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martes, 29 de enero de 2019

La primera vez que tuve sexo drogada, creí que estaba enamorada

Artículo publicado originalmente por Broadly Estados Unidos.

Crecí en una familia católica en Devon, una ciudad rural realmente pequeña en la que no pasa casi nada. Creí que mi vida sería pura y sensible y buena y honesta. Pero cuando llegué a mis años adolescentes, comencé a experimentar; probé las drogas muy joven. Creo que tenía 14 años.

Terminé yendo a una universidad con bastantes drogas, donde comencé a hacerlo de manera más regular. El MDMA [o molly] fue mi droga de entrada: salía con amigos a clubes y a raves. El MDMA hace que el cuerpo de uno se sienta realmente cálido, y que pierda sus inhibiciones. Uno se vuelve más abierto y social; más confiado. Y resulta que todas esas cosas se prestan muy bien para tener experiencias sexuales con otras personas.

La primera vez que tuve sexo en MDMA, había ido a un rave con una amiga. Sabía que yo era bisexual antes de esa noche, pero nunca había tenido una experiencia sexual con una mujer. Comenzamos a besarnos en el club, y nos devolvimos a casa juntas. Ya habíamos planeado compartir cama esa noche —no era algo seductor, solo como amigas— y simplemente pasó. Esa fue mi primera experiencia con una mujer. Fue realmente buena porque fue en un entorno seguro, con alguien que conocía bastante bien. No teníamos inhibiciones, y simplemente nos sentimos cómodas la una con la otra. Cuando uno está en MDMA, tiene sentimientos muy fuertes de amor hacia sus amigos o hacia cualquier persona con la que esté. Así que eso, combinado con el hecho de que estaba teniendo sexo con una amiga, lo hizo muy intenso.

Cuando uno tiene sexo en MDMA, se siente como si nunca fuera a terminar, en el mejor sentido posible. Recuerdo sentirme asustada, como preguntándome, ¿cuándo se va a terminar esto? No quiero que se termine. Porque uno puede quedarse despierto toda la noche con MDMA, y para ese punto habíamos estado teniendo sexo hasta bien entrada la mañana; eran probablemente las 10 o las 11 de la mañana. Uno se olvida del tiempo y de quién es y con quién esta, y simplemente se sumerge por completo en la experiencia.

Eventualmente nos quedamos dormidas y cuando nos despertamos, mi compañera se sintió un poco ansiosa. Creo que estaba preocupada de que yo me sintiera incómoda por la situación. Pero ese sentimiento se disipó, y terminamos teniendo sexo de nuevo, básicamente a lo largo de todo el día, incluso después de que ya se nos había pasado el efecto de las drogas. Luego nos abrazamos y nos despedimos, ¡y eso fue todo! A pesar de que no volvimos a acostarnos, definitivamente nos sentimos más cercanas entre nosotras después de que tuvimos sexo.

Cuando uno tiene sexo en MDMA, siente una conexión emocional intensa con la persona. Cuando estaba teniendo sexo con mi amiga, hubo momentos en los que sentí que estaba enamorada de ella. Incluso la mañana siguiente, cuando estaba caminando por la calle, pensé para mí, Oh por Dios, estoy realmente enamorada, ¡eso fue increíble! Después, me di cuenta de que tan solo se trataba de algo inducido químicamente.

No todas mis experiencias de tener sexo en drogas han sido tan positivas. Recientemente tuve sexo con un chico cuando ambos estábamos en cocaína, y la cocaína terminó sacando rasgos no tan positivos de él. El sexo fue bastante apresurado y se sintió como si a él le faltara consciencia sobre lo que realmente estaba pasando, como si no estuviera viviendo el momento. Había un sentimiento general de desapego. Fue bastante decepcionante.

Él es un consumidor frecuente de cocaína. Creo que cuando las personas meten mucha cocaína eso se va intercalando con su forma cotidiana de comportarse. Existen estudios que han evidenciado que cosas como la impaciencia pueden convertirse en algo común dentro de las personas que meten mucha cocaína. Tener sexo con él se sintió como algo predefinido, como: OK, esto va primero, y luego hacemos esto por un rato, y luego pasamos a hacer esto, y luego esta parte. No había consciencia real de lo que yo quería que pasara. De hecho, nunca he tenido una experiencia sexual buena con un hombre en drogas. No sé si es solo coincidencia.

Algunas drogas realmente no son buenas para tener sexo. La ketamina es probablemente la peor. La ketamina no es, para nada, una droga que le haga sentir a uno ganas de tener sexo. He tenido sexo en ella, y fue absolutamente desagradable. Estaba en una fiesta en una casa con un chico con el que estaba saliendo en el momento, y él me estaba besando en el sofá. Recuerdo pensar, Wow, esto se siente putamente raro. Después de la fiesta, volvimos a mi apartamento y terminamos teniendo sexo por un rato, incluso a pesar de que yo no estaba excitada. Cuando uno está en ketamina, no se siente tan bien que lo toquen. De hecho, es más bien lo opuesto. Recuerdo sentirme como si fuera una gran babosa.

He aprendido mucho de mí misma teniendo sexo en drogas. Ha sido beneficioso para mí ver las cosas desde otra perspectiva en un estado alterado. En el ambiente adecuado, con la persona correcta, puede ser una experiencia positiva, como cuando me acosté con mi amiga en MDMA por primera vez. Eso porque ya tenía una conexión con ella, y se acentuó más al estar drogada, e hizo que la experiencia en general fuera mucho mejor. Pero es importante que cuando uno está en drogas verifique con uno mismo lo que quiere y sea consciente de cómo se está sintiendo físicamente con su cuerpo. Porque las drogas pueden afectarlo a uno en formas diferentes que no siempre son obvias. Así que es importante tomarse el tiempo de averiguar lo que se está sintiendo, y escuchar a esos sentimientos.

Nota de la editora: no abogamos o alentamos el uso de drogas —cuya venta y posesión son ilegales— así las estés usando o no mientras tienes sexo. Como lo descubrió Chloe, las drogas también pueden llevar a situaciones aterradoras o confusas, especialmente si las combinas con el sexo. Para nosotros, siempre es mejor un acercarse a la intimidad de forma segura, consensual, y sobria.

Chloe Eliot https://ift.tt/eA8V8J

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