La mañana del 20 de marzo un albañil llegó temprano a la obra en la que trabajaba, pero no lo dejaron entrar. Le dijeron que ya no podría realizar sus tareas al aire libre. Llamó con cierta preocupación a su pareja, una empleada doméstica que justo en ese momento también volvía a su casa angustiada: su patrona la había mandado de vuelta por el aislamiento social y preventivo. “Yo cobraba por hora trabajada y se me cortó todo”, dijo el hombre cuando acudió a la Asociación de Psiquiatras Argentinos para pedir ayuda.
En los sectores más vulnerables de Argentina muchos de los trabajadores son jornaleros. Y la construcción está parada, así también la limpieza, el cuidado de personas en casas ajenas y el rubro textil.
El hambre se comienza a sentir. En las puertas de las parroquias del barrio porteño de Retiro, por ejemplo, la gente se para con tuppers en las manos y vuelve a sus casas haciendo cálculos de cómo será su vida a la mañana siguiente.
Además del difícil escenario que plantea el desempleo, el número de casos de COVID-19 empezó a crecer de forma dramática en casi todos los barrios populares y en algunos sectores se quedaron sin agua.
Como si lidiar con la falta de recursos básicos no fuera lo suficientemente complicado, están también los problemas de convivencia que se acentúan al permanecer encerrados, la violencia doméstica, la vigilancia constante por parte de la policía y un exceso de información.
¿Qué está pasando con la salud mental de las poblaciones más vulnerables en el contexto de la pandemia? ¿Qué tipo de apoyo psicológico reciben para procesar su situación? ¿Cómo opera ese apoyo?
En VICE averiguamos un poco y encontramos que hay organizaciones que se están ocupando del asunto. Aquí algo de lo que nos contaron.
Red de Psicólogxs Feministas
La Red de Psicólogxs Feministas es una asociación que reúne a 200 profesionales y se creó en 2016 con el objetivo de hacer un aporte a la sociedad desde la salud mental con perspectiva de género. Durante la pandemia creó un dispositivo llamado consulta espontánea, a través del cual los profesionales colaboran con horas ad honorem.
Agostina es psicóloga, hace parte de la Red y trabaja desde Bariloche. Cuenta que la mayoría de personas que piden ayuda a través del dispositivo son disidencias, que sufren de ansiedad y episodios de pánico, algunos ocasionados por miedo al encierro y otros por miedo a la fuerzas armadas que están circulando por las calles. Las disidencias, dice, han sido abusadas históricamente por parte de la policía, así que es normal que la vigilancia de estos días les produzca pánico.
Dada la cantidad de consultas sobre determinadas temáticas, la Red está evaluando reunir virtualmente a personas con problemas similares para generar una red de apoyo.
Asociación de Psicoanalistas Argentinos
Desde la Asociación de Psicoanalistas Argentinos también hacen este tipo de servicios comunitarios. Si bien las consultas de emergencia varían según la edad, situación económica, social y familiar, muchas coinciden en la angustia, depresión y trastornos del sueño. Este programa de asistencia en el que distintos psicólogos y psicólogas del país brindan horas virtuales ad honorem resalta la importancia de permanecer comunicados más allá de la distancia social.
Óscar es psicoanalista de esta asociación y sostiene que es difícil diagnosticar a una persona a través de una videollamada, pero entiende que es la única manera de poder brindar apoyo en este momento. Dice que “la gente llega por asfixia, es un grito de auxilio desesperado”. Lo que buscan entonces los profesionales es una respuesta inmediata para resolver el problema más próximo. “En el trabajo comunitario se apunta a la necesidad más urgente y se trabaja sobre ello. Algunos hacen seguimiento y otros no”.
Hace unos días Óscar atendió a una mujer que se las ingenió para mandar al supermercado a su marido y así tener una videollamada privada desde de su hogar. Para la cita la paciente se puso una remera que dejaba ver su corpiño rojo, un recurso que utilizan muchas mujeres en el país para pedir ayuda por violencia de género. El psicoanalista captó la señal y se contactó con la fiscalía para poder darle seguimiento al caso. No obstante, la sesión fue retadora porque él no sabía qué tanto podía hablar del tema, pues no tenía idea de si alguien estaba escuchando la conversación. “El trabajo comunitario virtual es difícil”, cuenta, “pero la solidaridad se ve reflejada cuando un problema se visibiliza”.
Primera Escuela de Psicología Social de Santa Fe. Dr. Enrique Pichón Riviere
Mercedes Martonell, psicopedagoga y cofundadora de la Primera Escuela de Psicología Social de Santa Fe. Dr. Enrique Pichón Riviere, dice que desde que se implementó la cuarentena obligatoria la escuela comenzó a generar mensajes que difunden a través de WhatsApp y que apuntan al cuidado de la salud mental de la población.
Las escuelas de psicología social de todo el país tienen una gran trayectoria en trabajo comunitario. La de Santa Fe ha estado presente en distintos momentos clave, como catástrofes, inundaciones, la guerra de las Malvinas o emergencias sanitarias. Para esta pandemia idearon un plan de apoyo distinto, pues el aislamiento planteaba nuevos retos. Decidieron que primero escucharían las necesidades de diversas personas dentro de comunidades vulnerables y a partir de estas necesidades crearon mensajes que le informan a la comunidad cómo sobrellevar este contexto. “Esta estrategia fue nueva para nosotros, cuidando el lenguaje, que sea sencillo, entendible y que no dé lugar a falsas interpretaciones. Los mensajes comenzaron a enviarse a distintos grupos esperando la repercusión en la comunidad”, cuenta Marcela.
Uno de los mensajes que enviaron por WhatsApp dice: “Al transcurrir la cuarentena, que trajo consigo un cambio tan brusco en nuestra vida cotidiana, posiblemente aparezcan la intolerancia, el malestar y los enojos. Es muy importante transitar este período de crisis expresando lo que sentimos, los miedos, las ansiedades. Verbalizar lo que nos pasa ayudará a bajar la tensión, permitiendo comprender la situación y no actuar el enojo con quienes nos acompañan”.
Asociación de Psiquiatras Argentinos
Otra institución que también tiene el recurso de los mensajes es la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA), que según Maximiliano Cesoni, prosecretario de la organización, reunió un listado de 1300 voluntarios entre psiquiatras y psicólogos que se pusieron a disposición para asistir a la población con mayor vulnerabilidad. Las recomendaciones se difunden en placas a través de las redes sociales de la asociación y de los voluntarios, que hacen terapias telefónicas y virtuales.
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