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miércoles, 11 de marzo de 2020

¿Cómo dejar de espiar conversaciones ajenas?

Artículo publicado originalmente por VICE Estados Unidos.

Todos hemos estado allí: tu colega, hermano o pareja está en otra habitación, y no puedes evitar notar el zumbido constante de su teléfono desatendido. Podrías ignorar fácilmente la distracción... o podrías echar un vistazo rápido a la pantalla y arriesgarte a caer en un agujero infinito de espionaje telefónico. Entonces, ¿echarías un vistazo?

Si eres como la mayoría de la gente... probablemente sí lo harías. Seguir el impulso de espiar es un comportamiento bastante común. Un estudio de 2016 concluyó que, en el último año, una de cada cinco personas espió al menos el teléfono de una persona. En una encuesta de HomeAdvisor, ese tipo de espionaje se clasificó como la actividad número uno que molestaba a los anfitriones acerca de los huéspedes (junto con que se queden indefinidamente). Como señaló un periodista que intentó robar la basura de Mark Zuckerberg en 2018, nuestra basura no está protegida por la Constitución, lo que significa que no hay nada que les impida hurgar en nuestra basura a los vecinos entrometidos. Así que muchos de nosotros le echamos un vistazo a los dispositivos, botellas de píldoras y basura de nuestros amigos, amantes, compañeros de trabajo y miembros de la familia.

Solo porque se nos presente la oportunidad de espiar no significa que debamos hacerlo: revisar la correspondencia privada o la información personal de otra persona es una invasión a la privacidad. Un estudio reciente asoció el espiar el teléfono de nuestras parejas románticas con inestabilidad emocional, conflictos dentro de la relación y la intención de romper.

Afortunadamente, echar un vistazo de vez en cuando no te convierte en un entrometido de por vida, y hay pasos que puedes seguir para frenar tus impulsos de fisgonear.

Averigua qué estás buscando y por qué.

¿Estás a la caza de un chat en la computadora de un colega que confirme que pronto habrá despidos? ¿Tu pareja suele desaparecer por ciertos períodos de tiempo y estás buscando descubrir su paradero? Cuando fisgoneamos, casi siempre estamos buscando más información, dijo la experta en comportamiento en las relaciones y entrenadora de vida Tracy Crossley.

Espiar es a menudo una decisión impulsiva; es posible que las personas ni siquiera se den cuenta de qué las motiva realmente a buscar en secreto, más allá de la necesidad de confirmar algunas vagas sospechas. Si husmeas con regularidad (o sientes una gran tentación de hacerlo), pregúntate qué es lo que realmente esperas lograr, dijo Crossley. "Muchas veces, las personas no saben que están tratando de evitar una decepción", dijo. “Pregúntate con honestidad, ¿por qué estoy haciendo esto? ¿Qué espero obtener?".

Tal vez la razón por la que estás revisando los documentos del escritorio de tu jefe se reduce a un deseo de sobresalir en tu trabajo y al temor de que tal vez no lo estés logrando aún. Sé sincero contigo mismo y evalúa tus propios comportamientos para determinar si tus sospechas realmente están justificadas, dijo Racine Henry, una terapeuta familiar y matrimonial de la ciudad de Nueva York. "Ese nivel de incertidumbre puede provenir de alguna certeza interna sobre que tal vez no estás haciendo tu trabajo adecuadamente", dijo Henry. "Esa inseguridad conduce a la paranoia, para la cual luego buscamos alivio a través del espionaje".

En lugar de espiar, ve directamente a la fuente.

En lugar de jugar al detective, es mejor plantear tus inquietudes de forma directa: pregúntale a tu jefe si está contento con tu desempeño laboral o habla con tu pareja sobre si la estás haciendo feliz y si satisfaces sus necesidades. "Uno de los mayores problemas que veo con mis clientes es que tienen poca comunicación", dijo un espía profesional, el investigador privado y jefe de Investigaciones de América del Norte, Darrin Giglio. "Trabajar de manera conjunta para resolver un problema y así abordar y validar los sentimientos que experimentan es más productivo que cualquier espionaje".

Cuando espías también te arriesgas a no obtener la verdad completa, por lo que es mejor abordar tus preocupaciones directamente. "Siempre digo, 'en caso de duda, pregunta', lo que significa que abordes y hables el asunto de frente, que expreses tus preocupaciones para que estés en una posición mucho mejor que la de ser alguien que viola la confianza de sus allegados", dijo.

Por supuesto, en algunos casos, abordar tus inquietudes de frente no es lo apropiado... pero aun así, debes luchar contra el impulso de husmear. Si tienes el presentimiento de que tus compañeros de trabajo están hablando mal de ti a tus espaldas y sientes el fuerte deseo de husmear en sus mensajes privados, es mejor que no lo hagas y te guardes esas sospechas, a menos que tengas alguna evidencia sólida que las respalde, dijo Crossley.

Confía en tu instinto, pero no en la forma en que imaginas.

Si tus sospechas persisten incluso después de discutir tus inquietudes, podrías haberte encontrado con algo importante, dijo Jennine Estes, terapeuta matrimonial y familiar de San Diego. Las emociones a menudo son el signos de que algo anda mal, ya sea contigo o con la otra persona, y deberías tener el valor de examinar tus sentimientos con respecto a tu trabajo, una amistad o una relación en lugar de husmear. Simplemente creer que algo está mal no prueba tus sospechas, pero sí apunta a problemas más grandes: tu pareja podría estar actuando de forma sospechosa o tú podrías estar reflejando tus propias inseguridades en su relación. "Es una situación difícil porque las personas necesitan saber qué está pasando y por qué se sienten incómodas", dijo Estes. “Nunca presionaré a alguien para que espíe. [Pero] no es normal sentirse tan temeroso en una relación, y por ello haré que se pregunten qué es lo que los hace mantenerse en una relación que les produce tanta inseguridad".

Vale la pena señalar que tu incomodidad es razón suficiente para salirte o alejarte de una relación. Incluso si tu pareja te asegura continuamente que no tienes nada de qué preocuparse o si no tienes pruebas de que haya algo mal, no hay razón para que mantengas una relación que te hace sentir intranquilo.

Piensa en las consecuencias y las partes afectadas.

Considera cómo se sentirían tu jefe, pareja o amigos si supieran que los has estado espiando. Independientemente de lo que descubras, la otra parte probablemente se sentirá traicionada y estará a la defensiva, y dejará de confiar en ti. "No te ayudará a solucionar nada", dijo Crossley. Es posible que la otra persona decida terminar por completo la relación o que te despidan. Básicamente estás cruzando un límite y podrías estar cayendo en un comportamiento posesivo, celoso o controlador.

También vale la pena considerar que no solo estás violando la privacidad de la persona a la que espías, sino que también estás invadiendo la privacidad de la otra persona con la que se comunica. "Cuando tus colegas le envían un correo electrónico al jefe, asumen que es privado", escribió el año pasado la columnista de consejos del blog Ask a Manager, Alison Green. "Si tu jefe y uno de tus compañeros de trabajo se envían correos electrónicos sobre, digamos, problemas de rendimiento en el trabajo de tu compañero, es realmente una bajeza que estés leyéndolos sin que ellos lo sepan o sin su permiso".

Elimina la tentación.

Mientras trabajas en los problemas más profundos que están detrás de tu impulso de espiar, trata de evitar las situaciones en las que te sientas inclinado a hacerlo o en las que surja esa oportunidad. Procura dirigir tus ojos a otro lado cuando aparezcan nuevos mensajes en el teléfono de otra persona, y aléjate del monitor de tu compañero de trabajo cuando se aleje de él. Si sientes la necesidad de husmear en una cartera, mochila u oficina, aléjate de esa situación por completo. O comunícate con un compañero de confianza que te apoye, alguien a quien enviar un mensaje de texto o llamar y que te pueda disuadir de espiar.

Quizás la forma más obvia y efectiva de aliviar la tentación es recordar una vieja lección de la infancia: trata a los demás en la forma en que te gustaría ser tratado. "Siempre ponte en los zapatos de la otra persona", dijo Giglio. "¿Cómo te sentirías si alguien violara tu privacidad, especialmente sin justificación?".

Espiar no se justifica jamás.

Muchas personas intentan racionalizar su conducta de espionaje con excusas como "no le hago daño a nadie", "tengo curiosidad", "dejaron su correo electrónico abierto en su computadora", "todos lo hacen" o "siento que algo anda mal y estoy tratando de protegerme". No hay casi ninguna circunstancia en la que se justifique espiar, dijo Giglio.

Independientemente de cómo defiendas tus motivos (y métodos), espiar significa cruzar una línea ética, incluso si sientes que los fines justifican los medios. "No intentes engañarte a ti mismo con una excusa legítima para sentirte mejor por esa violación de confianza", dijo Giglio. "La curiosidad y la oportunidad por sí solas nunca serán una justificación".

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