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miércoles, 25 de marzo de 2020

El coronavirus está dificultando el acceso a los anticonceptivos

Artículo publicado originalmente por VICE Estados Unidos.

Durante los últimos tres años, Mikayla Lloyd ha conseguido sus píldoras anticonceptivas en el centro de salud estudiantil del campus de la Universidad Estatal de Florida. Cada vez que las necesitaba, pasaba por el centro de salud en un día de clases, ya que, para ahorrar dinero, vive en casa de sus padres en una pequeña ciudad rural a las afueras de Tallahassee. Ese era su plan, una vez que sus sus píldoras se terminaron, justo unos días antes de las vacaciones de primavera. Pero el plan cambió cuando su universidad notificó a los estudiantes que terminarían el resto del año escolar de forma remota debido al coronavirus.

Ahora Lloyd, que tiene 20 años, está a una hora de distancia de la escuela, y siente frustración por lo difícil que ha sido encontrar una manera de obtener su siguiente paquete de píldoras.

"Hay otros medicamentos además de los anticonceptivos que debo tomar todos los días", dijo Lloyd. "La diferencia entre lo fácil que fue surtir esas otras recetas versus lo difícil que fue encontrar la manera de surtir mi receta anticonceptiva es abismal".

Cuando los funcionarios del gobierno emitieron una guía que instruía a los ciudadanos a aislarse y distanciarse socialmente lo más posible durante la pandemia del COVID-19, también aconsejaron a las personas que se abastecieran con los medicamentos esenciales: remedios para el resfriado común y la fiebre, prescripciones para la presión arterial y la diabetes, y un largo etcétera. Para las personas que usan anticonceptivos, este mandato significó abrirse paso por un complicado laberinto para poder obtener la medicación que necesitaban, lo que implicó intentar surtir sus recetas en lugares nuevos, como hizo Lloyd. Sin embargo, esto representa una odisea, pues es sumamente difícil obtener una cita médica en un momento en que muchos médicos las están posponiendo o cancelando; o averiguar cómo pagar el medicamento después de perder el empleo y, por lo tanto, la cobertura médica. Esto no nos dice nada sobre la posible escasez de anticonceptivos, ya que la pandemia interrumpe la cadena de suministro, algo que advirtió que ocurriría el Instituto Guttmacher en un informe publicado la semana pasada.

Debido a que los estados y las compañías de seguros tienen políticas diferentes sobre cuántos meses de anticonceptivos se le pueden recetar a la vez a un paciente, las personas no pueden "abastecerse" de la misma manera que con otros medicamentos, en especial porque los anticonceptivos no se venden sin receta, una petición por la que abogan muchos defensores y expertos en salud reproductiva.

"Si las personas no pueden salir de sus hogares o se les aconseja evitar las clínicas de salud a menos que estén realmente enfermas, se trata de circunstancias que evidencian por qué la venta libre de las pastillas del control de la natalidad ayudaría a las personas a superar estos obstáculos", dijo Britt Wahlin, vicepresidenta de desarrollo y asuntos públicos de Ibis Reproductive Health, la organización de investigación detrás de una campaña en Estados Unidos llamada “Free the Pill” [Liberen a la píldora].

"Poder tomar libremente tal producto del anaquel cuando vas por pasta dental, desodorante o tampones lo volvería mucho más accesible", dijo Wahlin.

Tener acceso a productos de control de la natalidad puede ser difícil incluso en circunstancias normales. Por lo general, obtener una receta de píldoras anticonceptivas hormonales implica que los pacientes programen una cita con un médico de atención primaria o un ginecólogo, discutan cuál es la mejor opción para ellos y luego vayan por el medicamento a una farmacia. Parece bastante sencillo, pero puede llevar semanas o incluso meses programar una cita con un obstetra/ginecólogo, y llegar a la cita puede ser difícil para quienes trabajan por hora, tienen hijos o dependen del transporte público para desplazarse.

Luego está el costo: una visita al médico para obtener una receta puede costar entre $35 y $250 dólares, según el tipo de atención médica con que cuente el paciente, según Planned Parenthood. Las píldoras en sí mismas pueden costar hasta $50 dólares el paquete, sumando varios cientos de dólares al año. La mayoría de los planes de seguridad social cubren estos costos, pero hay algunos que no lo hacen.

La actual pandemia mundial y todo el caos que trae consigo solo ha exacerbado estos obstáculos y ha hecho que las brechas en los servicios de atención médica sea más marcada.

Hasta la semana pasada, Shirley Zhou, de 22 años, dependía de su seguro para cubrir el 100 por ciento del costo de su anillo anticonceptivo, un método que ha estado utilizando durante los últimos cinco años. Pero ahora no sabe si podrá obtener el anillo del próximo mes, o si tendrá que cambiar por completo de método anticonceptivo: hace dos semanas perdió su trabajo en una startup de tecnología relacionada con los viajes, en tan solo uno de los cientos de despidos masivos que están teniendo lugar como resultado del coronavirus.

Aunque su cobertura estará vigente hasta el 1 de abril, su seguro solo le permite obtener un anillo anticonceptivos por mes, lo que significa que no puede tener ninguno extra. Cuando acudió a su farmacia local después del despido, el farmacéutico le dijo que el anillo le costaría $198 dólares sin la cobertura de su seguro.

"El precio lo hace parecer un lujo aunque no lo sea", dijo Zhou. "Para mí, es una necesidad".

Zhou dijo que está tratando de conseguir una cita abierta en una clínica cercana de Planned Parenthood, ya que los proveedores de salud reproductiva a veces subsidian la atención de las personas que no tienen seguro.

Muchas gente en lugar de acudir a citas medicas regulares en persona y visitar una farmacia ha recurrido a aplicaciones de consultas médicas a distancia como Nurx y Pill Club, que permiten a los pacientes tener consultas remotas con médicos con licencia y recibir por correo sus píldoras anticonceptivas. Estos servicios fueron creados con la intención de acabar con los obstáculos más comunes que impiden el acceso al control de la natalidad, pero ahora, en esta situación inusual, están demostrando ser aún más necesarios: un portavoz de Nurx le dijo a VICE que la compañía, que fue lanzada desde 2016, ha recibido su mayor número de solicitudes en los últimos días, una tendencia que Nurx espera que continue.

Nick Chang, fundador y CEO del Pill Club, dijo que la compañía ha notado un gran aumento en el número de pacientes que dejaron de surtir sus recetas en farmacias locales para hacerlo mediante su servicio.

"Tan solo esta semana recibimos alrededor de 30 por ciento más de este tipo de solicitudes", dijo Chang. “Muchos de nuestros pacientes también se han acercado a nosotros para asegurarse de que su tratamiento no se vea interrumpido porque tuvieron que mudarse y se están quedando en una dirección distinta; una gran parte de nuestra base de suscriptores son estudiantes universitarios a quienes se les ha indicado volver a casa".

Los estudiantes no son las únicas personas que se están reubicando con poca antelación debido a la pandemia. Katy Costikyan, de 23 años, dejó su departamento en la ciudad de Nueva York la semana pasada después de perder su trabajo en un restaurante, en otro despido relacionado con el coronavirus. Ella había estado usando la aplicación Nurx durante los últimos años, y se sintió aliviada al saber que podía transferir su receta a una dirección rural de Pennsylvania, donde se encuentra aislada junto con su novio.

"Sin la opción de consultas medicas a distancia, me habría quedado sin control de la natalidad y no sé si podría haber encontrado un médico que me atendiera y diera una nueva receta en persona, dadas las circunstancias", dijo Costikyan. “Mi método anticonceptivo está ligado a mis hormonas, por lo que sufriría efectos físicos si interrumpiera ese ciclo. Siento que están sucediendo demasiadas cosas estresantes en este momento, así que de verdad no quiero estresarme también por la posibilidad de quedar embarazada”.

Pero las políticas restrictivas de la atención médica a distancia significan que servicios como Nurx no pueden operar en todas partes: actualmente en Estados Unidos, solo 29 estados y Washington D.C permiten lo que se conoce como "atención médica a distancia asincrónica", lo que significa que los pacientes y proveedores no tienen que estar en línea o chateando por video al mismo tiempo. Con la atención médica a distancia asincrónica, los pacientes pueden enviar mensajes a sus proveedores cuando les sea posible, y los proveedores pueden responder cuando vean el mensaje.

Los defensores de la atención médica en salud reproductiva a distancia, así como de los anticonceptivos de venta libre, esperan que los legisladores se den cuenta que el modelo de prescripción en persona no es la única forma segura de ayudar a las personas a acceder a los anticonceptivos, y que de hecho, puede que ni siquiera sea la más efectiva

"En mayo será el 60º aniversario de la aprobación de la primera píldora anticonceptiva por la FDA, por lo que tenemos décadas de investigación que demuestran que es segura y efectiva", dijo Wahlin. "No hay necesidad de que una receta interfiera con el acceso que las personas tiene a ella".

Durante una pandemia mundial, la atención médica a distancia les daría a los pacientes una cosa menos de qué preocuparse y un obstáculo menos por vencer para asegurarse de mantenerse seguros y saludables. Además, para algunas personas, tomar una píldora todos los días es parte de su rutina normal y, en este momento, mantener en la medida de lo posible tanto la normalidad como la rutina es muy importante.

"En comparación con todo lo demás —personas que enferman e incluso mueren por el virus—, podría parecer algo de poca importancia", dijo Lloyd. "Pero tu cuerpo se acostumbra por completo a tomarla, y no hacerlo es como si, además de todo lo que está ocurriendo, te quitaran parte de tu vida normal y la arrojaran por la ventana".

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