Artículo publicado originalmente por VICE Reino Unido.
Cuando Emma Thompson decidió unirse a las protestas por el cambio climático de la Rebelión contra la Extinción en Londres el año pasado, su mensaje fue silenciado en gran medida ante las fuertes críticas que atrajo por volar desde Los Ángeles en un avión que consumía combustible.
Tal vez temerosa de sucumbir al mismo destino, Greta Thunberg viajó a los EU desde su natal Suecia en barco. Si bien algunos criticaron la elección de la activista como tokenista, muchos parecieron impresionados por su resolución.
Es posible que no hayas escuchado el término, pero hay una palabra que resume perfectamente esta nueva actitud social en torno a los aviones: flygskam. Traducido literalmente, significa “vergüenza por volar” en sueco, y sugiere que viajar en avión debería ser una fuente de vergüenza e incomodidad, en lugar de orgullo.
El término saltó a la fama gracias a Björn Ferry, un biatleta olímpico sueco, y Thunberg, quienes usaron el término como parte de una promesa para minimizar sus viajes aéreos. Fue adoptado rápidamente por influencers viajeros con conciencia ecológica utilizando su plataforma para desanimar a sus seguidores de viajar en avión.
Puede parecer difícil de creer que esto lograría tener un gran impacto, pero el presidente ejecutivo de la aerolínea SAS, Rickard Gustafson, le dijo al periódico noruego Dagens Næringsliv que estaba “convencido” de que el movimiento estaba detrás de una caída en el tráfico aéreo sueco, que según los informes cayó un 5 por ciento en el primer trimestre de 2019.
Existen pruebas suficientes de que las tendencias sobre viajar respaldadas por influencers tienen un gran peso entre los consumidores. Una encuesta realizada por el proveedor de seguros de renta de inmobiliarios para vacacionar con sede en el Reino Unido, Schofields, mostró que el 40 por ciento de los menores de 33 años prioriza las "tendencias en Instagram" al elegir su próximo lugar de vacaciones.
Según National Geographic, entre 2009 y 2014, las visitas al acantilado Trolltunga en Noruega aumentaron de 500 a 40,000 en lo que muchos consideran una ola de turismo impulsado por las redes sociales. El año pasado, un portavoz del Departamento de Conservación de Nueva Zelanda le dijo a la BBC que el número de visitantes a la cumbre del Pico de Roy en Wanaka había aumentado en un 12% entre 2016 y 2018, porque el lugar se había convertido en un "ícono por excelencia para la región a través de las redes sociales".
Entre los influencers de estas tendencias se encuentra Ula Fiedorowicz, que tiene alrededor de 14,500 seguidores en Instagram, publicaciones sobre sostenibilidad y "viajes conscientes". Hace poco, ella también se unió a la tendencia flygskam y dice que hace un esfuerzo para evitar los viajes aéreos tanto como sea posible.
“Creo que para muchos influencers todavía es difícil difundir mensajes sustentables. Eso significaría no participar en muchas campañas patrocinadas por marcas que no tienen nada que ver con ser ecológicos”, dice. Pero con la popularidad creciente de los viajes sustentables, parece que cada vez más personas están dispuestas a dar este paso.
Nikki Vargas, la fundadora de la publicación de viajes feministas Unearth Women, era influencer de viajes antes de comenzar su negocio. Ella cree que las cosas se están moviendo hacia un tipo de contenido de viajes más consciente.
A principios de este mes, Instagram anunció que eliminaría la opción que tienen los usuarios de ver cuántos me gusta recibe una publicación. Eso solo fue una prueba en un puñado de países, pero Vargas ve esto como un ejemplo de cómo los algoritmos en evolución priorizarán el valor intrínseco del contenido en lugar de su popularidad, lo que significa que "la idea de un influencer de viajes está cambiando mientras hablamos".
Vargas cree que hay un creciente interés de los consumidores por hacer que su viaje sea ético, tanto desde una perspectiva ambiental como en términos más generales, dándole algo a cambio a las comunidades que visitan.
Esta tendencia se está infiltrando claramente en la industria de viajes, la cual depende de los influencers más que nunca. En 2017, antes de que flygskam se convirtiera en un hashtag de tendencia en Instagram, la plataforma de búsqueda de viajes HolidayPirates encuestó a más de 1,000 viajeros y descubrió que el 40 por ciento intentaba activamente ser consciente con el ambiente al viajar.
El CEO David Armstrong cree que a medida que los medios de comunicación continúen destacando las consecuencias ambientales de los viajes aéreos, y que los activistas continúen presionando a la industria de viajes para que produzca alternativas más éticas, comenzaremos a ver un cambio en los comportamientos de los consumidores y del gobierno, y los influencers serán el centro de este cambio.
Armstrong destaca dos tendencias emergentes clave: la primera es el "viaje lento", que combina métodos de transporte lentos, como trenes, con estadías más largas en un destino, y tomar decisiones conscientes sobre la comida, las culturas y las comunidades locales. El segundo es "microaventuras", que son cortas, locales y baratas, pero igual de divertidas, desafiantes y gratificantes.
"También hemos visto un aumento en los usuarios que reservan más vacaciones y alojamiento sustentable, como el glamping o casas de árbol, en el Reino Unido", dice Armstrong.
La gente se está acostumbrando a repensar la manera de viajar. Los millennials que llegaron a la mayoría de edad durante una recesión lo han estado haciendo durante años, lo que ha provocado una explosión en el tendencia de la van-life –en la que las personas cambian sus casas por camionetas (o por pequeñas casas sobre ruedas)– que les permite viajar por tierra sin salir de casa.
Del mismo modo, en Unearth Women, uno de los tipos de contenido más populares son las Guías Feministas de la Ciudad, que ofrecen una nueva forma de experimentar una ciudad, centrándose más en áreas específicas de la historia y apoyando negocios independientes de mujeres que se conectan con los valores de los viajeros.
Viajar se ha asociado durante mucho tiempo con una elección de estilo de vida positiva: una forma de familiarizarse mejor con el mundo en que vivimos. Con más jóvenes priorizando las experiencias en lugar de las posesiones materiales, dejar de viajar puede parecer un poco exagerado. Pero aunque el concepto de viajar sigue siendo muy popular, sus métodos se están reinventando.
Esto no es un movimiento simbólico, podría tener un impacto real. Según el análisis realizado por Channel 4, uno necesitaría reciclar más de 20,000 latas de frijoles, es decir, una por día durante más de 54 años, para compensar la huella de carbono en un vuelo redondo de Londres a Nueva York.
La quema de combustible de los aviones actualmente contribuye con alrededor del 2,5 por ciento de las emisiones totales de carbono, una estadística asombrosa en sí misma, pero que podría aumentar al 22 por ciento para 2050 a medida que otros sectores emitan menos. Crucialmente, y a diferencia de otras industrias pesadas en carbono, no existe alguna alternativa a la vista.
"Actualmente no hay forma de transportar a 8 millones de personas en avión todos los días sin quemar mucho queroseno", explica el sociólogo ambiental de la Universidad de Southampton Roger Tyers en The Conversation. “Las aeronaves se están volviendo más eficientes en combustible, pero no lo suficientemente rápido como para compensar la gran demanda en crecimiento. Los aviones eléctricos permanecen a décadas de distancia, cargados de baterías que no pueden liberar tanta energía por kilo como el combustible para aviones".
Pero, al igual que el jefe de la aerolínea SAS, las empresas vigilarán de cerca si los influencers y los consumidores continúan yendo más lejos que nunca para reducir su impacto. Al igual que con tantas tendencias actuales, los creadores de contenido en línea están en el centro de ese cambio, ejerciendo su influencia en los seguidores que confían en ellos y los admiran, y en las empresas que desean desesperadamente aprovechar esa audiencia.
Es posible que los aviones no se vuelvan obsoletos en el corto plazo, pero el aumento de flygskam al menos puede terminar con las famosas fotos de Instagram #windowseat y hacer que viajar en avión sea algo de lo que avergonzarse, en lugar de alardear.
Sirena Bergman https://ift.tt/2moGGBF
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