Artículo publicado originalmente por VICE Estados Unidos.
En la nueva docuserie de Netflix, Down to Earth, el actor Zac Efron y su gurú favorito, un entusiasta de los suplementos alimenticios llamado Darin Olien, viajan juntos por el mundo para comer, andar en patineta por el aeropuerto y reflexionar sobre los elementos más importantes de la vida moderna. El programa, que salió a principios de este mes, tiene dos objetivos: aborda tanto el cambio climático como el "bienestar", como si la biodiversidad y la reconexión electromagnética con la tierra para combatir el jetlag estuvieran vinculados lógicamente a través de algunos sentimientos confusamente positivos hacia la Tierra. Se trata de una relación que inicialmente parece solo una tontería, pero que, a medida que la serie avanza, se vuelve cada vez más frustrante e irresponsable.
En Down to Earth, la falta de atención al detalle alcanza niveles nunca antes vistos: en un episodio sobre el agua, Efron, con voz en off, nos informa que entre el 50 y 65 por ciento del cuerpo humano es agua. Menos de 8 minutos después, el experto en agua certificado Martin Riese dice que más del 70 por ciento del cuerpo es agua. Tal discrepancia solo es ignorada a lo largo del episodio. En una infografía adjunta sobre el H2O, los dos átomos de oxígeno aparecen en tamaños distintos.
En una degustación de agua, Riese, quien también dirige una academia para aspirantes a sommeliers del agua, les presenta a Efron y a la invitada del programa, la actriz Anna Kendrick, tres aguas minerales diferentes para que las degusten. Mientras las prueban, Reise les advierte con vehemencia que nunca tomen agua purificada o "agua de grifo hervida", ya que estas han sido desmineralizadas, y al entrar en tu cuerpo "encuentran minerales y nutrientes en él", dice, y "y los absorben", por lo que en realidad "terminas perdiendo minerales al beber agua".
En contraste, Riese enaltece el agua mineral, la cual asegura está llena de nutrientes como magnesio y calcio. De una de las muestras, dice incluso, “Ésta no es para hidratación. Ésta es casi un medicamento". Esta línea discursiva, que, en cierto modo, es emblemática del programa, es completamente falsa.
Criticar el show, aunque es muy fácil, no es realmente mi objetivo. Lo que me inquieta es que el programa tiene estándares fácticos abismales y una relación con la realidad deficiente, en el mejor de los casos. Y cuando se trata del tema de la salud, la precisión no es un elemento sin importancia.
"El program esta plagado de seudociencia", le dijo a VICE Jonathan Jarry, un divulgador científico que tiene como profesión combatir la seudociencia para la Oficina de Ciencia y Sociedad de McGill. “Alcanza un nivel crítico en el episodio del agua. Me topé con Down to Earth cuando estaba de vacaciones", dijo Jarry, "me arruinó, al menos, todo ese día".
Dicho de la manera más simple, como dirían en el programa, Down to Earth es la versión con hombres de la serie The Goop Lab, que se estrenó en enero a pesar de las grandes críticas. The Goop Lab y Down to Earth son las contribuciones del propio Netflix a un grupo de documentales cuestionables sobre salud y bienestar que el servicio de streaming ha estado presentando y promoviendo dentro de su catálogo de documentales. Aunque el frenético show Bill Nye Saves the World (que a veces toca temas relacionados con la salud como el sueño y la dieta) es un gran promotor de la ciencia como concepto, los programas documentales de Netflix que se centran exclusivamente en la salud son abrumadoramente imprecisos con respecto a los hechos. (Netflix declinó hacer comentarios para este artículo).
La programación de bienestar y salud original de Netflix se encuentra mezclada con otros extraños contenidos basura que alberga la plataforma. Su enfoque general de tolerancia al desconocimiento científico y la pseudociencia, siembra desinformación entre su audiencia.
El catálogo de Netflix de documentales relacionados con la salud se caracteriza por una comodidad de sesgo no fáctico. El año pasado, Netflix le dio cabida a The Game Changers, un documental sobre atletas veganos. Aunque es admirable la incentivación que lleva a cabo el programa para que adoptemos dietas más sustentables que se basen en plantas , Jarry (y otros críticos) dijo que el programa "hace muchas afirmaciones sin fundamento sobre el veganismo", como que la leche de vaca aumenta la cantidad de estrógeno en el cuerpo de los hombres cisgénero, una idea que extrapola de los resultados de una investigación que empleo un muestreo particularmente pequeño.
En 2018, Netflix exhibió What the Health, una película financiada por el sitio web de micromecenazgo para proyectos creativos Indiegogo y producida por Joaquin Phoenix, la cual fue criticada severamente por escoger tendenciosamente las evidencias presentadas y tergiversar los vínculos entre los alimentos y las enfermedades. El documental es un bastión del periodismo basura con imágenes irrisorias diseñadas para causar impacto (dos niños blancos comiendo hotdogs rellenos de cigarrillos encendidos, para señalar la calidad cancerígena de la carne procesada: perfección).
Los muchos pecados de tipo fáctico de What The Health incluyen la manipulación de un informe de la Organización Mundial de la Salud de 2015 para exagerar el vínculo entre la carne procesada y el cáncer; y una comparación constante y errónea entre los huevos y los cigarrillos, a pesar de que la fuente de 2012 citada en el documental fue corregida en 2016.
La fuente imprecisa y sesgada del documental refleja su marco simplista, escribió Julia Belluz en Vox: con el mismo espíritu de los engañosos libros de dietas, el mensaje manifiesto de What The Health borra toda complejidad: nos “asegura falsamente que hay una manera saludable de comer".
Del mismo modo, la verificación de los hechos mencionados en Down to Earth fue una experiencia que deleitó y sorprendió a varios médicos y científicos. Aunque el programa insiste con vehemencia en que el agua debe ser una fuente de minerales, Ngai Yin Yip, profesor asistente del Departamento de Ingeniería de la Tierra y el Medio Ambiente de la Universidad de Columbia, dijo (junto con todos los demás médicos o científicos con los que habló VICE) que obtenemos estos elementos en abundancia de nuestros alimentos. "La cantidad de magnesio y calcio que potencialmente podemos obtener del agua potable es insignificante en comparación con lo que obtenemos de nuestra dieta principal", afirmó el profesor.
Yin Yip hace una distinción ente el agua filtrada y el agua destilada, las cuales confunden en el programa. El agua destilada es resultado de un proceso costoso que captura H2O puro. A pesar de las insinuaciones del programa, los filtros de agua no eliminan el calcio o el magnesio, y la gran mayoría del agua embotellada del supermercado no se destila.
Aunque es poco probable que bebas agua destilada, el programa tiene razón, dijo Yin Yip, en que "no se debe beber agua destilada durante un período prolongado". Eso podría tener efectos perjudiciales para la salud, aunque la dieta occidental, por lo general, es tan rica en calcio y magnesio que podemos recuperar cualquier pérdida rápidamente”.
El episodio también invierte gran parte de su tiempo alertando a los espectadores sobre los peligros del agua del grifo, porque el agua del grifo está clorada, la cual Joe Schwarcz, director de la Oficina de Ciencia y Sociedad McGill, dice que es una medida consistentemente uniforme. Schwarcz enfatizó que “la adición de cloro al agua es probablemente el avance en salud más importante en la historia de la salud pública. Lo único que rivaliza con él es la penicilina. Es incalculable el número de vidas que ha salvado".
Lo más frustrante de esta serie no es toda la información falsa que difunde; lo más frustrante es que combina información falsa con información fidedigna. En el episodio del agua podemos ver la envidiable infraestructura acuífera de París, que proporciona agua limpia de forma gratuita a toda la ciudad. Pero el episodio está plagado de detalles engañosos: suficientes como para echar a perder todo.
"El problema con la serie", dijo Schwarcz, "es que es una mezcla de información valiosa e insensateces". Es lo suficientemente veraz como para confundirnos si hacemos una primera búsqueda en Google; lo suficientemente plausible como para engañarnos.
Esto se ejemplifica también en el episodio de Costa Rica de Down to Earth, que explora la biodiversidad y las prácticas sostenibles de una granja de allí. El botánico residente sugiere que Efron evite el café para combatir la "fatiga suprarrenal". Olien concuerda: el café realmente "estimula las glándulas suprarrenales". La fatiga suprarrenal, dice el botánico, "es como prender la vela por ambos extremos. Es como estar exhausto y no poder dormir".
Efron se ve realmente asustado, porque ha experimentado agotamiento... que es de lo que se trata en realidad. No es fatiga suprarrenal, un diagnóstico erróneo que no está avalado médicamente y que durante décadas ha cobrado terreno aprovechándose del agotamiento crónico. La fatiga suprarrenal no es reconocida por el índice ICD-10-CM de enfermedades que usa todo el mundo. (La falla suprarrenal es otra cosa totalmente distinta, al igual que lo es la insuficiencia suprarrenal). Tampoco es reconocida por la Sociedad de Medicina Interna o la Sociedad de Endocrinología.
Investigar acerca de un "diagnóstico" como la fatiga suprarrenal empeora las condiciones de los pacientes que ya de por sí están sufriendo, dijo preocupado Marcelo Campos, quien escribió sobre las falsedades de la fatiga suprarrenal para Harvard Health Publishing. "Los pacientes entran en una espiral sin fin", dijo. “Entran en una estresante carrera por encontrar una solución y la solución es, en realidad, dejar de investigar, relajarse. Es simplemente absurdo. No hay fin". Desafortunadamente, esta carrera hacia afirmaciones insustanciales es una dina´mica central de la serie.
En esta búsqueda de un ambiguo bienestar, Down to Earth se adentra en territorios exóticos. El programa continuamente es presa del engaño de las "prácticas antiguas", como si una práctica antigua o un grano antiguo fuera inherentemente más válido o superior que algo más nuevo. La lógica del programa también prioriza cualquier cosa "natural" como intrínsecamente mejor (Jarry, el guerrero anti pseudociencia, me recordó que el asbesto y el veneno de escorpión también son elementos naturales.) En un momento, Efron bebe sin cuestionar leche cruda de cabra, a pesar de que la leche cruda contiene microbios peligrosas como E. coli, Listeria y Salmonella.
Estas críticas acerca de las celebridades blancas que sacan provecho de las prácticas de salud de otras culturas también fueron hechas en relación a la serie The goop Lab. En la revista digital Slate, Julia Craven y Shannon Paulus escribieron sobre el episodio del programa que aborda la respiración consciente, el cual ignoró "siglos de tradición y práctica indígena para centrarse en un hombre blanco que está monetizando una versión bastarda de dicha práctica". (El programa sacó un perfil de Wim Hof; cuyos ejercicios de respiración rápida comparten características centrales con las prácticas espirituales indo-tibetanas).
Una de las cosas más decepcionantes de Down to Earth es que conlleva cierta nobleza. El programa defiende prácticas ambientalmente responsables y sostenibles. En el episodio del programa sobre Puerto Rico no trataron de disimular los efectos devastadores del huracán María y la continua crisis de vivienda en la isla.
"Es una tendencia muy frustrante", dijo Tim Caulfield, director de investigación del Instituto de Derecho en Salud de la Universidad de Alberta, que combina causas como "el salvar la biodiversidad con el pensamiento mágico. Los coloca en el mismo campo cognitivo, lo que causa la impresión de que son temas que van de la mano".
Caulfield dijo que ese hecho es lo primero que le causó "un poco de conflicto", porque él también tuvo un programa enfocado en la salud que se transmitió por Netflix. "Realmente nos esforzamos por hacer un documental basado en la ciencia", le dijo a VICE. A User’s Guide to Cheating Death fue transmitido en Netflix durante dos temporadas. Después, justo antes de que Netflix emitiera The Goop Lab en enero de este año, quitaron el programa de Caulfield. (Estos eventos pueden o no estar relacionados con un libro que Caulfield publicó hace unos años, en 2015, titulado Is Gwyneth Paltrow Wrong About Everything? [¿Gwyneth Paltrow está equivocada en todo?]).
Sin verificación de hechos, fuentes confiables e información científica, un programa que parece un documental podría ser descrito justamente como un infomercial glorificado. En enero, The Goop Lab fue destrozado por la crítica y descrito como un infomercial de seis episodios para la marca de Gwyneth Paltrow; sin embargo, Down to Earth aún no ha sido desestimado como un infomercial para la marca Shakeology de Olien.
En algún momento en Down to Earth, Efron cita una fuente no identificada para definir el concepto de milagro: “como 'cuando lo imposible inexplicablemente se vuelve posible'”, entonces, reflexiona, “en ese caso, lo real o no real, no importa, ¿o sí?". Claro que importa, y esta aceptación absoluta del pensamiento mágico en las docuseries originales de Netflix, así como las producciones externas enfocadas en la salud que transmite el servicio de streaming, es angustiante. Cuando se trata de la salud pública y las elecciones individuales que afectan el bienestar de alguien, la verdad es importante. Hay consecuencias derivadas de la desinformación. Durante una pandemia, en especial, es indiscutible que los hechos científicos, precisos y veraces sobre la salud se deben priorizar por encima de los experimentos lúdicos y excéntricos en torno al bienestar.
Esto no quiere decir que Down to Earth sea lúdico o excéntrico. Ojalá lo fuera. Aunque realmente me importa la verdad y la ciencia, también me importa entretenerme y divertirme. Vi a alguien calificar positivamente a Down to Earth como "puro", lo que, al principio, me molestó. ¡El programa está lleno de falsedades! Pero hay algo puro, supongo, en la apertura, en la vulnerabilidad ante cualquier reclamo. Eso es un tipo de pureza, solo que del tipo traicionero. Y esta pureza en la programación de salud y bienestar de Netflix —como la dañina agua destilada al entrar en mi sistema—, arrasa con todo lo bueno que pudiera haber. Los errores del programa engañan a las personas que buscan información sobre sus cuerpos en una red con poco interés en asumir cualquier tipo de responsabilidad hacia ellos.
En la degustación de agua a la que Kendrick asiste con Efron en Down to Earth, ella se pregunta si no está siendo objeto de una broma, al estilo del viejo programa de bromas de MTV. "¿Y si resulta que todas las pruebas son de la misma agua?", pregunta, "¿y si en realidad este episodio se trata del poder de la sugestión?".
Por desgracia, Down to Earth nunca sería tan conscientemente brillante; y además resulta que aquel programa de bromas de MTV probablemente tenía una relación más meritoria con la verdad. Al menos en él sabías a qué atenerte.
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