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viernes, 24 de abril de 2020

Probablemente olvidarás lo que fue vivir una pandemia

Artículo publicado originalmente por VICE Estados Unidos.

Me tomé el día debido a que la escuela local fue bombardeada. Estaba tan aburrido que esperar a ver caer la fruta de un árbol de gingko se convirtió en una fuente de entretenimiento. Ví cadáveres en la calle. Un piloto, presuntamente muerto, entró a un restaurante lleno de gente para saludar a su asombrado compañero y sus amigos.

Estos son recuerdos de personas que vivieron eventos históricos importantes: la Segunda Guerra Mundial, la Guerra de Vietnam, la Revolución Cultural China. Escenas y experiencias que quedaron grabadas en sus mentes décadas después.

A medida que experimentamos una pandemia global, es extraño darse cuenta de que actualmente estamos viviendo un nuevo gran evento histórico, el cual relataremos a nuestros hijos, lo documentaremos en los libros de texto de historia e intercambiaremos nuestras experiencias compartidas en los años venideros.

Sentimos que los momentos cotidianos son inolvidables debido a su carácter extraño o trágico: las actualizaciones del conteo de muertes, los aplausos de las 9 PM para los trabajadores de la salud, ver conferencias de prensa con gobernadores y expertos en enfermedades infecciosas, filas para entrar a los supermercados que dan la vuelta a la cuadra y trabajar desde casa día tras día (para algunos de nosotros) mientras las calles de las ciudades más concurridas del mundo permanecen vacías y en silencio.

Pero, ¿qué recordaremos exactamente dentro de unos años? La inquietante verdad es que quizá no recordemos mucho, porque nunca lo hacemos: no es la forma en que funciona la memoria. No recordamos cada minuto, ni cada día o semana. Olvidamos personas, lugares, estados de ánimo y eventos.

En 1890, el psicólogo William James escribió que los eventos emocionales tienen un efecto tan poderoso en nuestras mentes que "casi dejan una cicatriz en los tejidos cerebrales". Pero para muchos de nosotros —especialmente aquellos que estamos en confinamiento— es más probable que los eventos se vuelvan borrosos, según investigadores de la memoria.

Algunos de nosotros tendremos el lujo de decir, con un poco de esfuerzo: "¿Recuerdas cuándo...?"

Aquellas personas combatiendo el virus en la vanguardia, como los trabajadores de la salud, lo recordarán de manera diferente. Serán testigos de primera mano de la pérdida de vidas humanas, y las emociones como el dolor, el miedo y la ansiedad intensificarán sus recuerdos. Podrían terminar acosados por los recuerdos, como ocurre con las personas con trastorno de estrés postraumático (TEPT). Para aquellos que enfrentan otras tensiones extremas —como seres queridos que se enfermaron y murieron solos, el miedo al desempleo y la recesión económica—, es posible que los recuerdos traumáticos sigan saliendo a la superficie (aunque no necesariamente con precisión).

Para aquellos cuyas vidas permanecen ilesas, que tienen el privilegio de esperar las semanas sin mucha variedad diaria, este "evento histórico" no es propicio para crear recuerdos definidos y precisos. A pesar de tener conciencia de cada momento, mucho de ello se nos escapará. Reconocer que una buena parte de lo que está sucediendo eventualmente será sepultado en los recovecos de nuestro cerebro podría servir como un pequeño consuelo: en algún momento futuro, algunos de nosotros seremos libres de este período de tiempo. Algunos tendremos el lujo de decir, con un poco de esfuerzo: "¿Recuerdas cuándo...?".

Cyrus Faryar vivió en Londres durante los bombardeos de Alemania a Inglaterra en la Segunda Guerra Mundial. El hombre de 84 años recordó que cuando era niño les daban máscaras de gas para ir a la escuela. A menudo escuchaba las sirenas de los ataques aéreos, seguido por el sonido de explosiones en toda la ciudad. Un día, "todos estábamos maravillados de descubrir que nuestra escuela había sido bombardeada. Entonces, tuvimos el día libre", relató.

Fue testigo de las batallas aéreas: aviones estadounidenses o británicos peleando contra aviones alemanes sobre la ciudad. Faryar tiene un claro recuerdo visual de un avión siendo golpeado y un piloto flotando, suspendido por un paracaídas. "Si las personas con las que estábamos observando determinaban que se trataba de un avión británico, había una terrible preocupación", dijo. "Pero si destruían un avión alemán, había aplausos públicos. La gente en las calles aplaudía. Es mi recuerdo".

Las emociones poderosas, tanto felices como tristes, influyen en nuestra capacidad para recordar las cosas. Esto significa que cada individuo posee instancias emocionales específicas y únicas que se destacan. En la pandemia actual, podría ser el primer conocido afectado por el COVID-19, o una muerte en la familia o círculo social. Sin embargo, solo porque terminas recordando algo rara vez significa que sea 100 por ciento preciso. Sabemos que las personas a menudo tienen recuerdos incorrectos o incompletos, incluso de eventos únicos en la vida.

En 1986, el psicólogo cognitivo Ulric Neisser preguntó a sus alumnos sobre la explosión del Challenger el día después de que ocurrió: qué estaban haciendo y con quién estaban. Poco más de dos años después les hizo las mismas preguntas. Los estudiantes, incluso aquellos que tenían mucha confianza en sus respuestas, no obtuvieron buenos resultados. "El estudiante promedio obtuvo menos de tres en una escala de siete", escribió Maria Konnikova en el New Yorker. "La cuarta parte sacó cero".

Podemos recordar partes de nuestra experiencia y olvidar otras, conservando los detalles más cargados de emociones pero ocultando el resto. Si un evento es más neutral, una persona podría recordar cada detalle de la misma manera. Si es emocional, recuerdan las partes que son más emocionales, olvidando los detalles periféricos.

En un estudio de 2003 dirigido por Kathy Pezdek, psicóloga cognitiva de la Claremont Graduate University en California, las personas que vivieron en Nueva York durante el 11 de septiembre tuvieron los recuerdos más precisos de los eventos acontecidos, pero la peor memoria autobiográfica —recuerdos de sí mismos y su vida diaria y sus percepciones durante ese mismo período— en comparación con los estudiantes universitarios de California y Hawái.

"Con las emociones, es casi como cambiar el enfoque de una cámara".

"Si ves a alguien con una pistola, tal vez recuerdes el arma con exquisito detalle, pero no tienes idea de qué color era el edificio", dijo Daniela Schiller, una neurocientífica que estudia la memoria en la Escuela de Medicina Mount Sinai en la ciudad de Nueva York.

Esto explica cómo las personas pueden olvidar detalles que no esperarías que hicieran. El padre de Schiller, que vivió durante el Holocausto, vio en una ocasión el juicio a un grupo de nazis que estaban siendo procesados. Los abogados le preguntaron a una mujer mayor cómo lavaba su ropa en el campo de concentración, pero no podía recordarlo. "Después de pensarlo, mi padre dijo que tampoco lo recordaba. No recordarías muchas de esas cosas", dijo Schiller. "Con las emociones, es casi como cambiar el enfoque de una cámara".

Mi madre, de 59 años, recordó que durante la Revolución Cultural China, cuando se iba a dormir por la noche, mi abuela se quedaba sentada vigilando la puerta principal, sosteniendo una barra de acero, por temor a los intrusos nocturnos, una amenaza durante la guerra de facciones comunistas en Chengdu.

También recordó cómo su niñera colocaba a su hermana pequeña en su espalda y los tres caminaban al apartamento con precaución, a pesar de que estaba a solo una cuadra de distancia.

"De alguna manera, la imagen de esa anciana con mi hermana en su espalda y yo siguiéndola, aún puedo recordarla hoy", dijo. "Parece muy lejana. Casi una época antigua. Sin embargo, mi memoria todavía la recuerda tan claramente, como si hubiera sido ayer".

En una entrevista de 2005 con NPR, el filósofo Alain de Botton comentó lo extraño que es recordar algunas cosas tan claramente y otras no. "Es muy posible recordar con increíble nitidez un momento que nos ocurrió en la primera infancia, mientras que toda la semana pasada está perdida en una especie de oscuridad", dijo de Botton.

Los psicólogos cognitivos han descubierto que existen otras características que también hacen que algo sea más memorable, lo que podría ofrecer pistas sobre qué partes de nuestra experiencia pandémica pueden permanecer con nosotros.

La novedad es una de ellas. Si algo es nuevo, sorprendente o diferente de lo que normalmente experimentas. Jennifer Talarico, profesora de psicología en Lafayette College, dijo que lo que le intriga sobre la pandemia es que hay una paradoja: lo que está sucediendo es algo que ninguno de nosotros hemos vivido antes y, sin embargo, nuestros días están llenos de monotonía.

"Nuestros mundos son limitados y estamos en los mismos lugares haciendo las mismas cosas con las mismas personas", dijo. "Aquellos de nosotros que tenemos la suerte de poder trabajar desde casa no vamos a diferentes lugares ni nos reunimos con diferentes personas".

Talarico duda que vayamos a recordar menos, pero afirma que es probable que acabemos por fusionar muchos recuerdos diferentes. Tendremos un sentido genérico de cómo eran las cosas y con el tiempo se nos podría dificultar crear recuerdos de eventos específicos. "Habrá una gran mezcla de días, semanas y meses", dijo.

Dorthe Berntsen, profesora de psicología en la Universidad de Aarhus en Dinamarca, concuerda en que mucho de lo que estamos viviendo ahora se volverá muy borroso. Ella piensa que no recordaremos cada día individual en absoluto. Nuestras antiguas vidas cotidianas solían tener más variación, y esa pérdida significa que este período de tiempo podría representarse de manera diferente en nuestros recuerdos.

Los momentos que marcan transiciones son más memorables. Podríamos aferrarnos al primer o último instante de algo: el primer día que trabajaste desde casa después de que cerró tu oficina. La última comida en tu restaurante favorito antes de que cerrara. Cualquier punto de inflexión. "Solemos recordar los momentos donde, de repente, las cosas cambian", dijo Berntsen.

Con respecto a su estudio del 11 de septiembre, publicado en 2003, Pezdek dijo que cuando los aviones se estrellaron en el World Trade Center, la gente no sabía lo que estaba pasando. No podían construir una narrativa. "No tuvieron la historia completa durante unos 30 a 40 minutos después de que el primer avión golpeara la primera torre", comentó. "Por ese motivo, aquellos primeros 30 minutos no se recuerdan con claridad".

Nuestros recuerdos también nos ayudan a construir una historia coherente sobre lo que está sucediendo, dijo Pezdek. "Como seres humanos, siempre tratamos de darle sentido a las circunstancias".

Esto es relevante para la pandemia de coronavirus porque, especialmente en Estados Unidos, la narrativa ha cambiado constantemente. En un inicio, Donald Trump minimizó la situación, y se ha sugerido una y otra vez la "reapertura" del país. La falta de pruebas ha llevado a un conteo inexacto de los contagios y las muertes por el virus.

Esta inconsistencia contribuirá a que nuestros recuerdos sean borrosos, dijo Pezdek. "Habrá mucha distorsión porque todo sigue cambiando", dijo. "Es muy difícil construir una narrativa. ¿Cuál es la historia? ¿Cuál será su final? Será una mezcla caótica de cosas que sucedieron".

¿Qué pasa con las figuras o personas distintivas? ¿Recordarán los neoyorquinos las conferencias de prensa diarias del gobernador Andrew Cuomo, o los estadounidenses la presencia tranquilizadora de Anthony Fauci? "Probablemente tendrá una memoria más general", dijo Talarico. "Una representación genérica de muchos eventos específicos individuales, en lugar de apariciones o conferencias de prensa específicas".

"Habrá una gran mezcla de días, semanas, meses".

Berntsen dijo que otra cosa que podríamos recordar de esta época, curiosamente, son cosas que no hicimos o que no pudimos hacer, porque es probable que haya muchas emociones y sentimientos de pérdida. Cómo no pudiste ver a tu familia durante las vacaciones, ir a una boda o un funeral, ver a tus amigos, celebrar una fiesta de cumpleaños. "Se convertirán en recuerdos", dijo. "Pero recuerdos de una ausencia".

Podemos referirnos a los recuerdos como una cámara que toma instantáneas a las que podemos volver más adelante. Pero la investigación, incluida la de Schiller, ha demostrado que nuestros recuerdos no son fotografías estáticas. Los recuerdos pueden fortalecerse o debilitarse, o incorporar nueva información.

Nuestras personalidades influyen en lo que recordamos sobre nosotros mismos y nuestras vidas. "Alguien que piensa que es valiente podría no recordar un momento en que actuó de manera cobarde", reportó New Scientist en 2012. Las influencias culturales también impactan la memoria. Por ejemplo, Qi Wang, investigador de la Universidad de Cornell, descubrió que en China los recuerdos son menos personales y se centran más en eventos históricos; esto puede deberse a que la cultura china está menos centrada en el individuo y más en la sociedad colectiva.

Schiller estudia la reconsolidación de la memoria, cuando recurrimos a un recuerdo y lo recordamos de nuevo. No es como volver a un álbum de fotos: en el cerebro, la memoria se reconstruye, lo que a veces provoca alteraciones. "Es casi como un nuevo evento", dijo. "Recordar algo es como un nuevo evento en tu vida".

Tenía ese concepto en mente cuando le pregunté a la gente sobre sus recuerdos más claros de los eventos históricos que vivieron. De alguna manera los estaban reviviendo conmigo, así como vamos a revivir nuestros recuerdos de la pandemia, sean precisos o no, cuando los narremos en el futuro.

Dan Nguyen, un hombre de 70 años que vivió la guerra de Vietnam, tiene un recuerdo destacado: "Me preguntas lo que recuerdo. En aquel entonces veía sangre y muerte todos los días. Se me quedó muy grabado". Mi madre también tiene muy presente un recuerdo violento: estaba caminando por la calle y vio a una persona que había sido asesinada en un camión que pasaba.

"El cuerpo estaba justo encima del vehículo", dijo mi madre. "Lo recuerdo claramente. Fue el primer cadáver que vi. Simplemente estaba en la calle. Ni siquiera recuerdo con quién estaba, seguramente estaba acompañada de mi madre o algo así. Aún recuerdo el camión y el cuerpo encima. Y la gente parada junto él, del lado del pasajero".

Alteramos ligeramente nuestros recuerdos cada vez que los volvemos a narrar. "Serán un poco diferentes cada vez", dijo Joff Lee, un investigador de la memoria de la Universidad de Birmingham en Reino Unido. "Habrá ciertos elementos que conservarás y serán siempre los mismos, o parecerán ser siempre los mismos, pero los detalles podrían cambiar".

Esto hace que la memoria sea menos propiedad de un individuo y algo que compartimos, tanto con las personas con quienes la compartimos, como con aquellas con las que estamos viviendo la historia ahora. Eso resonó con Faryar. quien vivió en Londres durante los bombardeos. Cuando le pregunté por qué pensaba que algunos momentos se le habían quedado grabados, después de todo este tiempo, mientras que otros se habían perdido, dijo: "Creo que lo que recuerdo son los eventos que no me sucedieron exclusivamente, pero que tuvieron un impacto en un grupo de personas: una familia, un hogar, un aula. Había una sensación de que todos éramos parte de esto. No estoy solo".

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