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viernes, 24 de julio de 2020

Luca Bocci tiene alas pero aprendió a caminar

Con sintetizadores que te llevan a los años 80 Luca Bocci transmite sonidos modernos y narra sensaciones y fragilidades humanas: “Tuviste un corazón y lo quemaste, por hambre o por dolor, qué estupidez”, canta. Como si en cada frase que esboza hubiera encontrado la libertad. Y parte de esa búsqueda se ve plasmada en su último disco, No pierdas la simpleza, producido por Indie Folks y lanzado en medio de la pandemia el pasado 20 de junio. 

Luca es de Mendoza, una ciudad de Argentina grande pero con una industria musical que deja pocas oportunidades para les artisas. Luego de su EP 40 grados lanzado en 2018, Luca decidió hacerle frente a su soledad y se despidió de su ciudad natal trabajando como productor de Anyi y Eve Caletti, artistas mendocinas y amigas. Fue en ese rol donde encontró, según sus palabras, “nuevos sonidos que le inspiraron a grabar algo propio para volver al under y alejarse de la superficialidad del mainstream”. 

Hace pocos meses vive en Barcelona, donde decidió encontrarse sin perder la simpleza. Con tan solo 24 años, habla de corazones rotos, frustraciones y aprendizajes. Creyente en la astrología, en este disco Luca le canta a acuario, que simboliza la revolución y la sabiduría, dice que “acuario es la catástrofe de los enigmas”; y más adelante le dedica una canción a casa ocho, que representa la transformación, lo oculto, la sexualidad y la muerte.

Desde hacía tiempo no se sabía mucho de su trabajo. Pero Luca está viva todo el tiempo o por lo menos eso parece. “Hace como cuarenta años que no doy una entrevista”, se ríe del otro lado de la pantalla. Parece un ser realista, sin escrúpulos, alguien que quiere crecer y aprender a medida que produce y compone música sole o con amigues en una época en la que parece difícil renovarse. Hace rato no se muestra en escenarios. Hoy tiene el pelo largo y se identifica como no binarie. 

Desde su casa en Barcelona cuenta cómo cambió su vida a otro país y por qué decidió lanzar su último disco en medio de la pandemia.

VICE: ¿Por qué eligís narrar la simpleza de las cosas en tus canciones?

Luca Bocci: Son canciones que hice en un momento de mi vida bastante simple en general. Es decir, en ese momento de inspiración no estaba haciendo música, ni tocando, estaba en mi casa con mis pensamientos, mis demonios, mis ángeles. Este disco refleja mucho la soledad. Fue un disco que me ayudó a sanar muchas cosas de mi pasado y de mi presente. Cuando lo grabé también pensé en que quizás sea el último, por eso también le puse ese énfasis.

Una de las canciones, “Viaje de mí”, habla sobre nunca olvidarse de sonreír. ¿Por qué pensás que es necesario recordarle a la gente algo tan simple como eso?

Porque me lo tenía que recordar a mí misme. No quería olvidarme de algo tan simple como sonreír. A veces perdemos el hilo de las cosas porque estamos atravesades de otras que no son tan importantes, pero nosotres creemos que sí lo son. Yo antes pensaba que ser artista y reconocide era lo más importante que había en mi vida y ahora me doy cuenta de que no es para nada lo más importante. Es parte de mi vida, es mi trabajo y es lo que me permite comer, pero no lo pongo en primer lugar. Lo que sí pongo, son las cosas que refleja este disco, como los sentimientos, las emociones, los traumas, las cosas de las que no nos hacemos responsables, las tormentas o las cosas que dejamos de hacer solo porque estamos pendientes en tener más dinero o más reconocimiento. Yo estuve mucho tiempo buscando ese reconocimiento o esa aprobación y en esa búsqueda perdí un montón de cosas que con este disco he recuperado. 

¿Hay algo de esa búsqueda que se relaciona con haberte ido de Mendoza a Barcelona? 

Justo antes de viajar elegí trabajar con dos amigas mendocinas, Angie y Eve, y después de esos trabajos fue cuando dije: “me quiero ir, pero no a Buenos Aires”. En ese momento apareció Simona, una amiga mendocina que vive en Barcelona, y gracias a ella y más amigues decidí viajar. Algo de esa búsqueda terminó siendo otra cosa en Barcelona, acá me vine a explorar una faceta más queer. Barcelona me alienta a hacer un montón de cosas que en Mendoza me hubiese costado mucho más, como pintarme los labios. Viajar me abrió mucho la cabeza, comencé a identificarme como una persona del mundo y no de un lugar en específico. Me gusta encontrarme con otras realidades, otras culturas, eso en Argentina no lo viví. 

En Ahora (2017) tenés un tema que se llama “Era de Piscis”, y en este disco tenés canciones como “Acuario” o “Casa ocho”. ¿Cuál es tu relación con la astrología? 

Con la astrología me divierto bastante. No me caso con ninguna ideología, ni con ninguna religión. Creo que nuestra generación está muy vinculada a los astros y la mayoría de mis amigues leen sobre astrología, saben su Luna, su Sol, su ascendente, su Marte, su Venus. Personalmente me gustan mucho las alegorías, lo simbólico, todo lo que se relaciona con el universo me identifica, es como una terapia, algo que uso para entenderme un poco más. No creo que sea la verdad absoluta pero sí hay como un boom, ¿no? Siento que mucha gente habla de  interpretaciones astrológicas, hemos recuperado la posibilidad de creer en algo mediante el universo. 

¿Cómo fue el lanzamiento en plena pandemia?

Fue muy loco. Creo que finalmente fue un buen momento porque la gente está triste y desganada. Yo misme estuve encerrade durante meses y lo único que hacía era escuchar música, vivía con la ansiedad de querer encontrar nuevos sonidos. Entonces pensé que al igual que yo quizás también había mucha gente esperando algo. Algunas personas me decían que no lo hiciera, que no iba a tener el boom esperado… pero la incertidumbre de cuánto iba a durar la cuarentena era terrible y por dentro pensaba en que si la pandemia no termina yo jamás sacaría el disco, así que decidí hacerlo.

Fue emocionante porque fue un disco que prácticamente armé entre el llanto y la emoción y fue así como sentí que lo recibió la gente. Tiene fuerza, algunos me llamaron llorando, creo que nos oprimen mucho las emociones y las debilidades, sobre todo a los varones, muchos no pueden llorar o expresar sus sentimientos y eso es terrible porque terminamos armando una coraza de odio y  bronca que después se manifiestan en nuestros comportamientos. Por eso creo que es un disco que te permite romper con esa coraza y llorar en público. Al final se trata de un trabajo que nos permite mostrar nuestras debilidades.

Paloma Navarro Nicoletti https://ift.tt/eA8V8J

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