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miércoles, 29 de julio de 2020

La camiseta se transpira dentro y fuera de la cancha

En 1987 mi viejo le pidió a mi abuela que tejiera un conjunto azul y oro para cuando naciera su primer hijo. Ese año nací yo, pequeñísima y con bajo peso. El body de hilo holgado en todos mis extremos fue una de las primeras prendas (o camisetas) con las que me sacaron una foto: mi viejo me sostiene con un brazo mientras le sonríe a la cámara. Años más tarde tendría dos hermanos varones hinchas de Boca; ninguno contaría con una prueba que acredite la adhesión al club desde su nacimiento.

En el 2000 llegó a casa una revista que tenía la foto del plantel que ganó la Intercontinental contra el Real Madrid. Descaradamente arranqué ese pequeño poster de dos hojas A4 y las pegué en una de las paredes de mi habitación. Hasta ese momento todavía no había visto un partido entero por televisión. Mi parentesco con Boca continuaba siendo poco racional, pero no por eso menos comprometido.

En esa época los partidos no se transmitían gratuitamente por televisión, y como los resúmenes los pasaban después de la media noche yo solo los escuchaba en la radio. El hacerme hincha tuvo que ver más con una formación sentimental: amagaba con adivinar algunas reglas del juego, no sabía todos los nombres de los integrantes del equipo y hasta puedo confesar que solo usaba la camiseta mientras transcurrían los noventa minutos de nervios e incertidumbre. Mis hermanos decían que la camiseta se transpira dentro y fuera de la cancha, y es por eso que valoro mi afición.

Bomboneras. Foto por Pancho Monti.

El folclore en casa era escuchar los partidos de fondo mientras mi vieja merodeaba por los pasillos cantando La gallina turuleca a modo de chiste. Ella es de Huracán y como no tenía demasiados festejos futbolísticos encima se vengaba con risas silenciosas cuando Boca perdía contra River. Ese pequeño gesto innecesario de su parte podía generar horas de discusión. Sentíamos que nuestra vida era eso, sabiendo aún que luego de eso en realidad nada se modificaría en nuestro entorno. Por lo menos hasta mudarnos a Buenos Aires; ahí fue cuando el rumbo de la locura, el padecimiento y la enfermedad se potenciaron.

Mi primera visita a La Bombonera fue a los diecisiete años con mi padrino. Y diecisiete años después nació su primer hijo. Ese día fui al hospital y le regalé su primera camiseta de Boca. Ese año escuché a Alejandro Dolina decir que la verdadera patria es el club de fútbol que nos pertenece. La primera foto que le sacaron a mi primo fue con la azul y oro al lado de la cuna.

Hoy hablo como la xeneize que tiene la nostalgia de volver a vivir la adrenalina de un partido en vivo. Y en medio de la melancolía me topé con Pancho Monti, un fotógrafo que tiene un proyecto llamado Bomboneras, en el que retrata la mística de una camiseta de su infancia con hinchas mujeres del club de distintas edades y estilos.

Luego de la publicación del libro en 2019, Pancho decidió continuar sacando fotos de mujeres que llevan su propia camiseta encima, y las publica en Instagram. Recientemente conversamos y me retrató a mí con persianas azules de fondo y unas ganas inaguantables de ver a Boca jugar.

Bomboneras. Foto por Pancho Monti.

VICE: Contame cómo empezó tu fanatismo por Boca.

Pancho Monti: En la mayoría de los casos el amor por un equipo de fútbol viene por herencia. Casi siempre viene por parte del padre o del abuelo, pero eso va a cambiar; en unos años cualquiera, niño o niña, va a decir “soy de Boca por mi vieja”, y me encanta.

En mi caso, mi viejo era fanático aunque de chico no fui tanto a la cancha porque les parecía peligroso. Él estuvo  en el episodio de Puerta 12, en el estadio de River, donde murió mucha gente. Fue por eso que comencé a ir más de grande.

¿Cómo era tu relación con el equipo?

Yo de chiquito era un enfermo, tenía muchas camisetas. Cuando me operaron del apéndice el médico me regaló figuritas de Boca para convencerme de que me tenía que quedar en el hospital. Claramente yo no me iba a ir a ningún lado, pero él encontró la manera de que esté quieto y fue nombrando a Boca.

¿Cómo surgió el proyecto _Bomboneras_**?**

Uní dos pasiones: la fotografía y mi amor por Boca. La primera foto fue en el 2014. Yo tenía una camiseta de cuando tenía ocho o nueve años, una de Parmalat Adidas, retro, muy gastada, ya con los colores desaturados. Me gustaba mucho la verdad, y quería que vuelva a cobrar vida, pero no sabía cómo. En esa época me había entusiasmado por la fotografía, así que decidí que la camiseta sería un símbolo que tenía que renacer. Por otra parte, había un lado de pasión femenina que en esa época no se reflejaba, así que empecé a dársela a todas las mujeres que conocía como hinchas, de distintas edades, estilos, buscaba la diversidad dentro del género y ver cómo a cada una le queda totalmente distinta, más grande, más chica, más suelta o más ajustada. De todas maneras lo importante era el amor que esa persona tenía por la camiseta; pasaba algo maravilloso, todas se sentían muy cómodas con el proyecto, aparte después me recomendaban más hinchas para retratar.

Bomboneras. Foto por Pancho Monti.

¿En qué momento pasaste de las fotos al libro?

Nunca pasó de un lado a otro, yo sabía desde el día uno que haría un libro con esos retratos. Las redes sociales me gustan, pero lo veía efímero: ¿cuánto podía durar una buena foto online? Un minuto, un segundo, y yo quería que perdure en el tiempo. Estuve cuatro años haciendo el proyecto en las tinieblas, sin publicar nada, ni siquiera en redes. De hecho, cuando hacía las fotos, pedía que el proyecto no se divulgue hasta que no fuese publicado en su totalidad; me desvelaba el hecho de pensar que podía haber un fanático de River haciendo lo mismo y lo saque antes que yo.

¿Cuánto tiempo tardaste entre que lo empezaste y se publicó?

Fueron cinco años en total. Siempre descubría más: la abuela de alguien, la tía, la hermana... Tuve que ponerme un plazo; aunque después continuara con las fotos, el libro tenía que tener un límite: llegó a casi 130 fotos.

¿Cuál es la diferencia entre las fotos que sacaste para el libro y las que sacas ahora?

La camiseta. Esa camiseta de Parmalat se quedó con el libro: lo publiqué, la enmarqué y se volvió a dormir. Ahora ya saco otro tipo de fotos para darle diversidad. Me gusta ir a la cancha y hacer fotos con las que tienen las hinchas en ese momento. También me gustaría hacer algo audiovisual; a veces siento que me quedo corto con las Bomboneras sin dar a conocer un poco más de su historia.

¿Cómo reaccionó la gente de Boca cuando salió el libro?

Cuando lo publiqué no conocía a nadie del mundo Boca como tal y la verdad es que tenía miedo de que me hagan quilombo; en ese momento el sponsor era Nike y el libro fue hecho con una camiseta de Adidas, no sé… pensé que podría causar algún problema, pero a los tres meses me escribieron desde del club diciéndome que se habían enterado del proyecto y me invitaron a hacer una muestra en La Bombonera.

Ese día me pidieron que fotografiara a todas las empleadas del club y a las jugadoras del equipo femenino. Yo estaba realmente feliz, se armó un gran evento donde llegaron tres mil socias para el Día de la Mujer. Más adelante me invitaron a participar en el stand de Boca en la feria del libro y después me llamó Nike para la campaña de fotos de la camiseta. Fue una locura.

Conoce más del proyecto de Pancho aquí. A Paloma la encuentras en Instagram por acá.

Paloma Navarro Nicoletti https://ift.tt/2CTwf1w

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