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jueves, 15 de agosto de 2019

Juventudes Provida: quiénes son y cómo piensan lxs que usan el pañuelo celeste


Según cifras difundidas por los organizadores, 300 mil personas participaron de la “Marcha por la Vida” –una manifestación pública de las personas que integran el movimiento provida en Argentina– el pasado 23 de marzo de este año en la Ciudad de Buenos Aires. En todo el país fueron más de dos millones de personas de 200 localidades. Festejan que el pasado 8 de agosto el Senado argentino rechazó el Proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo y buscan instalarlo como “Día Internacional de Acción por las 2 Vidas” a través de la firma de un documento en el que se comprometen a “generar iniciativas y acciones de todo tipo para celebrar (la victoria de la vida), intentando vincular a la mayor cantidad de gente, instituciones y países”.


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La llegada del debate por el aborto al Congreso en el 2018 tensó relaciones personales y sociales, marcó posturas y derribó tibiezas. En mochilas y carteras, atados al cuello, a la muñeca, a micrófonos y megáfonos, pañuelos de dos colores polarizaron la sociedad argentina: el verde que acompañó la campaña y el celeste que intentó frenarla. Y en el origen del debate, la vida, palabra clave para entender el germen de dos posturas para la mayoría irreconciliables.

En VICE hablamos con las referentes de la juventud que nadie entrevistó, esa que se pinta la cara de celeste, que se resiste al feto, que defiende los derechos del “niño por nacer” y que no cree que legislar una práctica clandestina sea la respuesta a la muerte de mujeres y niñas: qué piensan, cómo militan y por qué usan un pañuelo que no es verde, las juventudes “provida”.

En mochilas y carteras, atados al cuello, a la muñeca, a micrófonos y megáfonos, pañuelos de dos colores polarizaron la sociedad argentina: el verde que acompañó la campaña y el celeste que intentó frenarla. Y en el origen del debate, la vida, palabra clave para entender el germen de dos posturas para la mayoría irreconciliables.

“Esta es la voz de toda la juventud, la voz de las pibas que están pidiendo por el aborto legal ya”. Esa fue la frase que llevó a Sol Buchanan a creer que no estaba siendo representada y convocar a Constanza, su amiga, a “alzar la voz” de una nueva postura que priorizara el acompañamiento de la mujer embarazada y la defensa de lo que consideran “el niño por nacer”. Tienen 25 y 23 años respectivamente. Sol está rindiendo finales para recibirse de politóloga de la Universidad Católica Argentina, la misma institución donde Constanza estudia Comunicación Periodística. Son las fundadoras de Jóvenes Por La Vida, una cuenta de Instagram que empezó con la intención de ser un medio de comunicación y terminó siendo una organización con más de 100 voluntarios en la Ciudad de Buenos Aires.

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Retrato de Constanza, una de las fundadoras de 'Jóvenes Por la Vida'. Foto por Inés Ripari.

Se describen como “jóvenes de todo el país comprometidos en la defensa de las dos vidas” y observan que su postura no está tan alejada de la lucha que lleva adelante la marea verde que copó el país el año pasado. “Para mí lo que pasó es que los medios de comunicación radicalizaron el debate diciendo que eran dos posturas que no se pueden consensuar, pero en la práctica hay un montón de puntos que son comunes”, argumenta Sol, “no es que hay una insensibilidad y que la gente dice aborto sí, aborto no. Hay una problemática que tiene dos caminos de solución que generaron dos posturas diferentes”.

“Vos ves nuestras redes y no vas a encontrar un aborto publicado. No vamos al golpe bajo. Se trata de mujeres que necesitan apoyo”, dice Constanza, al describir su nueva cuenta, @jovenesprovida –el copyright de la anterior, @jprovidaarg, fue inhabilitado por una serie de denuncias por contenido ofensivo o inapropiado–, que levantó 17 mil seguidores en tres días gracias al hashtag #laolaceleste y que hoy está cerca de los 30 mil.
“Fue un juego de palabras desde lo comunicacional: la marea verde, la ola celeste. Ese día en diputados (13-J) no éramos nadie, pero nos llegaban videos de las provincias y no lo podíamos creer. Eran impresionantes las marchas que hacían y nadie lo mostraba. Entonces empezamos con el hashtag #laolaceleste que se fue replicando hasta hacerse viral. Hoy en el mundo nos conocen así. Por un juego de palabras”, explica Constanza.

Sol dice que fue la respuesta a un miedo impuesto por pensar distinto: “Empezamos a salir con un mensaje muy claro: “No tengas miedo, llevá tu pañuelo, somos muchos que pensamos igual, vamos a demostrar que en Argentina hay una gran ola celeste”.

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Retrato de Sol por Inés Ripari.

Hija de una madre esquizofrénica y un padre que no se hizo cargo, Sol vive desde los siete años con los tíos, sus dos hermanas y nueve primxs. Está convencida de que el aborto “es una realidad que le está tocando atravesar a muchísimas mujeres porque no existe un sistema que acompañe para que esto no pase” y que la salida es “un compromiso en serio, fuera de lo discursivo”.

Desde Jóvenes Por La Vida buscan replicar su propia versión de la ESI -el Programa Nacional de Educación Sexual Integral del Ministerio de Educación argentino en vigencia desde el 2006 que ha sufrido resistencias de distintos grupos sociales, además de dificultades presupuestarias, para su implementación en las aulas-. Se llama TeenSTAR y es un programa de educación sexual fundado por Hanna Klaus, una ginecóloga austríaca de la congregación de las Hermanas Médicas Misioneras, implementado en más de 50 países. “En esos países en donde lo tomaron como política pública el embarazo adolescente disminuyó en un 50%”, dice Sol. “Lo que vemos en estadísticas mundiales es que darle un preservativo a una persona no hace que después no vaya a quedar embarazada. Entonces lo que hay que hacer es dar educación que esté centrada en la persona, donde se eduque sobre comportamientos para que después se pueda accionar en coherencia”.

Acerca de la perspectiva religiosa del programa, Sol aclara: “Se enseñan todos los métodos anticonceptivos, pero entendiendo que no es solo el método el que hace que uno no se quede embarazado, son decisiones personales que uno toma para no llegar a ciertas situaciones”. Constanza agrega: “Nuestra organización es laica y apartidaria. Este programa está centrado en educar en acción-consecuencia”.

Están en contra del aborto en cualquier caso, incluso en los contemplados en la Constitución Nacional (riesgo de muerte de la persona gestante y embarazo resultante de una violación). “Es cierto que toda mujer es libre de hacer lo que quiera. Pero no es libre de hacer lo que quiera con la vida de otra persona. Te lo digo yo que fui un embarazo no esperado, producto de una violación, mi hermana y yo somos adoptadas, mi madre no tenía los recursos y, sin embargo, acá estoy. Voy a defenderlo siempre. Sin el derecho a la vida, no hay otro derecho. No hay nada más. Porque creo también que nosotros nacimos. Y si no querés cuidarlo, existe la adopción”, explica Constanza.

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Foto de archivo personal cedida por Lupe

El 1 de agosto del 2018 Lupe Batallán –activista provida argentina–, habló en el plenario del senado en representación de la agrupación de estudiantes y ex alumnxs del Colegio Nacional de Buenos Aires “a favor de la vida”. “Soy parte de una juventud enorme e imparable que va a rugir para defender esos valores como una loba que protege a sus crías”, dijo, “nosotros vinimos a darlo todo, pero necesitamos de ustedes”. Denunció que el proyecto de ley se funda en premisas falsas y “destruye los principios éticos más importantes de la humanidad”. También criticó a la IPPF (Federación Internacional de Planificación Familiar) y citó un fragmento del himno nacional.

Lupe fue alumna de uno de los colegios más progresistas de la ciudad, es atea y milita en Frente Joven, una ONG con presencia en Argentina, Perú, Paraguay y Ecuador que busca la “reivindicación y protección de los derechos humanos”. Tiene 21, seis años más que su madre cuando la tuvo. “Mi mamá siempre dijo: “En el momento en que vos quieras tener relaciones sexuales tenés que ser capaz de hacerte cargo de lo que venga. Y lo que venga puede ser cualquier cosa”, dice Lupe, convencida de que la maternidad puede ser parte de la adolescencia sin atropellarla.

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Retrato de Lupe por Inés Ripari.

“Mi postura no restringe a nadie porque las ideas no restringen absolutamente a nadie. Ahora: el hecho de que diga, piense y milite porque el aborto continúe siendo ilegal, y sí, obviamente va a restringir a los médicos abortistas, a las organizaciones clandestinas feministas y a las mujeres que quieran abortar. Pero ese es el carácter de la ley y hasta ahora no se ha demostrado en el mundo mejor forma que la amenaza de un castigo”, cuenta Lupe con una gesticulación marcada que lleva, al pañuelo celeste que le ata el pelo, a moverse.

Para Lupe es imposible que el aborto sea una elección voluntaria. “Los estudios del doctor Elard Koch, epidemiólogo chileno, demostraron que más del 95% de mujeres que llegaban a la circunstancia de abortar en Chile lo hacían por presión familiar o de la pareja, por temor, porque se habían quedado sin casa, por abuso sexual, por todas razones externas al bebé. Con lo cual, lo que tenemos que solucionar como sociedad es que una mujer no se sienta presionada para tomar una decisión que va a cargar el resto de su vida”, expresa en contraposición a las cifras oficiales de Uruguay donde en 2016 cerca del 99% de los abortos que se realizaron fueron por voluntad propia de la mujer embarazada.

Frente a las muertes que se cobra el aborto clandestino, Lupe argumenta: “Creo que la manera de superar eso es impulsar la maternidad, en el sentido de que la mujer que vaya a ser madre esté completamente acompañada por el Estado, que se pueda garantizar no solamente un acompañamiento económico y social sino emocional. Eso es lo que hacemos en “Defensores de mamás”. Esta es una iniciativa que lleva adelante el Frente Joven desde el 2014 con el objetivo de ayudar a madres en situación de vulnerabilidad a través del programa “Mi Primera Cuna” que consiste en cubrir algunas necesidades materiales de los primeros meses: chupetes, mamadera, pañales, talco, aceite, cepillo de pelo, toallas de baño y termómetro, entre otras.

Al preguntarle acerca de su referente en el movimiento, Lupe asegura que es su madre “esa piba adolescente a la que le dijeron que se iba a cagar la vida, decidió tener a su hijo, salió adelante, terminó el secundario, estudió una carrera y crió hijos que tuvieran convicciones tan fuertes como la suya”. En Argentina, cada año 94 mil niñas de entre 10 y 19 años tienen un hijo. En 2017 el Programa Nacional de ESI se incluye en el Plan Nacional de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia, que registra una problemática nacional: 7 de cada 10 madres adolescentes de entre 15 y 19 años reportan que el embarazo no fue intencional. Este programa busca acompañar a lxs adolescentes para que puedan “planificar y elegir si desean, cómo y cuándo, ser madre o padre”.

“Mi postura no restringe a nadie porque las ideas no restringen absolutamente a nadie. Ahora: el hecho de que diga, piense y milite porque el aborto continúe siendo ilegal, y sí, obviamente va a restringir a los médicos abortistas, a las organizaciones clandestinas feministas y a las mujeres que quieran abortar".

Secundarios por la Vida, la agrupación de estudiantes secundarios que se organizan para manifestarse en favor del movimiento pro vida, cumplió un año el 14 de julio del 2019 y lo festejó con una denuncia. “Nuestra compañera haciendo justicia. ¡Con la patria no!”, expresa el tweet en apoyo a Lucía Álvarez, la estudiante de la Escuela Agrotécnica UBA que denunció a Rocío Alterleib o @femininjaok por cambiarle la letra al himno nacional en defensa del aborto legal: "Oíd mujeres el feminismo sagrado, aborto legal, aborto legal, aborto legal. Oíd el ruido de roto patriarcado, desde el trono a la empoderada igualdad".

“La patria es mi territorio, mi cultura, mi idioma, mis costumbres, mi familia, mis amigos. Es ese amor que siento por ver a mi Argentina crecer. Todos formamos nuestra patria, pero ultrajar el himno nacional es un delito y además es una falta de respeto. La libertad de expresión la tiene, pero tiene que saber bancarse las consecuencias”, explica Lucía en una descripción de lo que para ella significa la patria.

Hace tres años, Lucía (18) empezó a formar su postura a raíz de un debate acerca del aborto que se planteó de manera lúdica en su grupo de scouts. Le tocó estar a favor, pero se identificó con la otra postura, llegó a su casa e investigó. Se alejó de amistades y creó un grupo de Whatsapp donde hoy participan 60 estudiantes porteños. En Secundarios por la Vida encontró su grupo de pertenencia, un espacio que coordina a nivel nacional. “Queremos llegarles a los pibes de nuestra edad porque vemos que en los medios nuestra postura no se muestra”, explica acerca de su objetivo.

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Foto de archivo personal cedida por Ana Belén Mármora.

“Si queremos evitar que las mujeres tengan que pasar por un aborto, es necesaria la ESI”, dice sobre la Ley 26.150 de Educación Sexual Integral sancionada en el año 2006 por el Ministerio de Educación de la Nación. Sin embargo, en desacuerdo con el marco normativo en el que se encuadra el accionar del programa (Ley 26.743 de Identidad de Género del 2012), expresa: “Cuando se habla de la ideología de género en más chicos sí hay un fomento de la homosexualización. Mismo en los medios. Si no hay nadie que haga hincapié en la heterosexualidad, ¿por qué tenemos que hacer hincapié en la homosexualidad? Para mí que cada uno haga con su sexualidad lo que quiera. Me molesta cuando se les presenta a los chicos más chicos”. Su argumento se encuadra dentro de una de las pancartas celestes habituales, “Con mis hijos no”, que hace a un lado la necesidad de incluir en el programa una perspectiva de género, entendiendo que este puede o no corresponder con el sexo asignado al nacer.

Ana Belén Mármora es católica -de familia y educación- pero no practica. Estudió Periodismo en TEA –una escuela de periodismo con sede en la Ciudad de Buenos Aires– y cree que haber estado en contacto con las dos posturas le dio solidez a sus argumentos. “Me parece una forma muy arbitraria, discriminatoria y peligrosa la cuestión de legislar por deseos”, dice al hablar de la interrupción voluntaria del embarazo. Hoy es la vocera de Frente Joven, la organización que vio crecer desde que salió de la secundaria y que se encarga de impulsar tanto acciones sociales como políticas públicas de promoción del “derecho a la vida y a la salud integral de la mujer embarazada y su hijo”. Con 28 años, después de ocho años de integrar el espacio, se convirtió en su directora ejecutiva y explica: “Nosotros somos los progres dentro del mundo provida. En lo discursivo antes solo se hablaba del niño por nacer. Nuestra experiencia fue al revés. Empezamos trabajando con las mujeres y siempre pensamos que el mensaje que teníamos que dar es que esto no es una dialéctica entre una vida u otra. Queremos tratar de buscar soluciones para que se salven las dos”.

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Retrato de Ana por Inés Ripari.

“Que una mujer llegue a pasar por un aborto significa muchas cosas: que falló el Estado, que falló la sociedad, que falló también su entorno. Es cierto lo de la clandestinidad, es un horror, pero también ahí hay que poder visibilizar que quizás el lado por el que se trata de impulsar la campaña por el aborto legal trata de combatir el aborto clandestino, pero sin embargo lo termina promoviendo”, argumenta.

“Por más de que haya que ponerse en el lugar, no deja de ser feo, pensalo dos minutos: si vos reconocés que hay una vida ahí… porque capaz vos me decís, bueno, para mí no hay una vida ahí”, dice Ana. Y acá volvemos al punto en el que no se puede debatir más porque no hay forma de llegar a un consenso. “Sí, al final es eso lo que genera la división”, termina.


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El documento de compromiso por las 2 vidas juntó casi 32.000 firmas a la fecha. El 8 de agosto de 2019 el movimiento provida celebró el primer “Día Internacional de Acción por las 2 Vidas” en el que participaron más de 300 organizaciones civiles defensoras de la vida de 12 países, según indicó Vatican News. En la Ciudad de Buenos Aires se concentraron aproximadamente 40 mil personas -según cifras difundidas- en las puertas del Congreso con el objetivo de revivir el debate y reclamarle a los políticos que “defiendan la vida” a días de las elecciones primarias en el país, llamando a votar candidatos con una postura clara en contra de la legalización del aborto.

Foco en la vulnerabilidad de la madre, defensa del “niño por nacer” y fuerza en la posibilidad de adopción, pero, en el núcleo invisible del debate: el origen de la vida humana. A un año del rechazo del Senado, las juventudes celestes se manifiestan y desoyen el pedido de aborto legal, seguro y gratuito con la bandera de “Salvemos las 2 vidas”, un movimiento que nació en la Argentina, es referencia a nivel mundial y bloquea el avance de una ley que para muchas de nosotras es una deuda del Estado.

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