Artículo publicado originalmente por VICE Alemania.
Los simios son conocidos por ser nuestros "parientes más cercanos" del reino animal, sin embargo, las diferencias entre nosotros y nuestros peludos hermanos y hermanas son enormes, pero Rocky, un orangután de ocho años de un zoológico en Indianápolis, ha reducido la brecha y ha demostrado que los monos son capaces de descifrar el gran misterio del habla y generar sonidos similares a los humanos, y sus habilidades aprendidas sientan las bases para la conversación humana y, al mismo tiempo, podrían aportar a la ciencia ideas completamente nuevas sobre la evolución del lenguaje.
En el período comprendido entre abril y mayo de 2012, Rocky fue entrenado para imitar los sonidos emitidos por los investigadores y aprendió a cambiar su tono y modulación de una manera inusual. Los sonidos fueron grabados y luego comparados con una base de datos que contiene más de 12.000 horas de material de observación de más de 120 orangutanes que viven en 15 poblaciones silvestres o cautivas diferentes.
Los resultados mostraron que las "respuestas" de Rocky no son realmente los sonidos habituales de los monos, sino que los había generado completamente nuevos e independientes. El estudio se publicó con los resultados de la investigación en la revista Nature.
"En lugar de aprender nuevos sonidos, se cree que los sonidos de los grandes monos son causados por la emoción sobre la que no tienen control", dijo el científico Adriano Lameria de la Universidad de Durham, "nuestra investigación muestra que los orangutanes tienen la capacidad de regular sus voces".
Este gráfico muestra la representación espectrográfica de dos supuestos gruñidos y dos ruidos o "wookies". Esta es una comparación utilizada en el análisis de la base de datos para confirmar la singularidad de los ruidos de Rocky. Los gruñidos son sonidos típicos de un orangután producidos espontáneamente y sin guía humana. Los wookies también son vocalizaciones específicas del repertorio vocal de los orangutanes, pero en este caso fueron dados por humanos en tono modulado al azar e imitados por Rocky, ajustando su frecuencia de voz a la del auditor.
Un estudio previo de la Universidad de Amsterdam ya había demostrado que la orangután Tilda puede imitar ruidos con el ritmo del habla humana. Y la gorila Koko ya había aprendido a toser, gruñir o soplar cuando se lo ordenan, lo que, según sus cuidadores, habla de un control consciente de la laringe y el sistema respiratorio.
Los resultados de la investigación de Rocky permitieron nuevas conclusiones sobre el surgimiento del lenguaje humano. Muestran, por ejemplo, que el control de voz habitual en la gente se debe a un ancestro evolutivo común, que también permite a los simios la capacidad de modular deliberadamente sus órganos vocales.
Christine Kewitz https://ift.tt/2oIwPYr
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