Artículo publicado originalmente por VICE Estados Unidos.
El éxito mundial de Parásitos ha traído muchos efectos inesperados. La compañía española cuyas papas fritas se pueden ver en la escena donde están bebiendo informó un aumento del 150% en sus ventas debido a su aparición en la película; y Sky Pizza, la pizzería de Seúl a la que hacen una breve referencia, se ha vuelto tan popular que recientemente se quedó sin masa. Los políticos coreanos incluso han planteado la idea de construir un museo dedicado al director Bong Joon Ho o, al menos, hacerle una estatua.
Excepto por la estatua de Bong, es probable que todos estos efectos sean temporales. Pero según un reporte del Korea Herald, Parásitos podría inspirar también un cambio social a mayor escala y más duradero. ¿Recuerdas el departamento deteriorado y medio subterráneo donde vive la familia Kim, que parecía poner a sus habitantes en grave riesgo de electrocución y que se inundó con aguas negras después de una fuerte lluvia? Conocidos como banjiha, esos departamentos en semisótanos son reales y, a partir de 2015, más de 360,000 hogares en Corea del Sur empezaron a ubicarse en lugares como ese, según un informe del Los Angeles Times.
Como señaló el Herald la semana pasada, el gobierno de la ciudad de Seúl se ha comprometido a mejorar las condiciones de vida de 1.500 hogares que se encuentran en departamentos semi-subterráneos como el de los Kim. En una asociación con la Fundación de Energía de Corea, el Gobierno Metropolitano de Seúl ofrecerá el equivalente a alrededor de 2,600 dólares a cada hogar para mejorar su sistema de calefacción y pisos o instalar control de temperatura, ventilación o alarmas contra incendios.
Según la BBC, los departamentos banjiha fueron legalizados durante una crisis de vivienda en la década de 1980, y ese problema se ha extendido en los últimos años. Por ello, la ONU informó en 2018 que la falta de viviendas a precios asequibles seguía siendo un gran impedimento de desarrollo para los jóvenes y las personas de bajos ingresos a pesar del auge en la economía del país. Además de los evidentes problemas de calidad de vida como la presencia de alimañas, la oscuridad y la humedad, vivir en departamentos banjiha también conlleva un estigma social. "También existe el temor de que si te hundes aunque sea un poco más, puedes pasar completamente a la ilegalidad", dijo Bong en la premier de Parásitos en Cannes el año pasado.
Si bien 1.500 hogares son solo una pequeña fracción de los muchos hogares de la nación que se encuentran de departamentos banjiha, el Herald también informó que este tipo de departamentos tendrán prioridad financiera en los esfuerzos generales de la ciudad por mejorar las viviendas antiguas.
Comprar pizza y papas fritas es bueno, pero el cambio social verdadero, especialmente para las personas que viven en circunstancias completamente marginales, parece ser el mejor efecto posible que pueda tener una película con mucho que decir sobre las condiciones políticas y sociales.
Bettina Makalintal https://ift.tt/eA8V8J
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