El pasado jueves 29 de agosto los colombianos nos despertamos con la noticia de un video en el que Iván Márquez, jefe negociador de la antigua guerrilla de las Farc en los diálogos de paz de La Habana, acompañado de tres excomandantes del grupo insurgente y otros hombres y mujeres uniformados, dice que volverán a las armas “en respuesta a la traición del Estado” . Estamos convencidos de que nuestra generación es guardiana de una nueva narrativa, así que en VICE decidimos abrir los micrófonos y preguntarles a nuestros lectores por qué creen que hay que defender la paz. A continuación compartimos algunas de las respuestas que nos dieron.
“La paz hay que defenderla porque ningún país o pueblo está condenado a la guerra. Hay que defenderla porque ese periodo de tiempo en que hemos convivido entre hermanos nos ha enseñado que son millones las vidas que se pueden salvar en defensa de la paz y nos ha enseñado que es posible escribir la historia de este país desde la reconciliación y desde el reconocimiento del otro, porque sólo así, por medio de la paz, podemos construir sociedad”. —Carlos, 22 años, estudiante de Derecho, Bucaramanga
“Consideramos que la paz debe seguir siendo un bastión nuestro porque las generaciones de colombianos y colombianas que apenas están llegando no tienen por qué ver atrofiado su futuro por cuenta de una guerra fratricida que lo único que busca es proteger los intereses de empresarios, grandes procesos ganaderos, de drogadicción y de narcotráfico. La paz tiene que ser un bastión para todos, no podemos permitir que los jóvenes se vayan a un bando y a otro: unos por defender la libertad, supuestamente desde las armas del Ejército, y otros para defender la libertad, supuestamente desde las armas guerrilleras. Creo que estamos a la altura y en el momento en que podemos construir paz desde nuestros territorios, desde nuestras escuelas y las juntas de acción comunal, y no desde una guerra fratricida de más de 60 años”. —Hugo, 25 años, estudiante universitario, Pereira
“Hoy más que nunca se debe de apoyar este proceso porque los muertos siempre van a ser —de parte y parte— personas del común: pobres, campesinos y jóvenes sin oportunidades, que no tuvieron el dinero para pagar una libreta militar y debieron prestar su servicio militar. Trabajé con personal del ejército en reclutamiento y sé de antemano que siempre, siempre, prestaba servicio el muchacho del pueblo, el muchacho de la finca, el muchacho del barrio vulnerable; no el muchacho de barrio rico, no el muchacho de apellido, hijo de X o Y persona, debido a que su familia tenía el dinero suficiente para pagar el trámite de su libreta sin que le hicieran exámenes médicos para eso. A mí parecer, hoy más que nunca deberíamos apoyar estos diálogos”. —Martín, 28 años, Cartagena
“Hay que seguir defendiendo la paz porque Colombia lleva muchísimos años de guerra. No podemos continuar. No porque algunos tengamos el privilegio de vivir en las grandes ciudades y no sufrir con el conflicto significa que no esté ahí o que no nos vaya a afectar. Que haya disidencias, tristemente, era algo inevitable. Es algo que se veía venir debido a la ineficiencia del Estado, que es algo representativo de Colombia. Siempre hemos tenido un Estado sumamente ineficiente, especialmente en una geografía tan estúpidamente salvaje. Tenemos lugares en Colombia donde el Estado no está y donde seguramente no va a poder estar porque estamos tupidos de jungla y no tenemos la tecnología suficiente para vigilar ese tipo de geografías. Eso se presta para que existan ese tipo de disidencias y grupos criminales. Lo que definitivamente sí hay que hacer es continuar con la paz y aceptar que estamos volviendo a entrar en conflicto. Si esas personas salen a decir que van a armar una disidencia Farc de nuevo, no se puede seguir negando que hay un conflicto armado en Colombia. El presidente Duque dijo que no hay un conflicto, pero eso es mentira, sí estamos en un conflicto, volvimos. Eso no significa que no hay que defender la paz o que se van a cancelar los acuerdos”. —Sara, 24 años, Publicista, Medellín
“Hay que apoyar la paz porque llevamos más de medio siglo sufriendo por ver compatriotas muertos. Los soldados que mueren en esa guerra tienen madre y esas madres sufren a sus hijos. Las víctimas del conflicto son integrantes de familias. Las familias que sufren sus pérdidas son personas que no se benefician en nada del conflicto, pero el conflicto sí beneficia muchos intereses económicos y políticos. Es un gran error defender una guerra que no tiene sentido y que nunca va a ser solucionada mientras genere ganancias monetarias. Los únicos que van a perder son los soldados que mueran en la guerra, los guerrilleros que mueran en la guerra, los paramilitares que mueran en la guerra y sus familiares. En la ciudad, los que patrocinan y quieren que la guerra siga, están felices viendo la guerra por la televisión. Es diferente en las zonas rurales donde tienen que escuchar los fusiles, donde tienen que ver los muertos y la sangre. Por eso debemos defender la paz”. —30 años, Ingeniero Ambiental, Ciudad Zipaquirá
“La guerra, como algunas otras prácticas que están acabando con nuestro planeta, es un círculo vicioso del que solo salen beneficiados unos cuantos. En este país unos cuantos quieren mantener su negocio de guerra para continuar defendiendo intereses políticos que lo único que han hecho es derramar la sangre del pueblo. Nosotros, el pueblo, somos quienes estamos en medio de esta guerra y quienes verdaderamente sufrimos los desastres de ver morir a nuestros seres queridos en el campo y en la ciudad. Hay que seguir luchando por la paz, hay que resistir, hay que creer y hay que terminar con el negocio politiquero en Colombia que se llama ‘guerra’; es muy fácil de pelear con los hijos de otros”. — 26 años, Medellín, Psicólogo
“Así como la guerra no discrimina y afecta a todos —niños, mujeres, personas afro, personas con discapacidad—, así mismo la paz es para todos. En las mismas cantidades, en los mismos términos y en las mismas condiciones. Es importante entender qué es la paz y quiénes se encargan de la paz. Podemos seguir pensando que la paz es algo que nos van a dar y que son los del gobierno los encargados de dárnosla, pero es importante entender que la paz es para todos, es de todos, y que yo también, en mis actos, en mi día a día y en mis hábitos, construyo paz o termino con la paz. La paz nace cuando respeto al otro como es. Cuando permito que la diferencia y la diversidad florezca. Hago paz con mis comentarios y mis actos. Pero de esa misma forma acabo con la paz. Cuando soy indiferente, cuando no tengo compasión, cuando me gusta hacer juicios de valor, cuando critico, cuando no comparto, cuando me cierro en mis ideas. Todo eso es también acabar con la paz”. —Alejandra, 24 años, estudiante de Educación Especial, Medellín
“El proceso de paz en Colombia debe defenderse y debe continuar. La paz es irreversible. Todos los colombianos estamos obligados a rodear esos acuerdos y a rodear a las personas que trabajaron arduamente durante las negociaciones para conseguir el acuerdo que hoy se tiene. Si bien no es perfecto, es un acuerdo que sí ha traído excelentes resultados en cuanto a la disminución de la violencia. No hace falta sino ir al Hospital Militar y ver que no llegan tantos militares ni hijos nuestros, mutilados o hasta muertos por causa de la guerra con las FARC. A mí me gustaría que todos los colombianos apoyáramos ese proceso y le dijéramos al gobierno actual, que es un gobierno enemigo de ese proceso, que el pueblo colombiano está de pie y que el acuerdo es un patrimonio que hoy tenemos como pueblo y que no va a venir una persona en cuatro años, o menos, a acabar con todo lo que se construyó durante ocho años”. —30 años, Bogotá
“Hay que seguir defendiendo la paz porque no podemos estar en guerra por el odio de una persona y los beneficios económicos que le trae a él y a todas las personas que están implicadas en el negocio de la guerra en Colombia. Porque esto es un negocio: de tierras, contratos y concesiones. Por eso es importante defender la paz, para ver si algún día salimos de la mafia que nos gobierna y rompemos esa mentalidad de violencia que hemos tenido durante más de cincuenta años”. —Camilo, 32 años, Productor, Bogotá
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