Artículo publicado originalmente por VICE Estados Unidos.
El 8 de marzo, el ministerio de salud francés tuiteó desde su cuenta oficial que la cocaína NO protege contra el COVID-19, la enfermedad causada por el nuevo coronavirus. El mensaje se emitió en respuesta a artículos de noticias falsas que afirmaban que "la cocaína mata el coronavirus".
La historia de la cocaína es solo una de las muchas afirmaciones sin sustento de curas y tratamientos falsos contra el COVID-19 que han circulado en Internet desde que comenzó la pandemia, que van desde absurdas hasta mortales. Algunas personas afirman que el coronavirus permanece en la garganta durante cuatro días y que beber agua con frecuencia puede eliminarlo. Otros, como el YouTuber Jordan Sather, tuitearon sobre una "solución mineral milagrosa", que "efectivamente implica beber cloro", informó CBS.
También han aparecido productos que supuestamente aumentan la inmunidad, junto con afirmaciones de que el nuevo coronavirus es una arma biológica, hecha intencionalmente por científicos chinos en un laboratorio. También hay un nuevo rumor circulando sobre cómo el virus está siendo causado o exacerbado por la tecnología de teléfonos celulares 5G, lo que ha llevado a incendios intencionales en al menos una decena de torres telefónicas 5G en Reino Unido.
Otras suposiciones o mentiras incluyen tomar el sol o exponerse a temperaturas superiores a 23 grados centígrados para prevenir el COVID-19, o contener la respiración durante 10 segundos sin toser para comprobar que no estás infectado. Entre los supuestos remedios está el consumo de alcohol, usar un secador de manos, tomar un baño caliente, rociar cloro por todo el cuerpo o comer ajo.
El Washington Post reportó que 2 millones de tuits emitidos entre el 20 de enero y el 10 de febrero contenían teorías de conspiración y desinformación, lo cual representa el 7 por ciento de todos los tuits sobre coronavirus. "El Covid-19 es un estudio de caso sobre la interacción entre contagio, información, desinformación y comportamiento", escribieron los investigadores Laurent Hébert-Dufresne y Vicky Chuqiao Yang en STAT, un sitio web enfocado en noticias sobre salud.
Los problemas de salud siempre han estado acompañados por pseudociencia, afirmaciones falsas, exageraciones, teorías de conspiración y productos falsos. Pero con el COVID-19, los expertos dicen que la amplitud y diversidad de la "basura" no tiene precedentes. En una conferencia en febrero, el director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, advirtió: “No solo estamos luchando contra una epidemia; estamos luchando contra una infodemia".
Para combatir esta infodemia, Tim Caulfield, profesor de derecho en salud y normatividad científica en la Universidad de Alberta en Canadá, recibió recientemente una subvención de 380.000 dólares para rastrear todas las teorías de desinformación y conspiración en torno al COVID-19.
Caulfield no es ajeno a la desinformación relacionada con la salud. En la última década, él y sus colegas analizaron la información difundida a través del marketing y los artículos de prensa sobre las clínicas de células madre. También fue el presentador de User's Guide to Cheating Death (Una guía del usuario para engañar a la muerte), un programa de Netflix que explora la legitimidad de las modas sobre salud, y es autor del libro Is Gwyneth Paltrow Wrong About Everything? (¿Se equivoca Gwyneth Paltrow sobre todo?)
VICE habló con Caulfield sobre cómo incluso su empleo anterior no logró prepararlo por completo para el actual torbellino de desinformación sobre COVID-19, por qué hay tanta y cómo planea monitorearla. Esta entrevista fue ligeramente editada por su extensión y para brindar mayor claridad.
VICE: La variedad de la desinformación actual no se parece a nada que haya visto antes. Quiero saber si piensas que esta pandemia realmente se distingue en términos de cuánta desinformación existe a su alrededor, en comparación con otros temas o enfermedades.
Tim Caulfield: Estoy de acuerdo, realmente es un nuevo nivel de desinformación. Recientemente la llamé "desinformación en esteroides". La he seguido de cerca y he trabajado en este campo durante décadas, así que esperaba que se propagara mucha desinformación. Me han sorprendido el grado, la cantidad y la diversidad. Es realmente increíble.
Si hubiéramos hablado hace tres meses, te habría dicho que la desinformación estaría presente al principio, pero cuando la gravedad de la situación se estabilizara, comenzaríamos a ver una disminución. No creo que sea el caso ahora. Creo que estamos viendo, si acaso, una aceleración. Es realmente un problema.
Por otro lado, no deberíamos estar tan sorprendidos porque esta pandemia ocurrió durante la era de la desinformación, ¿cierto? Está sucediendo durante una época en la que hay una tolerancia inapropiada a la pseudociencia. Está sucediendo en el contexto de las marcas que promueven el bienestar y que están prosperando, las cuales utilizan desinformación para obtener ganancias. Está sucediendo en la época de las redes sociales, y en nuestra investigación preliminar no es ninguna sorpresa, aquí es donde circula la mayor parte de la desinformación. Por otra parte, descubrimos que los medios de comunicación tradicionales —y lo repito, es un trabajo muy preliminar—, a excepción de unos cuantos, han tenido un papel relativamente bueno. Realmente se trata de un asunto de marketing y redes sociales.
Algo que estamos viendo es la idea del "refuerzo inmunológico", la cual está siendo desacreditada a través de varios artículos en los medios de comunicación. En el pasado tal vez no hubiéramos visto ese tipo de cosas. Entonces es un pequeño rayo de esperanza.
Otro punto importante es que esta es la era de la desconfianza. Tenemos un discurso polarizado. Estamos viendo argumentos motivados por ideologías en el contexto de este virus. En general, creo que todo esto se ha conjugado para hacer de este un momento único en la historia de la difusión de la desinformación.
Hablemos de algunos ejemplos específicos. Estaba tratando de crear una lista corta, pero luego llegué a 10 y luego 15, y me di por vencida. ¿Qué lógica hay detrás de esto?
Los puse a todos en un solo espectro. Voy a hablar solo de las curas por ahora. En un extremo del espectro, tienes cosas realmente absurdas: beber cloro, usar aceites esenciales en el ano, consumir cocaína, beber alcohol, todo eso es absurdo.
Luego tienes los remedios que se sitúan en la mitad del espectro, que tal vez parezcan más intuitivamente plausibles, como la idea de tomar suplementos, recibir terapia de vitaminas por vía intravenosa, homeopatía, acudir con un quiropráctico para que te ajuste la espalda con el fin de estimular tu sistema inmunológico. Estas ideas siguen sin estar respaldadas por la ciencia.
Te mueves a lo largo de ese espectro hasta llegar al tipo más complejo de desinformación. Es decir, productos farmacéuticos reales que son representados incorrectamente. Por supuesto, saben a lo que me refiero [nota del escritor: Caulfield se refiere a la hidroxicloroquina, que Donald Trump ha promovido en repetidas ocasiones como un tratamiento prometedor, a pesar de que su efectividad no ha sido comprobada en ensayos clínicos].
En todo el espectro, la desinformación ha provocado graves daños. Ha habido muertos y gente que está desperdiciando su dinero y probablemente su energía. Las personas pueden terminar creyendo que son más inmunes o menos susceptibles debido a estos remedios falsos y, por lo tanto, podrían no acatar las medidas pertinentes, como el distanciamiento social. Por supuesto, esto solo empeora el entorno de información caótica, y no llevar a cabo las recomendaciones podría ser la parte más dañina. Simplemente crea mucho ruido.
Veo dos tipos de espectro: uno es el de credibilidad, como dijiste anteriormente. El cloro versus los suplementos. Pero también está el espectro de lo que puede provocar un mayor daño físico a una persona, y lo que no tiene sentido pero no es dañino. Por ejemplo, leí que la gente decía que beber agua tibia cada 15 minutos eliminaría el virus de la garganta.
O usar la secadora de pelo en la nariz, ¿viste ese?
Sí, exacto. Dado que beber agua y secar tus fosas nasales podría no causar tanto daño corporal como beber cloro, ¿aún consideras que debemos luchar con tanta fuerza contra ese tipo de desinformación?
Sí, porque una de las cosas que queremos no es simplemente ignorar la desinformación, sino que las personas usen sus habilidades de pensamiento crítico.
Algo que está relacionado con esto ha sido la tolerancia a la pseudociencia: Claro, las marcas que promueven el bienestar no tienen ninguna ciencia detrás de ellas, pero ¿qué daño están haciendo? Supuestamente permiten que las personas se hagan cargo de su vida y se sientan empoderadas. Pero ese tipo de tolerancia termina facilitando la aceptación de la desinformación.
También queremos que las personas puedan concentrarse en los pasos simples que pueden tomar: lavarse las manos, distanciarse socialmente, tomar medidas responsables cuando presenten síntomas. Todo este ruido lo complica. Hace que sea difícil escuchar las voces en las que podemos confiar.
Gran parte de la desinformación ha sido retomada de campañas anteriores. Por ejemplo, la sugerencia de que el 5G exacerba el virus. ¿Qué piensas al respecto? ¿Por qué hay cosas específicas que están resurgiendo?
Es muy cierto, ¿verdad? Creo que si existe una teoría de conspiración popular, o una tendencia de salud popular, el universo encontrará una forma de vincularla con el coronavirus en este momento. He visto la teoría del 5G y la teoría de la conspiración que involucra a las grandes empresas farmacéuticas. Hay personas que hablan sobre el CBD y el coronavirus. Hay quienes hablan sobre la dieta keto y el coronavirus. Son muchas suposiciones. Se trata de conceptos que las personas conocen y, por lo tanto, es fácil aprovechar el miedo o la preocupación de las teorías conspirativas existentes para impulsar una narrativa.
Otros casos, como el del CBD y la dieta keto, están usando el momento a su favor para vender productos e ideologías. Las personas tienen ideologías, algo en lo que están realmente interesadas, así que están sacando partido de las circunstancias para comercializar el concepto, el producto o la ideología.
Entonces vas a intentar hacer un seguimiento de todas estas teorías. Háblame un poco sobre la subvención que recibiste y cómo exactamente vas a llevar a cabo el proyecto.
Por un lado, es un proyecto académico que durará un par de años, pero también queremos tener un impacto inmediato en el futuro cercano. Vamos a revisar las fuentes tradicionales de noticias. Vamos a revisar las redes sociales y una gran variedad de motores de búsqueda, porque conocemos su importancia: tienen el poder de crear la realidad de las personas, ¿cierto? ¿Qué resultados obtienen las personas cuando buscan no solo términos como coronavirus y COVID, sino también "refuerzo inmunológico"? Queremos revisar esos dominios y lo haremos de diferentes maneras. Tenemos un gran equipo de investigación.
En el futuro cercano también estaremos trabajando con la ONG canadiense MediaSmarts, una entidad de alfabetización mediática, para hacer una campaña que esperamos lanzar muy pronto. Tendrá un mensaje muy simple sobre el tipo de cosas de las que estaba hablando: crear una cultura de precisión sobre pensar antes de compartir. Queremos que sea práctico, fácil de compartir y que tenga un impacto inmediato. Y aún más importante, que esté basado en evidencia.
¿Cuánto de esto crees que está siendo alimentado por el miedo y la ansiedad y por el deseo de que exista una solución simple al problema?
Creo que es todo lo anterior. El miedo y la ansiedad llevan a las personas a actuar; quieren hacer algo que les dé consuelo. Quizás es un ritual que les permite creer que están haciendo algo bien, incluso si es ineficaz y la desinformación les da la capacidad de hacerlo.
Mi amigo Alan Levinovitz tiene comentarios realmente interesantes sobre cómo a la gente le gustan los rituales. Es posible que sepan que los suplementos no funcionan, pero al menos sienten que están haciendo algo y cuando tienes miedo y te sientes impotente, estas acciones pueden brindar un cierto grado de comodidad. Lo entiendo.
Por supuesto, está el otro lado de la ecuación. Muchas de estas entidades en realidad están tratando de crear más miedo o están valiéndose del miedo para vender desinformación en los productos.
Creo que uno de los problemas es que el virus es nuevo y que existe mucha incertidumbre, incluso en las recomendaciones oficiales. Las mascarillas son un buen ejemplo. En Estados Unidos, el mensaje fue que no deberíamos usarlas, pero ahora nos dicen que, de hecho, tal vez deberíamos hacerlo. Incluso si estás siguiendo fuentes con buena reputación, existe confusión. ¿Cómo crees que está alimentando la desinformación actual?
Escucho eso todo el tiempo sobre aquellas voces de confianza: ¿Cómo podemos confiar en ellas? Pues resulta que cambiaron de opinión. Una de las cosas que esperamos transmitir en nuestro proyecto, y espero que sea uno de los legados de esta crisis, es el reconocimiento de lo que es la ciencia. La ciencia no es una lista de hechos, es un proceso.
En una situación como esta donde hay tanta incertidumbre y debido a que la ciencia está evolucionando con tanta rapidez, es una buena razón recurrir a esas voces de confianza, las voces que están compilando la ciencia lo mejor que pueden, y siendo ágiles y receptivas a ella.
De hecho, quieres que cambien de opinión y que actualicen tanto sus recomendaciones como sus datos, no solo los datos científicos, sino también los de comportamiento, los relacionados con las ciencias sociales y la información de la comunidad. A medida que eso cambia, es necesario que puedan responder. Eso debería ser una señal de confianza, no de desconfianza.
Pero tienes razón, está teniendo un impacto real. Creo que una de las razones por las que esto es tan único es porque esa incertidumbre y ese miedo se está llenando de teorías y narrativas de conspiración que darán consuelo a las personas. Esos vacíos a menudo están llenos de desinformación.
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