Artículo publicado originalmente por VICE Estados Unidos.
Cuando llegas a los siete años, la mitad de tu vida tal como la conoces llega a su fin. Es una perspectiva aterradora, y quizás no te des cuenta de eso hasta que madures lo suficiente. El tiempo, a medida que envejeces, se va volando, y tienes que llenarlo rápido, con una familia, o Netflix, o con una carrera relativamente estable, antes de que los robots tomen tu lugar.
Por ahora, la ansiedad que provoca pensar en ese último punto es prácticamente inevitable: aparte de los ahorros, las técnicas de ahorro fuera de lo común y la herencia de tu bisabuelo, la mayoría de la gente tiene que ofrecer un servicio a cambio de dinero durante muchas décadas para sobrevivir; especialmente los millennials nómadas que tienen menos dinero que sus padres, que no se pueden comprar una casa, que están endeudados, y que son los amos y las víctimas de una sociedad estafadora.
Incluso si trabajas en el sector de la tecnología, que puede ser una de las pocas partes de la economía que promete un ingreso decente, aún así la vida puede ser una situación precaria. Puedes enfrentar una discriminación generalizada por tu edad, género o raza. La tecnología se hace más avanzada y los empleados cada vez son más jóvenes. Tus habilidades deben cambiar tan rápido que las personas más jóvenes que tú parecen tener la ventaja sólo por haber nacido en la era del iPad. Si eres un millennial de 30 y tantos años inexperto en memes o ese chico que se hizo famoso en Instagram por haber nacido con el cuello largo, tal vez te sientas jodido. (En 2017, en efecto, un sitio de contrataciones, publicó una encuesta en la que casi la mitad de los encuestados en el ámbito de tecnología estimó que el empleado común de su empresa tenía entre 20 y 35 años).
Es un ciclo que parece ser interminable. Puede que todavía seas joven, pero ya no te sientes así. Y eso puede ser agotador,y frustrante. Sin embargo, como informa el New York Times, si tienes suficientes ingresos, la Modern Elder Academy (La Academia para Ancianos Modernos), en Baja California Sur, México, está aquí para ayudarte.
Fundado por Chip Conley –un hotelero que se convirtió en el tipo de empresario tecnológico que escribe libros de negocios de autoayuda– el resort, –perdón, la academia– tiene vista a una playa majestuosa y cuenta con una hacienda, y todo lo esperarías de una hacienda: un patio, una fuente, un estanque. Algo similar a programas como el Omega Institute en Nueva York, donde miles de personas acuden a participar en talleres educativos y mejorar sus vidas; un retiro de una semana dirigido específicamente a los no adolescentes en la industria de la tecnología preocupados por el futuro.
Una vez que te "admiten" en el curso que se lleva a cabo allí (tienes que solicitar un lugar codiciado en la casa), la "matrícula" cuesta 5,000 dólares. Después de siete días de retiro, te graduas. El programa parece atraer a millennials mayores (de unos 30 y tantos años) y gente de la generación X cercanos a la jubilación (de 40, 50 y 60 años). Además de lo que el Times denomina como "tres comidas locales", tienes que usar chanclas, hacer un poco de yoga, gritar desde un acantilado para lograr estabilidad emocional y jugar con palos.
Sin embargo, si tomamos como ejemplo este video de YouTube titulado "A Wisdom School for Midlife" (Una escuela de sabiduría para gente de mediana edad)", que incluye tomas de olas rompiendo contra rocas, un retrato de Frida Kahlo y una mujer que apila rocas una encima de la otra, la definición más concisa es esta: The Modern Elder Academy es "el primer lugar del mundo dedicado a la transición de la mediana edad".
Ciertamente, The Modern Elder Academy es tan absurda, como lo demuestra el artículo del Times, que hasta se vuelve gracioso informar sobre el tema. Y, claro, tiene aspectos vagamente similares a los de un culto: un fundador carismático, un lugar aislado que coincide con el aislamiento existencial de los asistentes, el yoga. Y, claro, el nombre "Ancianos Modernos" es el tipo de eufemismo contradictorio que encontrarías en una novela distópica postmoderna. Por lo tanto, tiene sentido ser un poco escéptico. Pero el hecho mismo de su existencia nos lleva inevitablemente a un montón de preguntas prácticas y vagamente filosóficas, mientras el mundo que nos rodea cambia a un ritmo sin precedentes; sobre todo para los millennials.
¿Tener 30 y tantos años es estar viejo, si estás rodeado de jóvenes de 20 en la oficina? ¿Cuándo decidimos que ser viejos también significaba ser cool? ¿Qué va a pasar cuando los millennials por fin crezcan?
Mientras tanto, ¿a dónde diablos se supone que van a ir todos estos ancianos (es decir, los que están prácticamente al borde de la muerte), y quién los va a cuidar? Ya que por primera vez en la historia de los Estados Unidos, según un informe de la Oficina del Censo del año pasado, para el año 2035, las personas de 65 años o más superarán en número a los menores de 18 años (78 millones a 76.7 millones). Sea cuál sea el futuro de las personas mayores, hay un punto que todas las sociedades tendrán que abordar: a medida que vivimos más tiempo, que encontramos nuevas curas para las enfermedades, que buscamos formas de frenar el proceso de envejecimiento, a medida que nos volvemos cada vez menos religiosos, tendremos que vivir de manera diferente.
Y tendremos que aceptar que por ahora solo nos queda inscribirnos en un mansión mexicana por 5,000 dólares a la semana.
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