Oficio estigmatizado en Occidente desde que tenemos memoria, el trabajo sexual se mantiene en la oscuridad, favoreciendo el abuso, la falta de derechos y los prejuicios de sociedades hipócritas que lo consumen en la clandestinidad. Lejos de la imagen de la madre sacralizada, virginal y pura, tan celebrada en nuestro continente, está la madre trabajadora sexual. ¿Qué dicen los hijos de algunas de ellas sobre sus madres?
Carlos, Paraguay
La verdad es que para mí mi mamá siempre fue un héroe, literal, por todas las cosas que pasó. Yo sé de muchísimas cosas que le pasaron cuando yo era chico. Yo vivía con mi abuela, en el interior, y entonces no le veía mucho, pero mi mamá siempre trataba de sacarnos adelante con su trabajo y la verdad es que nunca me causó, como a muchas personas, vergüenza o cosas así. Para mí, mi mamá siempre fue y es una gran luchadora y lo que más admiro de ella son las ganas, la alegría para seguir adelante con el trabajo [de la organización Unidas en la Esperanza] y apoyar a las chicas. Si bien sólo a veces salgo con ellos, me encanta verla a mi mamá cuando va por los locales y se le ve y se le reconoce, y es tan querida en todas partes; en todos los locales a los que voy con ella siempre le veo salir feliz y hablando con todas las chicas. La sensación de ver a tu mamá cuando ayuda a la gente por más de las cosas que se dicen… es una luchadora.
Acá en Paraguay ese tema es difícil, hay gente que no entiende. Yo soy de esas personas que tiene muchos amigos, muchas amistades, y cuando la gente me pregunta “¿qué es el trabajo de tu mamá?”, les digo: “mi mamá trabaja en una asociación de mujeres trabajadoras sexuales”. Me encanta ver la reacción que ponen, se quedan tipo “qué carajos…”, y entonces les explico y al final se dan cuenta de que no es algo malo, si no algo que hay que ver y que apoyar porque todo lo que nosotros hacemos y que hace mi mamá es inmenso, y me quedo más feliz porque es un impacto el que causa ahí, es muy bueno.
Te cambia muchísimo, porque entendés más, o sea tenés ese sentido de no querer usarle a una mujer. Mi mamá es feminista y me dice “no tenés que ser así con la mujer”. La educación que te da es muy diferente. ¿Y cómo vas a tener vergüenza del trabajo de tu mamá y no le vas a apoyar? Yo a todos lados voy con ella, a marchas, actividades, en todo yo le apoyo, en todo estoy con ella. No me da vergüenza decir “mi mamá es trabajadora sexual”.
Temo, México
Tengo 18 años, nací un 10 de mayo. Me enteré del trabajo de mi mamá hace tres años, todavía adolescente, y fue muy raro. Tengo papá pero la verdad es que mi mamá es la que se encarga de mí en todo. Mi mamá es médico, yo creí que trabajaba en eso, después me llegaron anónimos y peleamos. Me fui a vivir con mi papá un año, ella bajó mucho de peso; obvio no fue igual porque mi mamá platica conmigo, me aconseja. De repente cambió todo. Hemos tomado terapia ambos y ella me ha hablado mucho de su trabajo, porque aparte de ser sexoservidora, ella ayuda a las chicas que trabajan en eso. Para mí es común ver que siempre hay alguien que necesita apoyo de algo y ella está ahí para apoyar.
Cuando supe a qué se dedicaba me desilusioné un poco o no sé cómo lo pueda decir. Ella habló conmigo y me dijo que lo viera como un trabajo, me explicó todas las situaciones que te llevan a ser trabajadora sexual y creo que me dio tristeza o me sentí mal.
Hace dos años una compañera de la prepa la vio en Twitter y la reconoció por los tatuajes y me dijo que era mi mamá y todos tenían fotos de ella, me hacían burla. Mi mamá me dijo que me cambiaría de escuela y le dije que no, pues la verdad es que cuando mi mamá habla de sexualidad o trabajo sexual la gente se queda callada, pues es una luchadora de los derechos de las trabajadoras sexuales en México. Es muy fuerte, y si a ella no le da pena hacer ese trabajo por sacarme adelante, pues no tengo por qué avergonzarme. Muchas maestros y compañeros saben a qué se dedica mi mamá por algunas entrevistas que han visto o leído y ya es algo normal, es algo de lo que mis amigos de verdad no hablan. Ella me enseñó que no debemos juzgar.
Sí la pasé mal al principio, pero habló mucho conmigo y me demuestra mucho amor. Yo estuve mal hace unos meses y la única que me sacó adelante fue ella. Tiene gente que la quiere mucho y es porque ella es así. ¿Que si estoy orgulloso? Sí, pero no porque sea una trabajadora sexual sino más bien de lo que logró con este trabajo: terminó una carrera, hizo una casa y me crió ella solita.
João, Brasil
Al comienzo de mi infancia vivía con mis abuelos; mi madre regresó cuando tenía tres años, y como dijo hace un tiempo, en ese momento que estuvo lejos tuvo una breve experiencia con el trabajo sexual. Unos años después de que mi madre regresó, mis abuelos fallecieron y nos quedamos solos ella, mi hermano y yo. Mi madre y mis tíos heredaron algunas casas de mis abuelos y todos los meses compartían los ingresos que les proporcionaban y con eso mi madre pudo mantenernos.
Un tiempo después, ese dinero dejó de caer, pasó más tiempo y comenzamos a tener una gran necesidad y mi madre con un hijo de ocho años, uno de cuatro y una bebé, volvió al trabajo sexual. Hasta ese momento no lo sabía, pero un día mi madre dejó a mi hermana dormida y me pidió que mirara a mi hermano; obedecí, pero después de unos minutos jugando videojuegos con él tuve la curiosidad de los niños y en el mismo momento entré y miré a través del cerrojo de su habitación: la vi trabajando.
Así supe lo que era el trabajo sexual. Como había sido criado en una burbuja, con un estigma total, pensé que eso estaba mal pero no se lo dije a nadie. Algún tiempo después me fui a vivir con mi padre y cuando regresé con mi madre ya no era solo una trabajadora sexual, sino que estaba empezando a defender el trabajo sexual: yo ya era un adolescente capaz de entender que el mundo no es solo lo que sucede en la televisión y que no tienes que ser como todos los demás...
Al irme a vivir con mi madre todavía no le había dicho a nadie que ella era trabajadora sexual, pero en esta ciudad hice amigos y un tiempo después le confié a uno de ellos lo que era un secreto para mí. Tenía miedo de su reacción, pero él dijo: "Es un trabajo, no tienes que avergonzarte", y desde que escuché eso, incluso cuatro años después, pienso en mi madre como mi amiga, mi sustento, que me cuidó. Me crió como trabajadora sexual y estoy muy orgulloso de quién soy y creo que es un privilegio ser hijo de una guerrera como ella.
Sobre la experiencia que me tocó vivir, fue difícil ver que todas las personas dijeron que el trabajo de mi madre estaba mal, pero al mismo tiempo fue bueno para mí escapar de un círculo social que en mi opinión no es bueno. Fue muy bueno para mí ver que ella es una guerrera y cuánto la sociedad se basa en los estigmas que mi madre está rompiendo todos los días.
Várvara, Colombia
Nunca he hablado del tema como tal, igual no es porque “qué pena”, sino porque no se ha dado la oportunidad. Ese tema lo he asimilado muy tranqui, porque también me siento muy orgulloso de mi mamá por haber tomado esa decisión y haberse arriesgado a unos contextos súper peligrosos: que a su cuerpo lo maltrataran y violentaran, muchas cosas que ella me cuenta. Y me motiva mucho porque estoy aplicando a una beca de danza que habla acerca de la maternidad de las trabajadoras sexuales como tal y se aborda desde el movimiento. He llevado esos relatos personales y sentires, en un proceso de memoria también, un paralelo entre mi sentir y el de mi madre; ellas igual tienen sueños, también lloran, también se deprimen, extrañan.
Mi mamá era de Medellín y viajaba a pueblos, no había una presencia como tal pero siempre había una llamada, una preocupación; por mi cumpleaños siempre me llamaba. Aunque me cuidaban las tías y pasé por muchas casas, de aquí a allá, al final siempre había una responsabilidad ahí en la economía [por parte de mi mamá]: nunca me faltó la comida, nunca me faltó el estudio o los regalos, es como que lo que le pedía ella siempre me lo daba; creo que matizaba su ausencia con esa parte también.
Pero también la sentía muy triste, tuvo un tiempo en que escuchaba su voz y sonaba medio depre, como que también quería cambiar esa vida: mi mamá ejerció la prostitución casi treinta años, hasta los cuarenta y pico estuvo en ese mundo, desde sus veinte años. Hay un desgaste corporal y emocional. Hubo un tiempo en que ella se fue seis meses y nunca supe de una llamada ni nada, y me di cuenta de que en ese tiempo entró en una crisis depresiva muy fuerte y se la pasó bebiendo y se olvidó como de todo. La entiendo mucho porque también creo que era una catarsis de ella misma como de “qué voy a hacer con mi vida, con mi cuerpo, con mis hijos”, y a mí me quebrantó muchísimo esa ausencia tan fuerte. Ella me dice que después de ese periodo de seis meses de catarsis descubrió que lo que la hacía mover eran sus hijos y que necesitaba estar con ellos, su presencia, ayudar a criarlos, a verlos crecer. Desde que ella volvió a Medellín no se volvió a ir.
Elizabeth, Argentina
Mi experiencia la tengo que dividir por etapas de vida. Cuando uno es chico no relaciona o no ve esto de en qué trabaja tu mamá. Mi mamá me decía que trabajaba en una peluquería y la verdad es que no veías nada raro; para vos era todo común, en una peluquería puede trabajar cualquiera. Pero a medida que uno va pasando las edades y va entrando en la pubertad ya no podés engañar a los chicos. Y vos ya empezás a ver algunas cosas que no encajan, no sé cómo explicarte: a lo mejor a vos tu mamá te llevaba a su trabajo o conocías a sus compañeras de trabajo; bueno, en mi caso no era así, nosotros [Elizabeth y sus hermanos] nunca conocimos a nadie.
Mi mamá siempre fue muy estricta, muy conservadora, entonces yo era muy de adentro de mi casa; no me dejaba ir a dormir a la casa de nadie, era muy estricta, todo lo contrario de lo que se podría pensar por su trabajo. Y ya de adolescente, cuando algunas cosas no me cerraban tuve una experiencia con una compañera en el último año de primaria; en ese momento nosotros vivíamos en Constitución y ella me dijo que la había visto a mi mamá parada en una esquina. Obviamente, en ese momento me hice la re tonta, pero yo sabía lo que significaba. Ella me venía a decir algo que yo ya sabía inconscientemente. Al final es como que toda la vida lo vas ocultando y cuando entendés que de esto es de lo que trabaja tu mamá lo primero que hacés es ocultar, porque no querés que nadie te lastime, porque no es un trabajo que está bien visto por nadie.
Lo primero que hice fue crearme una armadura para defenderme de cualquiera que viniese a decirme algo de mi mamá, y obviamente me daba vergüenza. Y eso lo hice hasta que mi mamá, con otras compañeras, empiezan a ser visibles, conocidas y dar notas en televisión. Cuando sale en un programa y la presentan como Elena, una de las representantes [de la organización que defiende los derechos de las trabajadoras sexuales]. Ahí pensé: bueno ahora cómo me defiendo de toda la agresividad que pueda venir del exterior y la verdad es que ninguno se animó a decirme absolutamente nada.
Las primeras etapas fueron difíciles, pero cuando yo fui mamá me di cuenta de lo que mi mamá había hecho por nosotros. En el 2000, cuando todo el mundo estaba mal de trabajo, yo me preguntaba si de haberme quedado sin trabajo teniendo a mis hijos chiquitos, yo me atrevería a hacer lo que hizo mi mamá, de pararse en una esquina y trabajar. Ahí valoré muchísimo lo que hizo por nosotros. La entendí; nunca la condené, nunca la rechacé ni la confronté con un “por qué tomaste esta decisión”, “qué te llevó” o “por qué no me dijiste antes”. Lo que yo hice fue entender su decisión y acompañarla y no juzgarla.
Brayan, Chile
Desde que tengo conciencia sé que mi mamá trabaja en una fundación [que protege a las trabajadoras sexuales], que tuvo su trabajo en el pasado, que fue bailarina. Para mí no planteó una diferencia, la verdad, porque yo veía que mi mamá al final cumplía con su trabajo, pero también con su rol como madre.
Desde pequeño he visto que mi mamá trabaja en la fundación apoyando a las chiquillas en todo sentido, tanto psicológicamente como económicamente, con tema de proyectos; siempre ha tenido esa facilidad de darse a las compañeras. Lo que yo siempre destaco de lo que realiza mi mamá o lo que realizó es que ella a pesar de todos los obstáculos que tuvo, de todo el estigma que hay en nuestro país, de todo lo que se habla, nunca perdió su guía, siempre lo vio como algo mejor [a como lo ve la sociedad] y que de verdad es un trabajo, porque mal que mal algunas trabajadoras no lo hacen porque quieran o porque les guste sino por necesidad. Hay veces que uno de verdad tiene la necesidad de cumplir trabajos que no nos gustan y que por llevarte un pedazo de pan a la boca tienes que hacerlo. Eso es lo que más destaco.
Muchos pueden categorizarte como “tú eres hijo de puta”, “tú eres hijo de bailarina” o “tú eres hijo de maraca, como se dice aquí”, pero esas personas no saben lo que viene detrás, los problemas que tiene esa persona o esa familia para que llegue a ese punto. Yo lo veo en el caso de mi mamá: fue madre soltera con algunos de mis hermanos, entonces por necesidad tuvo que trabajar de bailarina, era lo que más le acomodaba para cuidar a mis hermanos [son tres] y ella poder llevar plata y pan a la casa.
Yo siempre supe plantear y explicar en lo que trabajaba mi mamá, entonces aunque hayan querido buscar algo que me acomplejara a mí no me acomplejaban porque yo siempre he estado orgulloso de lo que realiza mi mamá, la verdad. Lo que veo es que ella es una persona de mucho esfuerzo, que trabajó en cosas que capaz a ella no le gustaron, pero por tener la necesidad. Es más bien un ejemplo a seguir por todo lo que ha realizado, por todo el esfuerzo que le ha tomado y todo lo que ha tenido que pelear en su trabajo.
Nuestro país es muy retrógrada, muy machista, entonces la cotidianidad aquí es ver la maldad en ciertos trabajos, como son los de las trabajadoras sexuales. Yo como hombre no pienso generalmente como piensan aquí en Chile, el pensamiento machista que hay acá.
Florencia Molfino https://ift.tt/2WHz4bQ
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