Este artículo es presentado por Amafore.
No hay palabra que resulte más antipática en nuestro diccionario que ahorrar. Nos cuesta pensarla, decirla, tenerla en cuenta, ni siquiera digamos ponerla en práctica. A nadie le gusta tener dinero y no poder usarlo. Sin embargo, si algo nos ha enseñado 2020, es que el futuro puede ser obscuro y lleno de horrores. No lo podemos predecir, pero nos debe preocupar, y quizás la única forma que tenemos de prepararnos y reducir su impacto es ahorrando. Siempre es mejor pasar por una calle sin luz con las bolsas llenas. No vaya a ser.
Según la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera de la INEGI, un 78.5% de los mexicanos ahorra parte de su dinero. Un 15% de ellos lo hace en instrumentos financieros formales como bancos, fondos de inversión o cooperativas. El resto prefiere las clásicas tandas y el fajo debajo del colchón. Pero, un dato que quizás no flota en la superficie de la encuesta, es saber verdaderamente qué parte de ese 78.5% ahorra de manera voluntaria. Ahí la clave.
En un país con una economía inestable, sucesores de una generación cuya ruta carrera-trabajo-boda-crédito hipotecario-hijos-jubilación ya no es viable, y en medio de una pandemia mundial que le ha quitado el trabajo a casi un millón 200 mil mexicanos, es normal preguntarse ¿cómo puedo ahorrar si apenas me alcanza?
La solución no es sencilla, requiere experiencia. Por ello, me acerqué a Ricardo Chavero, director general de newtWorth y co-host de El Dinero No Viene con Instrucciones, quien me apoyó en la creación de una breve guía de pasos necesarios para hacer de ahorrar una palabra que a partir de ahora resbale como mantequilla en tu paladar. Acá el resultado.
Organízate y planea en pasos
El primer paso de todos es tener pasos. Empezar por el cero. Gatear antes de querer caminar. Planear qué tienes, qué quieres y con qué lo vas a lograr. Quizás todos esos esquemas y análisis de planeación que aprendimos en la universidad sí pueden tener un fruto real. “Yo siempre le pongo un ejemplo a mis clientes. Imagínate que vas a construir un edificio, comienzas por los cimientos, vas construyendo los pisos, y cuando ya vas en el piso siete de repente decides que ese piso sea el doble de grande. No hace sentido, porque el edificio ya se planteó, ya se le pusieron los cimientos para que funcione como inicialmente se planeó”, cuenta Ricardo. “En en el mismo sentido ese es el primer paso que nosotros debemos poner y el que más sentido nos debe hacer: la organización”.
Saber organizarse es quizás una de las tareas más complejas que enfrenta el homo sapiens en el siglo XXI. Vaya, pagamos dinero real a asistentes que organicen nuestras vidas, a wedding planners que organicen nuestras bodas, a diseñadores de interiores que organicen espacios de armonía. Y lo mismo pasa con asesores que nos ayuden a organizar nuestro desastre financiero.
Ahora, el chiste es ahorrar. Así que la primera y más rentable opción debe ser tomar un tiempo, leer, educarnos financieramente y lograr organizarnos sin necesidad de un experto. Tomarlo en serio. Tu dinero, ese que sale de tener que levantarte los lunes a las 6 para ir a empujarte contra miles de personas en el metro y perder dos horas de tu vida en el tráfico de vuelta, ese dinero, está en juego. Pon tu trasero en una silla, saca una pluma, y apunta y especifica cada uno de los pasos a los que tu planeación vaya llevando. ¿Salir de una deuda? ¿Juntar para un coche? ¿Ahorrar para tu retiro? Fija la meta y basado en eso crea el camino.
Ten claros tus ingresos
Una parte medular de la planeación financiera es, obviamente, tener claro cuánto y cada cuándo tienes un ingreso de dinero. No puedes pensar en gastar y ahorrar si antes no sabes de cuánto dispones. Desde luego, esta tarea es más sencilla cuando se tiene un ingreso fijo y estable, caso contrario a cuando nuestros ingresos están sujetos a comportamientos de ventas, trabajos por contrato o los famosos freelanceos -hola millennials-, no obstante, no deja de ser posible mantener claridad en los billetes que van llegando a nuestro montoncito.
“Imagínate que eres una empresa, que eres un negocio, lo primero que necesito tener en cuenta es cuánto entra y cuánto sale, porque muchas veces ahí es donde esta el agujero, se nos va la vida y se nos va la lana y es que ese debe ser uno de los principales puntos de nuestra planeación, saber cuánto tenemos”. Tener claro esto es importante dado que, una planeación donde no pagas la renta y esperas al siguiente mes para pagar ambos periodos porque “te va a caer un pago” es simplemente una planeación terrible y poco funcional.
Y acá vamos a uno de los aspectos más difíciles del saber ahorrar: calcular los lujos. Conocer bien nuestros ingresos nos permite saber a qué podemos acceder y a qué no. Al final, nuestro estilo de vida debe ser prácticamente el mismo siempre, y un ingreso irregular no debería cambiarlo. Eso no quiere decir que si un mes ganamos más de lo normal y gastamos en una marca de ropa carísima todos los meses debamos volver a comprar ahí a pesar de que nuestros ingresos cambien. Esto quiere decir que con una buena planeación y entendimiento de nuestras entradas, siempre vamos a poder comprar las mismas papas de $10 que nos gustan, aún cuando vengamos de un mes no tan bueno
Adopta el 50-30-20
Aunque mucha gente esté peleado con el famoso modelo de 50-30-20 porque lo inventó una senadora demócrata hace 15 años, la realidad es que es un esquema de organización financiera bastante útil para dummies pero también para quienes ya son más conscientes contando y gastando sus verdes. Funciona más o menos así: un 50% de tus ingresos se deben destinar a gastos fijos o esenciales, llámese casa, transporte, comida, cosas que necesitas para vivir; un 30% va hacia estilo de vida y entretenimiento -saliditas, lujos, hobbies-; y el 20% restante se debe ahorrar. Listo, bastante simple.
“Ese es un escenario ideal, un modelo de cómo deberíamos ocupar nuestro dinero. Y de ahí vienen otros gastos que ahorita quizás van a cambiar ese modelo, sobre todo con la situación en la que se encuentra el mundo”. Como dice Ricardo, el 50-30-20 es un modelo “flexible” de acuerdo a las condiciones y contexto en que cada uno de nosotros nos encontremos, y también de acuerdo al plan a corto y largo plazo que hayamos fijado.
Si queremos meternos de lleno en lograr el cuerpo ideal para fin de año, quizás el 30% sea poco para instructor, membresía del gym y suplementos, así que le podemos robar 10% a los ahorros. Si queremos ir a buscar nuestra deconstrucción con un mes de vacaciones al sureste de Asia, chance el 20% de ahorros sea lo más apropiado. Todo tiene que ver con el objetivo establecido -que siempre tiene que fijarse de acuerdo a nuestros ingresos. Una aclaración más: el modelo es “flexible”, pero no tanto como para darle un 50% de tus ingresos a la renta, no te quedes sin comida y transporte.
Automatiza tus ahorros
El consejo más común y repetido en materia de ahorrar dinero es tener constancia y disciplina. Y no le falta razón, tiene mucha lógica. Pero siendo totalmente honestos, quien es constante y disciplinado con el cuidado de su dinero no está leyendo esta nota, una nota cuyo título literalmente dice “¿cómo ahorrar...?”. Ser disciplinado en la tarea de no gastar es un arte mental que requiere más técnica y poderes psíquicos que mantenerse inquieto en una jaula de tigres. Es complicado y básicamente imposible de lograr al menos que seas un robot sin debilidad por los tenis y las bolsas excesivamente caras que no necesitas.
“Dinero que no ves es dinero que no te gastas”, enfatiza Ricardo. Y sí. Si tu cuenta tiene $100 y lo que quieres cuesta $200, ¿qué vas a hacer? Exacto, nada. Una de las maneras más sencillas de ahorrar y reducir gastos es la automatización, que una IA -al parecer más inteligente que nosotros- mes con mes vaya sacando dinero de tu cuenta para mandarlo directamente a una cuenta de ahorro, con suerte, una cuenta a la que no tengas acceso hasta que pase cierto periodo de tiempo. Para ello, apps como Mint o Mylo te ayudan retirando automáticamente fondos de tu cuenta para irlos almacenando en un espacio donde estén más seguros de ti mismo. Incluso apps como Piggo ofrecen la posibilidad de que tu dinero se envíe a fondos de inversión -de renta fija o variable- para generar rendimientos automáticos.
En el caso de los afores, la automatización es la única y más conveniente opción. “¿Por qué crees que el afore es a fuerzas? Porque si el afore te diera la opción de ahorrar o no un mes, terminaríamos dejando meses o años huecos. La realidad es que si no existiera esa automatización, llegaríamos al retiro sin nada. Así funcionan los sistemas del mundo, te ponen a ahorrar casi a fuerzas y no te dejan sacar nada hasta que te retires”.
Preocúpate por el futuro
Desde luego que buena parte de querer ahorrar ya tiene que ver con preocuparte por el futuro, pero no está de más repetirlo y recalcarlo. Para ello, es crucial pensar en dos objetivos esenciales. Primero, en tener un fondo de emergencia que ayude en casos excepcionales (como el que vivimos actualmente) sin tener que recurrir a un crédito o a nuestros papás -porque según una encuesta de The Ascent, hasta un 63% de millennials siguen de alguna forma siendo dependientes de los padres. Lo segundo es pensar en un plan de retiro, que como sabrás, es crucial empezar a hacer desde ahora dadas las prácticamente nulas opciones de jubilación que hay hoy en día. Como dice Ricardo Chavero “este es el reto financiero más importante de nuestra generación”.
Para lograr lo primero, la recomendación es crear un pequeño fondo de emergencia que cubra de 3 a 6 meses de nuestros gastos fijos, los esenciales, ese 50% según el modelo 50-30-20. “Si yo gano 30,000 pesos y mis gastos fijos son de $15,000, debería de tener un fondo de mínimo unos 45,000 pesos ahorrados de alguna forma, hay opciones, un fondo de inversión quizás. Este fondo te va a ayudar cuando te quedes sin trabajo, por ej., y debe ir aunado a cualquier otro ahorro, pero no se hace de la noche a la mañana tampoco”.
“Acá es muy importante considerar el interés compuesto, sin importar cuál sea tu inversión. Busca una calculadora de interés compuesto y ve que proyección te funciona mejor. Puedes invertir en un afore y complementarlo con un plan privado de retiro, un ppr. Los afores son el mecanismo que está diseñado para que se ahorre de forma más sencilla para el retiro; y complemente ahorros obligatorios que haces cuando eres trabajador formal.Ahí puedes aprovechar una gran ventaja de la ley, que es que el gobierno te permite deducir hasta el 10% de tu ingreso. Todo eso más el rendimiento que te dé tu portafolio, que te va a ayudar a reducir en cierta medida el efecto de la inflación, y ya tienes la comida completa
Usa tus instrumentos con inteligencia
Ser bueno para ahorrar también puede ser cosa de saber usar los instrumentos que tienes a la mano con sabiduría. No requiere trucos de magia o ponerse de cabeza, solo conocer a fondo qué tenemos a la mano y leer la panorámica completa para comprender de qué podemos echar mano.
Uno de los ejemplos que mejor ayudan a entender este punto son las tarjetas bancarias. Un instrumento que usualmente se usa para un único fin, y que tiene más posibilidades de las que se imagine, siempre y cuando sean bien administradas. “Si ocupas bien tus tarjetas de manera regular, casi una vez al año te puedes pagar unas vacaciones solo con millas. El solo saber cómo usar correctamente tus tarjetas te va a ahorrar las vacaciones, y ya puedes quizás enfocar tus ahorros hacia otros lados o metas”, establece Ricardo.
Todo ello tiene que ver con usar pero sobre todo con saber hacerlo. Siguiendo el ejemplo de las tarjetas de crédito, un instrumento riesgoso que se presta a crear hoyos y deudas que a la postre obstaculizan el ahorro, es importante crear un balance entre usar y no usar. Al final, mantener esas tarjetas en cero, liquidadas, “ser totalero”, como dice Ricardo, es beneficioso para evitar generar intereses y ensanchar las deudas, sin embargo, te priva de la posibilidad de recibir otros favores al hacer uso constante de ellas.
Espera antes de crecer
Un buen incentivo de ahorrar está en el invertir y hacer crecer nuestro dinero. No obstante, acá el timing es crucial. Tanto en el momento en que se hace la inversión, como el momento en que esta empieza a rendir. Hay que calcular y ser pacientes. No precipitarse ni desesperarse con las ocasiones que vayan presentando en el camino.
“Antes de pensar si voy a comprar bitcoins o voy a comprar acciones o cualquier otra cosa, porque pasa mucho que se nos acercan clientes y nos dicen ‘oye, es que quiero entrarle a esto y demás’, les pido que primero hagamos la revisión de sus finanzas para saber que tienen todo en orden y que no están endeudadísimos. Está padre querer hacer crecer tu dinero, pero como todo en la vida hay momentos”, cuenta Ricardo. Y tiene toda la razón. Bajo un ejemplo básico, pensemos que inviertes tu dinero ahorrado en un restaurante pequeño. Compras tu mobiliario, tus insumos, pero el local tiene goteras que no puedes pagar porque te quedaste sin dinero. El resultado es obvio. La inversión no va a volver
Lo mismo pasa al momento de esperar rendimientos. La paciencia es clave. “Hay gente que entra un mes al mercado de valores y quiere salir al otro con ganancia, eso es especulación. Cuando entras al largo plazo te garantizo que va a crecer tu dinero porque la economía del mundo sigue creciendo, cuando lo haces en el corto plazo pues igual y pierdes lana, eso es especulación”.
Juan Carlos Rios https://ift.tt/3mFCKqt
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