Artículo publicado originalmente por VICE Estados Unidos.
La mayoría de las personas dependen de sus manos para navegar por la vida. Esto puede dificultar su comprensión de cómo las personas con diferencias en las extremidades superiores —ausencia parcial o total, o desarrollo atípico de uno o ambos brazos o manos— lidian con diferentes situaciones. Esa confusión a veces se traduce en compasión no deseada y preguntas sin tacto sobre cómo las personas con diferencias en las extremidades manejan las actividades cotidianas. Estas preguntas derivan rápidamente en cuestiones sexuales, porque a los curiosos les resulta difícil imaginar cómo las personas con diferencias en las extremidades superiores pueden abrazar, acariciar o estimular a una pareja, actos que consideran particularmente importantes dentro de la intimidad física.
Las diferencias en las extremidades varían, ya sea en su extensión, o si son congénitas o adquiridas más adelante en la vida, o con respecto a los posibles efectos secundarios de la afección específica que las causó. Como tal, no existe una experiencia sexual única cuando existe una diferencia en las extremidades superiores. Sin embrago, a la mayoría de las personas con diferencias en las extremidades les resulta relativamente fácil sortear las limitaciones físicas ocasionales. En general, el mayor obstáculo en su vida sexual no está relacionado con sus cuerpos, sino que tiene que ver con lo incómoda que puede ponerse la gente con sus extremidades, o falta de ellas. Las personas con diferencias en las extremidades superiores a menudo hablan sobre posibles parejas románticas o sexuales que se obsesionan con sus cuerpos, y sobre el miedo de terminar con alguien que solo está en la relación únicamente por las diferencias en las extremidades, ya sea por compasión, curiosidad inapropiada o interés fetichista.
En los últimos años, las personas con diferencias en las extremidades comenzaron a compartir públicamente sus experiencias sexuales. Los grupos activistas han creado comunidades de apoyo y han distribuido guías sobre cómo entablar relaciones sólidas y tener buen sexo mientras se vive con, o después de adquirir, una diferencia en una extremidad.
Para saber más al respecto, VICE habló recientemente con Ali Lapper, una artista con piernas cortas que nació sin brazos, y su pareja Si Clift, sobre las realidades de tener sexo en una relación donde una de las personas posee diferencias en las extremidades.
Esta entrevista ha sido editada por su extensión y para lograr una mayor claridad.
Ali: Me llevaron a un centro de atención de tiempo completo desde que tenía seis años, donde crecí escuchando que las personas discapacitadas no tienen relaciones sexuales porque es repugnante. Algunos profesores y miembros del personal me decían cosas como: “No eres hermosa. No eres sexy. No le vas a gustar a nadie”. Por desgracia, si te lavan el cerebro lo suficiente, empezarás a creerlo. En mi caso, no crecí pensando que alguna vez iba a tener sexo, incluso cuando me volví sexualmente consciente y comencé a pensar: quiero tener relaciones. Nunca pensé que conocería a alguien que tuviera sexo conmigo.
Me mudé a Londres cuando tenía 19 años y me di cuenta de que hay hombres y mujeres en el mundo a los que básicamente solo les atrae mi diferencia, no se interesan en mí como ser humano. Es su fetiche sexual. Me contactaban de la nada, diciendo: “Por favor, quiero verte. ¿Puedo tocar tus hombros?”.
Algunos hombres se interesaban en mí y luego tres semanas después me decían: “No quiero verte más. Ya tuve suficiente”. La gente puede ser realmente farsante y fingir que le gustas, y luego te sueltan el golpe: “Solo tenía curiosidad”.
No sabía quién era sincero y quién no. Empecé a pensar que no iba a tener una relación adecuada, porque solo me usaban para saciar una curiosidad. Fue muy difícil entenderlo, particularmente cuando me dijeron: “No eres sexy”. Por un lado, fue halagador, y estoy feliz con mi propio cuerpo, mi propia sexualidad. Por otro lado... quiero te intereses en mí como ser humano y no solo en lo que me falta. El fetichismo podría ser bueno si alguna vez pudiera suceder en mis propios términos. Sin embargo, creo que nunca lo fue en realidad.
Finalmente tuve una relación en la que me sentía bien. Habíamos tenido tiempo de conocernos. Yo no me consideraba su fetiche. No fue tan difícil averiguar cómo funcionarían las cosas cuando tuviéramos sexo. Me dejé llevar por la corriente. Estaba más preocupada por el hecho de que era virgen que por tener una discapacidad. Y estuvo bien. Recuerdo haber pensado: Maldita sea, esto duele. ¿Siempre será así? Fantástico. Pero el sexo mejoró y tuve un mayor interés en él.
Si: Me crié en torno a las discapacidades. Mi hermana tiene espina bífida. Tenía amigos en la escuela que tenían discapacidades. Nunca los consideré personas diferentes. Tampoco creo que fuera consciente de la forma en que otras personas consideraban las discapacidades. Nunca se me ocurrió que las verían de manera diferente.
Ali tampoco fue mi primera pareja discapacitada. Mi exesposa tenía el síndrome de Russell-Silver y solo medía un metro veinte, y las personas de baja estatura pueden tener algunos problemas físicos.
Ali: Conocí a Si cuando mi amiga salió con él durante un período de cinco años. Venían a las reuniones o yo los invitaba. Nunca imaginé que le agradaría. Luego se separaron y comenzó a ponerse en contacto conmigo a través de Instagram. Le pregunté: “¿te gusto?”, y me respondió: “por supuesto que sí”.
Si: Pasaron una cantidad decente de meses después de dicha ruptura antes de que nos juntáramos.
Ali: No lo fue. No mientas. No fue así.
Si: Pasaron al menos ocho semanas.
Ali: Uh, Si. La primera cita. ¿Qué ocurrió?
Si: Oh, sí. Ella me invitó a su casa. Pensé que solo íbamos a conversar y tomar una taza de té.
Ali: Él es tan anticuado. Lo invité a la cama. Sentía que lo conocía desde hacía mucho tiempo porque había estado entrando y saliendo de mi vida durante años, así que no pensé que me considerara una simple curiosidad. Pero pensé que si no le decía que hiciera algo, simplemente se iría a casa. Tomé su mano, la puse debajo de mi barbilla y le dije: “Es tiempo, vamos”. Le di muchas órdenes.
Si: Por supuesto, yo estaba dispuesto.
Ali: Le dije: “Necesito ayuda para desvestirme. Tendrás que quitarme la ropa”. Para mí, este tipo de cosas, dentro y fuera del sexo, son parte de tener una relación. ¿Qué sentiste tú, Si?
Si: Fue realmente bueno. Pero, hasta cierto punto, si ella no me hubiera dicho qué hacer, no hubiera sabido cómo actuar. No quería molestarla ni hacer nada que no le pareciera aceptable.
Ali: He aprendido que tengo que dar el primer paso. Algunas personas ni siquiera saben cómo saludarme. Por eso tiendo a tomar el control y hacer bromas sobre no tener brazos. Probablemente no depende de mí, pero quiero que se sientan cómodos de que no me van a lastimar ni ofender. Porque la gente tiene mucho miedo de ofenderte. No sé por qué. ¿Por qué te sentías de esa manera, Si?
Si: ¿Sabes qué? No lo sé. No creo que se tratara de las diferencias de tus extremidades. Creo que fue porque no me conocías y no quería hacer nada que te hiciera pensar mal de mí.
Ali: Nunca sentí que la gente esperara que pudiera hacer maniobras sexuales que usualmente involucran las manos. Probablemente se deba a que estoy tan acostumbrada a tomar el control que no me doy cuenta. Además, sabes que no tengo brazos, así que si vas a dormir conmigo, no esperes esas cosas.
Probablemente la gente sienta más curiosidad por saber cómo voy a compensar —odio ese término— y darles placer sin manos. Nunca pensé mucho en aprender a usar el resto de mi cuerpo de manera sexual, simplemente me adapté a medida que avanzaba. El sexo parecía intuitivo. Soy una persona segura. Siempre he sido capaz de reconocer y vocalizar cuando algo me gusta o no. Eventualmente aprendí que tengo unos pies perfectamente buenos y una boca increíble.
Si: Puedo constatarlo. Al principio pensé: esto es interesante. Pero no pensé mucho en lo que significarían sus diferencias en el sexo. Es lo que es; simplemente lo haces y lo descubres.
Ali: Con las posiciones, hemos tenido que averiguarlo sobre la marcha. No puedo ponerme en estilo perrito o lo que sea. Pero siempre hay formas de arreglar la situación. Puedes usar almohadas o colocarte en el borde de la cama. Si te sientes cómodo con alguien, entonces resolver esas cosas se convierte en parte del sexo.
Obviamente, no puedo abrazarlo. Entonces le di una cláusula de salida: “Mira, si esto no te resulta cómodo o no es lo que quieres porque no puedo abrazarte, puedes irte”. Afortunadamente, no quiso marcharse.
Si: Me encanta abrazar a Ali, así que funcionó perfectamente para mí.
Ali: He tenido relaciones en las que los chicos empezaron a resentir tener que ayudarme con las cosas cotidianas, como rascarme la cabeza. Un chico me estaba ayudando a ducharme e ir al baño y luego me dijo: “Oh, no puedo hacerlo”. Bueno, entonces, ¿qué diablos estás haciendo conmigo? Pero aprendí rápidamente que Si se sentía perfectamente bien con esas actividades de cuidador.
Si: No afecta negativamente nuestra relación, aunque yo hago la mayoría de las cosas íntimas por ti. Es casi como... peinarme, hacer cosas para mí mismo.
Ali: Pero eres algo inusual en ese aspecto. Has estado rodeado de discapacidades toda tu vida. Probablemente tenga algo que ver con eso.
Si: Lo que me molesta es cuando la gente se me acerca y me dice: “Oh, eres realmente valiente”.
Ali: Por aceptarme... Mi madre es un excelente ejemplo. Tenemos una mala relación. Cada vez que salgo con alguien y ella los conoce, les pregunta, frente a mí: “¿Qué es lo que te parece sexy de Ali? ¿Por qué la encontrarías atractiva si quiera?”. Ella es mi madre, dios mío.
Si: Ali tiene una cara preciosa y unas tetas fantásticas. Esa es mi respuesta.
Ali: Gracias. En verdad tengo unas tetas fantásticas.
También escucho que la gente se acerca a Si y le pregunta: “Entonces, ¿cómo tienes sexo?”.
Si: Yo respondo: “Bueno, lo que haces es tener una erección. Te bajas los pantalones. Te aseguras de que tu pareja esté mojada...” y entonces se marchan. Yo pienso: “¡ustedes preguntaron!”.
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