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martes, 26 de marzo de 2019

El deporte profesional de dar cachetadas es el mejor del mundo

Artículo publicado originalmente por VICE Canadá.

El vídeo que me robó el corazón empieza sencillamente con dos hombres parados frente a frente, en los extremos de una mesa blanca.

De un lado tenemos a un hombre corpulento con un suéter azul y del otro, a un tipo diminuto con una chamarra verde y una bufanda. Los dos se apoyan en la mesa mientras una gran multitud los observa. Se miran a los ojos, un hombre (¿un árbitro?) les da una palmadita en la espalda a ambos y da comienzo el combate. Entonces empiezan a darse cachetadas como si no hubiese un mañana, aunque con educación, esperando pacientemente a que el otro acabe para tomar el siguiente turno.

Llega un momento en el que el hombre de verde se coloca con los brazos detrás de la espalda y espera a que lo abofeteen. Nuestro hombre fornido prepara sus brazos, que parecen troncos, y recompensa la arrogancia del chico de verde con una de las bofetadas más fuertes de la historia de la humanidad.

Este… precioso arte es el resultado del campeonato masculino de cachetadas que, según la prensa rusa, tuvo lugar hace un par de semanas en Krasnoyarsk, una ciudad de Siberia. Forma parte del Siberian Power Show, en el que también hay culturismo, levantamiento de peso, competiciones de baile y una de comer dumplings. El evento de bofetadas al parecer gusta mucho ahí, ya que el año pasado también hubo uno en la Sarychev Power Expo.

Las reglas son sencillas: te acercas a la mesa blanca, te colocas frente a tu contrincante y le das una cachetada. Luego, si decide contraatacar, la bofetada te la llevas tú. Esta secuencia se repite hasta que uno de los contrincantes se retira del festival por voluntad propia o porque lo noquearon. Además, por lo visto se ponen tiza en las manos, para demostrar la potencia de la bofetada, imagino.

El ganador se lleva más que la satisfacción de cachetear a unos cuantos tontos. Este año, el mejor abofeteador de Siberia se llevó a casa 30 000 rublos rusos (unos $500 dólares). ¿Y quién fue el afortunado que se llevó los billetes? Pues Vasily Pelmen, una belleza de unos 170 kilos de pura potencia a mano abierta. Según un reportero, Pelmen usa un apodo genial: Dumpling.

(Todos los GIFs salieron de este vídeo y quiero agradecer con toda mi alma a la persona que lo filmó).

Aunque es verdad que la competencia es bastante simple, el resultado, al igual que un filete cocinado justo en su punto o la presencia relajante de un gato cuando ronronea, va más allá de esa simplicidad y entra en una esfera de belleza a nivel casi existencial. Puede que desde la época de los gladiadores no hayamos tenido una competencia deportiva tan perfecta como esta, con dos rusos cacheteándose el uno al otro hasta la extenuación.

Según el vídeo, mi chico, Dumpling, consiguió llegar a lo más alto de la competencia como su homólogo ruso la Montaña. Noche tras noche, hombres siberianos iban cayendo ante la potencia y majestuosidad de la mano abierta de Dumpling. Aquí se incluye el derribo del hombre de la chamarra verde y el momento en el que se quitó el suéter para enfrentarse a otro abofeteador sin camisa. Esta competencia llegó al punto en el que Dumpling dejó tambaleándose a su oponente en varias ocasiones hasta que consiguió ganar.

Al final de la sesión de cachetadas, Dumpling ya sabe que ha ganado y abofetea suavemente a su contrincante para no causarle más daño, porque Dumpling, como todo buen guerrero, sabe que en la misericordia está la virtud.

También hay un par de bofetadas que no son de Dumpling en el vídeo, pero, ¿quién quiere ver una cachetada de una categoría inferior? Quiero decir, échale un vistazo al siguiente gif. Es una buena cachetada, pero no tiene ese je ne sais quoi que tiene Dumpling (a quien considero el Muhammad Ali de las bofetadas).

Tras sacar de la competencia al tipo sin camiseta, Dumplig entra en la ronda de campeonato (creo) y se enfrenta a un hombre algo mayor que lleva una playera polo blanca. En el vídeo se palpa la tensión cuando se enfrentan los dos atletas de alto rendimiento. La multitud los observa conteniendo la respiración; lo que están a punto de ver es historia. Sobre la mesa blanca, los atletas se fulminan con la mirada. Este es el momento para el que llevan entrenando toda su carrera abofeteadora. Era cuestión de vida o muerte. Por favor, créanme cuando les digo que Dumpling fue a dar cachetadas sin piedad.

Aunque el hombre mayor sabe cómo moverse y sí, es capaz de sacar algo de potencia de sus brazos sin tomar mucho impulso, no puede competir con nuestro chico.

Después de que el contrincante consiguió sobreponerse de alguna manera a las caricias de Dumpling (léase: cuando sus amigos lo sujetaron mientras caía), volvió a la mesa para intentarlo de nuevo. Sin embargo, esto es el mundo real, no una película, nuestro hombre de la playera polo no tiene un final feliz.

Dumpling se aseguró de ello.

El hombre, que en este momento ya se ha recuperado increíblemente bien, le da una bofetada tremenda, pero no está preparado para la cachetada que está a punto de recibir del atleta generacional. No hace falta decir que una vez que Dumpling cachetea al hombre de la playera polo, éste dice adiós. El árbitro entra en escena y hace una X o algún tipo de señal que supongo que indica que se ha acabado la competencia y que los médicos ya pueden entrar para salvar al hombre de la polo. Está bien, porque es posible que la tercera bofetada de Dumpling haya separado el alma del cuerpo del pobre hombre de blanco.

Después, Dumpling es declarado ganador. Eso o los jueces deciden que no quieren ser cómplices de hacer que más atletas sean cacheteados hasta la muerte por nuestro adorable hombre. Nuestro adorable, adorable Dumpling.

Mike Trout, Tom Brandy y LeBron James han quedado en el olvido. Dumpling es el mejor atleta de 2019.

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Este artículo apareció originalmente en VICE CA.

Mack Lamoureux https://ift.tt/eA8V8J

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