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domingo, 22 de septiembre de 2019

Fotos de casas que se resisten a la demolición en China

Artículo publicado originalmente por VICE Asia.

Se les conoce coloquialmente como dingzihu o "casas clavo". Son casas que se planeó demolir para construir autopistas, centros comerciales o alguna otra infraestructura privada aprobada por las autoridades locales, y que aún existen porque sus propietarios se negaron a venderlas o incluso desocuparlas. Como estos “clavos” se resistieron a ser hundidos, los constructores se vieron obligados a dejarlos intactos y a trabajar a su alrededor.

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Foto por REUTERS / Paul Yeung. Una villa de seis pisos en el sitio de construcción en el distrito central de negocios de Shenzhen en abril de 2007. Choi Chu Cheung, el dueño de la villa, y su esposa Zhang Lian se negaron a aceptar la compensación ofrecida por el constructor.

"Estas casas han despertado interés en China porque representan una lucha de 'David contra Goliat'", explica Steve Hess, profesor asistente de ciencias políticas en la Universidad de Transilvania en Kentucky. Steve ha pasado años estudiando el fenómeno y en 2010 publicó un artículo al respecto titulado Nail-Houses, Land Rights, and Frames of Injustice on China's Protest Landscape.

"Surgieron por primera vez como un fenómeno de mediados de la década de 1990", señala. "Fue cuando una reforma desplazó muchas fuentes de ingresos fiscales del gobierno local al gobierno nacional, en 1994".

Según Steve esto produjo una desviación de dinero al gobierno central, dejando a las autoridades locales cortas de fondos. Como solución, los funcionarios regionales comenzaron a venderles a los desarrolladores tierras sobre las cuales tenían jurisdicción. Y como no estaban obligados a pagar las tasas del mercado a los residentes desplazados, empezaron a obtener muchas ganancias al revender las propiedades. Con el tiempo, este vacío legal se convirtió en una suerte de estafa oficial, algo de lo que solo ahora muchos propietarios son conscientes.

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Tao Weiren se sienta frente a su casa de dos pisos en el vecindario de Guangfuli en Shanghai en marzo de 2016. En papel, el vecindario de Guangfuli es el sueño de un inversionista inmobiliario: un terreno en medio de uno de los mercados de propiedades más caros y de rápido crecimiento del mundo. Pero la realidad es más como la pesadilla de un constructor, gracias a los cientos de personas que viven allí, que se han negado a mudarse de sus casa destartaladas. Foto por REUTERS / Aly Song

Hoy, cualquiera que se niegue a mudarse rápidamente se convierte en enemigo del estado. Pero también se considera héroe local.

"Las protestas de las casas clavo realmente resuenan con el público chino debido a la amplia percepción de que las autoridades locales son corruptas y conspiran con los constructores", explica Steve. "El movimiento ha llegado a simbolizar la creciente 'conciencia de los derechos' dentro de China, a medida que los ciudadanos se enfrentan a los funcionarios locales que están haciendo mal uso de sus cargos".

Enfrentarse a las autoridades locales chinas puede resultar increíblemente peligroso; muchas personas que se niegan a mudarse han sido encarceladas. Por esta razón, a menudo los manifestantes recurren a los medios de noticias extranjeros y las redes sociales para protegerse. Esta es una técnica bastante nueva; durante los noventa y principios de la década de 2000, los manifestantes ponían en sus casas carteles y pancartas, e incluso se encadenaban a las propiedades para detener los equipos de demolición.

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Una casa parcialmente demolida en un sitio de construcción en Hefei, provincia de Anhui, el 2 de febrero de 2010. El propietario de la casa intentaba buscar una mejor compensación antes de aceptar la demolición de su hogar. El propietario de la casa clavo llegó a un acuerdo con las autoridades locales y la casa fue demolida el 9 de febrero. Foto de REUTERS / Stringer

"En algunos casos extremos, los ciudadanos han atacado o lanzado cocteles Molotov a los obreros", dice Steve, citando un caso de 2008 en el que una mujer del distrito de Minhang, en Shanghai, arrojó explosivos hechos con botellas de vino y gasolina a los demoledores. La mujer fue arrestada, pero en internet se convirtió en una especie de heroína local.

Entonces, ¿por qué las personas están dispuestas a correr riesgos tan sorprendentes si la única recompensa es quedarse con un hogar que finalmente se convertirá en una isla de tráfico? Las respuestas son tanto fiscales como emocionales. En primer lugar, como se mencionó, los funcionarios generalmente pagan una compensación inadecuada para comprar viviendas de tamaño similar en la misma área y las personas son cada vez más conscientes de que protestar puede conducir a una mayor compensación.

Steve se apresura a aclarar que esto no significa que las protestas de las casas clavo constituyan un movimiento, sino que los ciudadanos chinos son cada vez más conscientes de otras protestas exitosas gracias a Weibo y WeChat. Además, otra ley federal aprobada en 2007 fortaleció los derechos de los ciudadanos respecto a sus tierras, motivando a muchos a participar en la "resistencia legítima". Gracias a estos factores, las casas clavo se están volviendo cada vez más comunes.

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Una casa clavo en las afueras de Nanjing, provincia de Jiangsu, en octubre de 2008. Nuevamente, los propietarios insistieron en una mayor compensación antes de aceptar la demolición. Foto de REUTERS / Sean Yong

"Este fenómeno sigue siendo muy relevante hoy en día", dice. "Los costos de vivienda han aumentado, particularmente en los centros urbanos con alto coeficiente de empleos donde los ciudadanos son muy cínicos con los funcionarios locales, especialmente en medio de la campaña anticorrupción de Xi Jinping".

Según Steve, en estos sitios cada vez más personas se niegan a ceder sus hogares a los constructores.

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Un trabajador recoge ladrillos frente a una casa clavo en el centro de un sitio de construcción que se desarrollará como una nueva zona de apartamentos en Hefei. Foto por REUTERS / Jianan Yu
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Una casa clavo en un sitio de construcción que se convertirá en una nueva zona de apartamentos en Hefei, provincia de Anhui en enero de 2008. En el cartel se lee "solicito al gobierno que castigue al constructor que demolió mi casa, devuélvanme mi hogar". Foto por REUTERS / JiananYu
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Una casa clavo permanece en un sitio de construcción en Guangzhou. La imagen fue tomada el 8 de enero de 2008, justo antes de que el lugar finalmente fuera demolido. Foto por REUTERS / Joe Tan
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Una pareja de ancianos se negó a permitir que su casa fuera demolida, por lo que se convirtió en el único edificio que quedaba en pie en medio de una carretera ubicada en la provincia de Zhejiang. La estructura finalmente fue demolida en 2012. Foto por REUTERS / Aly Song
Talia Slonim https://ift.tt/30jV6WI

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