Artículo publicado originalmente por VICE Reino Unido.
Te despiertas después de exactamente tres minutos de sueño en un inmenso pánico, te duele la mandíbula y el interior de tus mejillas está hecho trizas.
Sin embargo, está bien: estás en tu cama. Te acuestas y permites que los tonos familiares de The Office te regresen el sueño. Luego despiertas nuevamente, 50 segundos después y escribes “911” en tu teléfono, en caso de que efectivamente estés muriendo. Pasas la próxima semana luciendo vacío y deplorable, como un niño pequeño en una pintura victoriana.
El bajón es el castigo que merecemos por vivir como pedazos de mierda. Sin embargo, resulta que no es una parte obligatoria de la experiencia del MDMA.
Según el doctor Ben Sessa, un psiquiatra de adicciones, psicoterapeuta de MDMA e investigador psicodélico con sede en Bristol, los efectos persistentes del MDMA clínico cuentan una historia diferente de la que todos conocemos.
En comparación con un bajón que te hace rogarle a tu cuerpo por cualquier migaja de serotonina, que Sessa dice que es “producto de la pérdida de sueño, ejercicio excesivo y uso concomitante de drogas”, no hay un “bajón del estado de ánimo después de la dosis” con el uso clínico de MDMA. En cambio, brinda un “placer residual”, que es un término mucho más agradable, típicamente reservado para describir los paquetes de algún spa.
Como era de esperarse, la moraleja de la historia es: si tomas un buen MDMA en dosis controladas, en lugar de consumir cuatro pastillas que le compraste a un mal dealer, e intentas dormir lo suficiente en lugar de quedarte despierto durante 52 horas, te sentirás mucho mejor 72 horas después.
Nos hemos comunicado con los autores del estudio para obtener más información y publicaremos actualizaciones a medida que lleguen. Mientras tanto, aquí hay algunos consejos de reducción de daños a la hora de consumir MDMA:
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