Artículo publicado por VICE México.
Una diseñadora que estudió en una escuela que no existe, un técnico en turismo a cargo de los desastres naturales de una nación, una psicóloga que firma como licenciada sin serlo, un falso doctor por la Universidad de Harvard, un gobernador que hizo una tesis exprés para conseguir el grado porque deseaba postularse a la Presidencia de la República.
No sólo David Alexir Ledesma Feregrino –el estudiante de Comunicación de tercer semestre que recientemente dejó su puesto en el Conacyt– ha estado envuelto en escándalos mediáticos por obtener un cargo de gobierno sin las credenciales académicas acordes al nombramiento. VICE identificó varios casos de funcionarios que, al igual que el fugaz funcionario del Conacyt, ejercieron el poder sin haber hecho antes la tarea.
En el caso de David Ledesma, quien se convirtió en uno de los escándalos más sonoros del gobierno de Andrés Manuel López Obrador luego de que un diario nacional y varios sitios de internet publicaran que a sus 29 años de edad no tenía la licenciatura concluida y carecía de experiencia en divulgación científica. Luego de ello decidió dejar la Subdirección y Coordinación de Comunicación e Información Estratégica del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Sobre el evento, una semana después, María Elena Álvarez-Buylla, directora del Conacyt, le brindó una entrevista a la periodista Carmen Aristegui en su noticiario de Radio Centro. “Es un joven, sí. Pero eso no es ningún pecado... (Las) características que me llevaron a mí a seleccionarlo en una posición en la que no requería tener una carrera terminada. Él tenía cualidades que no encontré en otros prospectos que tenían carreras e inclusive posgrados”.
Cómo el caso de David Ledesma destapó lo peor del ‘slut-shaming’.
En su efímero paso por el gobierno mexicano David Ledesma dejó su declaración patrimonial en los archivos de la Secretaría de la Función Pública (SFP). Ahí asentó que cursaba el tercer semestre de Comunicación y que como experiencia laboral tenía la asesoría de los discursos de Dolores Padierna, además de editar en el portal de noticias Homozapping, de Jenaro Villamil, quien ahora dirige el Sistema Público de Radio y Televisión. En el puesto del Conacyt, iba a ganar poco más de 44 mil pesos al mes como salario neto.
En esa misma dependencia, tras un escándalo similar, se removió a Edith Arrieta Meza, quien contaba con estudios en diseño de modas, de su cargo en la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad (Cibiogem).
El debate sobre los criterios de reclutamiento de los gobiernos parece incipiente, aunque el caso de David Ledesma encendió las redes sociales: mientras unos acusaban a sus críticos de discriminación por juventud, apariencia o preferencia sexual, otros señalaban la carencia de estudios universitarios terminados. Aquí una selección de cinco casos similiares, sólo que estos ocurridos en los últimos 25 años.
Una dama de la Cultura sin grados académicos
María Cristina García Cepeda
Directora del INBA de 2012 a 2017. Primera secretaria de Cultura, de 2017 a 2018
Cuando en 2012 fue presentada como directora del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), la Secretaría de Educación Pública a cargo en ese momento de Emilio Chuayffet Chemor, envió un comunicado en el que su nombre fue antecedido por el término “doctora”; pero María Cristina García Cepeda carecía de ese grado. De hecho, en la actualidad no tiene ni Licenciatura ni Maestría, según el Registro Nacional de Profesionistas.
En 2017, fue nombrada como la primera titular de la Secretaría de Cultura, dependencia creada en ese momento por decreto del expresidente Enrique Peña Nieto. Al asumir ese cargo, en su declaración patrimonial informó que en 2013 cursó el cuarto semestre de la carrera técnica en Diseño de Interiores en el Instituto Miguel Ángel; pero no era cierto. El Instituto Miguel Ángel no se encuentra en el Registro de Instituciones Educativas de la Secretaría de Educación Pública (SEP), no cuenta con página web institucional que brinde un número telefónico; ni está en ninguna red social.
María Cristina García Cepeda –conocida como “Maraki” en las áreas de Cultura en México– tiene una trayectoria de 35 años de trabajo profesional. Como directora del INBA, tuvo un salario bruto de 172 mil 266 pesos cada mes. El cargo lo ocupó durante 49 meses, de modo que devengó poco más de 8 millones 441 mil pesos. Como secretaria de Cultura, tuvo un ingreso de 205 mil 587 pesos, lo que en un año le dejó la cantidad de 2 millones 467 mil 44 pesos.
El técnico en turismo que administraba los desastres
Luis Felipe Puente Espinosa
Coordinador general de Protección Civil, de 2012 a 2017
En 2012, la Secretaría de Gobernación lo presentó como titular de la Coordinación Nacional de Protección Civil en su portal institucional. A su nombre le antecedió el título de “licenciado” y así lo llamaron en lo sucesivo, pero Luis Felipe Puente Espinosa no contaba –ni cuenta ahora– con ese grado. Su nivel máximo de estudios es una carrera técnica en Administración de Empresas Turísticas que cursó en la Escuela Mexicana de Turismo, de la cual obtuvo una constancia, según su propia declaración patrimonial.
A Puente Espinosa lo llamaron muchas veces “licenciado” sin que él se ocupara en enmendar el dato. La Escuela Nacional de Protección Civil (Enaproc), parte del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), mantuvo en su portal institucional la abreviatura “Lic.” delante de su nombre. También la senadora Angélica Araujo Lara lo anunció con ese título ante los integrantes de la Comisión de Protección Civil del Senado de la República, donde en abril de 2016 el exfuncionario brindó una conferencia. En la Convención Nacional de Protección Civil, realizada en mayo de 2017 en Acapulco, en la que se efectuó el taller “Hacia un nuevo marco Mundial para la Prevención y Reducción del Riesgo de Desastres”, también lo llamaron “Lic.”.
La coordinación que estuvo bajo su cargo es la instancia eje de la Secretaría de Gobernación para realizar las tareas de la reconstrucción de cualquier desastre natural. Por mandato legal, debe elaborar los censos de damnificados y las listas de víctimas mortales. Entre sus atribuciones está elaborar planes para alertar a la población sobre los estragos de los desastres naturales. De modo que en sus manos quedó la administración de la ayuda de los sismos del 7 y 19 de septiembre de 2017. Por su trabajo durante un sexenio percibió 11 millones 726 mil 807 pesos.
Esto posee el equipo de AMLO: bibliotecas, obras de arte y... estufas.
Una psicóloga sin título al frente del Conapo
Patricia Chemor Ruiz
Secretaria general del Consejo Nacional de Población, de 2013 a 2018
Fue nombrada secretaria general del Consejo Nacional de Población (Conapo) en 2013, cuando no había obtenido el título profesional en Psicología por la Universidad del Estado de México (UAEM). Pese a ello, la Secretaría de Gobernación, a cargo en ese entonces de Miguel Ángel Osorio Chong, la presentó como “licenciada” en el comunicado en el que anunció su designación. Su nombre volvió a aparecer precedido del grado en otros documentos y así quedó para la posteridad. Por ejemplo, en el índice del libro conmemorativo de los 40 años del Conapo, editado en 2014 y coordinado por la misma exfuncionaria.
En el currículum de Patricia Ruiz Chemor, que fue colgado en el portal de la Segob, se lee que se había desempeñado como directora de Alimentación y Nutrición Familiar del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) en el Estado de México y como directora de Televisión en el Sistema de Radio y Televisión Mexiquense. También que, hasta 2012, fue secretaria técnica del Consejo Estatal de Población del Gobierno del Estado de México. Son cargos que tuvo mientras Peña Nieto gobernó el Estado de México (2005-2011). Como funcionaria, percibió un salario bruto de 171 mil 901 pesos al mes. En todo el sexenio ganó 12 millones 376 mil 897 pesos.
El doctor “Falsati”
Fausto Alzati Araiza
Secretario de Educación, de 1994 a 1995
En 1994, en los pasillos de la SEP, donde despachó brevemente, sus subordinados lo llamaban doctor Alzati. En su currículum señalaba que el grado lo había obtenido por la Universidad de Harvard con la tesis “Efectos macroeconómicos de la inestabilidad de las exportaciones petroleras. El caso de México 1980-1987”; pero una investigación del periódico Reforma reveló que el funcionario jamás presentó ese trabajo y, por lo tanto, no era doctor. El funcionario fue destituido, pero 18 años después regresó a esa dependencia federal como director de Televisión Educativa.
De ese cargo también fue retirado porque, en 2014, interrumpió la lectura de un poema de Aurora Reyes. Se le hacía un homenaje a la muralista y poeta, y su nieto, el actor Ernesto Godoy, declamaba “Hombres de México”, publicado en 1948 y cuya inspiración fue el expresidente Lázaro Cárdenas del Río. De repente, se escucharon los gritos de Alzati, en aparente estado de ebriedad: “¡Arriba Peña Nieto! ¡Arriba Peña Nieto! ¿Sí o no?... Su poema es una mierda. Es una falta de respeto al gobierno”.
Fue justo cuando la lectura llegó al verso que alude al ingreso de capitales foráneos a México:
“¡Desolada bandera! Otra vez patria suave…
Ya vienen otra vez los mercaderes…”
Un año después, publicó en redes sociales: “Acabo de perder mi casa. No tengo empleo. Estoy dispuesto a trabajar de cualquier cosa por un sueldo que me alcance para rentar un techo y comer”. Aseguraba: “Juro que no es broma”. Después, según relató la agencia EFE, Fausto Alzati se refugió en la casa de un amigo. Antes de ser secretario de Educación Pública fue director general del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), en tiempos del presidente Carlos Salinas de Gortari (1988-1994). Su último trabajo en el gobierno, de acuerdo con su declaración patrimonial, fue con el grado de jefe de departamento, en la Secretaría de Desarrollo Social, donde estuvo tres meses, de febrero a mayo de 2016.
Servidores de oro: más de 4 mil funcionarios ganan más que AMLO.
Cómo titularse con el plan de gobierno y matar dos pájaros de un tiro
Vicente Fox Quesada
Gobernador de Guanajuato de 1994 a 1999. Presidente de México de 2000 a 2006
Después de 35 años de haber concluido los estudios, Vicente Fox Quesada consiguió en 1999 el título de Licenciado en Administración de Empresas por la Universidad Iberoamericana, con la tesis “Generación del Plan Básico de Gobierno 1995-2000 del estado de Guanajuato”. En ese momento, era gobernador de ese estado.
El trabajo que defendió ante los sinodales fue su plan estratégico para gobernar. Consistía en que la administración de un país es como la de una empresa. En 2000 ganó las elecciones presidenciales y así encarnó la llamada alternancia política, al convertirse en el primer mandatario emanado de Acción Nacional, un partido diferente al Revolucionario Institucional, que había gobernado México durante siete décadas ininterrumpidas.
La memoria política ha guardado los yerros de los presidentes y otros políticos al estar frente al micrófono. Los de Vicente Fox se ubican en el ámbito de la literatura. Cuando fue presidente de México confundió autores, cambió el nombre a algunos y le otorgó el Premio Nobel a quienes aún no lo habían ganado. Uno de estos dislates, el político guanajuatense lo cometió en el Segundo Congreso Internacional de la Lengua Española en Valladolid en 2001. Le dijo “José Luis Borgues” al escritor argentino Jorge Luis Borges. También, en 2006, Vicente Fox le entregó el Premio Nacional de Lingüística y Literatura al escritor y crítico literario Emanuel Carballo, a quien llamó, en su presencia, “Manuel Carvalo”. Y a una mujer en Querétaro, le dijo: “Si no lee el periódico, vivirá usted más contenta”.
Profesionalización, una tarea pendiente
Las experiencias del pasado dejaron una lección. Lo dice Eduardo Huchim May, analista político, quien destaca que no todos los casos se cimbraron al grado de la renuncia como ocurrió en el Conacyt. “Hace falta legislar para conocer a qué se aspira cuando se designa a alguien en un cargo público porque hasta ahora, la política mexicana no ha tenido claridad al respecto. La experiencia ha mostrado que los títulos no son sinónimo de buen desempeño. Tenemos doctores que sencillamente no garantizan nada. Y no deben ser obstáculo para impedir que alguien con una trayectoria demostrada aporte su conocimiento en un puesto público. Ahora bien, el conocimiento alcanzado en las aulas es reflejo de disciplina y trabajo”.
En el presente, no hay un mecanismo que certifique la selección de los integrantes de la burocracia mexicana. El último intento fue el que se hizo en 2003 al instalar el Servicio Profesional de Carrera (SPC), ordenado por la Ley de Servicio Civil, decretada en 2003 por el entonces presidente Fox.
El objetivo del sistema era garantizar la igualdad de oportunidades en el acceso a la función pública con base en el mérito. La certificación se hacía a través de cursos. Pero los resultados del programa fueron mínimos: de 37 mil puestos previstos por la Ley de Servicio Civil, sólo siete mil lograron ingresar al sistema mediante este tipo de certificación, según los datos del mismo programa revisados por VICE.
Ernesto Gómez Magaña es fundador y director ejecutivo de participación ciudadana de la Organización no Gubernamental Contraloría Ciudadana para la Rendición de Cuentas, cuya bandera es el combate a la corrupción. Piensa que si este debate va a generarse debe ser considerada la experiencia. Expone: “Los países que han avanzado en el combate a la corrupción es porque buscaron la profesionalización de los integrantes de la administración pública. En cuanto hubo servidores egresados de la Universidad, la ciudadanía reaccionó con respeto y les otorgó mayor confianza”.
El debate sobre los mecanismos de reclutamiento de los gobiernos sigue abierto.
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