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miércoles, 18 de marzo de 2020

Porno, masturbación y sexting en tiempos de coronavirus

Vivimos un momento de zozobra, pánico y confusión. Mientras esperamos indicaciones más contundentes de nuestros gobernantes, parece que lo lógico es aprender de lo que funcionó en otros países y hacer cuarentenas voluntarias o al menos limitar nuestra circulación en el espacio público a lo mínimo posible. Según varios estudios, esta podría ser la manera más eficiente de reducir los brotes y el contagio del coronavirus, que nos angustia por lo inevitable pero también porque pone en jaque, al menos durante un tiempo, todo lo que conocemos y habitamos como cotidianidad. Ni hablar de los efectos que tiene sobre la economía.

El que pasó fue un fin de semana en el que se popularizaron el #MejorMeQuedoEnCasa y otras invitaciones a asumir voluntaria y pasivamente el aislamiento. Ansiosa ante la inminencia, y después de ver videos y leer sobre las formas de socialización que adelantan otros lugares que ya están en cuarentena obligatoria, como Italia o España, una pregunta me persiguió durante los días de descanso: ¿qué vamos a hacer las personas que vivimos solas para hacerle frente a la calentura en tiempos de coronavirus?

La cancelación de citas por miedo al contagio o a perjudicar a otros parece ser ya una realidad. Que nos quedemos en casa implica, para quienes no tenemos parejas estables, eliminar casi todas las posibilidades de conocer a alguien nuevo fuera del universo virtual. E incluso si conocemos a alguien a través de una app de levante no vamos a tener posibilidad de juntarnos y ver qué onda: si da o no da coger, si esta puede o no ser una nueva pareja fuera de las pantallas.

Me imagino que asumir una cuarentena en pareja tendrá innumerables contras, pero quienes no estamos en una relación estable miramos esa situación con algo de envidia. En este contexto de encierro e incertidumbre que nos obliga a estar lejos de nuestras redes de afecto, distanciadas y distanciados de la posibilidad de concretar la calentura con alguien, sólo vemos los aspectos positivos y cinematográficos de una reclusión en pareja: el abrazo, el beso, el sexo y la contención emocional.

Queridas personas que tienen que asumir el aislamiento en soledad: aunque no sabemos cuánto va a durar esto, ni qué vamos a hacer con el amor en tiempos de pandemia, supongo que lo mejor es recurrir a algunas de las siguientes alternativas para no morir de aburrimiento, calentura y frustración sexoafectiva.

Porno y pajas

La situación del mundo nos ha hecho presenciar los más bizarros gestos de generosidad y altruismo social e incluso nos ha llevado a creer con enorme optimismo que el fin de esta pandemia depende en gran parte de la empatía y el cuidado de unos a otros. Entre esos gestos está por ejemplo el del afamado portal de pornografía Pornhub, que en ciertos países con cuarentena obligatoria liberó el contenido premium para que sus usarios se puedan pajear con sus mejores clips sin necesidad de pagar.

A pesar de que esta medida no está vigente en Latinoamérica, la verdad es que el portal funciona bastante bien con los videos gratuitos actuales. También xHamster y YouPorn son grandes dispensadores de pornografía gratuita. Bucear en una página mainstream por primera vez puede ser algo intimidante, así que mi recomendación es que busquemos directamente la categoría que nos interesa o que nos calienta y que hagamos nuestros propios filtros de consumo. Eso sí, como no conocemos las condiciones de producción de los videos, debemos ser conscientes de que muchos contenidos de esos portales no cumplen con estándares éticos y que la industria del porno es en general problemática. De cualquier forma, si eso es un obstáculo, en las tres plataformas podemos encontrar pornografía de productoras feministas, como los videos de Girls Out West.

También podemos ingresar a portales que ofrecen únicamente “porno ético” y pagar por un contenido de muchísima calidad. Es una inversión que vale la pena en época de aislamiento social. Juicy Pink Box, Rubys Diary, Crash Pad Series y The Art of Blow Job tienen una oferta genial de videos eróticos, con una factura estética deslumbrante. Si nos angustia la idea de un portal inabarcable de porno mainstream con pésima calidad estética y una diversidad imposible de imaginar, estas opciones nos presentan cosas bellas, bien filmadas, con hermoso sonido y algunas narraciones audiovisuales que podemos sentir más cercanas.

Snapchat ofrece otras opciones interesantes para el entretenimiento xxx. Se puede seguir a actrices eróticas o modelos que hacen streaming pago. En tiempos de coronavirus muchas tienen ofertas especiales. La colombiana Amaranta Hank, por ejemplo, tiene su contenido al 50% de descuento.

Al final la cuestión es que conviene que nos hagamos amigues de la paja. Más allá de que veamos porno o no. La paja como forma de distraernos, liberar el estrés, levantar endorfinas, paliar la ansiedad del encierro y de la incertidumbre, y también para reducir la sensación de soledad. La paja como práctica de autocuidado psicológico y emocional ante los tiempos que se nos vienen de vernos con poca gente.

Mis consejos son dos. Primero, tratemos de ir más allá de la paja rutinaria, esa expeditiva que dura poquito y nos deja con sensación de hastío. Por mucho que nos cueste, intentemos dedicar un buen rato al día, o cada dos días, a tocarnos bien y hacer consciencia de nuestra propia materialidad. Procuremos experimentar el cuerpo, cerrar los ojos, poner música que nos guste y pensar en situaciones que nos den placer. No importa que no acabemos, la idea es enfocarnos en generar rutinas de cosas que disfrutemos.

Definitivamente este es el mejor momento para que las personas con vulva ensayemos tocarnos de maneras diferentes y quienes tienen pene se animen ha hacer prácticas menos comunes. Retrasar orgasmos, parar antes de acabar, e innovar en nuestra técnica masturbatoria es lo ideal. Nunca está de más experimentar con alguna parte del cuerpo que nos de pudor. Puede ser fantástico explorar la estimulación anal, porque ¿qué más vamos a hacer sino? Calentura, un buen video, foto, recuerdo o fantasía de algo que no nos animamos a hacer, manos limpias, lubricante, juguetes (si los hay), aislamiento e imaginación.

Y por favor, evitemos la paja nostálgica: personalmente no recurriría al recuerdo voluntario de exparejas o situaciones que nos den alguna especie de tristeza o nostalgia, así sea para acabar. En estos tiempos difíciles, mejor llenarse de nuevas referencias, imágenes que nos calienten y que no tengan un vínculo afectivo que nos pueda desestabilizar en medio de una cuarentena. Ninguna terapia de shock haciéndote pajas pensando en tu más reciente ex va a ser buena para tu salud mental.

Sexteo

El sexting es una práctica maravillosa para la verbalización del deseo. La posibilidad de erotizar las palabras hace que la ridícula idea de que el sexo o es silencioso o no es bueno caduque a gran velocidad. Este contexto de distanciamiento social es la oportunidad perfecta para sextear. ¿Qué debemos tener en cuenta?

Primero, que la otra persona quiera tener esa clase de conversaciones. Es importante que haya reciprocidad en las respuestas, así aseguramos que sea consentido. Basta con lanzar un simple “¿Quieres que hablemos en este tono?”. (Bueno, no tenemos que decir “en este tono”, también podemos mandar emoticono pícaro, diablito o algo similar). Si nos responden monosílabos a destiempo, no nos responden, o se cambia el tema, acatemos la falta de voluntad y no sigamos.

Un “me gustaría estar contigo para hacer (vulgaridad aquí)” puede ser eficiente para entrar en materia. Si prima la timidez, podemos reemplazar la vulgaridad por el emoticono que está pensando más el emoticono que babea. El emoticono de la lengua siempre es un buen disparador. Lengua + berenjena = chupada de verga, y así hay múltiples combinaciones más. Las frutas parecen ser buenas para graficar las ganas. El durazno siempre representa las nalgas y el culo, pero es verdad que para la vulva hay poca claridad. Es una buena coyuntura para generar un consenso al respecto.

Si nos animamos a ir directo con las palabras, funciona bien un “Si estuviera ahí contigo me gustaría chuparte… tocarte… lamerte…”. “Darte besos en el cuello” y “chuparte las tetas” son complementos muy estándar para empezar un sexteo, así que por favor superemos ese cliché y perdámonos en descripciones más originales.

No les pongamos censura a nuestros deseos ni fantasías. Podemos decir e imaginar cualquier cosa que queramos. ¿Hay algo que te gustaría hacer y que solo pensar en decirlo te sonroja? ¡Este es el momento!

Tipear con la mano izquierda puede ser difícil, así que está bien poner en práctica tocarnos con la mano izquierda (si somos diestres) mientras escribimos con la derecha. Los juguetes que vibran pueden facilitar un poco la tarea, pero no son imprescindibles. Mi recomendación es que luego de una línea que nos mande la contraparte, antes de responder dejemos un segundo el teléfono o cerremos los ojos mientras nos tocamos con más intensidad con nuestra mano más ágil. Así vamos elevando la temperatura y potenciando los recursos. Lo que calienta, finalmente, es la imaginación de la situación narrada. No escatimemos en eso.

Quizás los ritmos para acabar son distintos, por eso conviene mencionar en qué punto de la calentura estamos y cómo queremos que siga.

Es un momento hermoso para amigarnos con las palabras y narrar lo que sentimos. Salgamos un poco de la obviedad de la descripción de genitales y entremos a contar y erotizar también el resto de nuestro cuerpo: cómo se nos erizan los pelitos de los brazos, por ejemplo. Cómo se nos tensan los músculos cuando estamos por acabar. La respiración entrecortada, la transpiración de la frente... esa clase de detalles estimulan mucho la imaginación de las otras partes. Es una buena hora para la palabra sucia, vulgar, caliente y cachonda.

Se vale pedir que nos repitan algunas cosas, o volver sobre algo que nos dijeron. “¿Y cómo quieres hacerme eso?”. Si algo de lo que nos dice la otra persona nos calienta particularmente, profundicemos ahí. La pregunta es una gran aliada del texting porque habilita a todas las partes a avanzar con tranquilidad sobre alguna cosa que caliente en particular. Pongámonos literaries y creatives en narrar la calentura porque lo que tenemos, aparentemente, es tiempo para eso. La hipérbole es la mejor amiga de la calentura. “Nunca había estado así de mojada”, “nunca había tenido la verga así de dura”, “nunca había estado así de caliente”, “acabaría mil veces” y demás exageraciones vienen hermoso en el aislamiento.

Aunque las nudes están más que bienvenidas, en estos tiempos de cuarentena y distanciamiento yo aprovecharía para ensayar calentarnos sólo con las palabras de otra persona. Al menos una vez. Para las nudes —que ya son un capítulo aparte—, siempre es recomendable que no salga la cara, o usar apps como Instagram, que permiten eliminar instantáneamente las fotos.

Una práctica súper erótica en medio del sexting puede ser mandar el orgasmo como nota de voz. Acabar en audio y para alguien más es algo bastante erotizante, que estimula otros sentidos. Es una conclusión maravillosa a una jornada de paja compartida por Whatsapp. Además, escuchar nuestro propio audio después, venciendo el pudor que nos puede producir oírnos acabar, es una forma increíble de conocernos.

Videollamada

Las videollamadas también están a la orden del día. Recordemos la importancia de que sea una experiencia consentida.

El control que tenemos sobre nuestra imagen en video, así como la posibilidad de ver nuestro cuerpo en pantalla, puede ser altamente erotizante. La recomendación principal es que busquemos una pose que nos haga sentir cómodas y cómodos y nos permita disfrutar tocarnos delante de otra persona. Disfrutemos ser el porno consentido de alguien más. Disfrutemos tocarnos, olernos, ver cómo nos ven y cómo queremos vernos y que nos vean. No hay nada como el contacto físico, pero hacerse la paja para alguien, mientras nos dice vulgaridades y vemos cómo se toca para y por nosotres, es algo que decididamente nos va a hacer más amena la cuarentena y que ojalá pongamos en práctica cuando nos podamos volver a tocar.

Si eres varón, te gustan los hombres y no tienes en mente nadie con quien podrías hacer esto, recuerda que GRINDR habilitó la opción de videollamada que antes estaba disponible únicamente para usuarios premium.

Selfies y más selfies

Tomémonos fotos empelotas para paliar el aburrimiento y la angustia. Es probable que pasemos mucho tiempo recluidos en pijama y sudadera. Bañarnos, arreglarnos y ponernos la ropa interior que usaríamos para calentar a alguien y posar para tomarnos fotos, así no las vayamos a mandar, puede ser algo muy positivo para nuestra salud mental. Ya que tenemos tiempo, experimentemos también vestirnos con cosas que nunca usaríamos o incluso hagamos algo de crossdressing. La imaginación es lo único que nos puede salvar de caer en la monotonía del encierro. La imaginación, la solidaridad y lavarnos las manos, por supuesto.

María del Mar Ramón https://ift.tt/eA8V8J

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