Todos y todas tenemos capacidades diferentes, sin embargo, ¿qué es lo que nos diferencia del resto de la sociedad cuando contamos con la ausencia de un sentido, cuándo nos falta una parte de nuestro cuerpo o nacemos con una deficiencia mental? ¿Y qué pasa cuando esas carencias son lo suficientemente importantes para interactuar no solo con nuestros pares en el mundo real, sino también en el mundo virtual? ¿Interactuaríamos de la misma manera? ¿Nos quedamos afuera? ¿De qué seríamos excluidos?
Zezé Fassmor -apodo adoptado desde su niñez- tiene 31 años, a los 23 empezó a perder la vista en el ojo derecho por un desprendimiento de retina, luego su ojo izquierdo se inflamó y en consecuencia quedó ciego por completo. Su cuerpo tenía una enfermedad autoinmune que derivó en una uveitis simpática oftálmica, ese es el nombre del cuadro médico visual. Ya para sus 25 no veía nada. Zezé es peruano, pero vive en Buenos Aires, organiza eventos culturales y es community mánager. Dos meses antes de quedarse ciego se había comprado una cámara Panasonic Lumix con la idea de grabar a artistas en la calle, sin embargo, no la usó cómo pretendía, mientras veía borroso, con los sonidos a su alrededor, inventó un plano en su cabeza y disparó el gatillo. Se hizo así, una autofoto titulada Au Coin du monde, una esquina en el mundo.
Zezé cuenta que adaptar los dispositivos a su ceguera es un proceso que depende mucho del artefacto que cada uno tenga, “con un Android no lo soporté, cada vez que me llamaban por teléfono aparecía una voz robótica, más robótica que la de Siri -que es la inteligencia artificial- que me hablaba por encima de una llamada, entonces se mezclaba la voz de la persona que llamaba, más la voz interna del teléfono, más la mía, era incómodo. Con un iPhone es distinto, Apple tiene la opción de Voice Over donde tocas el teclado y no te habla todo el tiempo, solo lee lo necesario”. El Voice Over también tiene una voz robótica, pero es más humana, parecida a la de Siri. “Yo uso Siri masculino en un aparato y Siri femenino en otro para no confundirme, aunque igual Siri no tiene género”, se ríe.
Una voz le habla por encima, en cualquiera de sus artefactos, un iPhone 4, un iPhone 5 y un iPod, Zezé regula la velocidad y el volumen de su guía cibernético, para que yo pueda entender algo, pero me resulta imposible por la rapidez con la que habla, él se acostumbró. Busca el iPod, la voz le indica dónde está su cara para que sepa qué plano hacer cuando se toma la selfie. Busca uno de sus iPhones, me muestra como Instagram prácticamente no lo puede usar, le cuesta mucho hacer Stories “puedo hacerlas, pero no puedo escribir sobre la imagen, cuesta agregar texto porque no existe tal opción que me indique cómo, es algo que falla en la aplicación para gente que no ve”. Pero puede ir al feed para que la voz, en ese caso femenina, le describa las fotos por las que pasa: “Nacho, 24 de julio, la imagen describe a un hombre y detrás un cielo o naturaleza” dice la aplicación.
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Portavoces de Facebook en Latinoamérica le explicaron a VICE como han adaptado la herramienta para que faciliten la accesibilidad a las plataformas. Con herramientas como lectura de imágenes, donde describen la cantidad de personas que integran la foto, género, contexto de ciudad o naturaleza, la aplicación describe quien está en la fotografía, lo reconoce y dice su nombre en voz alta. Sin embargo, Zezé explica cómo a veces los botones cambian de lugar, y pasan de estar de un lado de la pantalla a otro, “de acuerdo a la frecuencia con que los utilices, pueden pasar de derecha a izquierda, entonces puede marear un poco”.
Una vez abandonados los teléfonos Zezé se sienta frente a su computadora usando un teclado alfanumérico; para usar twitter él mismo se memorizó una URL con la cual accede directamente a la plataforma y puede twittear sin problema ya que le aparece directamente la opción de la casilla en blanco en su cuenta sin tener que buscar demás.
Zezé puede trabajar porque accedió a distintos modelos de teléfonos, “no mucha gente puede comprarse un iPhone, aunque el mío no es el más nuevo, pensemos que contamos con la obsolescencia programada como fin de la vida útil de un artefacto. Hace poco una amiga, que también es ciega, me contó cómo directamente no usaba las redes sociales porque no podía comprarse un teléfono que le permita acceder a lo que muchas aplicaciones facilitan con los celulares más modernos”.
Según los voceros de Facebook, existen otros componentes que permiten o facilitan el acceso de personas con discapacidades a la red social como por ejemplo Crônicas da Surdez, una comunidad de 9.600 personas con pérdida de audición que ofrece apoyo y comparte información útil para promover el uso de tecnología como audífonos o implantes cocleares (dispositivo electrónico que sustituye la función del oído interno) . “También esta comunidad cuenta con políticas que prohíben contenido donde se burlen de personas por discapacidad o por enfermedad grave. Por ejemplo, existe la opción de reportar publicación, buscar ayuda o denunciar perfil. El bullying y el acoso no tienen lugar en esta red social. Contamos con equipos que revisan esos reportes las 24 horas del día, los siete días de la semana, en más de 50 idiomas” agregan.
Tinder, entre lo superficial y las discapacidades
Tinder es una de las aplicaciones más populares para concretar citas y encuentros. Fue lanzada en septiembre del 2012 y desde entonces no ha parado de crecer, según una investigación hecha por Statista en América Latina, Tinder genera 26 millones de matches cada día. Match se le dice al acto en que dos personas dan me gusta a sus fotos y estarían potencialmente listas para concretar una cita. Este estudio realizado en el 2018 reveló que dentro de Latinoamérica el 9,05 por ciento oscila entre los 18 y los 24 años, el 36,7 por ciento de las personas tienen entre 25 y 34 años, el 31,1 por ciento tienen entre 35 y 44, y por último, casi el 15 por ciento son mayores de 45 años.
Una de las características principales en esta red consiste en dejarse llevar por el físico de las personas registradas. En marzo de este año la aplicación anunció, mediante un texto titulado “El método detrás del emparejamiento” cómo su algoritmo cambió de método: "No nos importa si eres negro, blanco, magenta o azul. Nuestro algoritmo no sabe si ganas 10 dólares o 10 millones de dólares al año. Y no vamos a mostrar primero a todas las rubias porque supuestamente son más divertidas. No creemos en los estereotipos", dice.
Sin embargo, es difícil no dejarse llevar por la superficialidad de las aplicaciones, teniendo en cuenta que se trata de una foto como llave para un primer acceso a una persona, para que después, como bien cuenta Mariana, “se genere algo más, sin importar lo que uno muestra”: el objetivo es tener una cita.
Mariana nació así: le falta una pierna y algunos dedos de ambas manos. Tiene 26 años y entrena baloncesto desde que tiene uso de razón, es parte de la selección argentina de básquet adaptado. “Es difícil nacer diferente, el día a día es una complicación, imagínate si la vida real nos pone a prueba cómo es la vida virtual para la gente que tiene alguna discapacidad”.
“Es difícil nacer diferente, el día a día es una complicación, imagínate si la vida real nos pone a prueba cómo es la vida virtual para la gente que tiene alguna discapacidad”.
Mariana trabajó toda su adolescencia y parte de su adultez haciendo changas (trabajos temporales), de camarera, cocinando en algún bufete, hasta que empezó a trabajar en el centro de rehabilitación para personas con discapacidad que funciona en el club de básquet adaptado. Actualmente es deportista tiempo completo: los torneos y las concentraciones no le permiten trabajar los fines de semana, pero sí conocer gente. Hace dos años se descargó Tinder.
“Al principio no subía fotos que mostraran mi discapacidad, que solo es motriz. Vivimos en una sociedad que prejuzga todo. Pero con el paso del tiempo me animé a visibilizar lo que no tengo: yo soy esto, es un filtro, sino les gusta que me falte una pierna, que use una prótesis, que tenga un fierro salido para afuera, que me falten algunos dedos, ya no puedo hacer nada. ¡Pero ojo! Si me hablaste o me das like es porque ya viste todo y querés conocerme”.
Mariana tuvo solo dos encuentros después mostrar las primeras fotos online donde no mostraba su discapacidad, también vivió rechazos de otras personas que al ver lo que le faltaba dejaban de escribirle y por último notó, como otras, siguieron adelante.
Mariana quiere que la traten como a cualquier otra persona, que no le hablen distinto, ni que le tengan lástima, aunque sabe, por supuesto, que muchas veces el uso de las redes sociales es tan superficial, que puede encontrarse con monstruos que ni siquiera son capaces de prestar atención a lo que están viendo. “Desde que somos jóvenes nos muestran que una persona es alguien con dos piernas, dos brazos y 20 dedos, es obvio que cuando ven algo distinto piensan que somos extraterrestres, ¿cuántas veces viste personas con discapacidad en una publicidad, la televisión o en el mismo cine? ¿Cómo no van a asustarse si ven algo raro en fotos?” Se ríe.
La inclusión y exclusión en términos de cita
Ana Rico, directora de relaciones públicas y comunicación corporativa para Instagram en México cuenta que, actualmente, más de 1.000 millones de personas ingresan mensualmente a esta red social. “Instagram presentó el año pasado dos nuevas actualizaciones para ayudar a las personas con problemas de visión a usar la plataforma más fácilmente. El texto alternativo automático, que les permite escuchar descripciones de fotos a través del lector de pantalla cuando navegas por el feed, el perfil y la sección "explorar", que usa el reconocimiento de objetos, de modo que se puede escuchar una lista de los elementos que pueden incluir las imágenes. El texto alternativo personalizado, que permite agregar una descripción más detallada de las fotos cuando el usuario/a las sube. Las personas que usan lectores de pantalla podrán escuchar esta descripción.
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Valentino con 19 años, tiene parálisis cerebral, nació mujer y hace años que se dio cuenta que estaba en el cuerpo equivocado, de a poco transiciona a varón, se cortó el pelo, usa otra ropa y su familia y amistades ya lo tratan de él y no de ella. A los 11 años se abrió por primera vez una cuenta de Facebook, a los 18 se instaló Tinder. En las fotos no muestra que tiene un trastorno congénito del movimiento, por lo que está en silla de ruedas. Pero lo cuenta. “No sé por qué no lo muestro directamente, pero sí cuento que tengo parálisis cerebral. Aunque todavía no tuve ninguna cita porque las asistentes que me acompañan no me quisieron llevar por miedo a que me encuentre con alguien que quiera lastimarme”.
Valentino escribe con el codo en una tablet, y no puede hablar, tiene el predictor instalado en ese artefacto para que pueda comunicarse y para que el acceso sea más fácil, sin embargo, la red amplia de amistades que tiene no las conoció por redes sociales, sino personalmente. Se reúne con gente que conoció en un curso de fotografía que está haciendo en un instituto privado y nos cuenta que está convenciendo a una de sus acompañantes para que lo acompañe a la próxima marcha del orgullo en noviembre en Buenos Aires. Él ya tiene su bandera.
Laura, su madre, expresa que no le preocupa cómo Valentino pueda desenvolverse tanto en el mundo real como el mundo virtual. “Al principio si noté que usaba Facebook como un diario íntimo, y a veces exponía situaciones que lo enojaban, pero lo hablamos junto a su terapeuta y entendió que el grado de exposición es muy grande y que a veces los jóvenes en general no son conscientes de que eso es público y que hay que cuidarse, en Facebook, por ejemplo, no avisan con tanta rapidez que hay cierto contenido que no debería ser publicado”.
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Natalia Zouzo es politóloga especializada en tecnología y autora de Guerras de Internet y Los dueños de Internet. Se define como una mujer gorda que tiene claro cuál es su lugar dentro de este mundo de consumo. “La personas con discapacidad están liberadas a la nada. Las redes son empresas, como empresas son productos de consumo y como productos de consumo necesitan acaparar a distintos públicos, pero no están adaptadas a esas distintas audiencias”.
“Instagram es la red más centrada en el consumo, si no consumís y no sos consumido no existís”, dice Natalia, “tanto Tinder como Grindr encontraron un espacio entre la diversidad, a nivel sexual, raza y diversidad de cuerpos”, sin embargo, opina que Instagram es una plataforma que está preparada para la expulsión, al igual que Facebook, donde a través de los procesos de inteligencia artificial, descarta lo que no se adecua a la norma, en términos de reconocimiento, de caras, cuerpos y pieles. “A medida que las redes estén menos automatizadas y tengan cada vez menos filtros técnicos es más posible el encuentro de lo diverso”.
“La personas con discapacidad están liberadas a la nada. Las redes son empresas, como empresas son productos de consumo y como productos de consumo necesitan acaparar a distintos públicos, pero no están adaptadas a esas distintas audiencias”.
En este momento las redes sociales son el monopolio de las empresas de comunicación, son las reguladoras de lo que se puede y de lo que no se puede, esto hace que muchos grupos que no son aceptados por los algoritmos tengan que entender que no son parte de este monopolio de comunicación. ¿Cuál son esos grupos? “En mi opinión, a los algoritmos de Facebook no les gusta las negras, las gordas, las mujeres de raza indígena, las mujeres que muestran las tetas, las madres con estrías, las personas con discapacidades, lo distinto. Tenemos que reconocer que estamos en los márgenes de este poder, y aun así somos mayoría” concluye Natalia.
Por otro lado, voceros de Facebook nos compartieron el motivo por el que aparece cierto contenido y no otro dentro en la red social. Según lo explica un documento llamado ¿Por qué estoy viendo esto? las personas elegimos personalizar nuestro propio contenido según la frecuenta de las publicaciones, las páginas a las que damos like y los mismos grupos a los que pertenecemos como usuarios. Aseguran que “El objetivo del News Feed es mostrarle a la gente las publicaciones que son más relevantes para ellos. “¿Por qué veo esta publicación?” explica cómo sus interacciones pasadas afectan la clasificación de las publicaciones en su News Feed”.
Elizabeth Aimar, abogada especialista en derecho a la salud y fundadora de Red de Asistencia Legal en Buenos Aires, recreó, a través de su historia personal titulada “ Los incómodos” lo que vive una persona discapacitada en el día a día. Para ella los incómodos son las personas que no tienen discapacidad y son los que no saben cómo reaccionar frente a la situación desconocida. Los que rechazan sin tener la información necesaria, los que no aceptan y no están dispuestos a trabajar esa aceptación. “La “incomodidad” como primera reacción de la sociedad ante la discapacidad es no pensar caminos de inclusión”.
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