Artículo publicado originalmente por VICE Reino Unido.
Llevamos semanas en confinamiento y la gente está cada vez más caliente. Antes del COVID-19, mi novia y yo teníamos una vida sexual bastante aventurera (ambos somos bisexuales, no monógamos y asiduos a los clubes sexuales), pero nunca nos ha gustado sextear, enviar desnudos o jugar con artefactos tecnológicos. Sin embargo, como cada uno vive en su propio hogar, y no parece haber un final a la vista para el coronavirus, eso ha cambiado. Las parejas que se han visto separadas por la cuarentena han tenido que ponerse creativas.
Mi novia Fiona y yo decidimos comprar los juguetes sexuales más tecnológicamente avanzados que pudimos encontrar para ver si podían ayudarnos a atravesar por estos tiempos de soledad y calentura. Para nuestra primera incursión en el sexo asistido por la tecnología, usé el Masturbador Masculino Inteligente Kiiroo Onyx+ y Fiona, el OhMiBod Fuse.
Ambos juguetes se conectan a una aplicación vía Bluetooth, la cual luego se conecta con otros usuarios por medio de una aplicación. Hay tres modalidades: manual, para cuando estás solo; automático, que se sincroniza con videos porno específicos y, el que más nos interesa; interactivo, donde los juguetes trabajan en sincronía y a distancia. Cuando alguien toca uno de los juguetes, el otro juguete registra la sensación en tiempo real. Estos "juguetes sexuales ciberdildónicos" afirman "permitir a los usuarios compartir sensaciones sexuales a través de internet". Esta fue nuestra experiencia:
SIMON
DÍA UNO: Hoy es el día: Cuarentena and Chill™, pero antes debo hacer varias cosas.
Después de dos tutoriales de YouTube, el manual de instrucciones, una aplicación confusa, 20 mensajes de WhatsApp, dos llamadas telefónicas, cuatro horas de carga y un poco de ensamblaje, aún no estoy ni un poco cerca de llegar al clímax. Esto mata la pasión. Para cuando llegué al punto de poner mi pene en el Onyx+, ya me encontraba bastante exasperado. Para empeorar las cosas, cuando finalmente logramos conectar los juguetes y comenzamos a decirnos cosas sucias y tocarnos, los aparatos simplemente se desconectaban. El muy importante flujo natural de las cosas se interrumpía constantemente.
Asumí que la poca excitación, la falta de espontaneidad y todas las molestias se verían compensadas con una sensación que fuera más o menos equivalente a una mamada decente o, al menos, a cuando te masturbas estando en la preparatoria. Por desgracia, ese no fue el caso. No me malinterpretes, hubo un cambio medianamente placentero entre las distintas configuraciones, desde la de menor intensidad, la "manual" de menor intensidad (como si un dedo subiera de arriba abajo por tu pene), hasta la de mayor intensidad (similar a cuando intentas usar tu mano izquierda siendo diestro; sí, se siente bien, pero seamos honestos, realmente no funciona).
En general, me produjo solo alrededor de una décima parte de la sensación que normalmente me produce tocarme y no causó ni remotamente la liberación de dopamina que causa que otra persona me estimule. Si te gusta el edging, tal vez sea para ti. A mí, solo me hizo perder la erección una y otra vez. Y la cantidad de lubricante que se indica que uses con el Onyx+ (no una cantidad como para el fisting, pero sí como para el anal) también desviaba mi atención. No dejaba de pensar en que tendría que trapear todo el piso una vez que todo esto terminara.
Una vez que me olvidé del juguete por completo, fue mucho más fácil alcanzar el clímax usando mi mano, mientras veía las imágenes de Fiona tocándose en una videollamada de WhatsApp. El otro problema con el juguete fue su sonido: es ruidoso y se vuelve cada vez más fuerte a medida que subes la intensidad, hasta alcanzar la denominada "tormenta", que suena como una enorme impresora de inyección de tinta de oficina imprimiendo una hoja de cálculo de 100 páginas. ¡Qué excitante!
DÍA CINCO: En aras de la integridad periodística, decidimos intentarlo de nuevo algunas noches después. Una vez más, los juguetes se negaban obstinadamente a conectarse y eso me impidió mantener una erección. Pero estaba bien sin ella, solo me enfoqué en el enlace de video con Fiona, mientras ella jugaba con su propio juguete. Sin embargo, justo cuando ella estaba a punto de llegar al orgasmo, es decir, en esa fracción de segundo justo antes de que su cuerpo comenzara a tensarse, el juguete se apagó. Fue divertido, a pesar de todo.
El Onyx+ no es tan bueno como lo anuncian, en términos de sensación. Además, no es sustentable si hablamos de masturbación; implica usar mucho lubricante, lavar la toalla que uses para limpiar el lubricante mencionado y trapear la habitación, que queda completamente resbaladiza después de cada uso. Cuando se trata de masturbación mutua a larga distancia, es una inversión muy grande para un rendimiento tan limitado.
FIONA
DÍA UNO: Estaba emocionada, pero también consciente de no saber qué hacer, por lo que me puse nerviosa y decidí investigar un poco. Vi los tutoriales en línea, pero no son muy claros. Nos llamamos por teléfono para ver si ambos habíamos hemos hecho todo lo necesario para que los juguetes se conectaran entre sí. Son tantos pasos que Simon parecía haber perdido incluso la voluntad de vivir.
Comenzamos a chatear por video y le mostré el OhMiBod Fuse, que parece un vibrador Rampant Rabbit más ergonómico, y le conté cómo debía funcionar. Me mostró su juguete y parecía un altavoz portátil. Poner tus genitales en un aparato eléctrico no es lo más excitante del mundo, pero tampoco lo es que te golpeen con una vara de bambú y déjame decirte que lo he probado, así que mantengo la mente abierta. Pero luego escuché su sonido: Wow. El sitio web afirma que el Onyx+ es discreto, pero suena como si los limpiaparabrisas se volvieran locos.
Todo esto no nos estaba ayudando a entrar en el ánimo adecuado. Comencé a acariciar sensualmente mi juguete para mejorar el ánimo y escuché el chirrido del juguete de Simón. Funcionó: ¡las caricias hicieron que los juguetes pulsaran al unísono! Acaricié nuevamente mi juguete pero con un poco de más de vigor. Nada. Intenté acariciarlo con más suavidad. No, nada. En la aplicación la conexión se perdió. Después de algunos intentos fallidos nos dimos por vencidos.
Sugería que jugáramos individualmente con nuestros juguetes mientras seguíamos con la videollamada, pero el sonido del juguete es tan ruidoso y desmotivante que realmente no podíamos hablar entre nosotros, por lo que terminamos dejándolo a un lado para dar paso a un poco de charla sucia y masturbarnos a la antigua.
DÍA CINCO: Toma dos. Los juguetes nuevamente no pudieron conectarse, entonces yo me masturbe con el vibrador mientras Simón miraba. El vibrador como juguete para estimularse individualmente es bastante bueno; pero tiene algunas configuraciones que no me gustan. Hay una que dice que se sincroniza con el tacto, pero es más como si hubiera una respuesta retrasada, y late con una velocidad tan repentina que se siente inconexo y extraño. Es como tener sexo con una pareja sobreexcitada que no sabe cómo comunicarse.
Me limité a usar una de las configuraciones que me gustan y los dos empezamos a interactuar, mirándonos a través de la cámara y hablando sucio. Empecé a sentir que el orgasmo se acercaba y mis piernas comenzaron a temblar. Le dije a Simón que estaba a punto de llegar al orgasmo y, entonces, ... el vibrador se apagó solo. No tiene la "luz de advertencia de cinco minutos previos" que promete la caja. Estaba indignada. No podía creerlo. Empecé a revisarlo y la batería estaba descargada. Simón solo se reía.
¿¿LOS JUGUETES SEXUALES CON BLUETOOTH VELEN LA PENA??
Los juguetes sexuales pueden ser muy tecnológicamente avanzados pero no son como la intimidad real. No son un sustituto de alguien que te acaricia la espalda, te respira en el cuello o te huele y sabe a un humano real. Al igual que con los robots sexuales de inteligencia artificial o las costosísimas muñecas sexuales, la tecnología simplemente aún no ha llegado tan lejos.
Para nosotros, los juguetes tuvieron el efecto contrario al deseado. No cerraron la brecha física entre nosotros; simplemente nos dejaron desanimados, sexualmente frustrados y más distanciados que nunca. No volveremos a usar los juguetes en sincronía, aunque Fiona quiere seguir probando el suyo individualmente. Por otra parte, el sexo es algo tan subjetivo que tal vez a ti estos juguetes sí podrían satisfacerte.
Sin embargo, hay un final feliz para nuestra frustración: poco después de llevar a cabo este experimento, decidimos rentar temporalmente un departamento juntos para poder tener sexo y cocinar de una manera socialmente responsable. Quizás tengamos que agradecerle a los juguetes por eso.
Fiona Wilkinson https://ift.tt/2KPrFRY
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