Artículo publicado originalmente por VICE Estados Unidos.
Nunca olvidaré la primera vez que contemplé la idea de descargar películas de Internet. Crecí en torno a una familia extendida con televisión satelital ilegal y salas llenas de DVDs piratas, una tarde mi primo me dijo que estaba descargando una película y yo no podía creerlo. Hasta entonces, Internet era solo para Neopets, juegos flash, Ebaumsworld y Windows Live Messenger. ¿Realmente era posible que viéramos películas que aún no habían sido lanzadas en video sin tener que ir a Blockbuster?
Era 2003, para entonces, descargar música ya era la norma, si no es que la única forma en que mis conocidos escuchaban música. Mi primo me dijo que descargaba películas todo el tiempo y que el proceso tardaba un día entero. Recuerdo que tanto la calidad de la película como de la descarga eran abismales, pero aún así, era una experiencia futurista.
Para cuando llegué a la adolescencia, la tecnología había avanzado al punto de que tomaba menos de un día descargar videos, y la existencia de servicios de transmisión en sitios web como Megavideo significaba que podía ver lo que quisiera. En ese tiempo, como adolescentes, no sabíamos realmente cuáles eran las leyes con respecto a la piratería, pero era sabido que estaba bien descargar lo que quisieras, siempre y cuando no fueras el distribuidor del contenido. En cualquier caso, nunca me atraparon ni me sentí remotamente culpable, aun cuando técnicamente estaba robando.
Mucho ha cambiado desde entonces. Netflix se volvió todo un fenómeno y Blockbuster cerró. Los sitios web que alguna vez utilicé cerraron y no averigüé cuáles eran los nuevos. A medida que nuevos servicios continuaron ingresando al mercado, todos buscando mi atención mediante el ofrecimiento de varias exclusivas, mi gasto mensual en servicios de transmisión de videos en línea se disparó a tal punto que consideré simplemente pagar televisión por cable.
En los últimos años e intentado obtener servicios de streaming y películas piratas, pero ahora es mucho más complicado —por ejemplo, debes usar una conexión VPN—. Observé como otros millennials de mi edad también habían olvidado cómo obtener estos beneficios sin pagar suscripciones, y muchos lamentaban la creación de las nuevas plataformas de streaming que actualmente ofrecen un servicio superior, pero con un costo mensual.
Me he preguntado: ¿la generación Z, que creció en la era de Netflix y completamente alejada del apogeo de la piratería, también se ha olvidado de ella? Sorprendentemente, los 20 jóvenes pertenecientes a la generación Z con los que hablé usan frecuentemente sitios web ilegales para ver y descargar contenido sin pagar nada, y me dijeron que sus compañeros también lo hacen, incluso teniendo acceso a servicios como Netflix y Hulu.
* *
La actitud hacia el acceso a servicios de transmisión de video en línea sin suscripción parece haber cambiado drásticamente. Cuando Disney Plus anunció su lista de lanzamientos en Twitter, tuiteé acerca de cómo la gente olvidó la existencia de los sitios de streaming "ilegales" y muchos me respondieron que era una ladrona que les robaba a los artistas, una respuesta que hace apenas diez años no habría ni imaginado.
Tanto Netflix como Amazon pagaron poco o nada de impuestos federales sobre la renta en 2018, y Disney es dueño de todo. Si a veces veo algo sin pagar, no voy a perder el sueño por eso. Los consumidores no deberían estar sujetos a estándares más altos que las compañías que valen cientos de miles de millones de dólares. Nunca piratearía o accedería ilegalmente a un proyecto verdaderamente independiente que necesita el dinero. De cualquier forma, pago más de 40 dólares al mes en servicios de streaming, y no voy a pagar por otro de esos servicios solo para tener acceso a algunos episodios de un programa que quiero ver.
No soy la única persona que parece encontrar formas de descarga y acceso a servicios de streaming que no requieren suscripción, en 2018 el Informe global de Internet de Sandvine sugirió que ahora muchos están retomando la piratería a causa del aumento de la competencia de Netflix. Al parecer la generación Z lidera una nueva ola de piratería, o al menos se une y continúa una ola de piratería intergeneracional.
Hana, una joven alemana de 18 años, me dijo que sus padres fueron quienes la ayudaron a aprender a piratear (lo que me hizo sentir extremadamente vieja).
"Mis padres me enseñaron cómo encontrar sitios de piratería 'seguros' cuando era pequeña para que no destruyera la computadora familiar descargando algún virus", me dijo a través de mensajes directos en Twitter. Para Hana y muchos otros en su rango de edad, esto tiene que ver con un asunto de accesibilidad. "Resulta que disfruto mucho ver medios alternativos a los que es muy difícil acceder legalmente, por lo que no me da vergüenza participar de la piratería como opción alterna", dijo.
Tampoco le da miedo que la descubran. "No utilizo torrent, ya que es fácil de rastrear, y la transmisión de videos en línea, aunque sea moralmente cuestionable, no es ilegal mientras el contenido permanezca en el sitio anfitrión y no sea descargado", dijo.
La mayoría de los integrantes certificados de la generación Z (personas nacidas entre 1995-2012) con los que hablé me dijeron que usan métodos similares de piratería.
Sasha, una joven canadiense de 23 años, me dijo que recurre a la piratería y el streaming sin pago de suscripción porque muchas de las películas raras o antiguas que quiere ver no están disponibles en las plataformas de transmisión de videos en línea por las que paga. Muchos de los adolescentes mencionaron que tenían curiosidad por películas que al parecer no se encuentran disponibles en las plataformas de streaming (y Netflix en su plataforma tiene menos películas que nunca, debido a que se ha centrado en los programas). Ella tampoco se siente culpable, “¡Alquilar este tipo de materiales es caro! Y además asisto al cine a ver películas”, me dijo por mensaje directo.
Algunos de los adolescentes me dijeron que aprendieron a usar torrentes y acceder a servicios de streaming sin pago a través de sus hermanos mayores o los hermanos mayores de sus amigos. Por lo general, la mayoría comenzó a hacerlo antes de tener la edad suficiente para obtener tarjetas de crédito o pagar servicios legítimos por cuenta propia, o simplemente no podían costearlos.
Un joven irlandés de 20 años me dijo: "Una vez que decidí que acceder a servicios de streaming de manera ilegal era algo con lo que no me sentía mal, ya nunca más cobraría sentido pagar por algo que sabía cómo obtener de forma gratuita".
Sería fácil equiparar el no sentir culpa con no preocuparse por apoyar a los artistas, pero al igual que yo, muchas de las personas con las que hablé tienen sus propias reglas en cuanto a la piratería y el apoyo a los artistas.
"Considero que apoyo a los programas y películas que me importan de otras maneras, y me resulta difícil convencerme de que apoyo el arte cuando le pago más dinero a Apple", me dijo un veinteañero.
Según las conversaciones que entablé, la generación más joven se siente decepcionada por sentir culpa al "robarles" a los gigantes mediáticos. No pueden costear el acceso a múltiples servicios de streaming, aun cuando las personas de mi edad pueden hacerlo. Pero más allá de eso, ¿por qué el acceso a las plataformas de streaming y el tener dinero para pagarlas determina quién debe o no consumir el arte?
Al pensar en qué era lo que más buscaba en mi juventud, recordé que era el cine internacional que no podía encontrar en ningún lado. Fue a través de una descarga ilegal que vi por primera vez The Host de Bong Joon-Ho en 2009, una película a la que aún considero una de mis favoritas de todos los tiempos. No pude encontrarla en ningún lado, y me introdujo al cine coreano.
La Generación Z está jodida; pero al menos se merece esa misma emoción de ver una película y realmente sentir algo.
Sarah Hagi https://ift.tt/eA8V8J
No hay comentarios:
Publicar un comentario