Artículo publicado originalmente por VICE Estados Unidos.
¿Recuerdan salir en público con la cara descubierta, la boca y la nariz de fuera para que todo el mundo las vea? Tras haber padecido la pandemia de COVID-19 durante meses, usar una mascarilla se ha convertido en una rutina, en algo “normal”. Buscamos nuestras mascarillas del mismo modo automático con el que buscamos nuestras llaves, billeteras y teléfonos celulares antes de salir por la puerta.
En marzo, cuando las empresas cerraron por primera vez y teníamos menos información sobre el COVID-19, el uso de mascarillas no fue recomendado con tanto ahínco por las autoridades, luego se convirtió en una novedad, después en una lección rápida sobre cuán nociva puede ser la escalada de precios, luego en una pelea demencial por conseguir cualquier protector facial de tela que estuviera disponible en Etsy.
Ya conocemos la ciencia sobre el uso de mascarillas, y la mayoría de nosotros seguimos cubriendo la mitad inferior de nuestros rostros cada vez que salimos de casa. Ahora sabemos qué es lo que hace que una mascarilla sea buena, lo cual significa que es hora de dejar de reutilizar las mascarillas quirúrgicas desechables que hemos usado durante semanas, o de respirar con dificultad a través de un trozo de tela que no nos ajusta del todo y que estamos ansiosos por quitarnos. A medida que se acerca el invierno y las actividades al aire libre se vuelven menos disponibles, es un buen momento para pensar en obtener lo que yo llamo una mascarilla de inversión.
De acuerdo, cuéntame más sobre esta “mascarilla de inversión”
Una mascarilla de inversión es cualquier mascarilla que cumple con los estándares básicos de seguridad y que puedes usar todos los días, cómodamente, durante el tiempo que sea necesario. No se trata del precio; sino más bien de invertir tiempo y energía en encontrar una mascarilla (o de preferencia dos o tres) que no se sienta como una prisión húmeda y extraña para tu boca. Hipotéticamente, usarás tu mascarilla de inversión varias veces al día, así que debe ser algo que realmente te guste. Obtener una mascarilla de inversión también puede significar comprar un tipo de protección decente para actividades específicas (como hacer ejercicio o salir en días fríos o lluviosos) en lugar de tratar de usar la misma para cada tarea que realizas.
Una mascarilla de inversión es una de esas compras utilitarias en las que tomarse el tiempo para investigar y encontrar algo de alta calidad a un buen precio marca una gran diferencia, similar a unos buenos zapatos para correr o un abrigo de invierno resistente.
Los accesorios cómodos son clave
Como sabe cualquiera que haya pasado un día con un par de zapatos que provocan ampollas, la prenda incorrecta puede provocar agonía, algo que definitivamente debes evitar si el artículo en cuestión funciona como una medida de seguridad pública.
Ahora que has estado usando mascarillas durante algunos meses, deberías tener una mejor idea de lo que te funciona y lo que no. Cuando vayas a comprar una mascarilla de inversión, pregúntate a detalle qué necesitas para sentirte bien: ¿Prefieres que se ajuste en las orejas o alrededor de la nuca? ¿Prefieres algodón o una mezcla sintética? ¿Interactúas con una gran parte del público que podría beneficiarse de que uses una mascarilla transparente? ¿Necesitas una mascarilla diseñada para evitar que se empañen tus gafas? ¿Necesitas algo fácil de esterilizar o algo desechable porque no tienes manera de lavar la pieza? ¿Es hora de admitir que en realidad eres talla “adolescente”?
La capacidad para respirar con una mascarilla también es un factor importante, especialmente porque se equilibra con la seguridad: las mascarillas de tela de tres capas ofrecen una protección sólida sin asfixiar a los usuarios. Si usas menos capas es posible que no atrapes las partículas que transmiten COVID-19; de igual forma, si usas algo más grueso podría convertirse rápidamente en una mentonera en lugar de una medida de seguridad pública confiable y cómoda.
Elegir una mascarilla con la que te sientes cómodo significa que es más probable que la uses con diligencia (y tal vez incluso se te olvide que la tienes puesta), un beneficio mutuo para ti y literalmente todas las personas con las que entras en contacto.
Es hora de admitir que usar diferentes mascarillas para diferentes ocasiones es algo bueno
Ya hemos establecido como un hecho científico que todo el mundo luce atractivo con una mascarilla. También se están poniendo más de moda; no es coincidencia que las marcas centradas en los millennials como Outdoor Voices, Reformation y Everlane hayan lanzado sus propias mascarillas esta primavera.
Si bien no voy a animarte a comprar cualquier “MASCARILLA” que Virgil Abloh esté vendiendo, ni te voy a suplicar que desembolses una fortuna en las costosas mascarillas de esta lista de Vogue, hay muchas más opciones lindas y divertidas a la venta en este momento que las que había a mediados de marzo, lo cual presenta la oportunidad de comprar mascarillas de inversión para “ocasiones especiales”.
Piensa en qué buscas en una mascarilla que usarías en una primera cita distanciada, o tomando unos tragos con amigos que no has visto en meses, o en un evento especial (al que te han garantizado que es seguro asistir), como una boda al aire libre o una fiesta de cumpleaños. A menos que seas un bloguero de moda o un Leo, probablemente no sea la misma mascarilla que te pondrías para ir al supermercado.
Cuanto más te guste tu mascarilla, mejor para todos
La triste realidad es que probablemente seguiremos con esta dinámica durante algún tiempo: los estudios han demostrado que los requerimientos de uso de mascarillas son efectivos para reducir la transmisión de COVID-19 en las comunidades donde se implementan, y los expertos coinciden en que el uso generalizado de mascarillas en público reduce la posibilidad de propagar COVID-19 a través de gotas y aerosoles.
Debido a que no parece haber una vacuna para el virus en el horizonte inmediato —una prueba avanzada en la Universidad de Oxford fue suspendida después de que un voluntario experimentara una “enfermedad potencialmente inexplicable” y los directores ejecutivos de nueve compañías farmacéuticas importantes publicaron una carta el martes en la que rechazan la promesa de Trump de una vacuna para el 1 de noviembre de 2020—, es probable que el uso de mascarillas siga siendo necesario en el futuro previsible.
Si tenemos que enfrentar un sistema fundamentalmente roto, dirigido por monstruos y aduladores, ¿por qué no hacerlo con comodidad y estilo?
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