Artículo publicado por VICE Colombia.
Ayer, 25 de noviembre, se celebraba el Día Internacional Contra la Violencia de Género en todo el mundo.
Para conmemorar este día, cientos de mujeres se pusieron cita desde las nueve de la mañana en el Parque de los Hippies. Varios grupos feministas, que incluían mujeres estudiantes, mujeres cis y mujeres trans, mujeres jóvenes y mayores, mujeres negras, mestizas y blancas, mujeres bogotanas y otras con acentos diferentes, mujeres citadinas y campesinas, mujeres de varias filiaciones políticas, con diversidad de mensajes. También, algunos hombres aliados. Hubo parches grandes de mujeres que se acompañaban unas a otras, así como mujeres que fueron solas, con el compromiso de ir a cumplirle la cita a esta fecha.
Cerca de las diez pasadas, la batucada feminista de la Tremenda Revoltosa, como es costumbre, empezó a marcar el ritmo de la marcha, que finalizaría en el Parque Nacional, en donde iba a haber actividades con diferentes colectivos durante todo el día.
Durante el trayecto, a través de diferentes consignas, las mujeres exigíamos lo mismo: estamos mamadas de que nos asesinen, de que nos maltraten física y psicológicamente, de que nos supriman de alguna manera, de que nos opriman.
¿Por qué, por qué, por qué nos asesinan? ¡Si somos el futuro de América Latina!
La marcha, que coincidió con un domingo de Ciclovía, se abrió paso por la carrera Séptima a medida que más personas se unían. A paso lento, pero firme, avanzábamos a pesar del calor y el sol, al que también le sacamos arengas:
¡Qué hijueputa sol, pero más hijueputa el patriarcado opresor!
En un punto de la corta marcha, en frente de la Universidad Javeriana, un pequeño grupo de mujeres y hombres hicieron un performance: una mujer se acostó en toda la vía, vestida de negro y simulando estar muerta, con un montón de palabras que se usan como justificación en juzgados, medios de comunicación y en general en nuestro día a día para justificar los abusos, maltratos y asesinatos en nuestra contra. Palabras como culipronta, casquisuelta, puta y calientahuevos se leían pegados al cuerpo de la mujer, que estaba rodeada por una cinta amarilla de peligro.
Una vez llegamos al Parque Nacional, comenzaron varias actividades que reflexionaron sobre una violencia sistemática que no cesa y que se está llevando la vida de una mujer cada cuatro días este año, según la Secretaría de la Mujer, y que resultó con una mujer violada cada 23 minutos este año, según el boletín de la organización Sisma Mujer.
Según la organización Feminicidios Colombia, en los 327 días que lleva este año, nos han asesinado 265 veces.
El boletín de Sisma Mujer también afirma que los presuntos agresores son personas cercanas a las víctimas, pues, afirma la organización, de los 16.685 casos de violencia sexual contra niñas y adolescentes reportados de enero a octubre de 2018, solo en 3,62% casos el presunto agresor era un desconocido de la víctima. 75,73% de estos casos ocurrieron en la vivienda misma de las víctimas.
El día se celebra desde 1981 en honor a Minerva, María Teresa y Patria Mirabal, tres hermanas activistas asesinadas en 1960 bajo la dictadura de Leónidas Trujillo en República Dominicana.
Ayer fue un día de recarga. Un día en que, a pesar de no conocernos muchas, nos sentimos acompañadas, con una fuerza que se expandía y que era sola una. Así se siente el feminismo, una ola que cada vez va más imparable y en la que nos estamos montando por hordas, volviéndonos manada, respondiendo y resistiendo a la violencia sistemática que nos sigue pisoteando. Ayer gritamos, nos desnudamos, cantamos y nos abrazamos porque tenemos la certeza de que en vez de parar, esto solo va a seguir.
¡Alerta, alerta, alerta que camina, la lucha feminista por América Latina!
¡Y tiemblan, y tiemblan, y tiemblan los machistas, que América Latina va a ser toda feminista!
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