Artículo publicado originalmente por Tonic Estados Unidos.
Fue odio a primera vista. Este tipo estaba sentado en un restaurante del aeropuerto, comiendo huevos rancheros (luego se refirió a ellos como "comida de wetback—una forma peyorativa de llamar a los mexicanos que viven en Estados Unidos—") cuando mi amiga Heather llegó. Resulta que el tipo era el cuñado de Heather, e íbamos a desayunar con él.
Lo llamaré Buff —inglés para musculoso—, a pesar de que no lo era; se veía como si hubiera jugado fútbol americano en la universidad y hubiera aumentado uno o dos kilos desde entonces. Estaba con un traje costoso, un Rolex, y un botón de apoyo a un candidato presidencial que yo no soportaba.
Nos sentamos y le pregunté a qué se dedicaba. Resulta que Buff trabaja como un ejecutivo para una compañía carcelaria privada que ha obtenido grandes ingresos a partir de contratos gubernamentales para encarcelar a personas que se escabullen por la frontera. Durante el desayuno, Buff hizo una broma sexista sobre las mujeres y mencionó a su propia esposa. Y eso fue antes de que empezara a darme cátedras de política y de cómo haber tenido un presidente negro había dividido el país.
Matarlo no era una opción. Era más grande que yo, y Heather y la TSA (Administración de Seguridad en el Transporte) no habrían querido que lo asfixiara con su Rolex. Así que empleé una serie de técnicas que he pasado años enseñándole a personas más agradables. Vienen de la retórica, el arte de la persuasión. Si suficientes personas aprendieran el arte, creo que tendríamos mucho menos ruido y furia en este país, junto con mejores elecciones. Sin mencionar cenas tolerables con parientes idiotas.
He desglosado las técnicas para este tipo de ocasión en cinco herramientas: meta, audiencia, interés agresivo, simpatía, y amor. Sí, amor. Ya la explicaré; la usaremos con venganza.
1. Establece una meta
El error más grande que cometemos en cualquier desacuerdo es empezar a discutir sin un plan. Lo primero que tienes que hacer cuando estás cara a cara con un idiota es preguntarte lo que quieres obtener de ello ¿Quieres humillar al tipo? ¡Buena idea! Excepto quizás no a largo plazo. No es como que quieras convertirlo en un asesino en serie. Además, en mi caso no quería herir el matrimonio de mi amiga. Las peleas con idiotas tienen el riesgo de causar daño colateral. ¿Entonces qué tipo de meta quieres establecer?
Una meta es una mejor relación, si no es con el tipo malo entonces con alguien más; en este caso, mi amiga Heather.
Otra meta podría ser aprender algo. Buff conocía una faceta de la vida —una malvada, asquerosa, y posiblemente corrupta faceta, pero igual— de la que yo sabía muy poco. A lo largo del desayuno le pregunté un montón de preguntas sobre cómo eran esas prisiones y quiénes estaban en ellas. Me dijo cosas que nunca le habría dicho a un reportero.
Otra meta puede ser intentar encontrar algo —cualquier cosa— que podrían tener en común. Haz como si fuera un juego, busca cosas buenas en el tipo. Buff terminó siendo muy bueno con sus hijos, así que estaba eso. Pero Buff no era mi objetivo real. Mi objetivo real era la...
2. Audiencia, los espectadores
Piensa en Abraham Lincoln. Esta bien, él usualmente no viene a la mente cuando quieres estrangular a un imbécil. Pero ese es mi punto. Hacia el final de su presidencia, la gente estaba diciendo que no solo había ganado la guerra, sino que también había ganado el argumento. No te enfoques en derrotar a tu oponente, físicamente o de otra manera. Piensa en cambio en ganarte a las personas que están escuchando.
¿Cómo? Siendo la mejor persona. Si alguien es verdaderamente un imbécil, probablemente no eres el único que lo nota. Mantente refinado. Cuando Buff alardeó sobre todo el dinero involucrado en encerrar "ilegales", no me opuse. Solo miraba interesado y hacía preguntas. Cuando se quejó de su esposa en frente de la hermana de su esposa, yo dije, "Mi esposa tiene muchas cosas de las cuales quejarse. Pero ella es una santa". Heather se unió en seguida para hablar con Buff de mi santa esposa, mientras me daba una mirada agradecida.
Ese momento de calma no duró. Buff miraba aburrido y luego cambió el tema a las elecciones, diciendo cosas racistas de Obama y alabando a Trump por afirmaciones de las cuales incluso Trump se ha retractado ¿Discutí en su contra? No. Esto podría sonar cobarde, pero la retórica ofrece un arma más efectiva...
3. Interés agresivo
Comencé a hacer preguntas, enfocándome en definiciones, detalles, y tendencias. Cuando Buff dijo que los mexicanos nunca se vuelven realmente estadounidenses, lo miré fascinado y le pregunté a qué se refería con "mexicanos" ¿Personas nacidas en México? ¿México-estadounidenses de segunda generación? ¿Tercera? ¿Cuarta? Le dije que la familia de mi madre había llegado de Cuba alrededor de 1800 ¿Los cubanos alguna vez se vuelven estadounidenses? Cuando Buff me informó que las esposas lo único que quieren son más remuneraciones, le pregunté a qué se refería con "remuneración" y pregunté si su esposa trabajaba o no.
¿Para qué tomarse la molestia? Porque cuando se le pide a las personas que definan el significado de sus términos tienden a pensar en términos menos extremos. Buff terminó admitiendo que los mexicanos de segunda generación tienden a integrarse bastante bien, y corrigió "remuneración" por "presupuesto familiar".
Los detalles tienen el mismo efecto. Buff habló a favor del muro que Trump promovió durante la campaña (y del cual parece que se está alejando). Le pregunté cómo creía que sería el muro, dónde iría, de qué estaría hecho, y quién exactamente pagaría por él. Como Trump, Buff terminó convirtiendo el muro en una cerca y admitiendo que los mexicanos nunca pagarían.
Finalmente, las tendencias. Como Trump, Buff afirmó que los mexicanos se estaban amontonado en la frontera. Le pregunté cuántos eran, y si la cifra estaba en aumento. "Estas cosas me parecen confusas", dije. Aunque Buff nunca llegó tan lejos como para admitir que ha habido un éxodo de mexicanos saliendo de este país, sí mencionó que menos mexicanos estaban llegando a sus prisiones.
En resumen, entre más preguntaba por definiciones, detalles y tendencias, él modificaba más todo lo que había dicho. Pero esa no era la única razón para usar esta estrategia. Mis preguntas lo hartaron tanto de la conversación, que no podía esperar que el desayuno se acabara. Y pagó mi cuenta. Casi empezaba a sentir...
4. Simpatía
La retórica no es sobre ti. Si quieres persuadir a cualquier persona, necesitas trabajar con las creencias y expectativas de tu audiencia. Esto no significa sentir todo lo que ellos sienten. Eso es empatía, una cualidad agradable pero que no es útil retóricamente. Simpatía significa comprender lo que la audiencia está sintiendo. En mi caso, la audiencia era Heather. Pero a medida que el desayuno continuaba noté que Buff se estaba acercando a mi punto de vista. No estaba a punto de estallar en llanto y unirse al Partido Verde de los Estados Unidos. Pero mis preguntas revelaron que quería hacer lo que fuera mejor para su país y, a pesar de su bravuconería de macho, estaba un poco confundido sobre lo que realmente era lo mejor. Lo cual hizo más sencillo fingir....
5. Amor
Como parte de mi asesoría de consulta le enseño a mis clientes a dar charlas de TED o presentaciones corporativas. Uno de los mejores consejos: antes de que comiences a hablar, convéncete a ti mismo de lo mucho que amas a tu audiencia. Esto también funciona con un oponente hostil. Imagina al idiota acercándose a un gatico o llorando cuando Leonard Cohen murió. Piensa en amor puro. Expulsa corazones de amor de tus ojos.
No me refiero a que deberías intentar realmente amar a un idiota. Estamos hablando de retórica, no de religión. En cambio, finge amarlo. Los espectadores pensarán que eres noble. O podrían pensar que tú realmente coincides con el tipo—hasta que comienzas a hacer preguntas.
Además, fingir amor puede funcionar de forma similar a hacer preguntas: crea un tipo de tractor persuasivo, que hala a tu oponente un poco hacia tu dirección. Combina eso con simpatía retórica y consciencia de tu audiencia, y la situación se vuelve un poco más cálida, un poco menos incómoda.
Puede que incluso comiences a verte tan bien como mi esposa. Quien realmente es una santa.
Jay Heinrichs https://ift.tt/eA8V8J
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