Páginas

miércoles, 21 de noviembre de 2018

Los sueños pueden ayudar a las personas a lidiar con el luto y las rupturas

Artículo publicado originalmente por Tonic Estados Unidos.

Los sueños frecuentemente parecen inescrutables, y la mayoría de personas los ignoran en la mañana. Pero durante transiciones dolorosas —rupturas, divorcio, pérdida de seres queridos— los sueños pueden volverse tan vívidos, tan realistas, que incluso los más escépticos pueden notarlos, e incluso consolarse en sus visiones nocturnas.

Desde finales de los 70 hasta mediados de los 2000, la psicóloga Rosalind Cartwright llevó a cabo una serie de estudios sobre los sueños de personas recién divorciadas. Para un experimento, invitó a sesenta personas que estaban en medio de un divorcio —aproximadamente la mitad de ellos estaba en depresión— para pasar tres noches en el laboratorio de sueños en dos ocasiones, una vez al comienzo del proceso del divorcio y otra vez nueve meses más tarde. Al inicio del proyecto, un tercio de los miembros del grupo en depresión reportaron soñar con sus ex. Para el final del año, esos que habían soñado con sus parejas al comienzo eran más propensos a haberse recuperado en mediciones tanto prácticas como psicológicas; sus estados de humor eran más positivos, sus finanzas eran más estables, incluso sus vidas amorosas eran más satisfactorias. Soñar con el divorcio, parecía, les había ayudado a superarlo.

En otro estudio, Cartwright investigó más de cerca el contenido de los diarios de sueños de los divorciados, intentando determinar qué hacía a algunos sueños más terapéuticos que otros. Esta vez, rastreó los sueños de 29 mujeres a lo largo de los primeros cinco meses de sus separaciones, de las cuales 19 empezaron deprimidas. Las que estaban en camino a la recuperación, encontró, tendían a interactuar de forma más activa y asertiva con los sueños de sus ex. Una mujer vio a su exmarido avergonzándose a sí mismo en una fiesta y se sintió aliviada de no estar con él. Otra expresó su resentimiento a su ex y su nueva novia.

Estos sueños eran vívidos y enrevesados; presentaban un elenco diverso de personajes y juntaban capítulos distintos del pasado y el presente de la soñadora. Mientras que, los sueños del otro grupo —esas que se sumían en depresión— tendían a ser simples e impasibles, con la soñadora ocupando un rol más pasivo. En un sueño característico, una mujer permaneció silenciosamente mientras su ex llevó a su nueva pareja a una cita. En otro, una divorciada vio a su ex mirando un par de zapatos.

Los sueños también pueden ayudarnos a lidiar con las luchas universales del ciclo de la vida, como aceptar la muerte. El proceso de duelo es turbio e individual, pero para la mayoría de las personas, el trabajo de duelo continúa durante el sueño; en sueños vívidos e inolvidables, los muertos regresan a nosotros. En un estudio de 2014 de casi 300 personas en luto en un centro de hospicio en Nueva York, 58 por ciento recordaba al menos un sueño sobre la persona que había muerto. A pesar de que los sueños no eran siempre agradables, usualmente entregaban alguna forma de consuelo; ayudaban a los dolientes a aceptar su pérdida y llevaban a sentimientos intensificados de espiritualidad y un sentido generalizado de bienestar. Usualmente, los sueños mostraban a la persona fallecida joven y libre de enfermedades disfrutando los placeres de la vida después de la muerte o llevando algún mensaje esperanzador para los vivos.

Después de que el padre de la psicóloga Patricia Garfield falleció, decidió entrevistar a otras mujeres que habían perdido recientemente a alguien importante y encontró que podía conectar sus sueños a diferentes fases de duelo. La naturaleza de los sueños de luto cambiaba a medida que la doliente empezaba a aceptar la pérdida. Al comienzo, los difuntos parecían regresar a la vida, queriendo hablar de las circunstancias de sus muertes. Estos sueños de "vivos de nuevo" eran inquietantes, exacerbando el sentido de culpa irracional del sobreviviente de "permitir" a la persona fallecer.

Seis semanas después de que su padre murió, Philip Roth soñó que su padre regresaba a la Tierra, enojado porque había sido enterrado en el traje incorrecto. "Todo lo que se asomó fue el disgusto en su cara muerta", escribió Roth en su autobiografía Patrimony. El soñador podía sentirse resentido con el hecho de que el fallecido se burle o le cause dolor, o el sueño podría ser placentero en el momento, pero llevar a un profundo sentimiento de pérdida al avanzar. Sueños como este, aunque dolorosos, pueden ayudar a la persona en luto a entender que el difunto realmente se fue.

Durante la fase siguiente, la cual fue nombrada por Garfield como desorganización, los difuntos podían reaparecer y decir adiós o marcharse a un viaje oscuro. Un viudo en un estudio de Garfield soñó que conducía al aeropuerto con su esposa. Cuando la pareja llegó, ella se le adelantó, se despidió, y le dijo que él se uniría a ella después. El hombre interpretó este sueño como un permiso para continuar de nuevo con la vida y le dio créditos de permitirle reintegrarse en el mundo e incluso volver a casarse. En las etapas finales —una vez la persona en luto aceptaba la pérdida— podía experimentar sueños placenteros en los cuales el difunto es joven y saludable de nuevo y ofrece palabras de consuelo o consejos.

Los sueños de una joven, una científica del sueño llamada Deidre Barrett quien cuidó a su abuela cuando falleció de cáncer, ejemplifican este ciclo. Sus sueños más tempranos reflejaban una psique atormentada por la culpa. En uno, su abuela dijo que necesitaban intentar su muerte de nuevo; tal vez en ese nuevo intento, ella podría hacerlo bien. En otro, le dijo que llamara a la policía, porque no había muerto de cáncer; había sido envenenada. Cuando la joven comenzó a sentirse mejor, soñó que era una niña de nuevo. Su abuela le daba un baño caliente, le decía que la amaba, y le explicaba que se iba al cielo. "Desde entonces", dijo la mujer, "he estado en paz con la muerte de mi abuela".

Este artículo está adaptado del nuevo libro Why We Dream: The Transformative Power of Our Nightly Journey (Eamon Dolan/Houghton Mifflin Harcourt).

Alice Robb https://ift.tt/eA8V8J

No hay comentarios:

Publicar un comentario