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viernes, 28 de agosto de 2020

Dentro del mundo del kickboxing ilegal de Ámsterdam

Artículo publicado originalmente por VICE Países Bajos.

Me encuentro en mitad de un parking desierto en Beverwijk, una ciudad neerlandesa a unos 20 kilómetros de Ámsterdam. A mi alrededor, un grupo de unas 20 personas enmascaradas me mira fijamente. “Me llamo Migi”, dice un tipo grande con una gorra roja y un chaleco mientras da un paso al frente.

Migi viene de Miguel Bustamente, la persona detrás de Hoodfights Amsterdam, una cuenta de Instagram que retransmite por toda la ciudad peleas ilegales de kickboxing. Desde que se creó a finales de mayo, la cuenta ha conseguido más de 30.000 seguidores, pero no es la única. Estas peleas ilegales se están popularizando cada vez más en varias partes de los Países Bajos. A finales de junio, un combate en Helmond, una ciudad en el sur del país, terminó en una reyerta cuando los 150 asistentes se amotinaron contra la policía.

Miguel Bustamente, Migi
Los espectadores llegan para ver el combate

Migi dice que él no tiene nada que ver con los que causaron el alboroto. “Querían que asistiera mucha gente a la pelea”, dice. “Nosotros mantenemos la localización en secreto”. El concepto de Hoodfights Amsterdam es muy sencillo: dos personas pelean en la calle y se retransmite en las redes sociales. La cuenta de Instagram a menudo anuncia públicamente una localización diferente para despistar a la policía. “Es como el perro y el gato”, dice Choppa, uno de los púgiles.

“A veces, la policía va a casa de los luchadores”, explica Migi. Las peleas en la calle están consideradas como un acto de violencia pública en los Países Bajos y por lo tanto son ilegales. Además, a causa de la pandemia, el Gobierno exige a la gente estar a un metro y medio de distancia, lo cual es obviamente imposible durante un combate. Pero Migi cree que no hay nada malo en darse un par de puñetazos con unos amigos al aire libre. “Solo tenemos que asegurarnos de que estamos lejos de barrios concurridos, para no molestar a los vecinos”, dice. Por eso estamos en un parking abandonado en mitad del campo.

Uno de los contrincantes preparándose
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“Llevo años viendo por internet este tipo de peleas en Estados Unidos”, explica Migi. Así es como Kimbo Slice se hizo famoso y acabó trabajando para la UFC, la organización de artes marciales mixtas más grande del mundo. Jorge Masvidal, otra estrella de la UFC, también comenzó en la calle. “La meta es pasar a YouTube”, me cuenta Migi, “y quizás ganar dinero si tenemos muchos espectadores”. Asimismo, planea buscar patrocinadores entre los seguidores de la cuenta. Ahora, los luchadores ponen dinero y el ganador se lo lleva todo.

“Eso nunca nos va a pasar”, contesta Migi cuando le pregunto si está preparado en caso de que la situación se les vaya de las manos durante una pelea. Alguien podría quedarse inconsciente o el público podría intentar meterse. “Todos los combates son amistosos”. Insiste, además, en que no son “para gente que quiera solucionar sus problemas personales” y que lo hacen solo por diversión. “Pero la pelea es real”, dice.

Dos asistentes posando antes de la pelea
La pelea

Los contendientes, Choppa y VK, son miembros de la prometedora banda de drill 73 De Pijp de Ámsterdam. Su último álbum, Crimelife 1.0, ha sido reproducido más de un millón de veces desde que se publicara en febrero. Tanto Choppa como VK son corpulentos. Choppa lleva unos pantalones cortos y una sudadera del Paris-Saint Germain, y VK unos pantalones grises con una sudadera.

“Hermano, ¿estás listo para perder?”, grita Choppa. Antes de la pelea, le pregunto a un asistente quién cree que va a ganar. “Es difícil”, me dice. “Choppa tiene experiencia, pero VK es flexible y tiene buenas patadas altas”. Ambos reciben un par de guantes de boxeo y un protector bucal. “Espera, mi pene”, dice Choppa mientras se ajusta los pantalones. Migi hace un gesto al público para que se quede atrás. La mayoría de los asistentes saca el teléfono para grabar la pelea. “Este es el árbitro”, anuncia Migi, mientras pone la mano en el hombro de un tipo llamado Tommie. “Él lo decido todo y no quiero oír quejas”, añade. Entonces, se vuelve a la cámara y dice: “señoras y señores, comenzamos”.

Choppa y VK peleando, rodeados de gente que los graba
VK bebiendo agua en el descanso

VK arremete de inmediato con una patada baja y Choppa responde con un puñetazo a la defensa de VK. “¡Tiene miedo, hermano!”, grita alguien desde la esquina de Choppa, mientras VK sigue defendiendo. Puesto que ambos son grandes, lanzan puños con fuerza, pero que se cansan rápido. Choppa suelta un par de jabs justo antes de que acabe el primer asalto. Los combatientes se dirigen a lados opuestos del parking.

Choppa comienza el segundo asalto con un par de golpes directos a la cabeza. VK trata de esquivarlos moviendo los pies rápidamente, pero pronto se queda sin respiración. Choppa tiene mucha energía teniendo en cuenta su peso y termina en un buen lugar al final del segundo asalto, con un golpe de rodilla y una patada alta.

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Choppa, el ganador de la pelea

Antes del tercer asalto, los luchadores se chocan los puños amigablemente. Los dos empiezan fuertes: Choppa suelta unas patadas giratorias que VK esquiva por poco. El público ruge. Los combatientes van a por todas. A Choppa le sangra la nariz, pero sigue lanzando puños, pero VK se queda de nuevo sin aliento. Han dado todo lo que podían, pero Choppa sale victorioso al final del combate.

¡Tiempo!, grita Tommi, el árbitro, y el público aplaude. Choppa y VK se abrazan, riendo, y se sacan una foto juntos. “Todo amor”, comenta Migi. “Os merecéis todo el respeto. Habéis peleado muy bien”, dice el árbitro, que alza la mano de Choppa y los asistentes aplauden de nuevo. VK recibe unas palmaditas en la espalda. “Me voy a liar un porro”, dice, sin parecer importarle haber perdido. Todos están de acuerdo en que ha sido la mejor pelea de Hoodfights Amsterdam hasta la fecha.

Sam van Raalte https://ift.tt/3joVY1m

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