No es que tengamos ganas de incordiar la legendaria soberbia argentina lanzándole una piedra al Museo Mundial del Tango, pero ya que estamos hablando de piedras y ya que la apropiación cultural está tan a flor de piel en el mundo todo, bien le viene a nuestra desubicación histórica —esa que pretende que las estampitas del niño Jesús no vengan envueltas en plástico para preservar el hábitat de la medusa brillantina— contemplar cómo el sábado en Buenos Aires se llevó a cabo el primer encuentro de trap y tango que haya combinado beats y bandoneones con algunas de las principales figuras de la música urbana local.
La gesta tuvo lugar en La Trastienda y estuvo a cargo de Argentina Tango Rap (ATR) , grupo que lleva ya una temporada mezclando el género de Buenos Aires con la cultura hip hop, y contó con las participaciones de Fire, Pattu, Fresco, J Mastermix, El As, Masi, Decano Flow, Fresco y el amigo de esta casa y admirador de Carlos Gardel, El Doctor.
Los muchachos de antes no usaban gomina
El sábado por la noche no muy lejos de la avenida Boedo —más Boedo y menos Palermo, amigxs turistas, por favor— donde hace 100 años hirvió el género-emblema argentino, donde figuras de alcance mundial como Carlos Gardel comenzaron a encontrar su elemento, el ensamble ATR afinaba fuelles y los MC calentaban la garganta. El show, “Nación ATR”, sería la primera muestra en vivo de una mezcla que ya tiene un año de vida y que ha producido cosas como esta:
Entiende todo Ysy A cuando dice “Benditos nosotros de haber nacido / En esta cuna de delirios y oportunidades / Dueña de una libertad que aprisiona / Pero que... permite” ¿Qué otra cosa era la lírica tanguera sino una mirada filosa y rasa del bajo mundo de aquella Buenos Aires? “Los muchachos de antes no usaban gomina”, escribió Manuel Romero en “Tiempos Viejos”. Corría 1926, y no hablaba del fijador para el cabello exactamente.
La Buenos Aires de entonces, con una industria endeble que no bastaba para emplear a su creciente población, navegaba la primera crisis del capitalismo que terminaría de estallar con el crack del ‘29. La Buenos Aires de ahora, siglo después, es como un choque en cámara lenta que se viene sucediendo, devaluación tras devaluación, desde hace dos años. En este contexto aparece el trap como sonda. Listo para alumbrar una manera de caminar esta ciudad delirante, donde la inflación del mes pasado fue de —refriéguense los ojos— 11 por ciento y donde más de la mitad de los adolescentes vive bajo la línea de pobreza, drama brutalmente agravado durante los últimos cuatro años.
En esa misma ciudad y en ese mismo lapso de tiempo, explotó el movimiento musical más fuerte de la década, El Quinto Escalón, cuya sede fue el Parque Rivadavia del barrio de Flores. El mismo barrio que hace 90 años era la periferia semiurbana de Buenos Aires y entre sus festivales barriales presentaba nada más y nada menos que a un joven... Carlos Gardel.
Por eso, cuando empezaron a aparecer Massi y el As, Pattu y Fresco, sus barras y sus performances cayeron perfectamente en el marco sonoro y tímbrico que armaron los instrumentistas de ATR. Claro que el ensayo y el nivel técnico y conceptual del tango estaban a punto en la banda, pero hubo un feeling extra que aportó la condición naturalmente callejera del tango, el rap y el trap.
Así, los shows se intercalaron y a la noche porteña le encajó perfecto el plan de Nación ATR. Con Alex y Mariano Rucci como cabezas instrumentales y Smoller Bazz, del Sindicato Argentino del Hip Hop, como pulso rapero, la noche fue una síntesis de dos energías que vienen de la misma fuente, aunque a la museística del tango le pueda incomodar, aunque ciertos sectores de una sociedad, lejos y en el tiempo, puedan llegar a apropiarse culturalmente de sí mismos.
Entre el público, Gala, porteña y estudiante de Música Popular, apoyaba la moción: “Para mí es buenísimo que las músicas se puedan fusionar sin prejuicios. Está bueno que pibes de la escena del trap o el hip hop puedan involucrarse en otros géneros, como el tango, que es algo más clásico, y también me parece bien sacar al tango de ese lugar intocable que tiene muchas veces. Nunca se puede saber cuántos pibes pueden llegar al tango a través de temas como los que está sacando este grupo, por ejemplo”.
“Mi Buenos Aires querido yo soy Gardel”
Para cuando le llegó el turno a El Doctor, el man ya sabía cómo cerrar las presentaciones de MCs. ¿Qué otro artista sintentiza a Kurt Cobain y Carlos Gardel en una estética y vive para contarlo? Por ahora, el que vive es él, y no le tembló el pulso para citar al Morocho del Abasto en el escenario cuando interpretó “Bolsas”, su oda navideña que abraza al símbolo del grunge y al rey del tango.
Transpirados tras cerrar el espectáculo los músicos de ATR tango charlaron con Noisey en Español. Mariano Rucci, bajista y pulso de “Traje unos tangos”, argumentó: “Los puentes entre el tango y la música urbana estaban ya tendidos desde la composición lírica, desde lo urbano, desde su mirada social y urbana. Había que hacer un nexo, investigar en las raíces. Entonces quisimos jugar con eso y nos juntamos a componer. Todo esto siguiendo la idea de que todo argentino tiene una raíz tanguera como todo pibe de hoy tiene una raíz urbana”.
Por su parte, Smoller Bazz, pionero del rap local con Sindicato Argentino del Hip Hop contó: “Mariano, que tenía el conocimiento del tango, y yo, que tenía el del Hip Hop, empezamos a hacer canciones que tenían que ver con el tango y el rap. Y después pensamos en hacer canciones para que puedan rapear otras personas: distintos raperos, distintos cantantes. Este show fue a primera instancia y tenemos una segunda instancia que va a hacer con MCs femeninas. Chicas cantando sobre tango, rap y trap. Es un desarrollo que recién está empezando. A medida que estamos avanzando, aparecen artistas que nos piden hacer un tema, entonces eso nos hace avanzar. ATR no es un grupo o productores, es gente que quiere hacer algo con tango y rap”.
Y ahí mismo pasó El Doctor, que, cabal como siempre y seguro como nunca, sentenció: “Esto fue chiquitaje. Estamos para mucho más, mucho más”.
Con la luna ya alta por Callao y los MCs siguiendo la gira en un auto que se perdió por los adoquines de San Telmo, Mariano cerró: “El show fue una aplanadora y vemos a estos chicos como el futuro de la música. Se animan a investigar y a poner su arte al servicio de esta locura”. O, como se decía del Zorzal, cada día cantan mejor.
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Juan José Relmucao https://ift.tt/2msIHwU
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