Artículo publicado originalmente por VICE Estados Unidos.
Cuando se trata de cómo tener orgasmos mejores y más intensos, se ha escrito de todo. En las redes, podemos encontrar todo tipo de consejos, tanto para aquellos que se estrenan como para los más experimentados. Sin embargo, la mayoría de estas guías pasan por alto una técnica simple y extraordinariamente efectiva: el edging.
¿Qué es el ‘edging’?
En inglés, “edge” significa “borde”, como el borde de una mesa, por ejemplo. De ahí, el edging, es la técnica que consiste en controlar la excitación sexual hasta casi tener un orgasmo. Es llegar al borde, pero sin cruzar la línea. Si lo haces bastantes veces, tu cuerpo acabará convirtiéndose en un nido de sensaciones y el orgasmo, siempre y cuando lo consigas, será mucho más fuerte e intenso.
También se le conoce como peaking, surfing y negación del orgasmo, y es muy similar a la técnica de la masturbación lenta del libro de Alex Comfort, La alegría del sexo. Asimismo, puede ser una ayuda para la gente con pene que quiera aprender a controlar sus eyaculaciones.
¡Dato interesante! Para complicar las cosas un poco, el edge play, que no tiene nada que ver con el edging, es una práctica del BDSM en la que se lleva a alguien al borde psicológico. Las actividades relacionadas con el edge play son muy variadas, pero, a menudo, están llenas de tabúes y son extremadamente intensas, emocionales, a veces violentas y muy eróticas. (Un ejemplo es la asfixia erótica, que consiste en impedir la respiración). Cada persona tiene un límite diferente, así que cada edge play es diferente. Pero ese es otro tema para otra guía sexual.
¿Por qué da placer el edging ?
¿No quieres tener mejores orgasmos? Ok. Aquí tienes otros incentivos.
Para las personas con pene, el principal atractivo es que las relaciones sexuales duran más. La duración media en el sexo heterovaginal es de 5.4 minutos, según un estudio realizado para la Journal of Sexual Medicine en 2015; así que tú dirás. No llegar al orgasmo también quiere decir que no hay periodo de refracción, así que no hay excusa para quedarse dormido y dejar con las ganas a tu pareja, que solo quiere poder venirse ¡al menos una vez al año!
Además de conseguir el sueño que Sonia y Selena tanto anhelaban y “bailar” toda la noche, o por lo menos más de 5.4 minutos, el edging también atrae a aquellos que quieren quedarse en un estado de excitación prolongado. Para todas esas personas con vaginas, retrasar el orgasmo de sus parejas les da tiempo para calentar y aumenta la probabilidad de que ellas mismas pueda llegar al clímax, si es que su pareja se lo permite, pervertidos.
¿Cómo combinar el edging con el BDSM?
Hablando de perversiones, los dominantes y sumisos también practican el edging, aunque añaden un componente adicional psicológico o físico para controlar el retraso o impedir por completo el orgasmo. El objetivo sigue siendo el estado de excitación prolongado, pero con una vuelta de tuerca para aumentar la diversión.
Para los activos, hacerle edging a su pareja puede incrementar la sensación de poder y control, pero también ocurre al revés. Un activo que quiera comprobar el control que tiene sobre su propio cuerpo y sus deseos sexuales puede practicar el edging. Para los pasivos, el edging puede potenciar la sensación de sumisión, de cosificación con consentimiento y de obediencia.
Ir más allá y negar por completo el orgasmo a una persona, puede servir para aumentar la tolerancia de los pasivos a cierto tipo de estímulos, como la tortura erótica (cinturones de castidad, jaulas, esposas, etc.) e incluso para entrenar a alguien para venirse cuando quiera.
¿Por cuánto tiempo se recomienda retrasar el orgasmo?
¡Depende de ti!
Si no conoces a un experto que pueda versarte en el arte del edging, puedes practicar tú mismo en casa, masturbándote. Escuchar a tu cuerpo y aprender cómo responde a ciertas sensaciones, presiones y ritmos es tremendamente útil no solo para el edging, sino para cualquier actividad sexual. Como dice el famoso aforismo griego: “Conócete a ti mismo”. Y, teniendo en cuenta que lo dijeron los griegos, está claro que hablaban de masturbarse.
El edging más básico implica masturbarte hasta que creas que te vas a venir y, entonces, parar durante un periodo breve, pero no tanto como para perder el interés y ponerte a ver Instagram. Hazlo un par de veces para ver qué sientes, no solo en tus genitales, sino en todo tu cuerpo. Cuanto más practiques, más podrás aguantar y el resultado final será mucho más explosivo y placentero.
Para la gente con pene, otro método interesante es “el squeeze”, del inglés “apretar”, que consiste en masturbarse hasta casi llegar al orgasmo, parar, apretar la punta del pene por unos 30 segundo y comenzar de nuevo el proceso.
¿Es sano practicar el edging?
No hay ningún estudio que sugiera que el edging tenga beneficios para la salud. Pero vivimos en una cultura orientada al orgasmo y, aunque no hay nada malo en venirse de vez en cuando (y hacerlo de forma eficiente), el hecho de que nos centremos en conseguir un objetivo y no en conseguir placer puede producir mucha ansiedad, vergüenza y, por desgracia, orgasmos fingidos. Es muy probable que este hecho esté relacionado con el gran número de personas que son anorgásmicas (una disfunción sexual que impide llegar al orgasmo) o que nunca han tenido un orgasmo (entre un 10 y un 15 por ciento de las mujeres adultas, según un estudio). Si nos olvidamos de los orgasmos, aunque sea por poco tiempo, nos liberamos del agobio y la obligación de tener sexo para un fin y podemos centrarnos en el placer y la alegría y en saborear las respuestas eróticas de nuestro cuerpo de la misma manera que lo haríamos con un festín delicioso y opulento.
Anna Pulley https://ift.tt/eA8V8J
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