Artículo publicado por VICE Colombia.
Nos va llegando la hora del juicio final, y como diría Iron Maiden, “faltan dos minutos para la medianoche”. Sin importar el tipo de creencia escatológica que tengamos, si le decimos apocalipsis, destino final, o fin de los tiempos, los científicos de la junta directiva del Boletín de los Científicos Atómicos, especializados en temas de seguridad global, dejaron su famoso Reloj del Apocalipsis (o Doomsday Clock en inglés) a dos minutos de distancia del colapso total de la humanidad. Es la hora más cercana al apocalipsis, o a la medianoche, desde 1953 cuando se vivía en el mundo una crisis nuclear y militar.
Según los científicos del proyecto, la humanidad ahora se enfrenta a dos amenazas existenciales simultáneas que requieren de nuestra preocupación extrema y de nuestra atención inmediata: las armas nucleares y el cambio climático. Ambas están empeorando gracias a la tercera amenaza de las guerras de la información y al riesgo inminente de tecnologías emergentes y peligrosas. “Estamos jugando a la Ruleta Rusa con la humanidad”, dijo Jerry Brown, el presidente del Boletín, durante la conferencia de prensa de la semana pasada que anunció la hora para el 2019.
Aunque el año pasado el reloj se mantuvo igual, existen varios factores de alarma. Según los científicos, el reloj ha entrado en algo que ellos mismos denominaron “una nueva anormalidad” que no debería tomarse como un signo de estabilidad, sino como una cruda amenaza para los líderes y ciudadanos del mundo. Esa anormalidad, según ellos, es simplemente demasiado volátil y peligrosa para que se convierta en nuestro estado natural. Y así, todo nos confirma que estamos al borde de la extinción humana y que deberíamos preocuparnos por ese Reloj del Juicio Final y las amenazas apocalípticas a las que nos enfrentamos.
El Reloj del Apocalipsis es una metáfora
Es tan solo un indicativo simbólico creado por el Boletín de los Científicos Atómicos que retrata la proximidad que tenemos como humanidad hacia nuestra propia destrucción. El diseño siempre ha vacilado entre los 17 y los dos minutos antes de medianoche y se creó en 1947, cuando el peligro más grande para la humanidad eran la tecnología nuclear y la carrera armamentista entre la Unión Soviética y Estados Unidos. Su intención siempre fue advertirnos sobre los peligros de las tecnologías hechas por nosotros mismos, hasta que en 2007 sus parámetros cambiaron, incluyendo variables relacionadas con el cambio climático al considerarlo “casi tan alarmante” como los peligros de las armas nucleares.
El Boletín está conformado por científicos que trabajaron en el Proyecto Manhattan, quienes preocupados por el impacto nuclear, pidieron a la artista Martyl Langsdorf un diseño para la portada. El resultado fue un reloj que representaba el poco tiempo que quedaba para controlar las armas nucleares, fijado en los siete minutos antes de la medianoche porque, según la artista, “se veía bien para mí”. Luego el editor del boletín decidió que era momento para que el reloj se moviera según los análisis científicos publicados en las ediciones anuales de la revista y las crisis mundiales.
En 1953, estuvimos en un peligro igual al actual con dos minutos de distancia para la medianoche cuando la Unión Soviética realizaba pruebas con la bomba de hidrógeno, tenía control sobre Europa Oriental, había peligro de que surgiera conflicto militar en Berlín, y las tropas Estadounidenses se preparaban para un contraataque en Alemania Occidental. En 1991, la humanidad estuvo más lejos del peligro, con el reloj marcando 17 minutos para medianoche y por entrar en una “nueva era” llena de optimismo gracias el fin de la Guerra Fría. Y en 2018, el reloj marcó las 11:58 pm, un panorama que se ha mantenido y que, según sus creadores, no es sino una muestra de la magnitud de las amenazas modernas.
La amenaza nuclear nos acecha en silencio
En el nuevo informe y la conferencia de prensa, los científicos tras el reloj confirmaron que, al igual que una gran porción del mundo, desaprueban por completo el gobierno de Trump. Según ellos, las amenazas crecientes de guerra nuclear vienen de sus políticas suicidas y su renuencia a resolver las divisiones políticas de Estados Unidos. “La ceguera y estupidez de los políticos y sus asesores es realmente impactante de cara a una catástrofe mundial. Hay una probabilidad creciente de que haya algún tipo de incidente nuclear que matará a millones, si no billones. Ya es tarde, y se está haciendo más tarde para que despertemos”, dijo Brown en la conferencia.
Y es que a pesar de que parezca una amenaza distante, los científicos advierten que el orden nuclear lleva años deteriorándose gracias a la creciente tensión de Estados Unidos con Rusia y China, la falta de control para la arquitectura de armas nucleares y cuatro razones más que nos llevan a un desarrollo nuclear negativo. La primera, según los científicos, es el retiro de la administración Trump del Plan de Acción Conjunto y Completo, que hace parte del Programa Nuclear de Irán, un acuerdo multilateral que prohíbe los misiles de alcance intermedio y que está pensado para desarrollar tecnología nuclear de forma pasiva para mantener la estabilidad mundial.
La segunda, son las cuestiones nucleares en Corea del Norte que siguen sin resolverse y las pruebas de misiles que siguen siendo fuentes de preocupación. Tercero, la modernización de las fuerzas nucleares avanza aceleradamente, con programas ambiciosos y de grandes presupuestos de parte de las potencias mundiales. Y cuarto, parece que nuestra dependencia en las armas nucleares está creciendo, ya que las estrategias militares se desarrollan cada vez más con tecnología de este tipo. En resumen, aunque no nos enteremos, el riesgo nuclear crece cada día junto con las tensiones internacionales, eso sin tener en cuenta los recientes desarrollos en el país vecino Venezuela, y las implicaciones que estas podrían tener para el orden mundial.
El cambio climático es nuestro enemigo constante
En cuanto al cambio climático, los científicos del Boletín afirmaron que todos los países del mundo han fallado “estrepitosamente” para reducir las emisiones de carbón a cero. El clima sigue empeorando y amenazando nuestra vida en el planeta. La nueva posición del reloj indica que las actividades humanas continúan generando cantidades inmensas de carbono (aproximadamente 37,1 miles de millones de toneladas métricas al año), y que las autoridades mundiales no han apoyado lo suficiente a las acciones por el clima (recordemos que Estados Unidos se retiró del Acuerdo de París).
Y además de las catástrofes climáticas masivas que ha traído el calentamiento como los incendios de California, Grecia y Suecia, los científicos del Boletín nos recuerdan las olas de calor en Asia, Australia, Europa y Estados Unidos; los impactos del clima para la economía, la salud humana, la agricultura y los ecosistemas; y el poco tiempo que tenemos para actuar al ser la última generación capaz de hacerlo. Pero aún así, quizás la amenaza más grande es la negación climática, ya que, según el informe del reloj, su popularidad entre los políticos sigue creciendo, obstaculizando las acciones climáticas y más aún con “Trump, declarando obstinadamente ‘No me lo creo’”.
Estamos creando tecnologías peligrosas
A pesar de que las amenazas anteriores deberían ser suficientes para acercarnos a la medianoche, estas pueden empeorar entre sí gracias a un factor común: la tecnología y la información. Es la era de desinformación en la que vivimos la que debilita el consenso necesario para prevenir la proliferación nuclear, para actuar sobre el cambio climático, y para evitar el ascenso de tecnologías peligrosas. Según el Boletín, estamos viviendo dentro de un ecosistema internacional de información inmensurable, donde gracias a las redes sociales y la rapidez de Internet, “los líderes nacionales y sus sustitutos mienten sin vergüenza, insistiendo que sus mentiras son verdades, y las verdades son fake news”, se lee en el informe.
Y es que a pesar de que en ocasiones lo pasamos por alto, la efectividad en la información y las comunicación es el eje central de nuestro mundo moderno. Sin ella, resolver los problemas complejos de la humanidad es casi imposible, y la propaganda y las mentiras se difunden con más rapidez, volviéndonos propensos a las guerras de la información. Sin embargo, advierte el Boletín, nos enfrentamos a tecnologías amenazantes aún más disruptivas, como los desarrollos en la biología sintética, el ciber-sabotage, y la Inteligencia Artificial. Y aunque el progreso tecnológico ha traído al mundo beneficios importantes como la erradicación de enfermedades, la reducción de la pobreza y el fortalecimiento de las comunicaciones globales, también ha hecho más fácil que nos acerquemos a una destrucción de escala masiva.
El reloj del apocalipsis nos advierte que es natural que como humanidad ignoremos los efectos secundarios de las tecnologías que inventamos, y las consecuencias a largo plazo que podrían tener, y además, nos recuerda que la tecnología es ahora un campo de exploración abierto a todo el mundo, dispuesto a caer en manos de cualquier persona lo suficientemente capaz de controlarla y manipularla. Pero aún así, nos recuerdan, hay algo de esperanza, “no existe nada predestinado o completamente desalentador sobre el futuro, los seres humanos también podemos controlar los peligros creados por la tecnología que fabricamos”, dice el informe. Y aunque ya hemos estado cerca del apocalipsis mundial en otras ocasiones, el reloj nos insta a acelerar las acciones colectivas e individuales, a recordar que la hora también puede retrasarse, y que los dos minutos son un símbolo pensado para animar a los gobiernos a tomar acciones frente a lo que viene.
Paola Llinás https://ift.tt/eA8V8J
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