Artículo publicado originalmente por VICE Asia.
La "desesperación climática" es un padecimiento real. Es la ansiedad y la depresión causadas por las noticias de la degradación ambiental. En este momento, por ejemplo, muchos han compartido sentimientos de impotencia en medio de los incendios forestales en el Amazonas. Este desastre ha estado ocurriendo durante semanas, y los incendios han empeorado tanto que el estado de Amazonas declaró el estado de emergencia a principios de este mes.
Sin embargo, el problema no está totalmente fuera de las manos de las personas. Los estudios han demostrado que los incendios no son causados por fenómenos naturales, sino por los humanos: nuestro amor por la carne, para ser exactos.
Los incendios son causados por la quema de árboles caídos para dar paso a la ganadería, una industria en crecimiento en Brasil y en la región en general. Los datos del Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonia (IPAM, por sus siglas en portugués) muestran que los diez principales municipios de la Amazonia con la mayor cantidad de incendios también tuvieron las mayores tasas de deforestación este año.
La solución más práctica que las personas pueden adoptar para ayudar es reducir —o detener— su consumo de carne.
Cameron Ellis, geógrafo de The Rainforest Foundation, dijo a VICE que debido a que el ganado requiere espacios abiertos para alimentarse y crecer, los ganaderos limpian vastas extensiones de tierra mediante la quema de bosques. Estos incendios a menudo se salen de control y “se extienden al bosque circundante, gran parte del cual sufre de sequía”. Los incendios crecen y terminan consumiendo áreas con árboles que no han sido talados.
Aunque la tala (tanto legal como ilegal) y otras actividades también impulsan la deforestación en la Amazonia, la agricultura animal es la causa principal. El Banco Mundial informó que la ganadería ocupa el 80 por ciento de todas las tierras convertidas de la selva amazónica.
Pero no termina ahí. Los animales de estas granjas necesitan comer y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) también vincula los incendios de la selva tropical con la producción de alimentos para el ganado mediante el cultivo de soya.
La soya es la proteína más importante en la alimentación animal: el 80 por ciento de la cosecha mundial de soya es para alimentar al ganado. Entonces, si bien la soya no destruye tanto bosque como la ganadería, es parte de la causa subyacente al permitir el pastoreo.
La soya se ha vuelto tan lucrativa que ni siquiera es necesario deforestar la tierra para su cultivo, lo que la hace más difícil de monitorear. Los incendios se llevan a cabo para despejar la tierra para la ganadería, que finalmente se apoderan de las plantaciones de soya. Este traspaso ocurre porque la soya ha elevado los precios de la tierra en la región, lo que permite a los ganaderos vender sus parcelas a los productores de soya para obtener mayores ganancias. Entonces los ganaderos expanden sus rebaños en parcelas más grandes en terrenos recientemente deforestados en otros sitios, lo que empeora el problema.
Todo esto se hace para dar abasto a la creciente demanda de carne a nivel mundial, que es causada por el crecimiento de la población y el aumento de la riqueza en los países en desarrollo. Esto mantiene las granjas de animales y las plantaciones de soya encerradas en un círculo vicioso donde dependen unas de otras para crecer.
"Los sectores ganadero y agrícola no existen aislados entre sí. Más bien, están vinculados de dos maneras principales: actúan como facilitadores mutuos para acceder a la tierra dentro de la Amazonia y se apoyan mutuamente a través de cadenas de valor integradas", dijo el Fondo Mundial para la naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés).
No ayuda que la retórica actual del Gobierno brasileño favorezca el desarrollo sobre la conservación, incentivando a los ganaderos a expandir sus parcelas. Sin embargo, hasta el 80 por ciento de la deforestación en la Amazonia es ilegal.
El Amazonas es ahora una de las regiones ganaderas más grandes del mundo y está empeorando. El ganado de Brasil creció de 158 millones de cabezas en 1996 a 219 millones en 2016, convirtiéndose en el mayor exportador mundial de carne de res y aves de corral.
El año pasado, Brasil exportó 1.6 millones de toneladas de carne de res, la cantidad más alta de la historia, informó Reuters. Se espera que el número crezca a 1.8 millones de toneladas para finales de 2019, con China como el principal destino de exportación. Otros grandes importadores de carne de res brasileña son Hong Kong, Egipto, Rusia y la Unión Europea.
Ellis le dijo a VICE que ahora está lloviendo menos porque hay menos bosques para capturar el agua. Si el ciclo de deforestación se mantiene vivo, podríamos llegar a un "punto de inflexión donde todo el paisaje pase de la selva tropical a la sabana", explicó.
Una persona que no come carne de res durante un año ahorra aproximadamente 3.432 árboles, así que le estás haciendo un favor a la tierra al omitir esa hamburguesa.
Edoardo Liotta https://ift.tt/2Pieqyx
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