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viernes, 23 de agosto de 2019

El funk y la criminalización de la cultura periférica juvenil en Brasil

La historia de la música brasileña está llena de barrios y ciudades que han inspirado canciones clásicas. Está Ipanema de Tom Jobim y Vinicius de Moraes, Capão Redondo de Racionais MCs, Mucuripe de Belchior, Recife de Chico Science, Bahia de Dorival Caymmi y muchas otras. En el verano de 2019, la música popular brasileña mapeó otro territorio. No era una ciudad o un barrio, sino un baile funk celebrado al margen de cualquier tipo de apoyo institucional en Vila Cruzeiro, una de las favelas de Complexo da Penha, una de las áreas donde ocurren más tiroteos en Río de Janeiro. Los éxitos “Tu Tá na Gaiola”, “Vou Pro Baile da Gaiola”, “Vamos Pra Gaiola” (de Kevin o Chris), “Me Solta” (de Nego do Borel) y “Hoje Eu Vou Parar na Gaiola” (de Livinho e Rennan da Penha) reconstruyeron la imaginación de Río mediante el baile, que se convirtió en un símbolo de máxima diversión y felicidad.

Cinco meses después, Gaiola se convirtió en un fantasma en la música brasileña. Kevin Chris asistió al concierto de Post Malone en Lollapalooza, donde cantó "Vamos Pra Gaiola" e incluso artistas de otros estados —como los MCs de Pernambuco Daninho y Troia, que nunca pisaron Río— comenzaron a hacer canciones en honor al baile funk de Vila Cruzeiro. Sin embargo, desde marzo, Baile da Gaiola ha sido prohibido y su creador, DJ Rennan da Penha, ha sido arrestado ilegalmente, sin evidencia y sin ningún pronóstico para su liberación. La fiesta, el Baile da Gaiola –llevado a cabo en el Complexo da Penha de Río de Janeiro–, que reunía semanalmente de 7.000 a 25.000 personas y era el epítome de la alegría, se extinguió y sus tambores fueron silenciados por el Estado y la ley brasileña.

Una historia de criminalización

Rennan da Penha fue sentenciado a seis años y ocho meses de prisión por "asociación para el tráfico [de drogas]". Sin embargo, no hay evidencia material de su participación en el crimen. La evidencia más contundente es un video de la policía militar que muestra al DJ saludando a un traficante en la calle, lo que solo demuestra que conocía a un narcotraficante, un residente de su comunidad, no una asociación criminal.

El caso de Rennan surge como uno de los asaltos más violentos contra el funk, pero no es el único. Para comprender esta historia y la importancia de Rennan, debemos retroceder unos pasos. Con su origen en la población negra de las favelas de Río de Janeiro a mediados de la década de 1980, el funk es víctima de un proceso histórico de criminalización que se actualiza constantemente. Tras analizar 125 artículos sobre funk publicados en los principales periódicos del país entre 1990 y 1996, el profesor de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) Micael Herschmann identificó que esta idea del funk como una extensión del crimen ocurre desde su origen, pues la prensa comenzó a hablar del funk vinculándolo a los atracos ocurridos en 1992 en las playas de Zona Sul de Río de Janeiro. Para darse una idea, entre 1990 y 1991 solo se publicaron tres artículos sobre funk. Después de los atracos, el número creció radicalmente: hubo 19 artículos publicados en 1992, 15 artículos en 1993, 31 en 1994, 40 más en 1995 y 17 en 1996.

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Rennan en Baile da Gaiola 2018 (Foto por Matias Maxx).

El profesor también señala que, en los años posteriores a los atracos, las historias de los periódicos presentaban constantemente información destacada en recuadros que recordaban a los lectores el origen social del funk, y a menudo, la inclinación supuestamente criminal de sus miembros. "Cada vez más, los músicos de funk eran presentados al público como personajes 'malvados/demonizados', y al mismo tiempo, paradigmáticos de la juventud de la favela, generalmente vista como 'revoltosa' y 'desesperada'", escribe Herschmann en el libro “O Funk e o Hip Hop Invadem a Cena”. “En los artículos de los principales periódicos, en las secciones de 'Cartas de los lectores' y en los testimonios recopilados en la investigación, la presencia constante de calificativos como 'bestias', 'hordas', 'animales' y 'monstruos' indica que tanto en la declaración periodística como en la imaginación colectiva, ciertas actitudes de los músicos de funk son tratadas casi como una expresión de un "mal absoluto" que debe ser "reprimido" y "extirpado".

Además de la esfera de los medios, la criminalización también ha tenido lugar en el ámbito jurídico y político. En 1999, la Asamblea Legislativa del estado de Río de Janeiro estableció una Comisión Parlamentaria de Investigación "con el propósito de investigar los ‘bailes funk’, con indicios de violencia, drogas y mala conducta del público juvenil". Al caracterizar los bailes como una cuestión policíaca, y no de cultura y ocio, la Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI, por sus siglas en portugués) dio como resultado la promulgación en el año 2.000 de la Ley n° 3.410, que restringía los bailes funk con una serie de procesos burocráticos. Estos incluían la instalación obligatoria de detectores de metal en la recepción de los salones de baile, la presencia de la policía militar durante todo el evento, el permiso por escrito de las autoridades para autorizar la fiesta, la prohibición de lugares donde se lleven a cabo "actos de violencia incitada, erotismo y pornografía", y la prohibición de "música y apologías del crimen".

En 2008, la Ley n° 5.625 estableció reglas aún más restrictivas. De acuerdo con esta nueva legislación, para llevar a cabo un baile funk, era necesario solicitar un permiso con al menos 30 días de anticipación tras la presentación de una serie de documentos, como un contrato de la empresa autorizado por la Policía Federal para ser responsable de la seguridad interna del evento y la prueba de la instalación de los detectores de metal, cámaras y dispositivos de captura de imágenes: esta burocracia se limitaba solo a los bailes funk; otros tipos de eventos no necesitaban este procedimiento. La situación se revirtió solo un año después, cuando se publicó la Ley n° 5543, que definía al funk como un "movimiento cultural y musical popular". Según la ley, los asuntos relacionados con el funk deben ser tratados principalmente por los órganos estatales relacionados con la cultura. Además queda prohibido cualquier tipo de discriminación o prejuicio.

A pesar de la introducción de la "Ley del Funk es Cultura" (como era conocida), el funk de Río de Janeiro sufrió un golpe violento que prácticamente extinguió los bailes en noviembre de 2010. Las Fuerzas Armadas y la Policía Federal, Civil y Militar invadieron la favela Vila Cruzeiro y el Complexo do Alemão para la instalación de las Unidades de la Policía Pacificadora (UPP, por sus siglas en portugués). Celebrada en la prensa nacional como una "victoria contra el crimen", la operación no detuvo ni al jefe de la venta al por menor de sustancias ilícitas de Vila Cruzeiro (Fabiano Atanazio da Silva, alias "FB") ni tampoco al de Alemão (Luciano Martiniano da Silva, alias "Pezão"). Pero cinco de los principales MCs de la ciudad (Frank, Max, Tikão, Dido y Smith) recibieron una orden de aprehensión y fueron arrestados ilegalmente en diciembre.

Implementadas desde 2008, las UPP se basaron en la supresión de garantías constitucionales individuales —las llamadas cláusulas de piedra— bajo la supervisión de una autoridad policial. En la práctica, fue una actualización de los mecanismos legales que restringían los bailes, esta vez en los territorios de las 13 favelas "pacificadas". Después de las invasiones, se estableció por tiempo indefinido un estado de sitio no declarado, que culminó en 2010 con la invasión de Vila Cruzeiro y Alemão y con la prohibición de los bailes. Los músicos de funk no se callaron. Si MC Dido no podía cantar “UPP Filha da Puta Sai do Borel e do Andaraí” o si MC Tovi no podía cantar “O Jeito é Não Entrar Aqui a UPP”, sus voces y otras reliquias de lo prohibido fueron propagadas por cientos de grabaciones remezcladas por DJs. Es el caso de la colección “Unidos Contra a UPP”, que reunió a varios MCs en canciones de protesta contra la nueva política de seguridad.

“Cuando se instalaron las UPP, podemos decir que la primera iniciativa fue terminar con el baile funk. Evidentemente, no solo era el funk, sino también el entretenimiento callejero en general, pero el funk era particularmente perseguido. Tanto el baile como la gente”, dice la antropóloga Adriana Facina (UFRJ), quien escribió sobre el tema. “Una vez estaba en Cidade de Deus y había algunos niños escuchando funk en un bar y la policía se lo llevó. A medida que las UPP empezaron a decaer, los bailes regresaron en algunos lugares, aunque no con la misma dimensión. Pero ahora vivimos una criminalización muy fuerte. No solo la invasión policial durante los bailes, sino también la criminalización de directores y artistas, y la tendencia es disminuir la realización de los bailes”, dice.

Rennan y la importancia de Gaiola

Si bien es parte de este contexto, el arresto de Rennan da Penha representa el máximo grado de criminalización. Guilherme Pimentel es un abogado que participó en la fundación de la Asociación de Profesionales y Amigos del Funk (Apafunk) y coordinó Defezap, la red de quejas de violencia del estado de Río. Para él, el caso tiene un nivel de violencia sin precedentes. “Rennan es el número uno del funk carioca en la actualidad, en términos de alcance, repercusión y movilización de bases. Es cierto que la criminalización del funk ha afectado a algunos artistas de renombre. Pero es la primera vez que se persigue a los más famosos, en la cresta de la ola, con este grado de intensidad legal, lo que vuelve al caso un símbolo del ataque al funk en su conjunto", analiza.

Rennan da Penha fue responsable de movilizar al underground y poner a Río de Janeiro nuevamente en el centro del funk como el principal representante del movimiento 150 BPM. De ser una pequeña fiesta en Bar da Gaiola, el Baile da Gaiola se convirtió en la fiesta más grande del estado y se llevó a cabo en la calle, de forma gratuita.

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Rennan en Baile da Gaiola 2018 (Foto por Matias Maxx).

Combinando diversión, humor y crítica social, Gaiola fue el escenario de importantes protestas contra Bolsonaro durante el período electoral, incluido el escenario de un concierto y un discurso histórico de Mano Brown. En enero de este año, Rennan también arremetió indirectamente contra el gobernador Wilson Witzel (notorio homofóbico partidario de los francotiradores en las operaciones policiales en las favelas) cuando promovía el primer desfile LGBTI del Baile da Gaiola.

Además de su trabajo como DJ, productor musical y locutor de radio, Rennan se destacó por su talento para unir a las personas. Es el caso de Iasmin Turbinha, la primera mujer DJ del funk. Para ella, Rennan fue un estímulo: “Sufrí muchos prejuicios al principio. Me decían: 'vete a lavar a la casa', 'vete a lavar bragas'. Pero hubo personas que me apoyaron y Rennan fue uno de ellos. De esa manera conseguí tener más amistades [con la gente del funk], obtuve más inspiración. Había lugares donde no tocaba y ahora toco”, dice Turbinha.

"Él [Rennan] se palmeó el pecho y se defendió cuando la gente prefería hablar mal antes de conocer más al respecto".

La DJ cree que el legado de Rennan —que lleva preso cuatro meses— sigue vivo para allanar el camino de una nueva generación de músicos funk en Río. “Muchos DJs están ganando dinero hoy porque el chico logró levantar el funk y este nuevo ritmo de Río [150 BPM]. Él se palmeó el pecho y se defendió cuando la gente prefería hablar mal antes de conocer más al respecto. Con su exposición y su actitud, Rennan pudo cambiar eso”, aclara. Y agrega: “Estoy con él hasta el final. El niño saldrá de esto, va a regresar a la cima y romperá todo”.

A pesar del optimismo de Iasmin Turbinha, la imagen de Rennan es complicada. Después de la condena en segunda instancia, solo puede recurrir a los tribunales más altos del país en Brasilia: el Tribunal Superior de Justicia (STJ, por sus siglas en portugués) y el Tribunal Federal Supremo (STF, por sus siglas en portugués), pero este último solo analiza cuestiones constitucionales, es decir, si el proceso siguió las "reglas del juego".

La familia de Rennan prefiere no hacer más comentarios a la prensa. En junio, la novia del músico contó que él ya no quiere tocar en el Baile da Gaiola, aunque no tiene la intención de terminar su carrera como DJ. “Ya no necesita llevar a cabo el baile. Lo hacía porque se sentía como en casa, le gustaba y se reunía con amigos. Pero, a pesar de ser su raíz, ya no quiere [tocar]. Estoy segura de que van a seguir queriendo perjudicarlo”, dijo Lorena Vieira en una entrevista con el periódico O Dia.

¿Un nuevo capítulo en la persecución del funk y de sus músicos?

Lorena Vieira, la novia de Rennan da Penha, fue profética cuando dijo que estaba "segura de que van a querer seguir perjudicándolo". Pero con Rennan en la cárcel, el objetivo parece ser diferente. El 26 de julio, Iasmin Turbinha y Polyvox, DJs residentes del baile Nova Holanda en Complexo da Maré, fueron convocados para testificar en la estación de policía. Otros tres DJs que prefirieron permanecer en el anonimato también fueron convocados. La citación fue emitida por el diputado Flávio Almeida Narcizo, quien no está relacionado con el caso de Rennan. Por lo tanto, es un nuevo caso, que suscita sospechas sobre una nueva "cacería de brujas" contra el funk.

Como la investigación se mantiene en secreto, no está claro cuál es el caso. Según la información de la producción de Turbininha y el abogado de Polyvox, José Estevam Macedo Lima, la policía quería saber cómo se financia el baile Nova Holanda, así que convocó a los DJs para aclararlo.

“Este tipo de enfoque del aparato de represión en los eventos culturales es el resultado de una generalización, de una idea de que los delincuentes y las personas peligrosas están en las favelas".

"Después de obtener acceso al procedimiento de investigación, inferimos que es una investigación preliminar, aún sin clasificación penal, que los investigadores consideraron en ese momento como un hecho atípico, sin ningún indicio o evidencia de la práctica de un delito", comentó el abogado al portal KondZilla.

Para Guilherme Pimentel, el enfoque de la investigación en los bailes revela un intento de criminalizarlos. “El baile no es más que un baile. Una reunión de gente con fines pacíficos, donde los habitantes, vecinos y jóvenes van a pasar un buen rato. ¿Cuál es el crimen en eso?”, pregunta el cofundador de Apafunk. “Este tipo de enfoque del aparato de represión en los eventos culturales es el resultado de una generalización, de una idea de que los delincuentes y las personas peligrosas están en las favelas. Por lo tanto, forman el perfil de alguien que se construye como enemigo: el joven negro de las favelas con baja educación que tiene en su cultura, en su modo de vida, asistir a los bailes de funk. El funk está en el centro de este asunto porque es la expresión cultural masiva de este sector de la sociedad".

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Baile da Gaiola 2018 (Foto por Matias Maxx)

Pero después de todo, ¿cómo se financian los bailes?

A principios de la década de 2.000, después de todas las restricciones impuestas por la ley para celebrar fiestas funk, los bailes comenzaron a llevarse a cabo en las favelas. En esta fase hay un acercamiento entre las facciones –las bandas de crimen organizado que compiten por partes de Río como CV (Comando Vermelho), ADA (Amigos dos Amigos) y Terceiro Comando– y el funk, y crece el aspecto de "la prohibición", que refleja los beneficios y dramas de la vida criminal y los dilemas de la guerra contra las drogas. Sin embargo, siempre ha habido un límite bien definido entre las actividades: un MC no es un traficante y viceversa. Es durante este período que los traficantes de algunas comunidades comenzaron a financiar bailes directa o indirectamente.

El modo más extendido de financiación indirecta, que todavía está presente en ciertos bailes, es el llamado “arrego”, que consiste en acuerdos entre líderes de facciones locales y la policía militar a cambio de una tarifa para garantizar la paz durante el baile. En el caso del Baile da Gaiola, los rumores arrojan una cantidad de entre 12.325 y 19.700 dólares que el Comando Vermelho –la mayor organización criminal de Brasil– entrega semanalmente a la Policía Militar. El compositor Praga definió la situación en los versos de la canción “O Crime Tá Aí”: "La paz se convierte en un negocio donde prevalece la guerra".

Autor de clásicos de la prohibición como "Vida Bandida" y "Visão de Cria", Praga habló sobre la relación entre los bailes y el tráfico en una larga entrevista con el investigador Carlos Palombini en 2013. "El FB [líder del narcotráfico en Vila Cruzeiro, arrestado en enero de 2012] hizo lo que el Estado no estaba haciendo. Por qué si veía el funk como una creación de empleo, FB no promovería el baile. La favela está allí, ya no hay excusa para traficar: ¿No está allí la UPP? ¿Por qué no dejan en paz el baile? Por el contrario, lo prohíben”, critica. “La importancia de FB fue hacer lo que el gobernador debía hacer: aprovechar este espacio y estas personas y este trabajo y emplearlos, en lugar de mantenerlos sin empleo, que fue lo que hizo. FB daba trabajo fuera del narcotráfico, indirectamente. No éramos traficantes, los MCs no pertenecían al narcotráfico. Se ponían a cantar porque alguien les daba la oportunidad. La oportunidad que otros deberían haber brindado provino de un narcotraficante”.

“No era un líder comunitario, era un narcotraficante. Lo único que me benefició fueron los bailes, porque a través de ellos se lanzaron las canciones. Fue de donde surgimos, donde había equipo de sonido, tenderos y MCs. Donde todos formaban parte de la fiesta. No tendría que haber sido promovida por un narcotraficante, pero así ocurrió", agrega Praga.

Pero este escenario descrito por Praga ha cambiado mucho. Dennis Novaes, el antropólogo autor de la tesis doctoral “ Bastidores do baile: técnica, produção e circulação musical no funk carioca” de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ, por sus siglas en portugués),dice que si bien los bailes han sido parcialmente financiados por el narcotráfico, esta contribución se está volviendo cada vez más pequeña. “Lo que hemos estado experimentando desde la década de 2.000 (cuando los bailes de las favelas se convirtieron en el centro del funk de Río de Janeiro) hasta el día de hoy es un crecimiento de la independencia de los tenderos para financiar los eventos. Hoy en día los tenderos son responsables de financiar la mayor parte de los bailes. En algunos, de hecho financian todo”, informa.

Los tenderos son comerciantes informales que venden bebidas y comida durante la fiesta. “Son personas que viven en la comunidad y encuentran la manera de ganar dinero allí, un medio de vida con un baile que se lleva a cabo en la favela. Piden prestada una carpa, y a menudo compran fiado para poder vender en el baile, para poder pagar la deuda y poner comida sobre la mesa”, explica Iasmin Turbininha.

En la actualidad, es común que en muchos bailes de las favelas los DJs no cobren por tocar. El baile actúa como una plataforma para construir audiencias, un nombre y una reputación, para entonces tocar en fiestas (con una paga) y producir música para MCs.

Polyvox organiza desde junio de 2018 el baile Nova Holanda. En una entrevista realizada en diciembre del año pasado, habló de los detalles de la realización. “Actualmente no ganamos dinero con los bailes porque todo el dinero generado es para que los tenderos paguen su renta, para mantener a su familia. Ganamos dinero por fuera con el concierto. Organizo el baile porque quiero hacerlo y es para la comunidad. No recibo un solo céntimo por el baile de Nova Holanda”, señala.

Y continúa: “Tomamos el dinero de los tenderos. Hay 15, 20 carpas. Cada una aporta una cierta cantidad —50, 75 dólares— para pagar el sonido. Entonces, si se tiene una atracción adicional, como un grupo de pagode –una especie de versión moderna de la samba–, recaudamos dinero y pagamos la cuota. A veces trabajamos dos o tres semanas, para poder montar un pagode. Cada baile de Nova Holanda ha sido apoyado por los tenderos”.

¿Y qué ganan los DJs? “Conseguir renombre para tocar fuera y poner música. Hacemos sonar música y tenemos una opinión muy siniestra. Somos formadores de opinión en la comunidad. Lo que está sucediendo adentro, lo sacamos”, explica.

Turbinha concuerda con Polyvox. “Nunca cobré por tocar en una favela. El baile funk es esa distracción para la comunidad que solo tiene estrés y problemas. Es un momento para sacar todo de tu mente. Y es la comunidad la que nos lleva a donde estamos hoy, son las personas que difunden tu trabajo”, explica.

La importancia del baile para las comunidades

En un país donde el 75.5 por ciento de las víctimas de homicidio son negras, los bailes funk tienen una doble relevancia. El primer nivel tiene que ver con la creación de empleos en la favela de manera orgánica. “Escuché que cada tendero realiza contribuciones para eventos como el cumpleaños de Rennan da Penha [que reunió a 24.000 personas], con montos de cerca de 1.230 dólares. Pero en compensación, algunos tenderos ganan hasta 2.500 dólares por noche. En una comunidad que vive con los reveses del sistema capitalista —la miseria, la precariedad—, tener esa cantidad de dinero, ese flujo de ingresos circulando, es algo increíble”.

Novaes también señala que este ingreso está mejor distribuido. “A diferencia de lo que sucede en otras manifestaciones, eventos o festivales culturales donde los ingresos tienden a concentrarse en unos cuantos productores, la economía del funk carioca —y eso es lo más increíble— beneficia a muchas personas. Es una red muy grande de personas involucradas en la producción no solo de las canciones sino también del baile en sí”.

Más allá de este aspecto más visible e inmediato de los ingresos y los empleos, otro punto clave para comprender la importancia del funk es pensar en cómo genera autoestima para los residentes de las favelas. En este sentido, Dennis Novaes menciona las ideas del geógrafo Milton Santos, quien argumentó que facilitar el acceso a medios técnicos e informativos permite una "revancha" de la cultura popular sobre la cultura de masas.

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Baile da Gaiola 2018 (Foto por Matias Maxx).

"Si la cultura de masas siempre ha estado destinada a eliminar las manifestaciones culturales locales, cuando tienes esta facilidad para producir música en la computadora, en el teléfono celular y se convierte en un éxito global —como es el caso de 'Bum Bum Tam Tam’ y también de otros funks— lo que haces es convertir la cultura popular local en una cultura de masas”, explica el investigador. “Desde los años 90 hasta hoy, lo que vemos es esto. Las favelas cariocas se colocaron en el mapa de Brasil para todo el país. A pesar de la precariedad y violencia con la que viven los residentes de las favelas, las redadas policiales, el genocidio, lo que tenemos es este otro mapa que proporciona el funk, y todo Brasil quiere saber qué ocurre en Gaiola. Y a partir de ahí quieren saber qué es el Complexo da Penha; quieren saber qué hay en Cidade de Deus o qué hay en el Complexo do Lins, donde se lleva a cabo el Baile Colombiano y que es tan increíble que convierte a estos lugares en centros de producción cultural para todo Brasil. Esta importancia es imposible de cuantificar porque tiene un valor simbólico que solo puede medirse mínimamente con el paso del tiempo, para poder entender cómo ocurre esta transformación en la imaginación, la vida y la cultura de las favelas cariocas”.

Marginado desde el principio, el funk es una cultura de supervivencia que ha eludido muchos ataques. Pero, ¿cuánto tiempo será posible sobrevivir así? ¿Cuánto tiempo seguirán sonando los tambores electrónicos del Baile da Gaiola? La criminalización del funk es el resultado de la combinación del racismo institucional y la fallida guerra contra las drogas, más la criminalización de la pobreza. ¿Por qué la población carcelaria de Brasil casi se ha duplicado en los últimos diez años y es 64 por ciento negra? ¿Por qué atacar solo la venta minorista de sustancias ilícitas, precisamente la parte menos rentable que ocurre en las colinas? ¿Y por qué se considera que los residentes de las favelas son ciudadanos de segunda clase, con probabilidad de que invadan sus hogares y violen sus derechos? Brasil prefiere ignorar estas preguntas. Y los músicos de funk lo sobrellevan como pueden, improvisando sus propias formas de existencia.

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