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martes, 12 de marzo de 2019

Menos mariguana, más amapola: el combate antidrogas marcha al ritmo que dicta EU

Artículo publicado por VICE México.

La guerra contra el narcotráfico terminó, según el presidente. “No hay guerra… oficialmente ya no hay guerra”, fue la respuesta de Andrés Manuel López Obrador a un reportero que lo cuestionó hace más de un mes en la ya tradicional conferencia matutina de Palacio Nacional, en alusión al uso de las fuerzas armadas durante los dos gobiernos anteriores.

Para el presidente de México, la estrategia de seguridad basada en combatir a los cárteles de la droga ya es historia, pues la Guardia Nacional, recientemente aprobada, será una especie de “fuerza de paz”, al estilo de los Cascos Azules de la ONU. Lo cierto es que el plan de combate al narcotráfico comenzó a reconfigurarse desde mediados del sexenio pasado, especialmente los esfuerzos para erradicar el flujo de mariguana, cocaína, metanfetamina y drogas derivadas de la amapola, como la heroína.

Con el correr del sexenio, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) decomisaba cada vez menos mariguana y cocaína, y destruía menos plantíos como parte de las operaciones contra el narcotráfico. En cambio, aunque el precursor conocido como goma de opio bajó aproximadamente 40 por ciento, con la heroína los aseguramientos crecieron más del cien por ciento en los últimos seis años.

Lo mismo sucedió con las miles de hectáreas de amapola destruidas por el Ejército, que aumentaron 40 por ciento en seis años y pasaron a ocupar el lugar prioritario que antes tenía la cannabis, cuya extensión de plantíos devastados bajó 28 por ciento, según los registros oficiales.


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Especialistas consultados por VICE comentan que las fluctuaciones en los aseguramientos de opioides y mariguana no solo dejan en evidencia lo absurdo que significa destinar recursos para combatir sustancias con mercados boyantes en el mundo, sino que además el cambio de estrategia estaría orientado por la crisis de adicción a la heroína que viven en Estados Unidos (EU), toda vez que México es ubicado por la Agencia Antidrogas (DEA, por sus siglas en inglés) como el principal abastecedor de esa droga en territorio estadunidense, de acuerdo con el informe Evaluación Nacional de Amenazas de Drogas.

“La dinámica de la mariguana, del abastecimiento y flujo desde México a Estados Unidos ha cambiado mucho por la legalización en varios estados, no así lo que tiene que ver con opioides y opiáceos en medio de una crisis muy grande en EU, entonces, los esfuerzos de México están orientados por la necesidad de EU, por las necesidades de detener ese flujo lo más posible y porque la dinámica de mercado ya también ha cambiado, lo que más demanda tiene es justo este tipo de sustancias como la heroína, otros opiáceos y opioides sintéticos”, explica a VICE Tania Ramírez, directora de Política de Drogas en la organización México Unido Contra la Delincuencia.

“Es un periodo en el cual el gobierno de EU le dio cada vez mayor importancia a la importación de opioides desde México dada la crisis que hay. Dado que tenemos recursos escasos, una posible interpretación es que se recanalizan los recursos de otros plantíos para darle prioridad a los de amapola, en un contexto en que la crisis de opiáceos está haciendo mella”, agrega Alejandro Madrazo Lajous, investigador del Programa de Política de Drogas del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).

Saldos de una guerra absurda

A tono con la herencia de Felipe Calderón, entre diciembre de 2012 y el mismo mes de 2018, bajo el mando de Enrique Peña Nieto, las fuerzas armadas decomisaron casi 4 mil toneladas de mariguana, 20 de cocaína, 113 de metanfetamina, 1.9 de heroína y 3.9 de goma de opio. También se aseguraron 16 toneladas de semillas de mariguana y 9 de semilla de amapola.

Salvo lo que atañe a la heroína, que se duplicó, y la meta con un aumento del 16 por ciento, las demás drogas decomisadas por la Sedena bajaron en proporciones importantes durante el sexenio de EPN: la suma de mariguana despojada al narcotráfico se derrumbó 78 por ciento; con la cocaína la reducción fue de un tercio, mientras que la cantidad de goma de opio -precursor de la heroína- bajó casi 80 por ciento.

En el caso de la mariguana, cuyos plantíos arrasados en los últimos seis años superan las 28 mil hectáreas, pero bajaron 28 por ciento, el cambio en la estrategia de combate también se produce en un contexto global. En Estados Unidos su consumo recreativo ya es legal en 10 estados (como California), mientras que en 33 está aprobado el uso medicinal. En países como Uruguay o Canadá cualquier ciudadano puede acceder a la planta, al tiempo que en México la discusión avanza lentamente.

Los expertos entrevistados por VICE dicen que estos aseguramientos sólo reflejan cómo la política de drogas en México es un fracaso, porque no representan golpes contundentes en contra de los grupos del narcotráfico, nunca lograron reducir el consumo e implican un enorme gasto social destinado a erradicar sustancias que ya dejan millones de dólares en países que son socios comerciales de México.


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Para Alejandro Madrazo, las cifras de drogas aseguradas durante el pasado gobierno ponen en evidencia “la estupidez” de mantener prohibido el mercado del cannabis en México, pero además retratan que los avances logrados en materia de reconocimiento, como los fallos en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) a favor del uso recreativo y la aprobación del uso medicinal, no se han traducido en regulaciones al mercado formal, pues no existe acceso efectivo a medicamentos cannábicos ni para el uso personal.

“Esos grandes cambios (en aseguramientos) de lo que te está hablando es que han sido cambios formales que todavía no se instrumentan y que el gobierno mexicano ha sido negligente en cumplir con su propio ordenamiento constitucional, tal como lo interpreta la Suprema Corte, y con su propio ordenamiento legal, tal como lo reformó el Congreso de la Unión”, comenta a VICE el también docente del CIDE.

Por su parte, Tania Ramírez detalla que con el tiempo el efecto de los aseguramientos se diluye, ya que el mercado tiene la necesidad de satisfacer la demanda de la droga que ya no está disponible y la cantidad de drogas que les quitan a los grupos del narco es mínima comparada con la mercancía total y muchas veces los criminales ya tienen contemplado ese margen de error.

Prevén que van a tener un tipo de pérdidas, al final resulta siendo marginal, porque ellos tienen que abastecer la oferta y el mercado”, comenta Ramírez, maestra en derecho por la Georgetown University.

Amapola, la nueva mariguana

México es actualmente el tercer productor mundial de amapola, apenas por debajo de los asiáticos Afganistán y Myanmar, según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Sin embargo, a pesar de que ya existen regulaciones en el mundo avaladas por la misma ONU para la producción de medicamentos derivados del opio, aquí todavía no se ha planteado una discusión legislativa para regular su producción con fines medicinales.

Hasta ahora sólo en el Congreso de Guerrero han propuesto la regulación de su cultivo, como alternativa para frenar la violencia que se vive en la entidad por el control de esta planta y las ganancias ilegales que deja al exportarla hacia territorio estadunidense. Aunque crear una industria en México contaría con una férrea oposición por parte del principal socio comercial y vecino.

“Es donde te preguntas si los esfuerzos de erradicación realmente están sirviendo, porque seguimos siendo el tercer productor a nivel mundial”, cuestiona Ramírez, y recuerda que entre 2016 y 2017 la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés) informó que la cantidad de amapola cultivada había crecido en México.


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“Aquí surge el llamado efecto globo en las políticas de drogas: cuando eliminas en alguna parte la disponibilidad de la sustancia, lo único que hacen es que esa producción se desplace hacia otro lado. Cuando en Turquía legalizaron los cultivos de amapola, mucha de esa producción se trasladó a México”, recuerda la especialista, quien reiteró que las erradicaciones y confiscaciones no están sirviendo para nada, porque México sigue como el primer mercado ilegal del continente y se agudiza la crisis de salud en Estados Unidos, donde al no poder acceder a medicamentos basados en opio, caen en el mercado ilegal.

De cara a una posible discusión sobre la despenalización de la amapola y medicamentos derivados, Madrazo Lajous advierte que Estados Unidos ejercería presión al gobierno mexicano para que no se avance en regular el cultivo de amapola. “Por razones meramente políticas y de percepción, se vería como un gobierno blando ante la crisis de los opioides y si algo parece querer ese gobierno es querer verse como todo, menos blando, entonces es importante tomar en cuenta la posición política de EU como obstáculo para avanzar”, dice el doctor en derecho por la Yale University.

No solo de drogas vive el Ejército

En el balance general de aseguramientos hechos por la Sedena, resalta que también haya disminuido ligeramente el número de personas detenidas como parte de las operaciones antidrogas en los últimos seis años. Entre 2012 y 2018 las personas arrestadas en medio de operaciones antidrogas pasaron de 7 mil 639 a 7 mil 21 personas.

Al respecto, VICE reportó anteriormente que las carpetas de investigación por delitos contra la salud en modalidad de producción y tráfico habían aumentado en el gobierno de Peña Nieto, por lo que resulta probable que se trate de trabajadores en los campos de producción o laboratorios, e incluso quienes la transportan.

No obstante, no sólo drogas y personas detenidas figuran en los registros del combate al narco que tiene la Sedena. Durante el sexenio pasado, las operaciones antidrogas fueron constantes y entre sus aseguramientos también hay bienes que pertenecieron a grupos criminales, como vehículos terrestres, embarcaciones, aeronaves, armas, laboratorios y dinero.

En suma, el Ejército aseguró 191 millones de pesos y 66 millones de dólares, pero ambos registros fueron bajando conforme pasaba el sexenio. Otros bienes decomisados por la Sedena a grupos del narco fueron las armas cortas, largas, cartuchos y granadas con las que hacían frente a las autoridades que intentaban detenerlos.


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El número de laboratorios desmantelados por las fuerzas armadas también cayó en el pasado gobierno. Curiosamente, mientras aumentaba la cantidad de metanfetamina asegurada por autoridades, los laboratorios clandestinos iban a la deriva.

De acuerdo con los reportes oficiales, otros bienes que bajaron su ritmo de aseguramientos fueron las embarcaciones y aeronaves en poder de grupos criminales. En cambio, los vehículos terrestres sí que aumentaron: el primer año del peñanietismo decomisaron 9 mil 700 vehículos y al final del sexenio fueron 10 mil 700 unidades.

En esa radiografía de los aseguramientos de la Sedena, se observa cómo durante la guerra contra las drogas 130 municipios diferentes en todo el país fueron utilizados por grupos dedicados al narcotráfico como hangares particulares. Al final del sexenio, el Ejército desmanteló mil 568 pistas clandestinas de aterrizaje en estados como Chiapas, Oaxaca, Quintana Roo, Veracruz, Michoacán y Guanajuato, aunque el 90 por ciento fueron localizadas en Baja California, Sonora, Chihuahua, Sinaloa y Durango, de acuerdo con información obtenida vía transparencia por VICE.

En su informe de 100 días de gobierno, López Obrador reiteró que el Ejécito y la Marina, que estaban enfocados a operativos contra el narcotráfico, ahora también realizarán tareas de seguridad pública mediante la Guardia Nacional: “Estoy seguro que cuando se avance más con los Programas de Bienestar y logremos con la Guardia Nacional –220 mil elementos del Ejército, 40 mil de la Marina, más los 10 mil efectivos de la Policía Federal, todos juntos en 266 coordinaciones en todo el país– esta suma de elementos, de recursos, de voluntades, que tengamos presencia en todo el territorio nacional, permitirá proteger a la gente y se reducirá sustancialmente el número de homicidios, robos, secuestros y otros delitos”.

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