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miércoles, 20 de mayo de 2020

La gente sigue haciendo fiestas chemsex, solo que de una manera distinta

Artículo publicado originalmente por VICE Reino Unido.

¿Cuándo fue la última vez que tocaste los genitales de alguien más? A menos de que estés pasando el confinamiento con alguien que sea tu pareja sexual, o que simplemente no te importe incumplir las reglas, probablemente fue hace ya algún tiempo.

En cuanto a si las personas siguen participando del chemsex en persona (la práctica de los hombres de consumir drogas sintéticas, generalmente metanfetamina y GHB, y luego tener sexo), según la poca investigación que se ha realizado hasta ahora, todo apunta a que ha habido una disminución significativa de esta práctica. Si te inclinas a creer en el popular estereotipo de que los que participan del chemsex son personas peligrosamente imprudentes, esta información puede resultarte sorprendente.

Cuando el proyecto GMFA, una organización benéfica que promueve la salud de los hombres homosexuales, realizó recientemente una encuesta con hombres que participaban del chemsex, descubrieron que el 48 por ciento había dejado de usar drogas y tener chemsex después del confinamiento. El diecisiete por ciento sigue teniendo chemsex con la pareja con la que vive, el 15 por ciento sigue consumiendo drogas pero sin tener sexo, y el 12 por ciento todavía está teniendo chemsex en encuentros casuales. Si confiamos en estas cifras, la pandemia está teniendo un efecto importante y potencialmente duradero en cómo se practica el chemsex.

El chemsex digital, es decir, encuentros virtuales a través de una cámara web, ya existía antes de la pandemia. Comúnmente se consideraba una alternativa inferior pero necesaria (si estabas harto de las personas de tu escena chemsex local, por ejemplo) o algo que poner de fondo para complementar una sesión de chemsex en la vida real. Si bien antes el chemsex virtual era una práctica de nicho, esto podría cambiar bajo las condiciones actuales de confinamiento, cuando incluso abrazar a nuestros amigos está prohibido. La infraestructura ya está ahí: en Reddit y Twitter puedes encontrar una creciente cultura dedicada al "party and play", y hay un canal porno que específicamente recopila videos en los que el consumo de metanfetamina está imbuido de erotismo.

Es importante tener en cuenta que, particularmente en los Estados Unidos, el chemsex está lejos de ser un fenómeno exclusivamente gay. Cuando hablé con Kristian Møller, un académico de la Universidad de Tecnología de la Información de Copenhague, quien ha llevado a cabo una extensa investigación de campo en esta área, me sorprendió lo banales que sonaban las sesiones de chemsex virtual promedio. Me había imaginado que implicaban muestras extravagantes de exhibicionismo: indumentaria fetichista, consoladores gigantes, acrobacias sexuales; pero, aunque estos elementos ocasionalmente están presentes, la realidad suele ser mucho menos dramática.

"En un momento", dice Kristian, "la gente comenzó a hablar sobre sus respectivos contratos telefónicos y entraron en detalles sobre qué plan de telefonía era el mejor y quién tenía la mejor banda ancha".

El aspecto más distintivo de estas fiestas virtuales parece ser el consumo de drogas, más que la actividad sexual. "Establecieron una práctica", dice Kristian, "que cada vez que alguien hiciera algo interesante, por ejemplo 'tener sexo virtual e inyectarse droga', tenía que notificarlo a los participantes en el chat". Para muchos participantes, las experiencias de consumir drogas y tener algún tipo de contacto sexual van de la mano, incluso si es posible que haya algún tipo de interacción en la vida real.

"Consumo principalmente metanfetamina, y te digo por experiencia propia que incide en la parte de mi cerebro donde se almacena mi deseo y excitación sexual, y la sobrecarga", dice Tom, un residente de California que práctica el chemsex virtual. "Cuando fumo metanfetamina, hago todo lo posible por encontrar a alguien con quien tener una videollamada. Si no fumo, este tipo de encuentros pueden durar un par de horas, pues el deseo y la excitación son mucho menos fuertes, lo cual está bien; pero al fumar, pueden durara hasta 12 horas".

Hay desventajas obvias en los encuentros virtuales, en comparación con los encuentros en persona. "Si llegas a experimentar una sobredosis, podrías encontrarte solo y detrás de una pantalla", dice Kristian, señalando que, en ese escenario, sería más difícil buscar o enviar ayuda. Incluso si conocieras la ubicación aproximada de alguien, ¿cómo llamarías a una ambulancia para alguien que está al otro lado del mundo? Pero el problema real va más allá de ese tipo de riesgos.

Si bien es cierto que existe una especie de escena digital del chemsex, "a menudo es mundial y no se encuentra establecida en un punto geográfico específico", dice el Dr. Dean Murphy, investigador del Programa de Epidemiología y Prevención del VIH de la Universidad de Nueva Gales del Sur. "Si esta comunidad existe como tal, es una comunidad muy dispersa". Como se habrá dado cuenta cualquiera que durante el último mes haya tenido una "reunión virtual para beber unos tragos" con sus amigos, la interacción virtual rara vez es tan placentera como la interacción cara a cara. "Como no ocurre en persona, hay un límite en lo satisfactorio que puede llegar a ser", dice Tom. "A veces, se trata solo de dos personas que conversan un poco, se envían videos un par de veces y eso es todo". Por esta razón, muchos participantes regulares del chemsex que por ahora están en confinamiento ni siquiera han tenido la tentación de probar la versión virtual.

"Para mí, en los encuentros virtuales se pierde por completo el punto de todo esto", dice Matt, un hombre gay que participa habitualmente del chemsex. "No se trata solo de estar drogado. Podría drogarme y ver una película, por ejemplo. El chemsex se trata de contacto físico e intimidad. No quiero decir que haya necesariamente una conexión "emocional", pero de alguna forma promueve un tipo de vínculo íntimo. Simplemente no veo el punto de tratar de replicar eso mediante una videollamada. Se trata de percibir el olor de la otra persona, su sabor, el contacto con la piel, la forma en que me tocan, todos esos pequeños detalles que hacen que el sexo sea grandioso".

A pesar del nombre, el sexo no es la principal finalidad del chemsex; el simple hecho de pasar el rato y hablar suele ser una parte muy importante de esto. Incluso durante el sexo, el tacto juega un papel primordial en esta intimidad más o menos platónica.

Si bien el chemsex ha sido satanizado en los medios, obviamente desempeña un papel importante en la vida de muchas personas. No todos los participantes del chemsex tienen una relación problemática con las drogas y el sexo, ni todos están tratando de eliminar el trauma supuestamente irrevocable de ser gay. En un momento en que todos sienten los efectos del aislamiento, pues muchas personas mantienen la cuarentena lejos de sus amigos y familiares, participar en sesiones virtuales podría ser una forma de satisfacer sus necesidades.

"Otra alternativa para el sexo es ver pornografía, por ejemplo", dice el profesor Kane Race, académico de la Universidad de Sydney, cuyos intereses de investigación incluyen el chemsex. "Drogarse y ver porno es una práctica muy común entre los usuarios de metanfetamina, pero los encuentros virtuales tienen la ventaja adicional de hacerte sentir que no estás solo. Proporcionan un cierto nivel de interacción y algo de conversación. Esto significa que es una actividad menos aislante que ver pornografía, y puede traer consigo un mayor sentido de pertenencia".

Aunque es demasiado pronto para poder señalar un aumento estadístico en el chemsex virtual, ha alcanzado un nuevo estatus como la opción más segura y socialmente responsable. Incluso si algunos hombres continúan participando del chemsex en persona durante el confinamiento, es mejor ver este comportamiento como una transgresión mundana —el equivalente a reunirte con tus amigos para una noche de juegos de mesa, en lugar de tomarlo como una prueba más de la "hipersexualidad única y patológica de los hombres gay''.

@jamesdgreig

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