”. Ahora voy a otro; ahí si hay gente guapa. Al otro no pienso regresar, hay un tipo que quiere arrancarme la cabeza; le dije que si dejaba de cogerse a su hermana, sus hijos no saldrían tan feos.
Vaya. ¿Sueles darle consejos a la gente?
Sí, normalmente en el tren. Si una chica se está mordiendo las uñas, le digo: “Nunca vas a encontrar novio si te muerdes las uñas”. Una vez una chica se puso a llorar. Respondió: “¿Es por eso que no consigo novio?”. Me sentí fatal.
Una vez en un vuelo, el pasajero del asiento de al lado olía como si no se hubiera bañado en días sin cambiarse de ropa. Le pregunté si era alérgico al desodorante. Me respondió que no y le dije: “¿Quieres que te preste el mío?”. No lo tomó muy bien. Dijo que no y no me dio las gracias.
¿De verdad le hubieras prestado tu desodorante roll-on?
Se lo habría regalado. Lo necesitaba. Le hubiera dicho: “No te pongas nada más en las axilas, úsalo en todo el cuerpo”. Apestaba. No sabía si ponerme los audífonos para ver una película o si metérmelos en la nariz.
En la sala de espera del dentista, se sentó a mi lado un tipo al que le asomaban los pelos de la nariz. Era físicamente incapaz de mirarlo. Parecía como si estuviera cultivando papas ahí dentro. Tenía ganas de vomitar. Le pedí que usara una rasuradora; le dije: “Ninguna chica quiere ver cómo te sale vello púbico de la nariz”.
¿Qué hay de tus novias? ¿Cómo ha afectado la cacofobia a tu vida amorosa?
No soporto que no se rasuren ahí abajo. Me siento traicionado cuando invito a mi casa a una mujer guapa y cuando le quito los calzones parece como si tuviera estropajos ahí. Hubo una mujer a la que no sabía si darle un rastrillo o llamar a alguien para que recogiera el animal muerto que tenía donde debería tener la vagina.
A una chica le dije: “Será mejor que vayas al baño”. Al oír la ducha, solo podía imaginarme el pelo de Brian May atascando el desagüe. Me tuve que ir.
¿Has tenido alguna vez una cita a ciegas o es un riesgo que no estás dispuesto a correr?
De ninguna manera. No confío en lo que los demás consideran atractivo.
¿Cómo ha afectado la cacofobia a tu trabajo?
No puedo hablar con nadie que lleve calzones de abuela. Les veo los calzones cuando se agachan y, aunque sean atractivas, una vez que veo que traen calzones de abuela, se acabó. Ya no puedo hablar con ellas nunca más.
Entonces, ¿has dejado de hablar con gente del trabajo por su ropa interior?
Sí. Sigo siendo educado. Saludo si me saludan, pero no hablo con ellas. No platico con ellas. Ni siquiera las miro. Era horrible cuando venía alguien a hacer entrevistas; la veía por la cámara de seguridad cuando estaban entrando y hasta ahí llegaba, ahí se acababa la entrevista. Si no era guapa, no conseguía el trabajo. Me conocían por eso. La gente decía: “Richard no contrata a gente fea”.
Ahora estás casado. Háblame de tu mujer. ¿Puedo asumir que es muy atractiva?
Sí, es preciosa. La primera vez que fui a su departamento, espié todos los armarios del baño y era como una réplica en miniatura de una farmacia. Había desodorante, cera, rastrillos. Pensé: Gracias a Dios. Supe que todo iba a ir bien.
¿Y tus hijos? ¿Tienen cacofobia?
Parecen modelos, salieron a su madre. No diría que tienen cacofobia, pero sí que puntúan a la gente. Cuando vamos en el coche, ponen nota a todos los que pasan por nuestro lado, especialmente mi hijo mayor. Si comemos con alguien, me dice: “Papá, ¿por qué hacemos esto? Yo no como con gente fea”.
¿Cómo te sentirías si tu hijo tuviera una novia fea?
Sería un problema. Enorme. Pero eso no va a pasar.
Dices que tus hijos parecen modelos, pero, ¿y si no fuera así? ¿Conoces la historia del hombre chino que denunció a su mujer por tener un bebé feo? Resulta que su mujer se había operado mucho antes de conocerle y el bebé se parecía a ella antes de pasar por quirófano. ¿Qué opinas de eso?
Esa mujer no debería haber tenido hijos. En serio, eso tendría que ser ilegal. Estaba consciente de que su hijo sería feo, engañó a su marido para criar esperpentos. ¿Cuál es el antónimo de pedigrí? Siempre vas a querer a tus hijos, pero no es justo para ellos. ¿Qué tipo de vida van a tener?
¿La cacofobia afecta a tus amistades? ¿Saben que tienes cacofobia?
Bueno, mis amigos se parecen bastante a mí. Nunca ha sido un problema porque la gente fea se siente incómoda cuando está con gente guapa. Una vez iba en un avión y la mujer que estaba a mi lado se levantó cuando se apagó la señal del cinturón. Supongo que pidió cambiarse de lugar, porque la siguiente vez que la vi estaba sentada en otro pasillo. Me ofendí mucho, pero me sentí aliviado, porque estaba horrible.
¿Crees que se cambió de lugar porque estaba incómoda a tu lado por eso?
Tuvo que ser por eso.
¿La cacofobia te ha causado problemas alguna vez estando por ahí con tus amigos?
Una vez estábamos en un bar que tiene estripers que te dan la cerveza. Algunos de mis amigos están en el límite de ser cacófobos. Uno de ellos no le dio dinero y le dijo: “No eres lo suficientemente atractiva”. Le dije: “Solo es un dólar” y él le dijo a la chica: “No te lo mereces”. Me sentí muy mal por ella. Le di un billete de 10 y le dije que se lo debería gastar en un maquillaje decente.
Okay. Buena suerte en la vida, Richard.
Samantha Rea https://ift.tt/eA8V8J
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