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martes, 12 de marzo de 2019

¿Minería o nada? Fuimos al Valle del Elqui, santuario de la naturaleza amenazado por “el progreso”

Artículo publicado por VICE Argentina

Este verano visité por novena vez el maravilloso Valle del Elqui. Se trata de una cuenca ubicada en la Región de Coquimbo, Chile, en una zona semidesértica que se presta muy bien para el desarrollo de la agricultura, sobre todo en su quebrada, que es donde se ubican mayoritariamente los sembradíos y los asentamientos humanos. Sus cielos claros y despejados gran parte del año están libres de contaminación lumínica ya que la densidad poblacional sigue siendo baja . Es por ello que en el Valle del Elqui se han instalado varios observatorios internacionales que han posibilitado el auge de un turismo astronómico en lo que hoy se conoce como La Ruta de Las Estrellas. Incluso sin la ayuda de telescopios, el solo hecho de levantar la mirada de noche se transforma en un espectáculo; se percibe fácilmente el brazo pecoso de la Vía Láctea, las estrellas fugaces surcan el cielo y los satélites artificiales quedan en evidencia con sus órbitas fijas.

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Jardín de Tunas

En esta ocasión viajé con mi novia. Nos quedamos en un hermoso conjunto de cabañas donde abundan los cactus San Pedro y los floripondios que son visitados cada mañana por colibríes en busca de su néctar. Antes, cuando venía solo, solía hacerlo en carpa: me quedaba en campings, en el patio de algún vecino o en la orilla del estero, sin preguntarle a nadie. A veces sueño que estoy acostado dentro de mi carpa, la cual he tendido debajo de una higuera; escucho el sonido del agua que circula por los canales, pura y transparente, fría y dulce porque baja directamente desde la montaña. Luego despierto y la realidad me golpea con toda su brutalidad, pues no estoy en esos vergeles, sino en medio de la ciudad. Es por eso que siempre vuelvo, algo allí me tiene atrapado.


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Decidimos viajar con mi compañera y le propuse hacer de guía en un territorio que creía conocer bastante bien. Sin embargo, cuando estábamos por llegar algunas cosas me indicaron que el paraíso estaba peligrando. Para empezar, un mural en Monte Grande que alertaba sobre el proyecto binacional en construcción Túnel de Agua Negra, el cuál conectará la Provincia de San Juan en Argentina con la IV Región en Chile a través del Valle del Elqui, y que significará un incremento notable en el flujo de camiones en la Ruta D-41, afectando la tranquila vida de las poblaciones que habitan junto a ella.

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Mural monte grande por Telly Gacitúa.

Luego, una vez instalados en Pisco Elqui, me percaté de otras cosas: afiches, rayados, pegatinas, estampados en serigrafía con el hashtag elquisinmineras, consignas que llamaban a rechazar la minería y a cuidar el agua, que es el bien más preciado en este pueblo que vive en primer lugar de sus viñedos y en segundo lugar del turismo. La mayoría de los locales comerciales dispuestos para atender al turista comparten esta iconografía que apela al cuidado de la naturaleza y al rechazo a los mega proyectos de inversión.

En uno de estos puestos, donde acabamos de comprar un helado artesanal de copao (el fruto de un cactus) me animo a preguntar si alguien conoce a los miembros del colectivo Elqui Sin Mineras. “Pero claro”, me dice la chica que atiende, “somos muchos”. Le explico que me gustaría hacer un artículo para VICE en el cual los elquinos puedan explicar su punto de vista sobre los grandes proyectos que afectan o podrían afectar su vida diaria. Fue así como obtuve el contacto de Andre Apiolaza, quien vive hace cuatro años en el Valle y se desempeña como terapeuta, letrista de carteles y taxista. Ella es la actual vocera de la campaña, quien me explica que “Elqui Sin Mineras, como todo movimiento social, nace ante una amenaza; la de la minera japonesa Pan Pacific Copper que quiere instalarse en Cochiguaz para destruir los glaciares y extraer oro. El Valle del Elqui, a diferencia de otros lugares dentro de la Región de Coquimbo, guarda una particularidad y es que nunca ha dependido de la minería; inicialmente fue una zona agrícola, luego se transformó en agro industrial a partir de la producción de pisco, y ahora se ha convertido en uno de los principales destinos turísticos de Chile”, siendo incluso premiada y reconocida en medios internacionales como el New York Times que lo incluye dentro de los 52 lugares para visitar en 2019.

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valle vista panorámica

Andre, que es santiaguina, me cuenta que si bien los avecindados y los oriundos del Valle provienen de culturas distintas, lo que los une es el amor por el río, la naturaleza y la vida tranquila. Eso es algo que todos quieren preservar, sin importar a qué se dediquen, y en ello coincide incluso el Municipio de Paihuano (distrito administrativo del que dependen los pueblos del Valle del Elqui). Luego Andre se explaya un poco más y admite que son muchas las mujeres citadinas que llegan al Valle a vivir atraídas por la manera ancestral de cultivar y conectarse con la tierra; mujeres que se organizan para formar círculos de camaradería en función de las fases lunares y una serie de prácticas heterogéneas que en conjunto forman parte de una espiritualidad new age que ella misma no duda en calificar de “pachamámica”; ya que el marco ético e ideológico desde el cual se oponen a los mega proyectos mineros es el ecofeminismo, en el que se cruzan “la autodefensa de las mujeres y la defensa de la tierra”, y donde el enemigo representante del patriarcado es el sistema capitalista, violento y voraz.

A partir de la distinción que Andre hizo entre oriundos y avecindados quise contactar a otro representante de la comunidad local, esta vez del lado de los oriundos. Fue así como logré conversar con Carlos Peralta, presidente de la Comunidad Agrícola Estancia Estero Derecho. Carlos es una persona difícil de ubicar ya que su trabajo lo obliga a pasar largas temporadas internado en la cordillera vigilando el estado de los cursos de agua que se distribuyen entre los agricultores, o bien en la ciudad de La Serena realizando trámites. Carlos cuenta que en los 36 años que lleva administrando la comunidad, no es la primera vez que ha tenido que enfrentarse a las peticiones de prospección minera.


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“Esto no es nuevo, a mí me ha tocado atender a muchas mineras que saben que esta zona es minera porque cuentan con mapas satelitales y porque acá, muy cerca, está El Indio (yacimiento que lanzó a Chile como potencia minera entre la década del 80 y 90). Se supone que ese mismo cordón cordillerano debe tener minerales y por eso en nuestra estancia también tiene que haber. Pero nosotros, desde que nos constituimos como personalidad jurídica en el 79, siempre nos hemos opuesto. Nunca hemos dejado entrar a los geólogos que solicitan ingresar a sus pertenencias inscritas, porque para eso tienen que usar un camino que le pertenece a la comunidad. No hay otra forma de llegar hasta las nacientes de aguas cordilleranas. Y eso fue lo que pasó el año pasado: recibimos una solicitud de una de las empresas, la japonesa Pan Pacific Copper, para utilizar nuestro camino, y les dijimos que no, que no nos interesa.”

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Calle Pisco Elqui.

Carlos también cuenta que para hacer frente a la creciente presión del sector minero, que año tras año solicita ingresar al área cordillerana para obtener muestras del subsuelo en busca de minerales, han debido abrirse comunicacionalmente y vincularse a la ciudadanía en general. En este trayecto han conseguido el apoyo de Bienes Nacionales, quienes declararon los terrenos de la comunidad como “santuario de la naturaleza”, la Universidad de La Serena, El Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas que les brinda estudios científicos, y por supuesto la comunidad elquina y todos los que llevan adelante la campaña Elqui Sin Mineras.

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Horcón pueblo del valle.

“Por eso estamos tranquilos, tenemos un equipo de abogados, tenemos todos los derechos de agua inscritos, estamos manejando las cosas como corresponde; pero sin descuidarnos porque sabemos lo que significa la minería en Chile: que la agricultura y el turismo se van a las pailas”.


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Finalmente nos toca volver a la ciudad. Nunca quiero despedirme del Valle. Con todo, no puedo dejar de preocuparme, ya que aunque Carlos me ha dicho “que estemos tranquilos”, y que se está resistiendo de la forma correcta, no puedo dejar de pensar en la clase política de nuestros países sudamericanos, quienes rara vez han demostrado la voluntad de diversificar la base productiva apostando, por ejemplo, al turismo sustentable. Después de todo, Chile es un país que depende de la simple y lucrativa extracción de recursos naturales. Pero, ¿es la minería la única vía hacia al desarrollo? ¿Minería o nada?

Brian Gray https://ift.tt/2ChrT0y

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